hijodeputin
Madmaxista
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Del manual del citado autor, me parece interesante e instructivo.
EXPLOSIÓN NUCLEAR
Aunque es improbable una guerra nuclear entre países, existen muchos países con capacidad nuclear y deben considerarse una amenaza. Los peligros inmediatos de una explosión nuclear son la fuerza de la explosión, el calor y la radiación. La gravedad de sus efectos dependerá del tamaño y del tipo de arma, de la distancia o de la altura de la explosión, de las condiciones meteorológicas y del terreno.
Onda expansiva
La detonación produce la onda de choque inicial. Más potente todavía es la compresión del aire producida por la rápida expansión de la bola de fuego. La onda de presión que viaja hacia fuera desde el punto de la detonación provocará el derrumbe de edificios, arrancará árboles y llenará el aire de restos mucho antes de que llegue la onda de calor. Aproximadamente la mitad de toda la energía de la explosión se consume de este modo. Cuando la onda expansiva ha pasado, el aire se precipita hacia atrás para llenar el vacío creado, produciendo más daños. A unas distancias en las que la onda expansiva inicial sólo ha debilitado las estructuras, este efecto del vacío acabará el trabajo.
Calor
La radiación térmica (calor y luz) producida por una explosión nuclear alcanza temperaturas superiores a las del sol e incluye intensidades grandes de rayos ultravioleta, infrarrojos y de luz visible. Cerca del punto de detonación todos los materiales inflamables se incendian –incluso se vaporizan–. En el caso de la bomba de Hiroshima, la piel expuesta se quemó a una distancia de 4 km. Las armas actuales son MUCHAS veces más potentes y sus efectos comparativamente más extensos.
Radiactividad
Además de la radiación térmica, la fusión nuclear produce partículas alfa y beta, y rayos gamma. Aunque la lluvia radiactiva se aposenta en la tierra con la apariencia de ceniza o polvo blanco, esto es el residuo de la materia destruida, no la radiactividad en sí. La radiactividad no la pueden detectar los sentidos humanos. Se necesita un contador geiger para registrar su presencia, indicada mediante un dial o una señal sónica que se agita de forma creciente conforme aumenta la radiación.
- Las partículas alfa tienen una baja capacidad de penetración y es fácil protegerse contra ellas. No pueden penetrar la piel, pero causan graves problemas si se ingieren o se inhalan.
- Las partículas beta son sólo ligeramente penetrantes y la ropa y las botas gruesas proporcionarán una protección completa. En la piel expuesta producen quemaduras. Si se ingieren atacan los huesos, el tracto gastrointestinal, el tiroides y otros órganos.
- Los rayos gamma son altamente penetrantes. Viajan mucho más despacio que los rayos alfa y beta, lesionando todas las células corporales.
Radiación residual
La radiación inicial desprendida durante el primer minuto de una explosión nuclear puede apiolar, pero dura poco tiempo. Una vez haya pasado la onda expansiva, también lo habrá hecho la radiación inicial. Sin embargo, la exposición a la radiación residual puede ser igualmente peligrosa.
CONSEJO DE SUPERVIVENCIA Síntomas habituales de la exposición a la radiactividad son náuseas, vómitos y debilidad general. En la piel aparecen ampishas parecidas a úlceras, que tienden a tomar un tono gris.
La cantidad de radiación residual depende de cómo haya sido detonada la bomba. Si estalló muy por encima del suelo y la bola de fuego no tocó el suelo, se produce poca radiación residual, lo que los estrategas llaman una “bomba limpia”. Si explota en o cerca del suelo, una enorme cantidad de tierra y rocalla es aspirada hasta una gran altura y luego cae a tierra como polvo radiactivo. Las partículas más pesadas caen en las proximidades de la explosión, pero las más ligeras pueden ser arrastradas por el viento sobre un área amplia, propagando la radiactividad. La radiación se desintegra. De todos modos, aunque un 70 % de estas partículas se mantienen radiactivas durante un día tan sólo o incluso menos, otras necesitan años para que su radiación disminuya.
