Cirujano de hierro
Será en Octubre
La calle Huertas, a la altura del número 71, cuenta desde este lunes con un vecino más: la estatua de Paco, el perro callejero más famoso del Madrid del siglo XIX. La figura ha sido inaugurada esta tarde por el alcalde José Luis Martínez-Almeida, acompañado de Andea Levy, delegada de Cultura, Turismo y Deporte y José Fernández, concejal del distrito de Centro.
Este can se hizo protagonista de multitud de anécdotas y crónicas periodísticas de la época debido a su asistencia a cafés, teatros y corridas de toros. Paco se ganó la simpatía de los vecinos de Madrid, que le obsequiaban a su paso con carne, pan, buñuelos o terrones de azúcar. Su bautizo fue en el Café Fornos y su padrino el Marqués de Bogaraya. Sin pudor alguno, el pequeño perro se adentró en el local en busca de algo que llevarse a la boca y el marqués sin dudarlo le alimentó, además de darle el nombre de Paco por ser el santo de ese día San Francisco de Asís.
Desde aquel día, Paco se convirtió en un cliente más del café. Hacía compañía a los asistentes e iba pasando mesa por mesa a por alimento. Antes de irse a dormir, hacía una última visita al Café Suizo para terminar de llenarse la panza. Poco a poco su fama fue creciendo. Se dejaba ver por el Teatro Real, el Teatro de la Zarzuela, la Plaza de Toros de Goya y demás lugares donde hubiese espectáculo para entretenerle. Los periódicos y gacetas de la época le convirtieron en más de una ocasión en protagonista de muchas páginas de los ***etines.
Como un crítico de arte más, se sentaba en las butacas y atendía al evento como cualquier otra persona del público, y ladraba cuando aquello que veía no estaba a la altura de sus expectativas. Cuando iba a las corridas de toros –al parecer, su cita de entretenimiento favorita–, saltaba al ruedo si estaba disconforme con la faena del torero y se paseaba a su alrededor, dando volteretas al son de los aplausos del público.
Sufrió una trágica fin
El 21 de junio de 1882 y tras varios pases desafortunados del torero Pepe el de los Galápagos, Paco saltó a la arena a protestar por la actuación del diestro. Sin embargo, se enredó en las piernas del torero hasta hacerle tropezar y caer y, este, decidió clavar el estoque al pequeño can. El público comenzó a soltar improperios contra Pepe, que tuvo que salir escoltado de la plaza. Un veterinario intentó salvar al perro Paco pero no fue posible y murió.
Años más tarde, en 1920, alguien propuso levantar un pequeño monumento en su honor y consiguió recaudar 3.000 pesetas, pero el promotor desapareció llevándose el dinero. Hoy, 16 de enero de 2023 y en plena celebración de las fiestas de San Antón, Paco ha recibido ese homenaje y recuerdo que hace un siglo no le fue posible obtener.
Madrid homenajea al perro Paco con una estatua