Manuel Fraga ¿ Por qué no es Usted del Opus Dei?

MONCHITO POPPER

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Badalona
Debo, ante todo, confesar, para ser absolutamente sincero, que nunca he recibido ninguna clase de invitación o sugestión de nadie, para serlo. Sin duda, nadie vio en mí condiciones o inclinaciones para ello.

Debo, en segundo lugar, decir que cuanto voy a responder, con toda honestidad, no supone, en modo alguno, ni una crítica general a la idea, respetable y acertada, de los institutos seculares de la Iglesia; ni nada que pueda suponer algo despectivo para los miembros del Opus Dei, entre los cuales conozco no pocos que son personas dignas de toda estima y elogio.

Yo contesto, simplemente, a la pregunta. ¿Por qué no pertenezco al Opus Dei?

En primer lugar, porque -desgraciadamente para mí- nunca me he sentido digno de una vocación de perfección. Tampoco -afortunadamente para mí- he sido un oportunista que haya buscado ayudas de tipo espiritual, para problemas de naturaleza temporal.

En segundo lugar, porque, aceptando como acepto -en principio- la idea de los institutos temporales, discrepo de la inclusión entre las actividades de sus miembros las relaciones con la Política y la Economía. Es bien sabido que la gula, la libido y otros vicios capitales, tienen un límite en la humana naturaleza; pero no así la soberbia, la pasión de mandar y la codicia, que son insaciables. Pero, además, aunque fuese verdad que en esas actividades se actúa de modo individual, nadie lo creerá. Yo, desde luego, nunca lo he creído. Y algo debe de ir en esta línea de pensamiento en Roma, cuando ahora el Opus Dei quiere renunciar a su estatuto de instituto secular.

En tercer lugar, mi experiencia personal de cómo han funcionado las cosas, en la práctica, en nuestro país, me ha confirmado en que esas aprensiones no eran vanas. Ningún fin, en mi opinión, puede justificar ciertos medios y determinadas premisas. El tiempo inexorable nos juzgará a todos y aclarará las confusiones del presente. Entre tanto, procuremos todos colaborar, según conciencia, con la verdadera, maravillosa y eterna obra de Dios.
 
Debo, ante todo, confesar, para ser absolutamente sincero, que nunca he recibido ninguna clase de invitación o sugestión de nadie, para serlo. Sin duda, nadie vio en mí condiciones o inclinaciones para ello.

Debo, en segundo lugar, decir que cuanto voy a responder, con toda honestidad, no supone, en modo alguno, ni una crítica general a la idea, respetable y acertada, de los institutos seculares de la Iglesia; ni nada que pueda suponer algo despectivo para los miembros del Opus Dei, entre los cuales conozco no pocos que son personas dignas de toda estima y elogio.

Yo contesto, simplemente, a la pregunta. ¿Por qué no pertenezco al Opus Dei?

En primer lugar, porque -desgraciadamente para mí- nunca me he sentido digno de una vocación de perfección. Tampoco -afortunadamente para mí- he sido un oportunista que haya buscado ayudas de tipo espiritual, para problemas de naturaleza temporal.

En segundo lugar, porque, aceptando como acepto -en principio- la idea de los institutos temporales, discrepo de la inclusión entre las actividades de sus miembros las relaciones con la Política y la Economía. Es bien sabido que la gula, la libido y otros vicios capitales, tienen un límite en la humana naturaleza; pero no así la soberbia, la pasión de mandar y la codicia, que son insaciables. Pero, además, aunque fuese verdad que en esas actividades se actúa de modo individual, nadie lo creerá. Yo, desde luego, nunca lo he creído. Y algo debe de ir en esta línea de pensamiento en Roma, cuando ahora el Opus Dei quiere renunciar a su estatuto de instituto secular.

En tercer lugar, mi experiencia personal de cómo han funcionado las cosas, en la práctica, en nuestro país, me ha confirmado en que esas aprensiones no eran vanas. Ningún fin, en mi opinión, puede justificar ciertos medios y determinadas premisas. El tiempo inexorable nos juzgará a todos y aclarará las confusiones del presente. Entre tanto, procuremos todos colaborar, según conciencia, con la verdadera, maravillosa y eterna obra de Dios.

Muy buena la crítica de Fraga a la Obra (por la que no siento una especial inquina), lleva bastante razón en que durante una época eran un lobby de poder, no eras nadie si el Opus no te había invitado (no me creo que a Fraga no intentarlo cooptarlo), a mi familia la han intentado meter en varias ocasiones y conozco a mas de un rojo de ahora (alguno con escaño) que medró en ciertos ambientes por ser del Opus cuando eso venía bien...

Respecto al carácter de Fraga, decir que ha sido de los mejores políticos de la democracia, un tipo genial, patriota y que no se enriqueció con su actividad política, en lo que ha quedado el partido que fundó...

no fue el que metio el dialecto gallego hasta en la sopa en Galicia?

Probablemente, pero una cosa no quita la otra. Me parece incuestionable que si hubiera gobernado en vez de el neցroide González hoy España sería top 10 paises del mundo. Ni que decir tiene que no habría habido 11M ni todo lo que ha venido después.
 
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Muy buena la crítica de Fraga a la Obra (por la que no siento una especial inquina), lleva bastante razón en que durante una época eran un lobby de poder, no eras nadie si el Opus no te había invitado (no me creo que a Fraga no intentarlo cooptarlo), a mi familia la han intentado meter en varias ocasiones y conozco a mas de un rojo de ahora (alguno con escaño) que medró en ciertos ambientes por ser del Opus cuando eso venía bien...

Respecto al carácter de Fraga, decir que ha sido de los mejores políticos de la democracia, un tipo genial, patriota y que no se enriqueció con su actividad política, en lo que ha quedado el partido que fundó...
no fue el que metio el dialecto gallego hasta en la sopa en Galicia?
 
Porque no le gustaban los efebitos, él era más de ponérsela dura ejecutando sentencias de fin..
 
La familia de Fraga ya pertenecía a otros institutos seculares en el espíritu de la Obra como es la santificación del trabajo ordinario y en la renovación espíritual que se operaba en la Iglesia en los años 50 siendo fieles a la Tradición sin los excesos del CVII.
 
Fraga tendria sus defectos. Pero era sin duda un patriota, tanto con Galicia como con España. Incluso con su patria chica, Vilalba.
 
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