EEUU da la espalda a la conferencia de la ONU sobre racismo
Estados Unidos no participará en la conferencia de Naciones Unidas contra el racismo que comienza el lunes en Ginebra, según ha informado el Departamento de Estado norteamericano en Washington, mientras se mantiene en el aire si Alemania hará lo mismo que EEUU o acudirá.
La entidad agregó que en los preparativos de la reunión se presentó de forma unilateral el conflicto palestino-israelí. Además señaló que hay "prejuicios en cuestiones claves" que según Washington sólo pueden ser solucionadas en negociaciones entre israelíes y palestinos. También otros países temen que la conferencia se convierta en un escenario para posturas antiisraelíes.
La participación de Alemania, Italia y otros miembros de la UE aún es incierta. Según el ministro del Exterior germano, Frank-Walter Steinmeier, la participación alemana será decidida recién este domingo. Agregó en Berlín que habló este sábado del tema con representante de la presidencia rotativa checa de la UE y otros colegas.
Hasta ahora, el ponente más prominente confirmado será el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que tomará la palabra en la tarde del lunes. Estados Unidos, Canadá, Italia e Israel ya rechazaron su participación. Al contrario, Suiza decidió hoy su asistencia.
Washington canceló su participación con un lamento explícito. "Estados Unidos está comprometido para poner fin al racismo y la discriminación racista", señaló el portavoz del Departamento de Estado norteamericano Robert Wood.
Agregó que aunque el documento actual de la conferencia es mejor en comparación a borradores previos, sigue habiendo párrafos que Washington no puede aceptar.
El gobierno brasileño reafirmará su posición de que el racismo y la democracia son incompatibles y buscará que la nueva conferencia de la ONU contra el racismo y ratifique lo acordado durante la Conferencia antirracista realizada en Durban, Sudáfrica, en 2001.
Según informa la agencia Estado, esos serán los dos principales puntos que Brasil defenderá en Ginebra, donde se revisará la Declaración y el Plan de Acción de Durban.
Voceros de la cancillería brasileña, citados por el medio, afirmaron que el gobierno consideran que la situación y los derechos de las mujeres, los indígenas y los afrodescendientes son los asuntos más importantes que deberán tratarse en la reunión.
Asimismo, Brasil defenderá junto a otros países de la Unión Europea que se revisen específicamente los puntos relativos a la orientación sensual de las personas, aunque, según un asesor de la cancillería, se prevé que el documento final de la Conferencia aborde el racismo, la discriminación y la intolerancia en forma genérica, sin especificaciones, para aumentar las posibilidades de que exista un consenso.
La misma fuente indicó que Brasil es uno de los países que más avanzó en la discusión e implementación de acciones destinadas a combatir el racismo y la discriminación, tras la Conferencia de Durban. Entre esas acciones, destacó la recopilación de datos estadísticos con relación a la raza y a la étnia de la población, y las del combate a la violencia contra la mujer.
El encuentro supone una continuación de la gran conferencia contra el racismo celebrada en Durban en 2001. Entonces unos 170 países acordaron un programa de acción para combatir la discriminación.
Sin embargo, la conferencia terminó con un escándalo: los representantes de Estados Unidos e Israel se marcharon indignados porque cada vez se criticaba más a Israel.
También hubo fuertes controversias durante las negociaciones previas sobre el documento final del encuentro que comienza ahora. Los Estados occidentales consideraban formulaciones sobre el conflicto de Cercano Oriente contenidas en el documento como condenas unilaterales a Israel.
Controvertido era también el pasaje deseado por los países islámicos contra la difamación de las religiones, a las que las naciones occidentales atribuyen una limitación de la libertad de opinión. La UE amenazó por ello en marzo con boicotear la conferencia.
En la noche del viernes, un comité preparatorio logró por fin la unidad en un documento de compromiso del que se habían suprimido los temas controvertidos. Organizaciones defensoras de los derechos humanos ven así cumplidas las exigencias de Occidente.