CONSEJO DE SUPERVIVENCIA La radiactividad a la que una persona desprotegida puede verse expuesta durante las primeras horas superará a la recibida durante el resto de la semana. La de la primera semana superará a la acumulada durante el resto de toda una vida pasada en la misma área contaminada. Por consiguiente, es importante protegerse durante las etapas iniciales.
Refugios contra la radiación
A falta de un búnker profundo equipado con aire, agua y provisiones de alimentos en el que permanecer durante un conflicto nuclear y mientras duren sus consecuencias posteriores, la mejor protección es una trinchera profunda con un techo cubierto con un metro o más de tierra. Si la detonación está suficientemente lejos como para no producir una destrucción total, la trinchera y la tierra darán protección contra la onda expansiva, el calor y la radiación.
PROTECCIÓN
Hablando estrictamente, es imposible protegerse completamente de todas las radiaciones, pero con un espesor suficiente de material en el refugio se reducirá el nivel de la radiación hasta un nivel insignificante. A continuación relacionamos algunos materiales y el grosor necesario para reducir la penetración de la radiación un 50 %.
MATERIAL METROS Hierro y acero 0,21 Hormigón 0,66 Ladrillos 0,60 Tierra 1,00 Hielo 2,00 Madera 2,60 Nieve 6,00
Busca un terreno que tenga un refugio natural como barrancos, torrenteras, acequias y afloramientos rocosos. Si no tienes un refugio antiaéreo preparado, comienza a cavar ¡DEPRISA! Tan pronto como el hoyo sea lo bastante grande, métete dentro y sigue cavando, para minimizar la exposición a la radiación si te atrapa mientras lo haces.
Apareja un techo. Aunque sea sólo de tela, evitará que te caiga polvo encima. Los rayos penetrantes todavía podrán alcanzarte, por lo que debes intentar poner un metro de tierra encima de ti. Si la explosión te sorprende en el exterior, métete en el refugio lo antes posible. Una vez a cubierto, quítate las prendas de vestir exteriores y entiérralas bajo 30 cm de tierra en un rincón del fondo del refugio.
No te aventures en el exterior a menos que sea estrictamente necesario y no vuelvas a usar las prendas de vestir que has descartado. Bajo ninguna circunstancia salgas del refugio durante las primeras 48 horas. Si estás desesperado por obtener agua, una breve salida de no más de 30 minutos es permisible al tercer día. El séptimo día, una nueva exposición, de hasta media hora, puede extenderse el octavo día hasta una hora, y luego de dos a cuatro horas los cuatro días siguientes, y a partir del decimotercer día se podrá trabajar normalmente, descansando después en el refugio.
Descontaminación
Si tu cuerpo, o incluso tu ropa, se han visto expuestos a la radiación, deben ser descontaminados. Una vez en el refugio, arranca tierra del fondo del refugio y frota con ella las partes expuestas de tu cuerpo y de tus prendas de vestir exteriores. Cepíllate después y arroja la tierra fuera. Límpiate la piel con un trapo limpio si es posible. Si tienes agua, lávate el cuerpo escrupulosamente con agua y jabón en lugar de con tierra, ya que es más eficaz.
Atención médica
Hay que cubrir TODAS las heridas para evitar que las partículas alfa y beta penetren a través de ellas. Las quemaduras, tanto si son producidas por partículas beta como por rayos gamma o por el calor de una tempestad de fuego, deben lavarse con agua limpia y taparse. Se puede utilizar orina si no se tiene agua que no esté contaminada. Hay que tapar los ojos para impedir que entren más partículas y poner un paño húmedo sobre la boca y la nariz para impedir seguir inhalando partículas. La radiación afecta la sangre e incrementa la susceptibilidad a las infecciones. Toma todas las precauciones, incluso contra resfriados e infecciones respiratorias.
