Los hombres sosos... en un país de graciosos.

Somos_Petroleo

Madmaxista
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Los hombres sosos... en un país de graciosos.


¡Míralo! El tío soso, no se ríe ni a la de tres.

Ese fue el primer comentario que oí acerca de Miguel Boyer, y creo que fue en mi propio hogar. Yo era sólo un niño que miraba en la pantalla en blanco y neցro de los años ochenta como un señor serio de gafas de gruesa pasta de color bajaba por una escalera mientras el locutor, visiblemente excitado, relataba algo sobre un panal de abejas. Él era el ministro de Economía y Hacienda, intuía que alguien muy poderoso y aburrido al mismo tiempo.

Fue poco después de la expropiación de Rumasa por el Estado. Recuerdo que, en efecto, su gesto era serio, aunque nunca fruncía el ceño, pero la gravedad de los hechos requería ir con pies de plomo y, a la vez, actuar con gran celeridad para evitar males mayores ante el cataclismo que amenazaba a la inestable economía española de los años ochenta, si se permitía a Rumasa seguir en su huida hacia adelante

Hoy sabemos que la decisión de intervenir el grupo Rumasa, aconsejada por él personalmente con gran insistencia, fue la mejor posible. Hoy ya no cabe duda de que es raro encontrar un varón en la familia Ruiz-Mateos que no sea un ladrón y que nadie en sus cabales pondría un perversos duro en ningún negocio relacionado con esos apellidos infames. Hoy es evidente, en fin, que Rumasa era un pufo de proporciones bíblicas, como así lo fue también Nueva Rumasa, a pesar de que decenas de miles de inversores jaleados por los medios más cavernarios se empeñaron en cantar las virtudes de Nueva Rumasa, alias “el pufo menos grande”, respaldando la iniciativa en unas supuestas reservas valiosísimas de Brandy. Con dos cohones.

Miguel Boyer fue de los primeros en afrontar la verdad y quitarle de paso a, solo una parte del pueblo español, la venda de los ojos.

Aquí tienen un magnífico artículo de W. Petersen relatando la "trayectoria del insigne empresario" y la trama financiera que sustentaba Rumasa, vital en su sostenimiento.

Cayeron como chinches con esos pagarés que apestaban desde el primer segundo del anuncio de la tele. Y hoy, cuando vemos las imágenes de un patético Ruiz-Mateos disfrazado de Superman gritando “¡BOSSSSSHHHHHHEEEERRRR!” no podemos sino sentir repulsión ante el patético espectáculo de ver a ese estafador tratando de agenciarse la simpatía del siempre voluble pueblo español, tratando de imitar a un bufón. El pueblo español, que aprecia más a las malas copias de payasos que a sus mentes privilegiadas, que se fía más de un meapilas con conexiones con la mayor secta supernumeraria, prelada personalmente, del mundo, que del sentido común o de la inteligencia de sus mejores ciudadanos. Ese pueblo, el hispanistaní, que procuró que ganara la edición de Gran Hermano no el más guapo o el más inteligente, sino simplemente el más simpático.



El simpático y estafado Ruiz-Mateos. Vía



Hubo un tiempo en que el “simpático” a ojos del pueblo, el que se llevaba las sonrisitas del pueblo, era ese supuesto empresario jerezano que eludía la justicia mientras que el “soso” de Boyer se llevaba unas merecidas leches (¡Que te pego, leches!) por… porque sí, porque era soso el tío, oye. ¡Y encima casado con la china del Julio Iglesias! ¡Y encima socialista! ¡Ah no, que en realidad era partidario de popularizar el capitalismo! ¡Será de derechas! Será convenido y chaquetero el tío soso…

Lo cierto es que Miguel Boyer no fue sino la primera persona con los bemoles necesarios para pararle los pies a ese ladrón, un cáncer terrible de la economía española. Fue Miguel Boyer quien se llevó las palos, las críticas irracionales de los medios contrarios al gobierno del momento, la antipatía de tanta gente por hacer lo que había que hacer y que probablemente poca gente tenía el valor suficiente de hacer. La incomprensión cundió incluso entre muchos compañeros de partido. Fue Miguel Boyer el que, con su extraordinario valor y cara de soso integral, evitó que España entrara en una recesión brutal y en una crisis de confianza en el sistema y en las empresas tal que, estoy seguro, el tremendo impacto resonaría aún en nuestro acervo colectivo. Se puede debatir mucho sobre el proceso de privatización posterior de Rumasa y su colocación a precio de saldo, pero no cabe duda de que la decisión de la expropiación no podía ser tomada por mucha gente sin que le temblaran las piernas.

