Mar Gómez: "El cambio climático afectará a la salud de todos"
► Hay personas que acusan más las oscilaciones del tiempo, son los meteorosensibles. Una condición que la ciencia reconoce y que la física Mar Gómez ha investigado.
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Mar Gómez: "El cambio climático afectará a la salud de todos"
► Hay personas que acusan más las oscilaciones del tiempo, son los meteorosensibles. Una condición que la ciencia reconoce y que la física Mar Gómez ha investigado.
Marta Menán
28/may./23
Si estos días has comentado con alguien que te encontrabas más cansado de lo habitual, puede que su respuesta haya sido "eso es la astenia primaveral". Es habitual relacionar determinados fenómenos meteorológicos con cambios en nuestra salud física o mental, aunque no siempre la ciencia lo corrobore. Como en todo, puede que sea cuestión de matices, y en este caso el matiz estaría en la sensibilidad de cada persona. Mar Gómez, doctora en Ciencias Físicas y especializada en Física de la Atmósfera, lo descubrió en su propia piel. Cuando ella se mudó a Madrid para trabajar en el departamento de meteorología de Telecinco empezó a percibir una serie de cambios en su cuerpo, que posteriormente fue capaz de relacionar con el tiempo más seco y ventoso de su nuevo lugar de residencia. Una vivencia que dio pie a un trabajo de investigación y un libro, ‘Meteorosensibles’ (Editorial Península).
¿Nos afecta tanto el tiempo meteorológico?
Los cambios de tiempo influyen en nuestra salud física y también en nuestra salud mental. Y lo hacen especialmente en quienes dan título a mi libro, los meteorosensibles, que son aquellas personas que manifiestan mayor sensibilidad ante los cambios de tiempo; y se calcula que entre el 30 y el 60% de la población lo es.
¿La ciencia ha constatado ese nexo entre clima y salud?Se calcula que entre el 30 y el 60% de la población es meteorosensible
Sí, por supuesto. Yo participé durante cuatro años en un proyecto de investigación de la Universidad Complutense sobre eso y encontré varias publicaciones científicas, que reseño en la bibliografía de mi libro, que vinculaban alteraciones de ánimo con determinadas estaciones del año; dolores articulares con cambios en la humedad y dolores de cabeza o irritabilidad con vientos secos y desérticos.
¿Existe alguna característica que predisponga a una persona a ser meteorosensible?
La meteorosensibilidad es más prevalente en mujeres y en personas de edad avanzada, ya que estas tienen más probabilidades de tener alguna patología y, al tener más problemas, estos se pueden agudizar más con los cambios de tiempo. Aparte de esto, no se ha establecido ningún otro patrón de por qué unas personas lo son más o menos.
¿Cómo podemos saber que determinados cambios en nuestra salud están provocados por cuestiones climáticas?
No siempre es fácil establecer ese vínculo, aunque el meteorosensible normalmente intuye algo, porque normalmente sí ha establecido ese patrón entre los cambios de tiempo y el agravamiento de diversos síntomas. Yo le aconsejaría a quien tenga dudas que lleve un diario registrando la mejoría o empeoramiento de sus síntomas y los cambios de tiempo, para poder evaluar si está influyendo.
Calculan que entre el 30 y el 60% de la población es meteorosensible, ¿cómo condiciona eso su vida?
Esto va a depender del grado de sensibilidad. Hay personas que a lo mejor tienen unas simples molestias y otras que ven cómo sus migrañas empeoran de forma significativa con una caída de presión o que sus articulaciones no les dejan prácticamente moverse.
Este año, en Lugo estamos teniendo una primavera típica: con lluvias, viento, días soleados que se alternan con otros cubiertos... ¿de qué modo influye todo esto?Ya hay dos palabras, ecoansiedad y solastalgia, para definir la angustia existencial que causa el cambio climático
Pues por un lado tenemos la astenia primaveral, que no es una enfermedad sino un conjunto de síntomas que aparecen en esta época, que pueden durar unas semanas y nos harán estar más somnolientos, más cansados, con alergias... y después tenemos esas variaciones de tiempo bruscas, con cambios de presión a causa de la entrada de un frente o de una borrasca, que algunas personas pueden detectar incluso con 48 horas de antelación por los síntomas que provocan en ellas. En otros puntos de España ya están viviendo episodios de calor extremo —a nivel nacional, el mes de abril ha sido el más cálido de la historia desde que tenemos registros— que además de provocar calambres, golpes de calor... pueden afectar a nuestro estado de ánimo, generando apatía, desánimo...
Esas temperaturas extremas delatan el cambio climático que estamos sufriendo, ¿ya está afectando a nuestra salud?
El cambio climático nos acabará afectando a todos, lo hace ya de varias formas, e incluso tenemos dos términos nuevos, como son ecoansiedad y solastalgia, para describir la forma de angustia, estrés mental o existencial causado por el deterioro medioambiental. Este factor afecta a la salud mental de muchas personas, que ven como las sequías o los problemas de suministro de agua ponen en peligro su forma de vida. Además, en nuestro país el verano dura cinco semanas más que en la década de los 80, con temperaturas más elevada y olas de calor más severas, con un abanico de consecuencias muy amplio, entre las que estarían el aumento de las tasas de suicidio y de la agresividad. El incremento de las temperaturas también puede dar lugar a que determinadas enfermedades típicas de las regiones tropicales migren a estas latitudes.
Una cuarta parte de la población mundial es extremadamente sensible al exceso de iones positivos del aire
¿De qué modo se relaciona la meteorología con las tasas de suicidio?
Algunos tipos de viento, debido a la ionización positiva de las masas de aire que tras*portan, pueden producir efectos en nuestro cuerpo y agravar ciertos aspectos de la salud mental. Esta ionización, asociada a fenómenos como el efecto foehn, produce en ciertas personas agotamiento, cefaleas, hiperactividad o falta de coordinación, e incluso puede afectar al trastorno afectivo estacional y también aumentar el riesgo de suicidios. Se calcula que una cuarta parte de la población mundial es extraordinariamente sensible al exceso de iones positivos en el aire.