CONSECUENCIAS POSTERIORES
A menos que estén almacenadas en refugios profundos, o con una protección especial, es probable que todas las provisiones de alimentos hayan absorbido una cierta cantidad de radiactividad. Ten cuidado con los alimentos que contienen una gran cantidad de sal, productos lácteos, como la leche y el queso, y pescado de mar y otros alimentos de origen marino en general.
Tras la realización de pruebas, se ha descubierto que los alimentos con sal y otros aditivos tienen una mayor concentración de radiactividad que los alimentos sin sal. Los alimentos enlatados más seguros son las sopas, las verduras y las frutas. La carne curada y procesada se contamina con mayor facilidad que la carne fresca. El hueso es lo que absorbe mayores niveles de radiactividad, seguido por la carne magra; la grasa es lo que absorbe menos radiactividad.
Agua
A menos que provenga de una fuente protegida, no bebas agua durante al menos 48 horas tras la detonación. Evita el agua de los lagos, pozos y estanques, así como de otros lugares en que el agua sea superficial y esté estancada. Filtra toda el agua y hiérvela antes de beberla. Las fuentes descritas a continuación son las menos contaminadas (en orden de menor a mayor riesgo):
1 Pozos y manantiales subterráneos.
2 Agua en conducciones/contenedores subterráneos.
3 Nieve sacada muy por debajo de la superficie.
4 Ríos de corriente rápida.
Excava un hoyo junto a una corriente rápida de agua y deja que el agua se filtre en él. Saca cualquier espuma que se pueda formar en la superficie y recoge el agua. Fíltrala, haciéndola pasar a través de capas de arena y de guijarros (cava hondo para encontrarlos) en una lata con agujeros perforados en el fondo o a través de una media. Hiérvela en un recipiente que no esté contaminado. Descontamina los utensilios lavándolos escrupulosamente en agua de curso rápido o en agua hervida.
Animales como alimento
Los animales que viven bajo tierra están menos expuestos a la radiación que los que viven en la superficie: los conejos, los tejones, los campañoles y otros animales similares son los más seguros, pero, cuando se aventuran fuera, también se contaminan. No obstante, hay que hacer uso de estas fuentes de alimentos. Incrementarás tu propia contaminación, pero la alternativa podría ser la inanición.
Para reducir la contaminación de la carne, NO manipules manualmente sus cuerpos, ponte guantes o usa telas para cubrirte las manos mientras les quitas la piel y los lavas cuidadosamente. Evita la carne que está directamente en contacto con el hueso. El esqueleto retiene el 90 % de la radiación, por lo que debes dejar al menos 3 mm de espesor de carne en el hueso. El músculo y la sangre son las partes más seguras de la carne. Descarta TODOS los órganos internos.
CONSEJO DE SUPERVIVENCIA Los peces y los animales acuáticos tendrán un nivel más alto de contaminación que los animales de tierra de la misma área. Los pájaros estarán especialmente contaminados y no deben comerse. No obstante, los bemoles son seguros como alimento.
Plantas como alimento
Las raíces de las plantas con tubérculos comestibles que crecen bajo tierra son lo más seguro –zanahorias, patatas y nabos, por ejemplo–. Lávalos bien y pélalos antes de cocinarlos. Las frutas y las verduras de piel lisa son la posibilidad siguiente en cuanto a seguridad. Las plantas con amaje rizado son las más difíciles de descontaminar debido a su textura áspera. Hay que evitarlas.
Supervivencia a largo plazo
Los pronósticos sobre los resultados a largo plazo en el medio ambiente de un conflicto termonuclear importante difieren mucho entre sí. La posibilidad de un “invierno nuclear”, con su consiguiente efecto sobre el clima y la vida vegetal muy lejos de las zonas atacadas, dificultaría incluso la agricultura de supervivencia. A corto plazo, sin embargo, y en el caso de un conflicto limitado, sería aplicable mucho de lo dicho en el Frente doméstico.