Era un hombre con una inteligencia extraordinaria, vocación de servicio público innegable y formación académica tremenda. Los que le conocieron sabían de su agudo sentido del humor (frecuente por otra parte en personas muy inteligentes) y capacidad de seducción en las distancias cortas para con ambos sexos. Boyer pertenecía a una categoría de estadistas difícil de repetir en la historia de esta España nuestra. Una clase de hombres sosos y de escasa telegenia que se saben incapaces de ganarse al populacho porque parecen prepotentes o sobrados, pero que arrasan en las distancias cortas, manejan la oratoria y la conversación de forma brillante y siempre dejan un regusto de placer tras conocerles, pues tienen el arte de despertar en ti las ganas de saber más, de conversar aún más con ellos.

Miguel Boyer y su compañero de hemiciclo, Leopoldo alopécico Sotelo, pertenecen a esa categoría que yo denomino “prohombres”, un término que igual se refiere por igual a hombres que a mujeres y que define, a mi humilde entender, un profundo sentido de Estado y de servicio a la Comunidad. Emplear tus extraordinarias habilidades intelectuales en hacer dos o tres carreras cuando apenas han desaparecido lo granos de tu cara, hablar varias lenguas perfectamente, conocer a fondo la empresa privada y, al cabo de los años de experiencia, dedicar tus más brillantes años al servicio de tu país en un cargo público… porque sí, porque es lo que sienten que deben hacer, porque si no su vida sería un “desperdicio”, porque, y espero no parecer cursi al decirlo, este país les necesita.

Ellos y muchos más como ellos, deberían ser los que nos gobiernen. Pero no les vaya a pasar como a Pep Borrell, en mi opinión otro máquina que cuando más cerca estaba de ser presidente del gobierno su propio compañero, que no supo perder, dicen que le puso la zancadilla por un asunto de corrupción de dos amigos suyos que ni siquiera le tocaban colateralmente. Pero dimitió.

Hoy no dimite ni el de los aviones a Canarias, ni después de cogerle con la bragueta abierta.

Les costará mucho encontrar un solo caso de corrupción entre este tipo de “cracks”, y estoy seguro que los encontrarán en todos los partidos, en cualquier tipo de ideología política. Creo que necesitamos muchos más hombres y mujeres sosos, porque hoy en día hay demasiado gracioso y mucho cachondo mental en política que se ríe demasiado de nosotros, ¿no les parece?

Quizás sea hora de recordar que estos hombres sosos que saben de lo que hablan son los que deberían ocupar los cargos de responsabilidad, y no los enchufados de "familia bien" que a la legua se nota que no tienen ni puñetera idea de lo que hablan (y mucho menos, ganas de dimitir).

Yo creo que los supervivientes deberíamos ponernos un poco serios y EXIGIR que la meritocracia sea la razón número uno para ocupar cargos, tal y como parece que lo fue hace treinta años, o al menos parece que era más frecuente.

Y si son personas sosas, mejor... que de graciosos ya vamos servidos.



** Breves referencias biográficas **


Leopoldo alopécico-Sotelo y Bustelo

Leopoldo alopécico-Sotelo recibió educación en el Instituto Escuela, centro de enseñanza liberal, heredero de la Institución Libre de Enseñanza.

Terminó sus estudios de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en 1951 con el número uno de su promoción, por el que recibió el premio Escalona, doctorándose por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid en 1968. Políglota, llegó a dominar el inglés, el francés, el italiano, el alemán y el portugués; también tocaba el piano.

Trabajó veinticinco años en la empresa privada, buena parte de ellos al frente del mayor grupo industrial español, Unión Explosivos Riotinto. Fue presidente de Renfe en 1967. Ocupó numerosos cargos de responsabilidad estatal, entre ellos el de presidente del gobierno durante casi dos años a raíz de la dimisión de Adolfo Suárez. Durante su gobierno se firmó un gran acuerdo por el empleo con las centrales sindicales y los empresarios, se aprobó la ley del divorcio, España ingresó en la OTAN y se cerró el mapa autonómico. Su gobierno recurrió la sentencia de la Justicia Militar, para que fuera la Justicia Civil quien tuviera la última palabra en el tema del golpe de estado del 23F.

Fue el presidente más breve de la Democracia española y es seguro el más desconocido. Sin embargo fue el que estaba más preparado desde el punto de vista académico y en cuanto a currículum laboral.


Josep Borrell Frontelles

Nieto de un emigrado a Argentina e hijo de un panadero de humilde condición que consiguió prosperar en su pequeño negocio, nació y se crió en La Pobla de Segur, pueblo de la comarca montañesa de Pallars Jussà, en el prepirineo leridano. Al principio, dado que la familia no podía costearle una enseñanza reglada y le necesitaba para el trabajo en la panadería, recibió la primera instrucción en su localidad, tomando clases de maestros que impartían docencia en los pueblos del entorno a modo de extensión escolar y acercándose a los libros con actitud autodidacta.

