MonteKarmelo
Madmaxista
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Los ingresos de las farmacias caen un 40 % por las medidas de ajuste
En Galicia han cerrado tres y hay muchas al borde de la quiebra
Los últimos tres años han ido cuesta arriba para las farmacias gallegas -unas 4.500-, que han tenido que encajar los golpes del catálogo gallego de medicamentos, el nuevo copago, la desfinanciación de fármacos y el deterioro del consumo por la crisis. La facturación ha caído en muchas boticas hasta un 40 % y algunas empiezan a prescindir de personal, recurren a créditos o aplazan el pago a proveedores. Esto en el mejor de los casos. En la provincia de Pontevedra ya ha cerrado una farmacia (en febrero se subastó la licencia), y en la de A Coruña, dos. Y muchas más están en concurso de acreedores y a punto de quebrar. Los farmacéuticos cruzan los dedos para que la Xunta les siga pagando con puntualidad y para que no se confirme la intención de algunas grandes superficies de empezar a vender medicamentos.
María José García, 26 años en su farmacia de Santiago. «Nunca vivimos una situación así. La facturación cae en picado». La presidenta de los empresarios del sector en la provincia de A Coruña se refiere a que ahora venden fármacos por un euro o menos, a que cada mes tienen nuevas bajadas de precios, a que aumentan los genéricos, a que muchos pacientes ya no compran medicamentos que se han dejado de financiar. «Una clienta de muchos años dejó de tomar un mucolítico porque no lo podía pagar. Tuvo una neumonía que se le complicó e ingresó en el hospital. En este caso se ahorró muy poco».
Fátima Martín, 6 años en su farmacia de Pontevedra. La botica que regenta data de 1895, pero ella compró la licencia en el 2007. Cifra la caída de sus ingresos en un 35 %: «Pero vamos aguantando. Algunos compañeros se han quedado por el camino».
Ana de Frutos, 13 años en su farmacia de Lugo. Tiene siete empleados, pero a partir de agosto serán seis. Una trabajadora se jubila y no cubrirá la plaza. «Me tocará a mí hacer las horas que falten», señala. Ana de Frutos cree que la gestión de las boticas se ha convertido «en un caos».
David Liñares, dos años en su farmacia de A Coruña. Reconoce que su facturación ha bajado, pero de momento no piensa recortar personal. Sí cree importante que los farmacéuticos tengan más capacidad de maniobra con los medicamentos. «Podríamos reducir el stock si pudiésemos elegir marca, como otros países».
Amil López, 14 años en su farmacia de Vigo. El volumen de su negocio ha bajado un 20 % y, aunque han ampliado el horario, «el resultado es el mismo». Para atraer clientela, miden gratis la glucosa y la tensión, y ofrecen productos homeopáticos, de fitoterapia y de nutrición. «Y así vamos tirando», asegura.
Pedro Díaz, 25 años en su farmacia de Ribadeo. Factura entre un 20 y un 30 % menos, pero está a favor del copago: «Se non o sistema pode colapsar». Cree que las farmacias que peor lo pasan «son as máis recentes ou as de traspasos con hipotecas pendentes». Para Díaz, la clave está en la Xunta: «Se tardasen meses en pagar, como noutras comunidades, si que habería peches».
María Jesús Pereiro, 10 años en su farmacia de A Telleira (A Laracha). «Las cuentas ya no cuadran como antes», admite. Para amortiguar el golpe redujo el horario de apertura para no contratar a otro farmacéutico: «En la época de vacas obesas no había nadie que quisiera cubrir las vacaciones, hacer noches o guardias; ahora tengo currículos a patadas».
Juan González, 25 años en su farmacia de Montederramo (Ourense). A precios y copago se añade en su caso la despoblación: «Es bestial». «Encima, con la receta electrónica la gente mayor tiene que venir más veces y eso les supone gasto de taxi». Sus ingresos cayeron un 30 %, pero sigue con su empleada «de momento».
Fernando Guerreiro, farmacéutico de Ferrol. La caja ha bajado un 15 %, que achaca a los ajustes y al desplome del consumo. «La crisis aprieta a las panaderías y también a las farmacias. Si no tienes para dar de comer a tus hijos, pues te pasas dos días sin tomar la pastilla del colesterol», explica.
Inés Madriñán, 15 años en su farmacia de Lalín. El 2012 «fue un año muy malo». Y este pinta igual. Con un 14 % menos de facturación, intenta ofrecer más servicios, pero sin reducir plantilla: «Es imposible, tenemos muchas guardias».
Alba Gago, farmacéutica en Vilagarcía. Su oficina está frente a un centro de salud, por lo que los medicamentos son su principal fuente de ingresos. «Los beneficios bajaron un 10 %».
Xurxo Ferrón, 22 años en su farmacia de Castiñeiras (Ribeira). Sus pérdidas llegan al 30 % y le preocupan los vecinos que han dejado de tomar su medicación «porque no pueden pagarla». «Se automedican y deciden qué fármaco toman y cuál no».
Gema Rodríguez, 20 años en su farmacia de Narón. Sus ganancias bajaron un 30 %: «Pero de momento seguimos todos».