EXPLOSIÓN NUCLEAR
Aunque es improbable una guerra nuclear entre países, existen muchos países con capacidad nuclear y deben considerarse una amenaza. Los peligros inmediatos de una explosión nuclear son la fuerza de la explosión, el calor y la radiación. La gravedad de sus efectos dependerá del tamaño y del tipo de arma, de la distancia o de la altura de la explosión, de las condiciones meteorológicas y del terreno.
Onda expansiva
La detonación produce la onda de choque inicial. Más potente todavía es la compresión del aire producida por la rápida expansión de la bola de fuego. La onda de presión que viaja hacia fuera desde el punto de la detonación provocará el derrumbe de edificios, arrancará árboles y llenará el aire de restos mucho antes de que llegue la onda de calor. Aproximadamente la mitad de toda la energía de la explosión se consume de este modo. Cuando la onda expansiva ha pasado, el aire se precipita hacia atrás para llenar el vacío creado, produciendo más daños. A unas distancias en las que la onda expansiva inicial sólo ha debilitado las estructuras, este efecto del vacío acabará el trabajo.
Calor
La radiación térmica (calor y luz) producida por una explosión nuclear alcanza temperaturas superiores a las del sol e incluye intensidades grandes de rayos ultravioleta, infrarrojos y de luz visible. Cerca del punto de detonación todos los materiales inflamables se incendian –incluso se vaporizan–. En el caso de la bomba de Hiroshima, la piel expuesta se quemó a una distancia de 4 km. Las armas actuales son MUCHAS veces más potentes y sus efectos comparativamente más extensos.
Radiactividad
Además de la radiación térmica, la fusión nuclear produce partículas alfa y beta, y rayos gamma. Aunque la lluvia radiactiva se aposenta en la tierra con la apariencia de ceniza o polvo blanco, esto es el residuo de la materia destruida, no la radiactividad en sí. La radiactividad no la pueden detectar los sentidos humanos. Se necesita un contador geiger para registrar su presencia, indicada mediante un dial o una señal sónica que se agita de forma creciente conforme aumenta la radiación.
- Las partículas alfa tienen una baja capacidad de penetración y es fácil protegerse contra ellas. No pueden penetrar la piel, pero causan graves problemas si se ingieren o se inhalan.
- Las partículas beta son sólo ligeramente penetrantes y la ropa y las botas gruesas proporcionarán una protección completa. En la piel expuesta producen quemaduras. Si se ingieren atacan los huesos, el tracto gastrointestinal, el tiroides y otros órganos.
- Los rayos gamma son altamente penetrantes. Viajan mucho más despacio que los rayos alfa y beta, lesionando todas las células corporales.
Radiación residual
La radiación inicial desprendida durante el primer minuto de una explosión nuclear puede apiolar, pero dura poco tiempo. Una vez haya pasado la onda expansiva, también lo habrá hecho la radiación inicial. Sin embargo, la exposición a la radiación residual puede ser igualmente peligrosa.
CONSEJO DE SUPERVIVENCIA Síntomas habituales de la exposición a la radiactividad son náuseas, vómitos y debilidad general. En la piel aparecen ampishas parecidas a úlceras, que tienden a tomar un tono gris.
La cantidad de radiación residual depende de cómo haya sido detonada la bomba. Si estalló muy por encima del suelo y la bola de fuego no tocó el suelo, se produce poca radiación residual, lo que los estrategas llaman una “bomba limpia”. Si explota en o cerca del suelo, una enorme cantidad de tierra y rocalla es aspirada hasta una gran altura y luego cae a tierra como polvo radiactivo. Las partículas más pesadas caen en las proximidades de la explosión, pero las más ligeras pueden ser arrastradas por el viento sobre un área amplia, propagando la radiactividad. La radiación se desintegra. De todos modos, aunque un 70 % de estas partículas se mantienen radiactivas durante un día tan sólo o incluso menos, otras necesitan años para que su radiación disminuya.
