Fudivarri
EL ESTADO ES TU PEOR ENEMIGO.
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Los monstruos parásitos de la humanidad son humanos como usted y como yo. Los humanos somos capaces de todo lo bueno y de todo lo malo. Hay una etnia que depreda el planeta porque se considera superior, una etnia a la que pertenecen banqueros, financieros y CEO’s de las más importantes multinacionales, que ha diseñado el exterminio de la mayor parte de la humanidad. No porque esperen un meteorito purificador, sino precisamente porque no cabe esperar que sea la Naturaleza la que extermine a los que ellos consideran sobrantes, indignos de compartir los recursos del planeta que son ya suyos, son los «useless eaters». Si el meteorito existiera como amenaza segura, se limitarían a esperar el cataclismo poniéndose a salvo en sus refugios. No es así. El exterminio han de perpetrarlo ellos mismos.
El Plan el bichito tiene una doble función: apiolar inmensas cantidades de humanos y dominar la voluntad de los inoculados mediante las supuestas banderillas. Una buena parte no tolera el grafeno que contienen todas ellas y muere, gente joven, atletas, modelos perfectas. Mala suerte. Otra parte enloquece , como el bestia que se lanza a los parabrisas de los coches para dejar de sufrir, suicidas. Otra parte simplemente enferma gravemente y espera la fin sin remedio. Quedará un resto que será capaz de albergar el grafeno en sus cerebros sin morir ni enfermar. Esos serán los tras*humanos, los que sobrevivirán. Queden los que queden. Y morirán cuando dejen de ser útiles a las élites sin prepucio pulsando simplemente un botón. Fin de las jubilaciones y de los derechos humanos, nadie los va a exigir nunca más. Esas élites de las que hablo, protegidas por el antidiós Yahweh, que no puede ser otra cosa que el Diablo, Lucifer, el que ilumina, sabían desde el principio lo que nosotros sabemos ahora. Por supuesto, no se han inoculado el tóxico ninguno de ellos. Ni sus hijos o nietos. Todos ellos reciben información secreta anticipada para no dejarse equivocar. De hecho, los integrantes de la élite sin prepucio son los creadores de la crisis sanitaria, como antes han creado otras, tanto sanitarias como políticas, así como las dos últimas guerras mundiales. Guerras que abarcaron a todo el orbe.
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Valentina Boscardin, muerta por «complicaciones del el bichito», tras banderillarse
¿Y nosotros? Seremos perseguidos al final y cazados por esos tras*humanos organizados en batallones de exterminio. Para eso queda algún tiempo, unos pocos años. Si pudiéramos organizarnos antes para defendernos, tendríamos escapatoria. Pero no va a ser fácil. La disidencia está muy fragmentada, engañada por líderes vendidos al poder del dinero.
De vez en cuando hemos que recordar las pesadillas vividas: el encierro de 3 meses, los pases para moverse, los certificados de banderillación que no, no era obligatorios, pero como si lo fuesen, si querías ir con la familia de vacaciones o a un simple restaurante. O te banderillabas o más te valía ser funcionario y esconder tu invacunación grafénica. Recordar la persecución a la que te han sometido tu vecindario y tu propia familia. Ahora no hay familia que no tenga víctimas o enfermos. A veces, varios. Ahora callan, ya no te persiguen. Pero aún te acusan de no haberlos salvado, si te descuidas.
La esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha sacado lo peor del ser humano: El egoísmo, la estupidez, la cobardía, la falta de aguante ante la adversidad, de empatía*… El ser humano era ya perversos, pero lo disimulaba tras grandes frases y supuestos principios. Ahora ya no disimula porque le puede el miedo.
Las cosas van a empeorar. Hay empresas grandes en las que no para de morir gente de lo mismo: trombocitopenia, fallos cardíacos y embolias cerebrales y pulmonares. Todo el mundo lo ve y sabe la causa, pero callan porque la causa ya la llevan dentro. Los obligaron a banderillarse a todos para poder seguir trabajando. En empresas pequeñas no hay tantos fallecidos, pero sí bajas por problemas cardíacos y otras causas.
Los efectos secundarios de las inoculaciones no han hecho más que empezar. La gente no sabe quitarse de dentro el tóxico. Y no hará nada por salirse del rebaño. Es un efecto de agrupamiento por miedo, como el de los bancos de sardinas cuando las ataca una ballena.
Cuando los muertos proliferen, ocultaos bajo las piedras, porque os van a asesinar los enfermos desesperados por pura envidia. Vuestros propios hermanos, antes de que los enterréis a todos.
Ésta es una guerra de cuerpos y de almas. No hablo de religión. No creo en Dios ni en sus ángeles o sus demonios. Pero creo que la humanidad está dominada por una secta dentro de una etnia que podríamos señalar físicamente como la B’nai B’rit, una logia masónica, la cúspide de todas las logias. A ella pertenecen los amos del mundo. Y el resto de logias masónicas, quizás 5.000, están a sus órdenes. Sin la masonería, el Plan de Exterminio el bichito no sería posible. La masonería es una organización tras*versal que lo invade todo: Gobiernos, organizaciones supranacionales, finanzas, alto funcionariado, etc. Y no hablo tan solo de occidente.