Los ingresos de las farmacias caen un 40 % por las medidas de ajuste
En Galicia han cerrado tres y hay muchas al borde de la quiebra
Los últimos tres años han ido cuesta arriba para las farmacias gallegas -unas 4.500-, que han tenido que encajar los golpes del catálogo gallego de medicamentos, el nuevo copago, la desfinanciación de fármacos y el deterioro del consumo por la crisis. La facturación ha caído en muchas boticas hasta un 40 % y algunas empiezan a prescindir de personal, recurren a créditos o aplazan el pago a proveedores. Esto en el mejor de los casos. En la provincia de Pontevedra ya ha cerrado una farmacia (en febrero se subastó la licencia), y en la de A Coruña, dos. Y muchas más están en concurso de acreedores y a punto de quebrar. Los farmacéuticos cruzan los dedos para que la Xunta les siga pagando con puntualidad y para que no se confirme la intención de algunas grandes superficies de empezar a vender medicamentos.
María José García, 26 años en su farmacia de Santiago. «Nunca vivimos una situación así. La facturación cae en picado». La presidenta de los empresarios del sector en la provincia de A Coruña se refiere a que ahora venden fármacos por un euro o menos, a que cada mes tienen nuevas bajadas de precios, a que aumentan los genéricos, a que muchos pacientes ya no compran medicamentos que se han dejado de financiar. «Una clienta de muchos años dejó de tomar un mucolítico porque no lo podía pagar. Tuvo una neumonía que se le complicó e ingresó en el hospital. En este caso se ahorró muy poco».
Fátima Martín, 6 años en su farmacia de Pontevedra. La botica que regenta data de 1895, pero ella compró la licencia en el 2007. Cifra la caída de sus ingresos en un 35 %: «Pero vamos aguantando. Algunos compañeros se han quedado por el camino».
Ana de Frutos, 13 años en su farmacia de Lugo. Tiene siete empleados, pero a partir de agosto serán seis. Una trabajadora se jubila y no cubrirá la plaza. «Me tocará a mí hacer las horas que falten», señala. Ana de Frutos cree que la gestión de las boticas se ha convertido «en un caos».
David Liñares, dos años en su farmacia de A Coruña. Reconoce que su facturación ha bajado, pero de momento no piensa recortar personal. Sí cree importante que los farmacéuticos tengan más capacidad de maniobra con los medicamentos. «Podríamos reducir el stock si pudiésemos elegir marca, como otros países».
Amil López, 14 años en su farmacia de Vigo. El volumen de su negocio ha bajado un 20 % y, aunque han ampliado el horario, «el resultado es el mismo». Para atraer clientela, miden gratis la glucosa y la tensión, y ofrecen productos homeopáticos, de fitoterapia y de nutrición. «Y así vamos tirando», asegura.
Pedro Díaz, 25 años en su farmacia de Ribadeo. Factura entre un 20 y un 30 % menos, pero está a favor del copago: «Se non o sistema pode colapsar». Cree que las farmacias que peor lo pasan «son as máis recentes ou as de traspasos con hipotecas pendentes». Para Díaz, la clave está en la Xunta: «Se tardasen meses en pagar, como noutras comunidades, si que habería peches».
María Jesús Pereiro, 10 años en su farmacia de A Telleira (A Laracha). «Las cuentas ya no cuadran como antes», admite. Para amortiguar el golpe redujo el horario de apertura para no contratar a otro farmacéutico: «En la época de vacas obesas no había nadie que quisiera cubrir las vacaciones, hacer noches o guardias; ahora tengo currículos a patadas».
Juan González, 25 años en su farmacia de Montederramo (Ourense). A precios y copago se añade en su caso la despoblación: «Es bestial». «Encima, con la receta electrónica la gente mayor tiene que venir más veces y eso les supone gasto de taxi». Sus ingresos cayeron un 30 %, pero sigue con su empleada «de momento».
Fernando Guerreiro, farmacéutico de Ferrol. La caja ha bajado un 15 %, que achaca a los ajustes y al desplome del consumo. «La crisis aprieta a las panaderías y también a las farmacias. Si no tienes para dar de comer a tus hijos, pues te pasas dos días sin tomar la pastilla del colesterol», explica.
Inés Madriñán, 15 años en su farmacia de Lalín. El 2012 «fue un año muy malo». Y este pinta igual. Con un 14 % menos de facturación, intenta ofrecer más servicios, pero sin reducir plantilla: «Es imposible, tenemos muchas guardias».
Alba Gago, farmacéutica en Vilagarcía. Su oficina está frente a un centro de salud, por lo que los medicamentos son su principal fuente de ingresos. «Los beneficios bajaron un 10 %».
Xurxo Ferrón, 22 años en su farmacia de Castiñeiras (Ribeira). Sus pérdidas llegan al 30 % y le preocupan los vecinos que han dejado de tomar su medicación «porque no pueden pagarla». «Se automedican y deciden qué fármaco toman y cuál no».
Gema Rodríguez, 20 años en su farmacia de Narón. Sus ganancias bajaron un 30 %: «Pero de momento seguimos todos».
Los ingresos de las farmacias caen un 40 % por las medidas de ajuste