hijodeputin
Madmaxista
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Los alimentos se encarecen un 16,5 % y no dan tregua a la inflación
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si hace un año eran la electricidad y el combustible los que provocaban desvelos en las familias españolas, ahora son los precios de los alimentos los que les quitan el sueño. Llevan meses de escalada. Tanto como desde finales del año pasado y, aunque parece que empiezan a frenar un poco ese vertiginoso avance, se han encarecido un 16,5 % en los últimos doce meses. Así lo revela el último índice de precios de consumo (IPC) publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). A pesar de que esta cifra es una décima inferior a la que dejó la tasa interanual del mes de febrero (que se situó en el 16,6 %), refleja no solo que el coste de estos productos sigue por las nubes, sino que además las medidas decretadas por el Gobierno en enero (entre las que destaca la supresión del IVA a algunas de las viandas que habitualmente ponen sobre la mesa los hogares españoles) no están funcionando como deberían.
En Galicia, la situación es bastante parecida. Llenar la despensa en territorio gallego fue en marzo un 16,6 % más caro que un año antes. Y en el caso de la comunidad la tasa no da ninguna muestra de desaceleración, porque a diferencia de lo ocurrido en el conjunto del país, en Galicia no se ha experimentado ningún cambio con respecto a la cifra que dejó febrero, cuando la inflación interanual de la cesta de la compra se situó en el 16,6 %.
A pesar del encarecimiento generalizado, hay algunos productos que destacan de manera importante. Es el caso del azúcar, cuyo precio ha subido en Galicia casi un 63 % en el último año. Otros de los grandes damnificados son los bemoles, uno de los alimentos más básicos de los menús de las familias, que cuestan ahora un 30,8 % más que en marzo del 2022. Tampoco se puede esquivar el golpe al bolsillo que supone hacer la compra si se opta por comer un plato de lentejas o de garbanzos, porque las etiquetas de las legumbres reflejan un alza de más del 30 %, porcentaje bastante similar al que muestran las de la leche.
Y es que, la rebaja del IVA de los alimentos continúa sin dar los frutos deseados. Ayer mismo denunciaban desde la organización de consumidores Facua que cuatro de cada diez productos afectados por el recorte del impuesto no solo no se han rebajado, sino que ahora resultan más caros que a finales del año pasado.
Aseguran desde Facua que las mayores subidas de precios registradas en marzo corresponden a frutas y verduras, concretamente a las cebollas, las zanahorias y la lechuga iceberg, que se han encarecido de forma notable en todos los supermercados.
Espiral sin fin
Y la espiral inflacionista no parece tener fin. El encarecimiento, de hecho, va en aumento. En febrero se habían elevado los precios de uno de cada cinco alimentos (de aquellos a los se les rebajó el IVA y también de los que no), mientras que en marzo, ese porcentaje escaló hasta el 33 %. Y todo ello a pesar de que la inflación media general (la que tiene en cuenta todos los productos que forman parte de la vida de los ciudadanos como la vivienda o la energía) sí que se ha ido desplomando estos últimos meses después de superar el 10 % en verano.
La otra cara de la moneda: la factura energética se reduce
No todas las cifras son negativas. El INE confirmó ayer que el IPC general del mes de marzo se situó en el 3,3 % con respecto al mismo mes del año anterior, lo que supone 2,7 puntos porcentuales menos con respecto a la tasa interanual de febrero (6 %) y, es más, representa una bajada histórica (la más abultada desde el año 1977).
Eso sí, hay que tener en cuenta que detrás de este respiro se encuentra el conocido efecto escalón. ¿Qué quiere decir esto? Pues que el descenso registrado en la actualidad es tan acusado porque la comparación de este mes de marzo se realiza con el del año pasado, cuando el inicio de la guerra en Ucrania provocó un importante repunte de los precios de la energía, aupando al IPC de aquel entonces al 7,6 %.
De hecho, ahora, doce meses después, los principales responsables de este frenazo en el IPC son la electricidad, el gasoil para la calefacción y los carburantes, que han reducido (y mucho) sus precios.
La subyacente se mantiene
La tasa subyacente —un indicador que en estos últimos meses es muy analizado debido a que no incluye ni la energía ni los alimentos frescos, por ser los elementos más volátiles— sigue sin experimentar un descenso importante. En marzo solo bajó una décima, hasta situarse en el 7,5 %.
