El biego cuenta que, cuando era pequeño, los niños hablaban en gascón, y que el primer día que fue a la escuela, le pidió a la profesora para ir al cabinet (¿baño?) en patuès (en francés patois, que es como los francess llamaban despectivamente a sus lenguas regionales).
Al volver, ella le dijo que a partir de mañana tenía que hablar en francés. Pero como él seguía hablando en su lengua, cada vez que le oía, la profesora le soltaba una bofetada (gifle, claquette).
Al final el entrevistador le pregunta si a día de hoy, cree (el biego) que la profesora tenía razón (en actuar como lo hacía). El biego dice que sí (?) porque si se les hubiera permitido hablar cada uno en su lengua hubiera sido un lío...