The man
Madmaxista
Me encanta el olor a napalm de manos sucias a estas horas de la tarde...
Manos Limpias se financió con sobres de hasta 5.000 euros de empresarios y jueces
Se entregan a Miguel Bernad en su despacho o en un restaurante y no figuran en ninguna contabilidad
El sindicato Manos Limpias se financia, oficialmente, con las cuotas que pagan sus afiliados. Según su líder, Miguel Bernad, son unas 6.000 personas, pero las cifras no cuadran. ABC se ha entrevistado con media docena de miembros y colaboradores de Manos Limpias que lo dejaron cuando comprobaron varias irregularidades, que actualmente están bajo investigación policial y judicial.
«No había más de tres o cuatro mil afiliados y las cuotas anuales eran voluntarias, diez euros, veinte...», confirma a este diario Fernando Martínez Dalmau, que fue durante varios años mano derecha del secretario general, Miguel Bernad (ver entrevista adjunta). Otras fuentes consultadas corroboran su versión. Con las cuotas no se llegaba a cubrir gastos, por lo que se recurría a un grupo de donantes fijos.
Para ello se organizaban unas reuniones con simpatizantes. Solían ser comidas en el restaurante Ferreiro, en la calle Comandante Zorita de Madrid, cada mes o cada mes y medio. También se convocaban comidas extraordinarias si el sindicato necesitaba financiación urgente. Esto ocurría, por ejemplo, cuando había que afrontar gastos extraordinarios derivados de un proceso judicial.
Los asistentes a las comidas eran «empresarios, jueces y profesionales de otros ámbitos» con un denominador común: compartían los fines de Manos Limpias y, en la mayor parte de los casos, son personas de una ideología «muy derechista», como Miguel Bernad, que fue discípulo del líder ultra Blas Piñar. En este grupo de comensales habituales estaba el hijo de un ministro de Franco. No obstante, asistentes a las comidas matizan a ABC que «había de todo, un aspectro ideológico más amplio». Las fuentes consultadas por este diario han accedido a revelar el método de financiación de Manos Limpias con la condición de no señalar a los donantes con nombre y apellidos, ya que hicieron sus aportaciones «de buena fe».
Unos 30 comensales
En las comidas se reunían alrededor de treinta personas. Había distintos grados de aportación. Los «patrocinadores fijos», que era un grupo muy reducido, aportaban 3.000 euros y, en algunos casos y en función de las necesidades, hasta 5.000 euros. Otros hacían donativos más modestos.
En cuanto a las entregas del dinero, hay varias vías. Algunos daban el sobre, en metálico, en el despacho de Miguel Bernad, primero en la calle Quintana y luego en la actual sede de Manos Limpias, en la calle Ferraz, habiéndolo pactado previamente en la comida. «La cantidad se comprometía en el restaurante», señalan las fuentes consultadas. Algunos donantes, los de cantidades más pequeñas, entregaban el dinero en el mismo restaurante. Otros ordenaban una tras*ferencia a la cuenta del sindicato. Las fuentes consultadas sostienen que toda la tarea de recaudación era exclusiva de Miguel Bernad. Uno de los asistentes explica a ABC que los donantes habituales eran «gente de una honradez y un compromiso ejemplar», personas que «veían que España tiene un problema de corrupción y querían colaborar». Muchos de ellos se han sentido «defraudados» cuando han visto el devenir del sindicato, principalmente a raíz de la investigación a Miguel Bernad y a la abogada Virginia López en un juzgado de Madrid por apropiarse de más de cien mil euros del sindicato en metálico, como reveló este diario. Entre los donantes periódicos de Manos Limpias también ha estado un conocido empresario de los medios de comunicación.
Manos Limpias cuenta con otra vía de financiación. Dada la popularidad del sindicato, ha habido muchas personas, principalmente empresarios, que quieren denunciar a otro empresario, a un político o a un funcionario, pero no en su nombre, y acuden a Manos Limpias. Lo hacen para que la presión hacia el querellado sea mayor, aprovechando el impacto mediático del sindicato. Como contrapartida, esos empresarios entregan un donativo a Manos Limpias, según confirman a ABC fuentes conocedoras del procedimiento.
Ahora bien, es imposible saber cuánto dinero ha ingresado Manos Limpias por esta vía, ya que el sindicato «nunca ha presentado cuentas a nadie», confirma a ABC un estrecho colaborador de Manos Limpias. «Las asambleas que marcan los estatutos no se celebran, aunque sí se confeccionan actas, pero son falsas», añaden las mismas fuentes. Otro miembro de Manos Limpias, preguntado por los balances de cuentas, es tajante: «No existen. La contabilidad de Manos Limpias son los bolsillos de Miguel Bernad. Él recoge las donaciones y reparte el dinero como le parece», concluye.
Miguel Bernad asegura en un comunicado que «sobrevivimos de las cuotas de nuestros afiliados (60€ al año) y pequeños donativos y no recibimos ningún tipo de subvención ni pública ni privada, ni detrás nuestro existe ningún lobby ni grupo de presión. Tenemos un presupuesto equilibrado y muy ajustado, que no nos permite contratar más personal que el estrictamente mínimo y el resto son voluntarios que creen en nuestro proyecto». Sostiene que «infinidad de casos de corrupción quedan impunes porque se nos impone fianzas ilegales e inconstitucionales que hacen que tengamos que desistir».