La larga incertidumbre sobre el documento final hizo que hasta el viernes sólo unos pocos invitados de alto rango hubieran confirmado su presencia, entre ellos los jefes de Estado de Montenegro, Togo o Timor Oriental. Varios cientos de organizaciones no gubernamentales estarán representadas en el encuentro, que será inaugurado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Estados Unidos no participará en la conferencia de Naciones Unidas contra el racismo que comienza el lunes en Ginebra, según ha informado el Departamento de Estado norteamericano en Washington, mientras se mantiene en el aire si Alemania hará lo mismo que EEUU o acudirá.
La entidad agregó que en los preparativos de la reunión se presentó de forma unilateral el conflicto palestino-israelí. Además señaló que hay "prejuicios en cuestiones claves" que según Washington sólo pueden ser solucionadas en negociaciones entre israelíes y palestinos. También otros países temen que la conferencia se convierta en un escenario para posturas antiisraelíes.
La participación de Alemania, Italia y otros miembros de la UE aún es incierta. Según el ministro del Exterior germano, Frank-Walter Steinmeier, la participación alemana será decidida recién este domingo. Agregó en Berlín que habló este sábado del tema con representante de la presidencia rotativa checa de la UE y otros colegas.
Hasta ahora, el ponente más prominente confirmado será el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que tomará la palabra en la tarde del lunes. Estados Unidos, Canadá, Italia e Israel ya rechazaron su participación. Al contrario, Suiza decidió hoy su asistencia.
Washington canceló su participación con un lamento explícito. "Estados Unidos está comprometido para poner fin al racismo y la discriminación racista", señaló el portavoz del Departamento de Estado norteamericano Robert Wood.
Agregó que aunque el documento actual de la conferencia es mejor en comparación a borradores previos, sigue habiendo párrafos que Washington no puede aceptar.
El gobierno brasileño reafirmará su posición de que el racismo y la democracia son incompatibles y buscará que la nueva conferencia de la ONU contra el racismo y ratifique lo acordado durante la Conferencia antirracista realizada en Durban, Sudáfrica, en 2001.
Según informa la agencia Estado, esos serán los dos principales puntos que Brasil defenderá en Ginebra, donde se revisará la Declaración y el Plan de Acción de Durban.
Voceros de la cancillería brasileña, citados por el medio, afirmaron que el gobierno consideran que la situación y los derechos de las mujeres, los indígenas y los afrodescendientes son los asuntos más importantes que deberán tratarse en la reunión.
Asimismo, Brasil defenderá junto a otros países de la Unión Europea que se revisen específicamente los puntos relativos a la orientación sensual de las personas, aunque, según un asesor de la cancillería, se prevé que el documento final de la Conferencia aborde el racismo, la discriminación y la intolerancia en forma genérica, sin especificaciones, para aumentar las posibilidades de que exista un consenso.
La misma fuente indicó que Brasil es uno de los países que más avanzó en la discusión e implementación de acciones destinadas a combatir el racismo y la discriminación, tras la Conferencia de Durban. Entre esas acciones, destacó la recopilación de datos estadísticos con relación a la raza y a la étnia de la población, y las del combate a la violencia contra la mujer.
El encuentro supone una continuación de la gran conferencia contra el racismo celebrada en Durban en 2001. Entonces unos 170 países acordaron un programa de acción para combatir la discriminación.
Sin embargo, la conferencia terminó con un escándalo: los representantes de Estados Unidos e Israel se marcharon indignados porque cada vez se criticaba más a Israel.
También hubo fuertes controversias durante las negociaciones previas sobre el documento final del encuentro que comienza ahora. Los Estados occidentales consideraban formulaciones sobre el conflicto de Cercano Oriente contenidas en el documento como condenas unilaterales a Israel.
Controvertido era también el pasaje deseado por los países islámicos contra la difamación de las religiones, a las que las naciones occidentales atribuyen una limitación de la libertad de opinión. La UE amenazó por ello en marzo con boicotear la conferencia.
En la noche del viernes, un comité preparatorio logró por fin la unidad en un documento de compromiso del que se habían suprimido los temas controvertidos. Organizaciones defensoras de los derechos humanos ven así cumplidas las exigencias de Occidente.
La larga incertidumbre sobre el documento final hizo que hasta el viernes sólo unos pocos invitados de alto rango hubieran confirmado su presencia, entre ellos los jefes de Estado de Montenegro, Togo o Timor Oriental. Varios cientos de organizaciones no gubernamentales estarán representadas en el encuentro, que será inaugurado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