Y otro de los jarros de agua fría viene de la mano de la variación mensual del índice general (la que analiza cuándo subieron los precios este mes de marzo en comparación con el de febrero del mismo año). Y en este caso, el IPC subió un 0,4 %.
Yolanda Díaz insta a los supermercados a dar «un paso adelante» y bajar los precios
La vicepresidenta segunda volvió a poner ayer a los supermercados en el centro del debate de la inflación. Yolanda Díaz instó a la gran distribución a dar «un paso adelante» y empezar a bajar los precios de los alimentos. La ministra de Trabajo advirtió de que la alimentación «se ha convertido en el núcleo de la inflación» y por ello pidió actuar ya «de forma decidida» y mediante medidas «eficaces» para tratar de atajar el problema: «Llevamos meses haciendo propuestas concretas. Llegó el momento de que las grandes distribuidoras den un paso adelante y empiecen a bajar los precios».
La vicepresidenta subrayó también que, cuando el Gobierno actúa «de manera decidida» como en el caso de la energía, se puede poner coto a la inflación: «Lo estamos viendo, somos una referencia en el conjunto de la Unión Europea en este momento. Pero de verdad que tenemos todavía un debe y ese debe es la alimentación, que continúa completamente disparada», reconoció.
En este sentido, dejó patente que lleva desde verano pidiendo a supermercados que limiten precios y criticó que «muy pocos» lo han hecho. También reiteró la necesidad de que pongan a disposición de los ciudadanos una cesta básica con precios bajos y alimentación «saludable», variada y que se modifique cada semana.
Funcas prevé que la tasa general y la subyacente converjan a final de año en el 5,2 %
La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) prevé que la inflación general y la subyacente convergerán en torno al 5,2 % a final de año. Además, estima que las medias anuales de ambos índices se situarán en el 4,3 y en el 6,6 %, respectivamente.
Asegura la fundación que, ante el comportamiento relativamente estable del petróleo y del gas, prácticamente no hay modificaciones en las previsiones de inflación para el 2023 que manejan. Según sus cálculos, en abril tendrá lugar una subida de la tasa general, como consecuencia de otro efecto escalón en los productos energéticos que actuará en sentido inverso al operado en marzo. Eso sí, el IPC general seguirá muy por debajo del 6 % que se registró en febrero.
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si hace un año eran la electricidad y el combustible los que provocaban desvelos en las familias españolas, ahora son los precios de los alimentos los que les quitan el sueño. Llevan meses de escalada. Tanto como desde finales del año pasado y, aunque parece que empiezan a frenar un poco ese vertiginoso avance, se han encarecido un 16,5 % en los últimos doce meses. Así lo revela el último índice de precios de consumo (IPC) publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). A pesar de que esta cifra es una décima inferior a la que dejó la tasa interanual del mes de febrero (que se situó en el 16,6 %), refleja no solo que el coste de estos productos sigue por las nubes, sino que además las medidas decretadas por el Gobierno en enero (entre las que destaca la supresión del IVA a algunas de las viandas que habitualmente ponen sobre la mesa los hogares españoles) no están funcionando como deberían.
En Galicia, la situación es bastante parecida. Llenar la despensa en territorio gallego fue en marzo un 16,6 % más caro que un año antes. Y en el caso de la comunidad la tasa no da ninguna muestra de desaceleración, porque a diferencia de lo ocurrido en el conjunto del país, en Galicia no se ha experimentado ningún cambio con respecto a la cifra que dejó febrero, cuando la inflación interanual de la cesta de la compra se situó en el 16,6 %.
A pesar del encarecimiento generalizado, hay algunos productos que destacan de manera importante. Es el caso del azúcar, cuyo precio ha subido en Galicia casi un 63 % en el último año. Otros de los grandes damnificados son los bemoles, uno de los alimentos más básicos de los menús de las familias, que cuestan ahora un 30,8 % más que en marzo del 2022. Tampoco se puede esquivar el golpe al bolsillo que supone hacer la compra si se opta por comer un plato de lentejas o de garbanzos, porque las etiquetas de las legumbres reflejan un alza de más del 30 %, porcentaje bastante similar al que muestran las de la leche.
Y es que, la rebaja del IVA de los alimentos continúa sin dar los frutos deseados. Ayer mismo denunciaban desde la organización de consumidores Facua que cuatro de cada diez productos afectados por el recorte del impuesto no solo no se han rebajado, sino que ahora resultan más caros que a finales del año pasado.
