cacho_perro
Saboteador de ganacéntimos
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Tremendo el artículo este que desgrana con pelo y señales cómo los pérfidos albioneses desperdiciaron una cantidad de recursos ENORME en sucesivos diseños de tanques en su mayoría INÚTILES para hacer frente no ya a los alemanes, pero siquiera a los italianos... y al final los propios soldados ingleses preferían de todas-todas cualquier otro (especialmente los Sherman useños). Es más, los "aliados" soviéticos no los querían ni regalados (y los ingleses les regalaron unos cuantos...). Para que luego digan que en todas partes no cuecen habas....
El artículo es muy largo como para copy-pastearlo, pero el resumen no tiene desperdicio:
"Los carristas ingleses fueron mandados a la guerra en 1939 en máquinas muy deficientes, y apoyados por una doctrina de uso totalmente desfasada. Durante los tres años siguientes lucharon en inferioridad de condiciones contra un enemigo que no sólo les superaba siempre en alcance y movilidad, sino que usaba sus medios de un modo audaz y eficiente, superando siempre la inferioridad numérica con una tremenda superioridad táctica. Pese a la incorporación de mejores máquinas a partir del 42, los carros usados por las fuerzas británicas siempre fueron un paso por detrás de los alemanes en lo que a potencia de fuego y blindaje se refiere, y su doctrina siguió estando desajustada con respecto a lo que las tropas se encontraban en los nuevos teatros de operaciones. En general los gabinetes de diseño y los oficiales en los despachos ministeriales ignoraron olímpicamente las peticiones e informes desde el frente, y el proceso de diseño y fabricación de los carros de combate a lo largo de toda la guerra se caracterizó por el más absoluto desprecio a conceptos como estandarización, racionalización de recursos o previsión. Hubo graves sombras de corrupción sobre el ministerio de abastecimiento, alimentadas por decisiones tan asombrosas como la construcción de miles de carros de tres modelos (Covenanter, Centaur y Challenger) que ya en la fase de pruebas habían sido clasificados como inútiles para el combate. El único modelo realmente funcional diseñado en Gran Bretaña, el Valentine, fue una iniciativa empresarial privada y la Vickers vio como otras de sus propuestas, mucho más prácticas que las de sus rivales, eran sistemáticamente aparcadas por el gobierno, como se vio en el caso del 75 mm reducido. El otro modelo de éxito de Gran Bretaña, el Cromwell, era notoriamente inferior al Sherman en casi todo, y aún así el gobierno se obstinó en su producción pese a resultados tan concluyentes como los de las pruebas Drácula y la presión de los mandos en el frente, incluyendo al celebérrimo Montgomery, su mimada estrella mediática. El orgullo nacional pesó sobre la racionalidad y el Cromwell fue construido en enormes cantidades pese a ser mucho más caro y problemático que su rival americano, que de todas formas equipó a la mayoría de las unidades acorazadas inglesas.
Miles de carristas ingleses murieron fueron hechos prisioneros o sufrieron espantosas heridas por la incompetencia o la corrupción de las personas que debían decidir y fabricar su equipamiento, y nadie asumió jamás las responsabilidades por ello."
Los tanques ingleses de la Segunda Guerra Mundial
www.militar.org.ua
El artículo es muy largo como para copy-pastearlo, pero el resumen no tiene desperdicio:
"Los carristas ingleses fueron mandados a la guerra en 1939 en máquinas muy deficientes, y apoyados por una doctrina de uso totalmente desfasada. Durante los tres años siguientes lucharon en inferioridad de condiciones contra un enemigo que no sólo les superaba siempre en alcance y movilidad, sino que usaba sus medios de un modo audaz y eficiente, superando siempre la inferioridad numérica con una tremenda superioridad táctica. Pese a la incorporación de mejores máquinas a partir del 42, los carros usados por las fuerzas británicas siempre fueron un paso por detrás de los alemanes en lo que a potencia de fuego y blindaje se refiere, y su doctrina siguió estando desajustada con respecto a lo que las tropas se encontraban en los nuevos teatros de operaciones. En general los gabinetes de diseño y los oficiales en los despachos ministeriales ignoraron olímpicamente las peticiones e informes desde el frente, y el proceso de diseño y fabricación de los carros de combate a lo largo de toda la guerra se caracterizó por el más absoluto desprecio a conceptos como estandarización, racionalización de recursos o previsión. Hubo graves sombras de corrupción sobre el ministerio de abastecimiento, alimentadas por decisiones tan asombrosas como la construcción de miles de carros de tres modelos (Covenanter, Centaur y Challenger) que ya en la fase de pruebas habían sido clasificados como inútiles para el combate. El único modelo realmente funcional diseñado en Gran Bretaña, el Valentine, fue una iniciativa empresarial privada y la Vickers vio como otras de sus propuestas, mucho más prácticas que las de sus rivales, eran sistemáticamente aparcadas por el gobierno, como se vio en el caso del 75 mm reducido. El otro modelo de éxito de Gran Bretaña, el Cromwell, era notoriamente inferior al Sherman en casi todo, y aún así el gobierno se obstinó en su producción pese a resultados tan concluyentes como los de las pruebas Drácula y la presión de los mandos en el frente, incluyendo al celebérrimo Montgomery, su mimada estrella mediática. El orgullo nacional pesó sobre la racionalidad y el Cromwell fue construido en enormes cantidades pese a ser mucho más caro y problemático que su rival americano, que de todas formas equipó a la mayoría de las unidades acorazadas inglesas.
Miles de carristas ingleses murieron fueron hechos prisioneros o sufrieron espantosas heridas por la incompetencia o la corrupción de las personas que debían decidir y fabricar su equipamiento, y nadie asumió jamás las responsabilidades por ello."