jaimearanzana
Cuñado nija
- Desde
- 10 Ago 2021
- Mensajes
- 69
- Reputación
- 190
¡Dejad de llorar y poneos las pilas de una vez! Lo que tenéis que hacer es ir con un par de bemoles al trabajo, descargar un camión entero vosotros solos y delante del jefe, para que vea que sois de los que no se arrugan. Llegad una hora antes, barréis, ordenáis todo, y si no hay nada que hacer, os inventáis algo, pero no paréis quietos ni un segundo.
Al jefe hay que tratarlo como si fuera el Papa: educados, serios y con cara de 'quiero estar aquí toda mi vida'. Dejadle claro que sois carne de ascenso, que no sois unos mataos que van de paso. Haced un Excel con vuestros tiempos de descarga, comparadlos con los de los demás y se lo ponéis en la mesa para que vea que sois los mejores. ¡Y si alguno se queda atrás, proponéis soluciones! Eso sí, siempre con una sonrisa y barriendo si hace falta su despacho.
A vuestra edad yo no perdía el tiempo. A las 8 de la mañana estaba ya plantado en la puerta de las fábricas con el currículum, con ganas y vestido como para una boda. Cuando me cogían, era el primero en entrar y el último en salir, y si hacía falta trabajar 14 horas al día o un domingo, lo hacía sin rechistar. ¿No pagaban las extras? ¡Me daba igual! Lo que importaba era que el jefe me viera con hambre de currar y ganas de comerme el mundo.
Así es como se gana uno el respeto, no vagueando ni mirando el móvil. ¡Si yo hiciera lo que vosotros, estaría en la calle antes del desayuno!
Al jefe hay que tratarlo como si fuera el Papa: educados, serios y con cara de 'quiero estar aquí toda mi vida'. Dejadle claro que sois carne de ascenso, que no sois unos mataos que van de paso. Haced un Excel con vuestros tiempos de descarga, comparadlos con los de los demás y se lo ponéis en la mesa para que vea que sois los mejores. ¡Y si alguno se queda atrás, proponéis soluciones! Eso sí, siempre con una sonrisa y barriendo si hace falta su despacho.
A vuestra edad yo no perdía el tiempo. A las 8 de la mañana estaba ya plantado en la puerta de las fábricas con el currículum, con ganas y vestido como para una boda. Cuando me cogían, era el primero en entrar y el último en salir, y si hacía falta trabajar 14 horas al día o un domingo, lo hacía sin rechistar. ¿No pagaban las extras? ¡Me daba igual! Lo que importaba era que el jefe me viera con hambre de currar y ganas de comerme el mundo.
Así es como se gana uno el respeto, no vagueando ni mirando el móvil. ¡Si yo hiciera lo que vosotros, estaría en la calle antes del desayuno!