Que la clase política se agarra como una lapa a la sanidad, educación y carreteras para manipular a la gente con los impuestos lo sabemos todo ya, pero durante la última semana me he reafirmado más aún si cabe en que lo público es una red clientelar gigantesca que nos está llevando directamente al abismo.
Lo que ha pasado es lo siguiente:
Hago un pedido a cierta tienda de electrónica el 29 de junio pero la única opción que me da para la entrega es Correos Express, así que bueno, tiro con ello. El paquete sale el mismo día 29 por la tarde y llega el día 30 sobre las 6 de la mañana al almacén figurándome que me entregarían el paquete el mismo día 30. Pues bien, cuando escribo esto es 5 julio y sigo sin tener el paquete, pero lo mejor viene ahora.
Después de llamar varias veces esta mañana a la delegación de mi ciudad y colgarme el teléfono, finalmente me atiende una Charo que cuando le cuento que no me han entregado mi pedido se queda unos segundos en silencio como si no supiese de que le estaba hablando y la cosa no fuera con ella, le digo el número de seguimiento y que no encuentra nada con esa numeración, hasta que después de repetírselo 5 veces lo encuentra. Acto seguido y en modo poligonera le pregunta a voces al repartidor que estaba allí "¿Oye Ramón tu no habías entregado esto?" Y obviamente le dice que no.
Ya el colmo es que me dice que si puedo ir yo a recogerlo o que si no, que me espere hasta mañana. Por no liarla le digo que vale, que voy y le pregunto hasta que hora abren que voy ahora mismo, pues no va y me dice (a las 12 y media del mediodía que era) que no vaya que van a cerrar ya...
No se si por vergüenza o que me han dicho que me lo traen esta tarde, pero la jovenlandesaleja aquí es que lo público es un agujero de dinero infinito para crear redes clientelares y manipular a la población mientras al pobre autónomo y trabajador por cuenta ajena los tienen comidos a impuestos y regulaciones. Espero con ansias que vengan mal dadas a partir del otoño porque me voy a reír yo con el "Estado del bienestar".
Ni falta hace decir que todo esto es comparado con los servicios de cualquier empresa privada.
Lo que ha pasado es lo siguiente:
Hago un pedido a cierta tienda de electrónica el 29 de junio pero la única opción que me da para la entrega es Correos Express, así que bueno, tiro con ello. El paquete sale el mismo día 29 por la tarde y llega el día 30 sobre las 6 de la mañana al almacén figurándome que me entregarían el paquete el mismo día 30. Pues bien, cuando escribo esto es 5 julio y sigo sin tener el paquete, pero lo mejor viene ahora.
Después de llamar varias veces esta mañana a la delegación de mi ciudad y colgarme el teléfono, finalmente me atiende una Charo que cuando le cuento que no me han entregado mi pedido se queda unos segundos en silencio como si no supiese de que le estaba hablando y la cosa no fuera con ella, le digo el número de seguimiento y que no encuentra nada con esa numeración, hasta que después de repetírselo 5 veces lo encuentra. Acto seguido y en modo poligonera le pregunta a voces al repartidor que estaba allí "¿Oye Ramón tu no habías entregado esto?" Y obviamente le dice que no.
Ya el colmo es que me dice que si puedo ir yo a recogerlo o que si no, que me espere hasta mañana. Por no liarla le digo que vale, que voy y le pregunto hasta que hora abren que voy ahora mismo, pues no va y me dice (a las 12 y media del mediodía que era) que no vaya que van a cerrar ya...
No se si por vergüenza o que me han dicho que me lo traen esta tarde, pero la jovenlandesaleja aquí es que lo público es un agujero de dinero infinito para crear redes clientelares y manipular a la población mientras al pobre autónomo y trabajador por cuenta ajena los tienen comidos a impuestos y regulaciones. Espero con ansias que vengan mal dadas a partir del otoño porque me voy a reír yo con el "Estado del bienestar".
Ni falta hace decir que todo esto es comparado con los servicios de cualquier empresa privada.