Manos Limpias se financió con sobres de hasta 5.000 euros de empresarios y jueces
Se entregan a Miguel Bernad en su despacho o en un restaurante y no figuran en ninguna contabilidad
El sindicato Manos Limpias se financia, oficialmente, con las cuotas que pagan sus afiliados. Según su líder, Miguel Bernad, son unas 6.000 personas, pero las cifras no cuadran. ABC se ha entrevistado con media docena de miembros y colaboradores de Manos Limpias que lo dejaron cuando comprobaron varias irregularidades, que actualmente están bajo investigación policial y judicial.
«No había más de tres o cuatro mil afiliados y las cuotas anuales eran voluntarias, diez euros, veinte...», confirma a este diario Fernando Martínez Dalmau, que fue durante varios años mano derecha del secretario general, Miguel Bernad (ver entrevista adjunta). Otras fuentes consultadas corroboran su versión. Con las cuotas no se llegaba a cubrir gastos, por lo que se recurría a un grupo de donantes fijos.
Para ello se organizaban unas reuniones con simpatizantes. Solían ser comidas en el restaurante Ferreiro, en la calle Comandante Zorita de Madrid, cada mes o cada mes y medio. También se convocaban comidas extraordinarias si el sindicato necesitaba financiación urgente. Esto ocurría, por ejemplo, cuando había que afrontar gastos extraordinarios derivados de un proceso judicial.
Los asistentes a las comidas eran «empresarios, jueces y profesionales de otros ámbitos» con un denominador común: compartían los fines de Manos Limpias y, en la mayor parte de los casos, son personas de una ideología «muy derechista», como Miguel Bernad, que fue discípulo del líder ultra Blas Piñar. En este grupo de comensales habituales estaba el hijo de un ministro de Franco. No obstante, asistentes a las comidas matizan a ABC que «había de todo, un aspectro ideológico más amplio». Las fuentes consultadas por este diario han accedido a revelar el método de financiación de Manos Limpias con la condición de no señalar a los donantes con nombre y apellidos, ya que hicieron sus aportaciones «de buena fe».
Unos 30 comensales
En las comidas se reunían alrededor de treinta personas. Había distintos grados de aportación. Los «patrocinadores fijos», que era un grupo muy reducido, aportaban 3.000 euros y, en algunos casos y en función de las necesidades, hasta 5.000 euros. Otros hacían donativos más modestos.
En cuanto a las entregas del dinero, hay varias vías. Algunos daban el sobre, en metálico, en el despacho de Miguel Bernad, primero en la calle Quintana y luego en la actual sede de Manos Limpias, en la calle Ferraz, habiéndolo pactado previamente en la comida. «La cantidad se comprometía en el restaurante», señalan las fuentes consultadas. Algunos donantes, los de cantidades más pequeñas, entregaban el dinero en el mismo restaurante. Otros ordenaban una tras*ferencia a la cuenta del sindicato. Las fuentes consultadas sostienen que toda la tarea de recaudación era exclusiva de Miguel Bernad. Uno de los asistentes explica a ABC que los donantes habituales eran «gente de una honradez y un compromiso ejemplar», personas que «veían que España tiene un problema de corrupción y querían colaborar». Muchos de ellos se han sentido «defraudados» cuando han visto el devenir del sindicato, principalmente a raíz de la investigación a Miguel Bernad y a la abogada Virginia López en un juzgado de Madrid por apropiarse de más de cien mil euros del sindicato en metálico, como reveló este diario. Entre los donantes periódicos de Manos Limpias también ha estado un conocido empresario de los medios de comunicación.
Manos Limpias cuenta con otra vía de financiación. Dada la popularidad del sindicato, ha habido muchas personas, principalmente empresarios, que quieren denunciar a otro empresario, a un político o a un funcionario, pero no en su nombre, y acuden a Manos Limpias. Lo hacen para que la presión hacia el querellado sea mayor, aprovechando el impacto mediático del sindicato. Como contrapartida, esos empresarios entregan un donativo a Manos Limpias, según confirman a ABC fuentes conocedoras del procedimiento.
Ahora bien, es imposible saber cuánto dinero ha ingresado Manos Limpias por esta vía, ya que el sindicato «nunca ha presentado cuentas a nadie», confirma a ABC un estrecho colaborador de Manos Limpias. «Las asambleas que marcan los estatutos no se celebran, aunque sí se confeccionan actas, pero son falsas», añaden las mismas fuentes. Otro miembro de Manos Limpias, preguntado por los balances de cuentas, es tajante: «No existen. La contabilidad de Manos Limpias son los bolsillos de Miguel Bernad. Él recoge las donaciones y reparte el dinero como le parece», concluye.
Miguel Bernad asegura en un comunicado que «sobrevivimos de las cuotas de nuestros afiliados (60€ al año) y pequeños donativos y no recibimos ningún tipo de subvención ni pública ni privada, ni detrás nuestro existe ningún lobby ni grupo de presión. Tenemos un presupuesto equilibrado y muy ajustado, que no nos permite contratar más personal que el estrictamente mínimo y el resto son voluntarios que creen en nuestro proyecto». Sostiene que «infinidad de casos de corrupción quedan impunes porque se nos impone fianzas ilegales e inconstitucionales que hacen que tengamos que desistir».