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Será en Octubre
Los perros peligrosos, en el punto de mira: "No todo el mundo puede tener este tipo de mascotas"
Tras el ataque de un pitbull a un niño de dos años en Alcalá, todos los focos se vuelven a poner sobre estos canes: "Ellos actúan tal y como les han enseñado"
Un dueño junto a su rottweiler sin correa ni cubreboca en un parque de Madrid.J. BARBANCHO
Daniel Somolinos Madrid
Madrid
Actualizado Lunes,21octubre2024-00:46
Es un debate cíclico, condimentado con múltiples noticias cada semana, decenas al año, de episodios en los que perros atacan, sin motivo aparente, a ciudadanos. El último tuvo lugar este pasado sábado 12 de octubre: un pitbull destrozó la cara de un niño de dos años dentro de una casa okupa de Alcalá de Henares. Tuvo que enfrentarse a una reconstrucción facial.
No resulta extraño contemplar a perros sueltos por las calles de Madrid, pese a que la normativa es clara: sólo podrán estar libres en áreas caninas y en parques, aunque en este último caso con limitación horaria (desde las 20.00 horas en verano y 19.00 horas en invierno hasta las 10.00 de la mañana). Y si la mascota es considerada perro potencialmente peligroso (PPP), entre los que se incluyen razas como pitbull, rottweiler o staffordshire terrier, siempre ha de ir con correa y cubreboca. Algo que, a algunos dueños, les cuesta entender.
Tal y como ha podido comprobar este diario, en 2023 la Policía Municipal interpuso 188 denuncias a propietarios de PPP, 47 en el primer trimestre de este año, por pasear con ellos sin correa o cubreboca. Aunque si tenemos en cuenta todo tipo de canes, en 2023 se denunció a 2.224 dueños, 493 en el primer trimestre de 2024.
Un dogo argentino en el centro de Madrid.F. Díaz de Vivar
"Sé que tiene que ir atado, pero si no hay nadie cerca prefiero que esté libre y juegue a su aire, que ya bastante encerrado está en casa. Además, siempre que le llamo viene enseguida, confío en él", contaba Rubén, en compañía de su staffordshire neցro, que retozaba sobre el césped del parque lineal del Manzanares.
Como él, muchos propietarios de PPP consideran injusto que sus animales tengan más restricciones que el resto de perros y optan por dejarlos libres. Aunque, esta pasividad, sea cual sea el can, suele molestar a viandantes que más de una vez se han tenido que apartar o desviarse de su camino por el miedo a que una mascota suelta se les acercase "más de la cuenta" en plena acera, como Roberto. "Los verdaderos responsables, o irresponsables mejor dicho, son los dueños. Los animales únicamente actúan tal y como les han enseñado", apuntaba este padre, sentado en un área infantil mientras veía jugar a su hijo pequeño. Y evocaba: "Alguna vez he tenido que levantarme al ver que iban hacia él. Tienes que estar muy pendiente. Incluso en una ocasión le tuve que coger en brazos porque se asustó mucho... Le dije al dueño que tuviese cuidado y se me puso chulo. Me tuve que contener".
Orbitando sobre la premisa de que "no hay razas peligrosas, sino educaciones inadecuadas", muchas asociaciones tratan de concienciar y desestigmatizar la imagen de los PPP. "Ocurre como con los niños... El ambiente en el que crecen les hace encaminarse hacia una conducta u otra", comienzan exponiendo Noemí y Azu, portavoces de SOS PPP España, asociación que se encarga de rescatar y buscar un nuevo hogar a este tipo de animales. Tras trabajar con ellos y rehabilitarlos con un equipo de educadores, logran, poco a poco, que nuevas familias se interesen por ellos y les brinden una segunda vida: "De aquí salen siendo ositos".
Un perro de la raza pitbull terrier durante una exhibición canina, en Madrid.BALLESTEROS / EFE
Desde esta organización abren el melón de la saturación que se vive dentro de las perreras. En ellas abundan mascotas que estuvieron de moda hace 15 años y que, tras cansarse de ellas, han sido abandonados por sus dueños. "Para adoptarles te exigen, por ley, muchos requisitos. Además, súmale la imagen social que tienen estas razas... Es complicado que alguien les quiera", explican Noemí y Azu, que agregan: "En EEUU son utilizados para acciones de rescate ya que son muy fieles... Van a hacer siempre lo que les pidas, para bien o para mal".
Pedro Ruf, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Veterinarios de Madrid, también se muestra preocupado por el alto volumen de PPP en las perreras. Asume que "no tienen salida", debido a una "legislación muy restrictiva que no anima a adoptar". Los datos señalan que el volumen de PPP en los centros de protección se sitúa en torno al 40%. También que el 20% de los animales lleva más de cuatro años en estos espacios, y un 5,6% más de ocho años.
"Sus dificultades físicas, tener que sacarlos atados y con cubreboca... Ni motivas su adopción ni es forma de garantizar su bienestar psicológico. Si no dejamos que se desarrollen socializándose con otros perros y hagan ejercicio... Se pueden irritar más. Les tenemos como a niños hiperactivos que no salen al parque. Es una pescadilla que se muerde la cola", incide Ruf.
Para Esther, animalista con dos perros bajo su tutela, "no todo el mundo debería poder tener un PPP". "Hace falta un mayor control, más exigencia a la hora de permitir tener a estas mascotas. Porque no es lo mismo cuidar a un yorkshire que a un doberman. Conozco casos en los que personas han cortado el regazo y las orejas a su doberman para potenciar su imagen de peligrosidad... Por suerte fueron multados ya que está prohibido", puntualizaba.
Un dueño acaricia a su PPP.Marga Cruz
El Centro de Protección Animal (CPA) de Madrid es el encargado de registrar a todos los PPP de la capital. Los distritos donde más presencia tienen son Puente de Vallecas, Carabanchel y Latina y, actualmente, de sus 200 plazas un 54% están siendo ocupadas por estos canes considerados potencialmente peligrosos. "El número de inscripciones realizadas de PPP en los últimos nueve años (2015-2023) ha sido de 4.531", concretan.
Parte de la mala imagen social que tienen estos perros la explican desde la Asociación Nacional Amigos de los Animales (ANAA), con 32 años de antigüedad, que lleva más de 16 denunciando criaderos ilegales. Esto, además de ser un negocio muy lucrativo, fomenta desde hace décadas el tráfico de perros utilizados en peleas clandestinas. Lo que refuerza la imagen de fiereza de estos perros, tal y como apuntan desde ANAA: "Antiguamente, en el siglo XIX, a algunos de ellos se les llamaba en Inglaterra 'perros niñera'. Todo depende de en qué manos caiga el animal".