Aseguran desde Facua que las mayores subidas de precios registradas en marzo corresponden a frutas y verduras, concretamente a las cebollas, las zanahorias y la lechuga iceberg, que se han encarecido de forma notable en todos los supermercados.
Espiral sin fin
Y la espiral inflacionista no parece tener fin. El encarecimiento, de hecho, va en aumento. En febrero se habían elevado los precios de uno de cada cinco alimentos (de aquellos a los se les rebajó el IVA y también de los que no), mientras que en marzo, ese porcentaje escaló hasta el 33 %. Y todo ello a pesar de que la inflación media general (la que tiene en cuenta todos los productos que forman parte de la vida de los ciudadanos como la vivienda o la energía) sí que se ha ido desplomando estos últimos meses después de superar el 10 % en verano.
La otra cara de la moneda: la factura energética se reduce
No todas las cifras son negativas. El INE confirmó ayer que el IPC general del mes de marzo se situó en el 3,3 % con respecto al mismo mes del año anterior, lo que supone 2,7 puntos porcentuales menos con respecto a la tasa interanual de febrero (6 %) y, es más, representa una bajada histórica (la más abultada desde el año 1977).
Eso sí, hay que tener en cuenta que detrás de este respiro se encuentra el conocido efecto escalón. ¿Qué quiere decir esto? Pues que el descenso registrado en la actualidad es tan acusado porque la comparación de este mes de marzo se realiza con el del año pasado, cuando el inicio de la guerra en Ucrania provocó un importante repunte de los precios de la energía, aupando al IPC de aquel entonces al 7,6 %.
De hecho, ahora, doce meses después, los principales responsables de este frenazo en el IPC son la electricidad, el gasoil para la calefacción y los carburantes, que han reducido (y mucho) sus precios.
La subyacente se mantiene
La tasa subyacente —un indicador que en estos últimos meses es muy analizado debido a que no incluye ni la energía ni los alimentos frescos, por ser los elementos más volátiles— sigue sin experimentar un descenso importante. En marzo solo bajó una décima, hasta situarse en el 7,5 %.
Y otro de los jarros de agua fría viene de la mano de la variación mensual del índice general (la que analiza cuándo subieron los precios este mes de marzo en comparación con el de febrero del mismo año). Y en este caso, el IPC subió un 0,4 %.
Yolanda Díaz insta a los supermercados a dar «un paso adelante» y bajar los precios
La vicepresidenta segunda volvió a poner ayer a los supermercados en el centro del debate de la inflación. Yolanda Díaz instó a la gran distribución a dar «un paso adelante» y empezar a bajar los precios de los alimentos. La ministra de Trabajo advirtió de que la alimentación «se ha convertido en el núcleo de la inflación» y por ello pidió actuar ya «de forma decidida» y mediante medidas «eficaces» para tratar de atajar el problema: «Llevamos meses haciendo propuestas concretas. Llegó el momento de que las grandes distribuidoras den un paso adelante y empiecen a bajar los precios».
La vicepresidenta subrayó también que, cuando el Gobierno actúa «de manera decidida» como en el caso de la energía, se puede poner coto a la inflación: «Lo estamos viendo, somos una referencia en el conjunto de la Unión Europea en este momento. Pero de verdad que tenemos todavía un debe y ese debe es la alimentación, que continúa completamente disparada», reconoció.
En este sentido, dejó patente que lleva desde verano pidiendo a supermercados que limiten precios y criticó que «muy pocos» lo han hecho. También reiteró la necesidad de que pongan a disposición de los ciudadanos una cesta básica con precios bajos y alimentación «saludable», variada y que se modifique cada semana.
Funcas prevé que la tasa general y la subyacente converjan a final de año en el 5,2 %
La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) prevé que la inflación general y la subyacente convergerán en torno al 5,2 % a final de año. Además, estima que las medias anuales de ambos índices se situarán en el 4,3 y en el 6,6 %, respectivamente.
Asegura la fundación que, ante el comportamiento relativamente estable del petróleo y del gas, prácticamente no hay modificaciones en las previsiones de inflación para el 2023 que manejan. Según sus cálculos, en abril tendrá lugar una subida de la tasa general, como consecuencia de otro efecto escalón en los productos energéticos que actuará en sentido inverso al operado en marzo. Eso sí, el IPC general seguirá muy por debajo del 6 % que se registró en febrero.
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