¿Existen entes superiores que nos depredan y nos destruyen? NO LO CREO EN LO ABSOLUTO. Lamento que el Dr. Sevillano se haya salido de progenitora y hable de las pirámides, sin saber que están hechas de piedra artificial, con piedra construida in-situ a base de calcárea, natrón y agua. Con moldes se hacen columnas dóricas sin problemas. Indistinguibles de las talladas con piedra natural.
Misterio resuelto. Los sacerdotes guardaban el secreto de la fabricación de piedra en moldes
Este conocimiento de fabricar piedra existió en todo el planeta. ¿Puede indicar que una civilización anterior extendió el conocimiento? Es una posibilidad, pero hay otras. Desde luego, sin necesidad de la existencia de extraterrestres, entes energéticos, ovnis ni nada parecido. Lástima, no puede uno saber de todo. Yo soy ingeniero de construcción civil. Sevillano es médico, pero no le dejan hablar como médico o lo echan del funcionariado francés. Y se ha convertido en un gurú metafísico algo histriónico. Quizás por dinero o por demencia senil. Un genio malogrado. Porque descubrió entre sus pacientes de una relativamente pequeña demarcación territorial el primer síndrome de radiación por las antenas (entre los medicados de gripe, aunque no lo relacionó con las banderillas entonces).
Estamos perdidos cuando los mejores se pierden en el caos.
¿Qué hacer? Tomar el relevo. Seguir desde donde lo han dejado antes de perder el sentido común.
Si no identificamos correctamente al enemigo no podremos combatirlo.
No son las corporaciones, ni los ejércitos ni los políticos. No es el capitalismo ni el comunismo. Es la élite judía sionista, con los Rothschild a la cabeza. Su poder se ejerce de dos modos:
UNO: mediante el dinero ficticio, la compra de cargos y voluntades a traves de la banca y las grandes corporaciones financieras, Vanguard, Black Rock, State Street e Infininity y cien más menores; mediante el control de las 3500 mayores multinacionales del planeta. Su capital supera el PIB del mismo.
DOS: Mediante las logias masónicas de todo el planeta, obedientes a los designios de la logia suprema, la B’nai B’rit. Se coordinan a golpe de pito e impregnan todo el tejido social del más alto nivel: Políticos, jueces, altos funcionarios, gobiernos (preguntad a Macrón, Sánchez, Albanese o Trudeau de dónde vienen y sus relaciones con Schwab o Soros).
Enfrente está el pueblo ignorante, explotado, acobardado, incapaz de toda coordinación, egoísta e inoculado varias veces con grafeno, muriendo a millones sin que nadie lo sienta ni padezca, odiando a sus semejantes, listo para ser sacrificado como ganado. De ese pueblo extraen militares y policías para ejecutar al resto. Sin contemplaciones. Sicarios que también morirán como los demás.
Y no enfrente, sino al margen, al otro lado del vallado, existe una élite irreductible que siempre ha estado contra todo imperativo legal, contra todo mandato, incluido el democrático. No son fascistas ni anarquistas. Son seres humanos libres incapaces de ceder ante la presión del enemigo por fuerte que sea. Somos nosotros. Siempre a medio camino entre luchar y escaquearse, como todo guerrillero.
«Habéis de salir de las ciudades o seréis recluidos en las mismas sin poder salir», nos dicen los avisados. ¿Acaso no lo sabemos ya todos? Ya lo han hecho durante el confinamiento. No se podía cambiar de municipio sin que te sancionara la bofia chulesca y cabeza-hueca. Los matones del sistema, esos delincuentes armados con defensas y pistolas con placa autoritaria. Para no difundir el bichito, nos decían; ese bichito que no existe mientras te preparaban psicológicamente para ser inyectado con el tóxico que provoca la enfermedad real el bichito-19. Qué sibilinos, qué ladinos. Te asusto con una enfermedad, te propongo la salvación banderillal y te inyecto la enfermedad. Claro que es algo extraño que los medicados enfermen precisamente de aquella enfermedad contra la que se han medicado. Pero ya está hecho. Ya te han convertido en un subhumano manipulable. Ya lo eras antes, casi. Ahora ya es la realidad irreversible.
ESO YA HA PASADO y VOLVERÁ A PASAR mucho más gravemente. Son las ciudades de 15 minutos. Las cárceles para penados que ya existen son de 5 minutos. El tiempo que tardas de ir de la celda al patio o a la cantina. Durante el encierro se probó el impedir ir muy lejos a suministrarse. Al estanco más cercano, al supermercado de al lado, se limitó el deporte a 3 intempestivas horas, de 7 a 10…
TODO ESO YA SE HA LOGRADO CON ÉXITO. Lo ha conseguido la dictadura gubernamental de la UE, la estatal, la autonómica y la local. Todas al alimón, dirigidas desde las logias masónicas. La televisión ha sido de unos efectos letales, mintiendo todo el tiempo, engañando y aterrorizando a sus televidentes a conciencia. ¡Qué satisfacción ver morir de el bichito a los que nos empujaban a las banderillaciones por dinero y estupidez juntos! Dulce venganza sin mover un dedo.
Un fuerte abrazo a todos los hombres libres que supieron serlo desde el principio. Que no fue fácil vencer el aborregamiento global, el miedo pánico y decidir no banderillarnos.
ÓSCAR
(*) El verdadero hombre es lo opuesto: analítico, valeroso, altruista y resiliente, que es otra manera de decir que el verdadero hombre es un ser ético.