M. Priede
Será en Octubre
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Lo dije hace unos días en un hilo refiriéndome a la izquierda española: Como no podemos hacer España a nuestra medida, la hundimos', piensan ellos. En Podemos son igual: confunden teoría política con 'empoderamiento', ganar la conciencia colectiva y poner a todos a remolque, que en eso se resuelve su teoría política para España; y si para ello hay que hundir el país, se hunde.
José Bergamín:
Es decir: como el país no se amolda a mis intereses o caprichos, me hago antiespañol. Toda la criollada de Hispanoamérica hizo igual. Y los liberales del XIX en España. Y antes Las Casas. Y el secretario de Felipe II y tantos y tantos otros traidores, porque España es un país donde los traidores abundan, donde la traición es tradición. Millones de sujetos y de cualquier clase social que no son capaces de separar sentimientos, ideas políticas, intereses o caprichos subjetivos.
Contrastemos ahora con el José Bergamín que visita España en 1959 y lo que, muy a su pesar, se ve obligado a reconocer en carta a María Zambrano:
José Bergamín:
Regreso a España
Vivió en Madrid muchos años y se convirtió en un disidente del proceso político conocido como la tras*ición española, lo que le supuso ser expulsado sucesivamente de varios periódicos. Fue republicano en las primeras elecciones democráticas y publicó el manifiesto Error monarquía; "mi mundo no es de este reino", escribirá. Obsesionado con sus sueños políticos de vuelta de la República, acabó sus días apoyando a los independentistas vascos con su trabajo en el diario Egin y en la revista Punto y Hora de Euskal Herria y a la coalición independentista Herri Batasuna. Los últimos años de su vida los vivió en el País Vasco. El tema de España se halla también muy presente en su obra, y acaso expresó su postura de la forma más sintética en su soneto Ecce España. José Bergamín tuvo como última decisión la de ser enterrado en Fuenterrabía para no dar mis huesos a tierra española.
Su esposa fue la hija del comediógrafo Carlos Arniches, Rosario, con quien se había casado en 1928.
Vivió en Madrid muchos años y se convirtió en un disidente del proceso político conocido como la tras*ición española, lo que le supuso ser expulsado sucesivamente de varios periódicos. Fue republicano en las primeras elecciones democráticas y publicó el manifiesto Error monarquía; "mi mundo no es de este reino", escribirá. Obsesionado con sus sueños políticos de vuelta de la República, acabó sus días apoyando a los independentistas vascos con su trabajo en el diario Egin y en la revista Punto y Hora de Euskal Herria y a la coalición independentista Herri Batasuna. Los últimos años de su vida los vivió en el País Vasco. El tema de España se halla también muy presente en su obra, y acaso expresó su postura de la forma más sintética en su soneto Ecce España. José Bergamín tuvo como última decisión la de ser enterrado en Fuenterrabía para no dar mis huesos a tierra española.
Su esposa fue la hija del comediógrafo Carlos Arniches, Rosario, con quien se había casado en 1928.
Es decir: como el país no se amolda a mis intereses o caprichos, me hago antiespañol. Toda la criollada de Hispanoamérica hizo igual. Y los liberales del XIX en España. Y antes Las Casas. Y el secretario de Felipe II y tantos y tantos otros traidores, porque España es un país donde los traidores abundan, donde la traición es tradición. Millones de sujetos y de cualquier clase social que no son capaces de separar sentimientos, ideas políticas, intereses o caprichos subjetivos.
Contrastemos ahora con el José Bergamín que visita España en 1959 y lo que, muy a su pesar, se ve obligado a reconocer en carta a María Zambrano:
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