Sus excelentes aptitudes académicas le abrieron las puertas de la formación universitaria y emprendió la carrera de perito industrial en Barcelona. Sin embargo, cursó sólo el primer año de su primera elección lectiva, ya que en 1965 se matriculó en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) con la intención de convertirse en ingeniero aeronáutico, carrera que completó en sólo cuatro años y que compaginó con la carrera de Ciencias Económicas que estudió al mismo tiempo en la Complutense.

En los años siguientes, redondeó su currículum académico con el doctorado en la UCM, un máster en Investigación Operativa por la Universidad de Stanford en California y otro máster en Economía de la Energía por el Instituto Francés del Petróleo en París, costeados respectivamente con sendas becas concedidas por la Fundación Juan March y el Programa Fulbright. Es también doctor en Ciencias Económicas por la Complutense y catedrático en excedencia de Matemáticas Empresariales.

Habla catalán, inglés, francés e italiano.

Trabajó siete años para CEPSA, fue candidato socialista a la presidencia y presidente del Parlamento Europeo. Actualmente es consejero de Abengoa.


Miguel Boyer Salvador


Nació en San Juan de Luz en 1939, hijo de exiliados de la Guerra Española. Estudió en el Liceo Francés de Madrid donde adquirió un dominio completo de la lengua. Se licenció tanto en Económicas como en Físicas en la Complutense de Madrid y ejerció como profesor de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación.

Trabajó en el Servicio de Estudios del Banco de España. Fue subdirector del Servicio de Estudios del Instituto Nacional de Industria y se le nombró director del mismo en 1974. También fue director de Planificación y Estudios del Instituto Nacional de Hidrocarburos en 1981.

Militante socialista desde los años sesenta, llegó a estar encarcelado varios meses por su militancia política. Ministro de Economía, Hacienda y Comercio con Felipe González de 1982 a 1985. Entre sus actuaciones más polémicas se encuentran la expropiación por sorpresa de Rumasa; la Ley de Activos Financieros, que impedía de facto la colocación financiera del dinero opaco al fisco, para canalizarlo hacia la construcción y el sector inmobiliario; y el conocido como Real-Decreto Boyer, mediante el que se liberalizaron los horarios comerciales y se derogó el carácter tuitivo de la legislación sobre Arrendamientos Urbanos.

Mantuvo conflictos con otros ministros y altos cargos del Gobierno no tan convencidos de las supuestas bondades de la popularización del capitalismo, especialmente en su versión inmobiliaria; tal fue el caso de Alfonso Guerra y de Josep Borrell.



Foto


José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada


José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada es un empresario español, accionista principal de Rumasa, nacido en Rota (Cádiz) en 1931, hijo del alcalde de la localidad, Zoilo Ruiz Mateos Camacho.

José María Ruiz-Mateos se graduó como profesor mercantil en la Escuela de Comercio de Jerez. Comenzó su carrera empresarial exportando vino a Inglaterra, campo en el que ya poseía experiencia al ser su pader un experto corredor de vinos de la época. Posteriormente, fundó con sus hermanos el holding Rumasa que llegó a estar formado por 230 empresas y 65 000 empleados.

Pertenece por línea materna al Ilustre Solar de Tejada, corporación nobiliaria más antigua del Reino de España. En 1982, el Consejo de Estado le autoriza utilizar el título de Marqués de Olivara que le había sido otorgado por la República de San Marino. Fue recibido como caballero divisero hijodalgo del Ilustre Solar de Tejada.

Casado con Teresa Rivero tiene trece hijos, seis varones (Pablo, Álvaro, Alfonso, Javier, Zoilo y José María) y siete mujeres (Begoña, Patricia, Socorro, Rocío, Nuria, Paloma y Almudena). Mientras que los varones se han implicado plenamente en la gestión empresarial familiar, a las mujeres se les vetó sistemáticamente esa posibilidad. De ideología y creencias ultracatólicas, se rumorea que perteneció al Opus Dei y que esta vinculación influyó en la expropiación de la empresa por el Estado.

Habla español; y tiene un piquito de oro.

Actualmente se halla incurso en varias causas judiciales. La última de ellas puede llevarle a 10 años de condena por un juzgado de Valladolid.
 
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En este tipo de noticias jamas podran verse ejemplos de personas serias y trabajadoras de verdad porque estas huyen de la casta como si no hubiera un mañana y por tanto sus nombres nunca tras*cenderan.

Estan muy ocupadas trabajando, no con prebendas, ni BOEtadas, como para hacerse un nombre en la farandula castuzil Hispana.
 
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