CONSEJO DE SUPERVIVENCIA La radiactividad a la que una persona desprotegida puede verse expuesta durante las primeras horas superará a la recibida durante el resto de la semana. La de la primera semana superará a la acumulada durante el resto de toda una vida pasada en la misma área contaminada. Por consiguiente, es importante protegerse durante las etapas iniciales.
Refugios contra la radiación
A falta de un búnker profundo equipado con aire, agua y provisiones de alimentos en el que permanecer durante un conflicto nuclear y mientras duren sus consecuencias posteriores, la mejor protección es una trinchera profunda con un techo cubierto con un metro o más de tierra. Si la detonación está suficientemente lejos como para no producir una destrucción total, la trinchera y la tierra darán protección contra la onda expansiva, el calor y la radiación.
PROTECCIÓN
Hablando estrictamente, es imposible protegerse completamente de todas las radiaciones, pero con un espesor suficiente de material en el refugio se reducirá el nivel de la radiación hasta un nivel insignificante. A continuación relacionamos algunos materiales y el grosor necesario para reducir la penetración de la radiación un 50 %.
MATERIAL METROS Hierro y acero 0,21 Hormigón 0,66 Ladrillos 0,60 Tierra 1,00 Hielo 2,00 Madera 2,60 Nieve 6,00
Busca un terreno que tenga un refugio natural como barrancos, torrenteras, acequias y afloramientos rocosos. Si no tienes un refugio antiaéreo preparado, comienza a cavar ¡DEPRISA! Tan pronto como el hoyo sea lo bastante grande, métete dentro y sigue cavando, para minimizar la exposición a la radiación si te atrapa mientras lo haces.
Apareja un techo. Aunque sea sólo de tela, evitará que te caiga polvo encima. Los rayos penetrantes todavía podrán alcanzarte, por lo que debes intentar poner un metro de tierra encima de ti. Si la explosión te sorprende en el exterior, métete en el refugio lo antes posible. Una vez a cubierto, quítate las prendas de vestir exteriores y entiérralas bajo 30 cm de tierra en un rincón del fondo del refugio.
No te aventures en el exterior a menos que sea estrictamente necesario y no vuelvas a usar las prendas de vestir que has descartado. Bajo ninguna circunstancia salgas del refugio durante las primeras 48 horas. Si estás desesperado por obtener agua, una breve salida de no más de 30 minutos es permisible al tercer día. El séptimo día, una nueva exposición, de hasta media hora, puede extenderse el octavo día hasta una hora, y luego de dos a cuatro horas los cuatro días siguientes, y a partir del decimotercer día se podrá trabajar normalmente, descansando después en el refugio.
Descontaminación
Si tu cuerpo, o incluso tu ropa, se han visto expuestos a la radiación, deben ser descontaminados. Una vez en el refugio, arranca tierra del fondo del refugio y frota con ella las partes expuestas de tu cuerpo y de tus prendas de vestir exteriores. Cepíllate después y arroja la tierra fuera. Límpiate la piel con un trapo limpio si es posible. Si tienes agua, lávate el cuerpo escrupulosamente con agua y jabón en lugar de con tierra, ya que es más eficaz.
Atención médica
Hay que cubrir TODAS las heridas para evitar que las partículas alfa y beta penetren a través de ellas. Las quemaduras, tanto si son producidas por partículas beta como por rayos gamma o por el calor de una tempestad de fuego, deben lavarse con agua limpia y taparse. Se puede utilizar orina si no se tiene agua que no esté contaminada. Hay que tapar los ojos para impedir que entren más partículas y poner un paño húmedo sobre la boca y la nariz para impedir seguir inhalando partículas. La radiación afecta la sangre e incrementa la susceptibilidad a las infecciones. Toma todas las precauciones, incluso contra resfriados e infecciones respiratorias.
