Bernaldo
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(con un par de coóne, sabiduría y la boina colorá, esto sí es la voz de la España de siempre)
Los de la famosa acusación de "antimesitas" que dejen de dar la matraca, la mayoría de ocupas son de origen centro europeo y anexos. El artículo es corto pero intensito.
Los de la famosa acusación de "antimesitas" que dejen de dar la matraca, la mayoría de ocupas son de origen centro europeo y anexos. El artículo es corto pero intensito.
Okupas fuera
En un debate informal entre jóvenes, surgió el asunto triste y de boga de los movimientos bélicos en Gaza. Como era adecuado, alguien realizó un mínimo repaso a los precedentes en la Historia.A
periodicolaesperanza.com
En un debate informal entre jóvenes, surgió el asunto triste y de boga de los movimientos bélicos en Gaza. Como era adecuado, alguien realizó un mínimo repaso a los precedentes en la Historia.
Aquí surgió la cuestión de los derechos históricos. Estos, que pueden considerarse, deben hacerse con condiciones y límites. Pero en nuestro tema el dato era claro: no hay continuidad desde hace dos mil años entre los pobladores de la Palestina y los actuales ocupantes del Estado de «Israel» y sus dirigentes. Estos, que estaban diseminados, provienen muy recientemente desde los más poderosos países anglosajones y europeos.
Como la conversación era dispersa, algún chiquillo clamó con guasa «¡viva VOX! ¡Fuera los okupas!». A lo que retranqueé: «desde luego, aquí está claro quiénes son los okupas».
El espinoso asunto ha suscitado en la política peninsular un posicionamiento en bloque de las derechas, un apoyo al Estado israelí tumultuoso y arrebatado. Algo extraño por completo al sentir popular español, también a día de hoy.
Lo más dañino, a mi juicio, es el falso dilema que difunden, y en que consiste todo su argumento: «¿Crees que los mahometanos no harán lo mismo contigo? ¿No hay en España también una quinta columna islámica? ¿Cómo quieres que Israel te apoye frente a ellos si tú no ayudas a Israel?». ¡O jovenlandeses o ****ocristianos!, parecen vociferar.
Pretenden un posicionamiento de nuestra política internacional bajo ese razonamiento simplón. Razonamiento que, sobre todo, ignora los hechos políticos más obvios.
No se trata aquí de edulcorar, menos de bendecir, razzias como la del día 7 de octubre, que tristemente puede que veamos próximamente en España. Se trata de reconocer qué país vecino del sur fomentará esos hostigamientos, y constatar cuál es su principal aliado. Porque el aliado de «esos mahometanos» que «nos harán lo mismo» es Israel.
Porque Israel financia y arma con diligencia a jovenlandia. No se nos puede forzar a elegir entre el magma islámico y el mesianismo talmúdico. Entre otros motivos, porque la delicada cuestión de la defensa de nuestras fronteras nos enseña que estos enemigos se hermanan contra nosotros.
La política internacional, sobre todo en una época tan volátil como la actual, obliga a rehuir las banderías maniqueas. Por el contrario, exige sutileza para identificar y catalogar los peligros y los enemigos. En ese sentido, sobre todo en lo que está lejos de nosotros y de nuestros hermanos de sangre y de fe, en ciertas circunstancias debe sernos indiferente si jovenlandeses o cristianos.
La remoción de ciertos okupas, hágala quien la haga, es buena para nosotros, y quizá un bien general. Porque dichos okupas resultan un apoyo impagable a todos nuestros enemigos contiguos. Aceleran también la descomposición religiosa y jovenlandesal de España por medio de sus factorías, como ciertos partidos que deberían ponerse verdes de vergüenza.
Roberto Moreno, Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid
Aquí surgió la cuestión de los derechos históricos. Estos, que pueden considerarse, deben hacerse con condiciones y límites. Pero en nuestro tema el dato era claro: no hay continuidad desde hace dos mil años entre los pobladores de la Palestina y los actuales ocupantes del Estado de «Israel» y sus dirigentes. Estos, que estaban diseminados, provienen muy recientemente desde los más poderosos países anglosajones y europeos.
Como la conversación era dispersa, algún chiquillo clamó con guasa «¡viva VOX! ¡Fuera los okupas!». A lo que retranqueé: «desde luego, aquí está claro quiénes son los okupas».
El espinoso asunto ha suscitado en la política peninsular un posicionamiento en bloque de las derechas, un apoyo al Estado israelí tumultuoso y arrebatado. Algo extraño por completo al sentir popular español, también a día de hoy.
Lo más dañino, a mi juicio, es el falso dilema que difunden, y en que consiste todo su argumento: «¿Crees que los mahometanos no harán lo mismo contigo? ¿No hay en España también una quinta columna islámica? ¿Cómo quieres que Israel te apoye frente a ellos si tú no ayudas a Israel?». ¡O jovenlandeses o ****ocristianos!, parecen vociferar.
Pretenden un posicionamiento de nuestra política internacional bajo ese razonamiento simplón. Razonamiento que, sobre todo, ignora los hechos políticos más obvios.
No se trata aquí de edulcorar, menos de bendecir, razzias como la del día 7 de octubre, que tristemente puede que veamos próximamente en España. Se trata de reconocer qué país vecino del sur fomentará esos hostigamientos, y constatar cuál es su principal aliado. Porque el aliado de «esos mahometanos» que «nos harán lo mismo» es Israel.
Porque Israel financia y arma con diligencia a jovenlandia. No se nos puede forzar a elegir entre el magma islámico y el mesianismo talmúdico. Entre otros motivos, porque la delicada cuestión de la defensa de nuestras fronteras nos enseña que estos enemigos se hermanan contra nosotros.
La política internacional, sobre todo en una época tan volátil como la actual, obliga a rehuir las banderías maniqueas. Por el contrario, exige sutileza para identificar y catalogar los peligros y los enemigos. En ese sentido, sobre todo en lo que está lejos de nosotros y de nuestros hermanos de sangre y de fe, en ciertas circunstancias debe sernos indiferente si jovenlandeses o cristianos.
La remoción de ciertos okupas, hágala quien la haga, es buena para nosotros, y quizá un bien general. Porque dichos okupas resultan un apoyo impagable a todos nuestros enemigos contiguos. Aceleran también la descomposición religiosa y jovenlandesal de España por medio de sus factorías, como ciertos partidos que deberían ponerse verdes de vergüenza.
Roberto Moreno, Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid