Chapapote1
Madmaxista
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Badenoch, primera mujer de color líder del Partido Conservador: "Fueron los estúpidos niñatos blancos izquierdas"
La bautizada como "la niña bonita de la derecha", de origen nigeriano, conquista a la bases con un discurso 'anti pogre' y 'anti tras*' y gran temperamento y gana las primarias convocadas tras la histórica derrota de las elecciones
Kemi Badenoch, nueva líder del Partido Conservador. (EFE)
Fueron los "estúpidos niñatos blancos de izquierdas" con los que estudió en la universidad de Sussex lo que la convirtieron en "aún más conservadora". "Esos presumidos londinenses de clase media que no podían entrar en Oxbridge me volvían loca cuando hablaban de África dándoselas de jovenlandesalistas. No tenían ni idea de lo que estaban hablando. Y eso me hizo pensar instintivamente: 'Ésta no es mi gente', asegura Kemi Badenoch, quien este sábado ha hecho historia al convertirse en la primera mujer de color en ponerse al frente de la formación más antigua del Reino Unido.
La bautizada como "la niña bonita de la derecha", de origen nigeriano, ha conquistado a los afiliados (donde predomina el perfil de hombre mayor blanco euroescéptico), con un discurso 'anti pogre' y 'anti tras*' y, ante todo, un gran temperamento. Eran las bases las que tenían la última palabra en el largo proceso de primarias que comenzó el pasado mes de julio, cuando Rishi Sunak presentó su dimisión tras la histórica derrota cosechada en las elecciones generales en la que los 'tories' pusieron fin a una era de catorce años en el poder.
Badenoch —de 44 años, casada con un rico banquero y progenitora de tres hijos— se convierte en la quinta líder de los conservadores desde mediados de 2016 después de ganar el 57% de los votos de los afiliados en la etapa final de una dura contienda que comenzó con seis postulantes y se redujo luego a dos finalistas. Este sábado ha vencido al exministro de inmi gración, Robert Jenrick, que ganó el 43% de los votos.
Este último apostó todo a una sola carta: carnaza populista respecto a inmi gración y derechos humanos para recuperar los votos perdidos ante Reform, del radical Nigel Farage. Pero los afiliados han desafiado los estereotipos, rechazando su oferta y optando, en su lugar, por la que fuera ministra de Negocios, a quien no le faltan ni enemigos en sus propias filas ni controversias.
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Entre otros, afirmó que hasta el 10% de los funcionarios públicos son "tan malos que deberían estar en prisión", describió el pago por maternidad como "excesivo" (más tarde dijo que sus palabras habían sido "tergiversadas") y argumentó que las personas con autismo obtienen "privilegios económicos".
Durante la campaña en las primarias, Badenoch ha resistido la tentación de definirse únicamente por su oposición o apoyo a unas a determinadas posiciones políticas, comprometiéndose a ofrecer algo nuevo. A diferencia de su rival, que aboga por abandonar la Convención Europea de Derechos Humanos (que paralizó el controvertido plan migratorio Ruanda), ella ha sugerido que se deberían considerar otras opciones.
Como representante del núcleo duro, apoyará políticas para reducir el tamaño del Estado y desafiará lo que ella dice es un "pensamiento institucional de izquierda", asegurando que es "hora de defender los principios de la libertad de expresión, la libre empresa y los mercados libres". Entusiasta del Brexit, conservadora social y "anti-pogre", se define a sí misma como una "feminista crítica de género" que se opone a la autoidentificación de las personas tras* ("Tenemos matrimonio gays y uniones civiles, ¿qué buscan entonces los tras*exuales?"). Se opone a la "política de identidad" y a la teoría crítica de la raza, ha argumentado que "no todas las culturas son igualmente válidas" y ha dicho que las discusiones sobre el imperio deberían incluir las "cosas buenas".
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Con todo, es su fuerte personalidad y discurso combativo su mayor fuerte. "Ella es capaz de cruzar la calle para morderte los tobillos, tanto si la estás provocando como si no", asegura uno de sus aliados.
Su carácter contrasta con la falta de carisma del primer ministro laborista Keir Starmer, más impopular que nunca tras presentar el mayor paquete de aumentos de impuestos en el Reino Unido en más de 30 años. Los 'tories' más optimistas creen que hay posibilidades reales de volver en cinco años a Downing Street. Aunque es un reto complicado.
La última vez que los conservadores fueron aplastados en una elección general y expulsados del poder, en 1997, necesitaron trece años y cuatro líderes para encontrar un futuro primer ministro. Con todo, los precedentes están ahí para romperse. Y Badenoch —vista en su día, según sus propias palabras, como demasiado de color y urbanita para presentarse como diputada en una zona conservadora rural— ya ha demostrado que no está dispuesta a que la subestimen.