CONSECUENCIAS POSTERIORES
A menos que estén almacenadas en refugios profundos, o con una protección especial, es probable que todas las provisiones de alimentos hayan absorbido una cierta cantidad de radiactividad. Ten cuidado con los alimentos que contienen una gran cantidad de sal, productos lácteos, como la leche y el queso, y pescado de mar y otros alimentos de origen marino en general.
Tras la realización de pruebas, se ha descubierto que los alimentos con sal y otros aditivos tienen una mayor concentración de radiactividad que los alimentos sin sal. Los alimentos enlatados más seguros son las sopas, las verduras y las frutas. La carne curada y procesada se contamina con mayor facilidad que la carne fresca. El hueso es lo que absorbe mayores niveles de radiactividad, seguido por la carne magra; la grasa es lo que absorbe menos radiactividad.
Agua
A menos que provenga de una fuente protegida, no bebas agua durante al menos 48 horas tras la detonación. Evita el agua de los lagos, pozos y estanques, así como de otros lugares en que el agua sea superficial y esté estancada. Filtra toda el agua y hiérvela antes de beberla. Las fuentes descritas a continuación son las menos contaminadas (en orden de menor a mayor riesgo):
1 Pozos y manantiales subterráneos.
2 Agua en conducciones/contenedores subterráneos.
3 Nieve sacada muy por debajo de la superficie.
4 Ríos de corriente rápida.
Excava un hoyo junto a una corriente rápida de agua y deja que el agua se filtre en él. Saca cualquier espuma que se pueda formar en la superficie y recoge el agua. Fíltrala, haciéndola pasar a través de capas de arena y de guijarros (cava hondo para encontrarlos) en una lata con agujeros perforados en el fondo o a través de una media. Hiérvela en un recipiente que no esté contaminado. Descontamina los utensilios lavándolos escrupulosamente en agua de curso rápido o en agua hervida.
Animales como alimento
Los animales que viven bajo tierra están menos expuestos a la radiación que los que viven en la superficie: los conejos, los tejones, los campañoles y otros animales similares son los más seguros, pero, cuando se aventuran fuera, también se contaminan. No obstante, hay que hacer uso de estas fuentes de alimentos. Incrementarás tu propia contaminación, pero la alternativa podría ser la inanición.
Para reducir la contaminación de la carne, NO manipules manualmente sus cuerpos, ponte guantes o usa telas para cubrirte las manos mientras les quitas la piel y los lavas cuidadosamente. Evita la carne que está directamente en contacto con el hueso. El esqueleto retiene el 90 % de la radiación, por lo que debes dejar al menos 3 mm de espesor de carne en el hueso. El músculo y la sangre son las partes más seguras de la carne. Descarta TODOS los órganos internos.
CONSEJO DE SUPERVIVENCIA Los peces y los animales acuáticos tendrán un nivel más alto de contaminación que los animales de tierra de la misma área. Los pájaros estarán especialmente contaminados y no deben comerse. No obstante, los bemoles son seguros como alimento.
Plantas como alimento
Las raíces de las plantas con tubérculos comestibles que crecen bajo tierra son lo más seguro –zanahorias, patatas y nabos, por ejemplo–. Lávalos bien y pélalos antes de cocinarlos. Las frutas y las verduras de piel lisa son la posibilidad siguiente en cuanto a seguridad. Las plantas con amaje rizado son las más difíciles de descontaminar debido a su textura áspera. Hay que evitarlas.
Supervivencia a largo plazo
Los pronósticos sobre los resultados a largo plazo en el medio ambiente de un conflicto termonuclear importante difieren mucho entre sí. La posibilidad de un “invierno nuclear”, con su consiguiente efecto sobre el clima y la vida vegetal muy lejos de las zonas atacadas, dificultaría incluso la agricultura de supervivencia. A corto plazo, sin embargo, y en el caso de un conflicto limitado, sería aplicable mucho de lo dicho en el Frente doméstico.
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