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Forero Paco Demier
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Gilbert Antonio Chamba Jaramillo fue condenado a 45 años de prisión por asesinar y violar a Isabel Bascuñana, una joven de 21 años que estudiaba Derecho en el campus de Cappont de la Universitat de Lleida. El asesinato se produjo el 23 de noviembre de 2004 –el próximo sábado se cumplirán 20 años– y es uno de los crímenes más escandaloso que se han cometido en Ponent porque Chamba, que ahora tiene 61 años, es un malo en serie del que se descubrió días después, gracias a un periodista, que había apiolado a otras ocho mujeres en Ecuador entre 1988 y 1993, crímenes por los que solo cumplió ocho años de prisión.
En su país se le conocía como el Monstruo de Machala y fue legalizado por la subdelegación del Gobierno de Lleida en el año 2001, desapareciéndole por error este horroroso historial delictivo. En Lleida, tras el crimen, se descubrió que intentó violar y apiolar a una otra mujer en verano de 2003 (también fue condenado por ello) e hizo lo mismo con otra joven el día antes del crimen de Isabel.
Pese a ser penado con 45 años –que se cumplirán a finales de noviembre de 2049–, Chamba saldrá en libertad mucho antes. Concretamente, a finales de noviembre del 2029, dentro de cinco años. ¿Por qué? Porque se decretó que cumpliría 25 de prisión efectiva. En España, cuando se cometió el crimen, el máximo legal de prisión efectiva era de 20 años –la prisión permanente revisable es de 2015 y no puede aplicarse retroactivamente– aunque en casos de especial gravedad se podía ampliar hasta los 30. En el caso de Chamba se fijó en 25. De esta forma, el Monstruo de Machala se encuentra actualmente en la fase final de su pena, lo que le permitiría poder salir esporádicamente con permisos. Sin embargo, según fuentes solventes, todavía no ha podido pisar la calle porque desde 2022 tiene “disconforme” un Programa Individual de Tratamiento (PIT).
Justicia ha declinado informar de ello. Un PIT disconforme puede serlo por no haber aceptado el programa contra la violencia sensual, que es lo que ha ocurrido en este caso, según las mismas fuentes. Los internos condenados por delitos sensuales, además de carecer de faltas disciplinarias, necesitan haber realizado satisfactoriamente este curso y pagar la responsabilidad civil para acceder a los permisos penitenciarios para que la Junta de Tratamiento apruebe sus solicitudes. Algo que no ocurre en este caso. Chamba cumple condena en Quatre Camins de la Roca del Vallès (Barcelona), concretamente en un módulo con internos penados por violencia sensual. Actualmente tiene 61 años por lo que dentro de un lustro saldrá con 66.
En su país se le conocía como el Monstruo de Machala y fue legalizado por la subdelegación del Gobierno de Lleida en el año 2001, desapareciéndole por error este horroroso historial delictivo. En Lleida, tras el crimen, se descubrió que intentó violar y apiolar a una otra mujer en verano de 2003 (también fue condenado por ello) e hizo lo mismo con otra joven el día antes del crimen de Isabel.
Pese a ser penado con 45 años –que se cumplirán a finales de noviembre de 2049–, Chamba saldrá en libertad mucho antes. Concretamente, a finales de noviembre del 2029, dentro de cinco años. ¿Por qué? Porque se decretó que cumpliría 25 de prisión efectiva. En España, cuando se cometió el crimen, el máximo legal de prisión efectiva era de 20 años –la prisión permanente revisable es de 2015 y no puede aplicarse retroactivamente– aunque en casos de especial gravedad se podía ampliar hasta los 30. En el caso de Chamba se fijó en 25. De esta forma, el Monstruo de Machala se encuentra actualmente en la fase final de su pena, lo que le permitiría poder salir esporádicamente con permisos. Sin embargo, según fuentes solventes, todavía no ha podido pisar la calle porque desde 2022 tiene “disconforme” un Programa Individual de Tratamiento (PIT).
Justicia ha declinado informar de ello. Un PIT disconforme puede serlo por no haber aceptado el programa contra la violencia sensual, que es lo que ha ocurrido en este caso, según las mismas fuentes. Los internos condenados por delitos sensuales, además de carecer de faltas disciplinarias, necesitan haber realizado satisfactoriamente este curso y pagar la responsabilidad civil para acceder a los permisos penitenciarios para que la Junta de Tratamiento apruebe sus solicitudes. Algo que no ocurre en este caso. Chamba cumple condena en Quatre Camins de la Roca del Vallès (Barcelona), concretamente en un módulo con internos penados por violencia sensual. Actualmente tiene 61 años por lo que dentro de un lustro saldrá con 66.