Honkytonk Man
Será en Octubre
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1. El guardiolismo. Aquí empezó todo. Demonizar a VOX. Caer en el juego de los gente de izquierdas. Esto ha sido letal. Tres semanas con la rubia de bote dándose una tourné por todos los medios de comunicación de máxima audiencia poniendo a parir a VOX, con la aquiescencia del Frijol, que no tiene ninguna autoridad en el partido y no le supo parar los pies, sólo lo hicieron Ayuso y Aguirre en Madrid, pero el daño ya estaba hecho. Tú no puedes decir en todas las teles y periódicos de máxima audiencia, dándole la razón a tu enemigo, que tu único posible aliado mancha y que es mejor estar lejos de él, porque la gente no te va a votar a ti para que no gobiernes con él, va a votar a los de enfrente. Las comparaciones, en el mismo plano, o incluso peor para VOX, entre Bildu y VOX, por parte del PP, o permitidas por el PP, han sido da repelúsntes. Además, es una estrategia incongruente: si manchan, no puedes pactar con ellos. Así que debes normalizarlos y punto.
2. Vender la piel del oso antes de cazarlo. Vender encuestas falsas para dar una sensación de ola masiva a a favor del PP, que ha acabado desmovilizando a la derecha y movilizando a la izquierda, para evitar que lleguen "los de derechass". Esto ha sido demencial, especialmente en los medios afines al PP, como La Razón, el ABC, Federico, etc. Una estrategia suicida.
3. Alentar al voto útil frente a VOX, sabiendo que esos votos perdidos iban a hacer que VOX perdiera escaños por un tubo; votos que ellos no lograrían tras*formar en escaños. Algún asesor le debería haber enseñado al fulastre de Frijol lo que es el equilibrio de Nash: en un juego en el que hay varios jugadores, la mejor estrategia es cooperar, no hacer el petulante y jugarse al todo (mayoría absoluta o casi, para jorobar a tu aliado con el que deberías cooperar), o nada (que ambos pierdan y se joroben los dos, lo que ha acabado ocurriendo). Esto está teorizado desde que Jonh Nash asomó el hocico por Princeton allá por los años 50, y acabó ganando el Premio Nobel. Esto lo entendieron a la perfección Pedro y Yolanda, que cooperaron para el bien común.
4. No acudir a los debates. Demuestra cobardía. Cuando Pedro Sánchez convocó las elecciones porque se veía acorralado, todo el mundo comprendió que las perdería, aunque la fecha elegida fuera estrambótica, y que no le libraría ni la caridad. De hecho, llegó a proponer seis debates, uno por semana. Frijol no aceptó y ni siquiera aceptó ir al debate único a cuatro, con una soberbia pocas veces vista nunca, y una cobardía bastante acusada. Probablemente, en Génova ya se sabía que las cosas no iban bien, pero como habían dicho semanas antes que no iban, no podían cambiar sin quedar como el ojo ciego. Error.
5. Ir a la entrevista con la Silvia Intxaupollas o como huevones se llame. ¿A qué shishi vas a la tele pública a una entrevista con una roja pagada por los gente de izquierdas a pocos días de las elecciones? ¿Es que Pedro Sánchez fue a entrevistarse con Carlos Herrera o con Federico o con Ariza? Otra decisión lamentable.
Todo ello me hace pensar que nada es casual y que Frijol no quería ganar estas elecciones generales. Algo rellenito viene. Porque no se puede ser tan sumamente fulastre.
2. Vender la piel del oso antes de cazarlo. Vender encuestas falsas para dar una sensación de ola masiva a a favor del PP, que ha acabado desmovilizando a la derecha y movilizando a la izquierda, para evitar que lleguen "los de derechass". Esto ha sido demencial, especialmente en los medios afines al PP, como La Razón, el ABC, Federico, etc. Una estrategia suicida.
3. Alentar al voto útil frente a VOX, sabiendo que esos votos perdidos iban a hacer que VOX perdiera escaños por un tubo; votos que ellos no lograrían tras*formar en escaños. Algún asesor le debería haber enseñado al fulastre de Frijol lo que es el equilibrio de Nash: en un juego en el que hay varios jugadores, la mejor estrategia es cooperar, no hacer el petulante y jugarse al todo (mayoría absoluta o casi, para jorobar a tu aliado con el que deberías cooperar), o nada (que ambos pierdan y se joroben los dos, lo que ha acabado ocurriendo). Esto está teorizado desde que Jonh Nash asomó el hocico por Princeton allá por los años 50, y acabó ganando el Premio Nobel. Esto lo entendieron a la perfección Pedro y Yolanda, que cooperaron para el bien común.
4. No acudir a los debates. Demuestra cobardía. Cuando Pedro Sánchez convocó las elecciones porque se veía acorralado, todo el mundo comprendió que las perdería, aunque la fecha elegida fuera estrambótica, y que no le libraría ni la caridad. De hecho, llegó a proponer seis debates, uno por semana. Frijol no aceptó y ni siquiera aceptó ir al debate único a cuatro, con una soberbia pocas veces vista nunca, y una cobardía bastante acusada. Probablemente, en Génova ya se sabía que las cosas no iban bien, pero como habían dicho semanas antes que no iban, no podían cambiar sin quedar como el ojo ciego. Error.
5. Ir a la entrevista con la Silvia Intxaupollas o como huevones se llame. ¿A qué shishi vas a la tele pública a una entrevista con una roja pagada por los gente de izquierdas a pocos días de las elecciones? ¿Es que Pedro Sánchez fue a entrevistarse con Carlos Herrera o con Federico o con Ariza? Otra decisión lamentable.
Todo ello me hace pensar que nada es casual y que Frijol no quería ganar estas elecciones generales. Algo rellenito viene. Porque no se puede ser tan sumamente fulastre.
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