"Ella es capaz de cruzar la calle para morderte los tobillos, tanto si la estás provocando como si no"
La nueva líder de la oposición en Westminster creció en Lagos y es la mayor de tres hermanos. Su progenitora, Feyi, daba clases de fisiología en la facultad de medicina de la universidad; su padre, Femi, que murió en 2022, era médico de cabecera y vivían encima de su clínica, que en la década de los 70 prosperó gracias a contratos para tratar a empleados de las compañías petroleras de Nigeria (por aquel entonces miembro de la Commonwealth).
Tras varios años intentando sin éxito tener hijos, la pareja viajó a Londres a ver a un médico especialista. Y en enero de 1980 nació su primera hija, en un hospital de Wimbledon, a la que llamaron Olukemi Olufunto Adegoke. Volvieron para el nacimiento del hermano de Kemi dos años después, pero su tercera hija nació en Nigeria.
La ahora líder 'tory' fue una de las últimas en beneficiarse de las normas de ciudadanía por derecho de nacimiento que su heroína, Margaret Thatcher, aboliría luego con la Ley de Nacionalidad Británica de 1981, por lo que ha comparado su pasaporte británico con "el billete dorado que permitió a Charlie Bucket entrar en la fábrica de chocolate de Willy Wonka".
Badenoch siempre ha recalcado que sus padres no utilizaron el Sistema Nacional de Salud Público (NHS) como "turistas sanitarios" y niega que volaran a Londres deliberadamente para que sus hijos tuvieran derecho a la ciudadanía. "Mi progenitora es la mujer más incorruptible del mundo", asegura la política, quien dice haber heredado de su progenitora su fuerte carácter.
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EFE
El viaje migratorio de Badenoch ha moldeado su visión del mundo. Voló de regreso al Reino Unido a los 16 años, alojandose en casa de una amiga de la familia. Corría el año 1996 y por aquel entonces ningún ciudadano neցro o asiático había sido nunca ministro del gobierno. El hecho de ser "una joven muy enojada" la llevó a involucrarse en la política, empujada hacia la derecha por sentirse tratada con "condescendencia" por los asesores profesionales y los activistas que no valoraban las voces africanas.
Asegura ser "una de esas personas que quieren que el tonalidad de nuestra piel no sea más importante que el tonalidad de nuestro pelo o el tonalidad de nuestros ojos". Pero sus políticas de identidad a menudo suenan mucho más conscientes. "Soy la peor pesadilla del laborismo, no pueden pintarme como prejuiciosa", fue el titular de una entrevista reciente del Telegraph. También hay una tensión con su llamado a que la política migratoria refleje cuánto importan las diferencias culturales. Y respalda que Reino Unido "es el mejor país del mundo para ser neցro".
Antes de meterse en política, trabajó en finanzas y como directora digital de la revista Spectator (biblia para los 'tories'), al que renunció en lugar de tomarse la baja por maternidad, sugiriendo que la baja era "excesiva" (comentarios que ella dice se sacaron de contexto).
"Soy la peor pesadilla del laborismo, no pueden pintarme como prejuiciosa"
Miembro de la Asamblea de Londres desde 2015; consiguió su entrada en Westminster dos años más tarde al ser elegida como diputada por Saffron Walden, desempeñando desde bien pronto diferentes cargos ministeriales con los gobiernos de Boris Johnson, Lizz Truss y Rishi Sunak.
Como ministra acusó públicamente a un periodista de comportamiento "espeluznante y extraño" simplemente por hacer preguntas y fue acusada de "intimidar y traumatizar" a su equipo durante su etapa como responsable de Negocios, lo que siempre ha negado. Badenoch también admitió y se disculpó por haber pirateado, antes de ser diputada, la web de la laborista Harriet Harman para decir que se había pasado al Partido Conservador.
La tarea inmediata que afronta ahora Badenoch será el próximo miércoles con su estreno en la sesión de control semanal al Gobierno. Pocas veces se ha esperado con tanta impaciencia una batalla dialéctica entre el primer ministro y líder de la oposición. La dirigente 'tory' busca causar una primera impresión memorable en los muchos millones de ciudadanos de la calle que, en palabras de Tony Blair, solo siguen la política "como una niebla distante, a veces irritante". Según señala Spectator, "no ser tímido es indiscutiblemente una ventaja en este caso. También lo es, francamente, ser una mujer de color al mando de un partido mucho más conocido por sus hombres con trajes grises".
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