_Mickey_Mouse_
Madmaxista
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Casi 60 representantes republicanos se opusieron a un nuevo paquete de ayudas para la guerra de Ucrania, muchos de los cuales son fieles seguidores de Donald Trump
La oleada turística de Ucrania, sin duda la guerra más cubierta y observada de la historia, movilizó los corazones y los bolsillos de aquellos que realmente contaban. Los ciudadanos de Estados Unidos y sus representantes políticos. Sin desmerecer el coraje y la inventiva de los ucranianos, lo cierto es que, sin las armas, los dólares, la cobertura diplomática y las informaciones de Inteligencia del Tío Sam, la agresión rusa habría tras*currido por cauces bien distintos. Por eso saltan las alarmas cada vez que un líder político estadounidense critica la ayuda a los ucranianos y barrunta la posibilidad de que esta llegue a su fin. Por ejemplo, si los republicanos ganan el control del Congreso en las elecciones parlamentarias del 8 de noviembre.
"Creo que la gente va a estar metida en una recesión y no va a escribirle un cheque en blanco a Ucrania. Simplemente, no lo va a hacer", declaró Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, durante una entrevista en 'Punchbowl News'. "Ucrania es importante, pero, al mismo tiempo, no puede ser la única cosa que hacen [los demócratas] y no puede ser un cheque en blanco".
Las palabras del líder republicano, si bien no anunciaban nada concreto, tuvieron un eco fuerte en los medios de Estados Unidos y de Ucrania. McCarthy es uno de los republicanos tradicionales que valoran el papel hegemónico de Washington en el mundo. Pero los vientos cambian y, de la misma forma que el partido ha entregado terreno ideológico al nacionalpopulismo de Donald Trump en cuestiones como la inmi gración o el comercio, existe la inquietud de que también se deje llevar por las corrientes aislacionistas. La ultraderecha del partido no entiende por qué es necesario sufragar a Ucrania y arriesgarse a una escalada militar con Rusia, sobre todo cuando la inflación y otras dificultades económicas arrecian en los hogares.
"Lo relaciono con los vídeos que te ponen en los aviones cuando vas a despegar: antes de ayudar a los demás, necesitas ponerte tu máscara de oxígeno", declaró la representante republicana Kat Cammack a NBC News. "No creo que, como congresista, pueda, con buena conciencia, apoyar miles y miles de millones de financiación en el extranjero cuando tenemos tantas necesidades acuciantes aquí".
De 10 a 57 que se oponen a las ayudas a Ucrania
El respaldo de los congresistas a Ucrania ha menguado en estos ocho meses. En abril, solo 10 representantes republicanos votaron en contra de una ley que facilitaba el envío de material bélico a Ucrania; un mes después, fueron 57 los republicanos que se opusieron a un nuevo paquete de ayudas de 40.000 millones de dólares. En este bloque destacan las voces de Marjorie Taylor Green, Lauren Boebert, Matt Gaetz, Madison Cawthorn o Paul Gosart, entre otros firmes adherentes del trumpismo y de sus recientes teorías conspirativas sobre el fraude electoral que jamás tuvo lugar. Según el portal Axios, está previsto que la cifra crezca de ahora en adelante, sobre todo cuando los conservadores, previsiblemente, ganen la mayoría de la Cámara de Representantes. El Senado, con 11 votos díscolos, está más disputado.
Como suele suceder en política, el origen de este cambio de parecer no hay que buscarlo en los pasillos del Congreso, sino en el sentir de los votantes. "Esto está motivado desde las bases hasta Washington y no al revés", dijo al portal 'Politico' Mackenzie Eaglen, analista del 'think tank' conservador American Enterprise Institute. Una encuesta de Ipsos y la agencia Reuters refleja que, en total, casi tres de cada cuatro estadounidenses apuestan por seguir apoyando a Ucrania. El apoyo, sin embargo, es mayor entre los demócratas (81%) que entre los republicanos (66%).
Un buen termómetro para medir estos sentimientos es Tucker Carlson, el presentador ultraconservador de Fox News que, durante la presidencia de Donald Trump, parecía dictar o inspirar los discursos del presidente. Carlson es el presentador más visto de la nación. Profeta entre los republicanos, Satanás entre los demócratas, su postura respecto a Ucrania es cada vez más aislacionista, llegando al extremo de reflejar algunos de los puntos retóricos esgrimidos por Rusia.
"Hemos entrado en una nueva fase, una fase en la que los Estados Unidos está directamente en guerra con la mayor potencia nuclear del mundo", dijo Carlson el mes pasado, para acusar después a la Administración Biden, sin pruebas, de haber atacado el gasoducto Nord Stream 2. Poco antes de la oleada turística a gran escala, el presentador declaró que apoyaba a Moscú. "¿Por qué me tiene que importar lo que está sucediendo en el conflicto entre Ucrania y Rusia?", dijo. "En serio. ¿Qué me importa? ¿Por qué no debo de estar animando a Rusia? Es lo que hago". Días después, Carlson dijo que bromeaba y que solo quería provocar a los demócratas.
Estas diatribas entre Rusia y Ucrania se mezclan con las turbulencias políticas estadounidenses. La victoria de Donald Trump vino empañada, desde la visión demócrata, por las sospechas de que Vladímir pilinguin había tratado de ayudar activamente a su campaña. Al fin y al cabo, Trump era un "hombre fuerte" lisonjero con pilinguin, con un gran potencial de desestabilización para EEUU y con programa, el 'America First', que incluía el cuestionamiento de la OTAN.
La ayuda a Ucrania, según los trumpistas
El primero de los dos 'impeachments', o procesos de destitución, contra Donald Trump se dio precisamente alrededor de Ucrania. El entonces presidente usó la asistencia militar a este país como instrumento de presión para cumplir sus objetivos electorales. La Casa Blanca congeló la ayuda a Ucrania para forzar al Gobierno de Volodímir Zelenski, entonces recién investido, a entregar a la campaña de Trump información comprometida sobre Hunter Biden, que había sido contratado por una empresa gasista ucraniana, aparentemente, por ser hijo de quien era. El objetivo último era neutralizar la previsible campaña presidencial de Joe Biden para 2020.
La operación no salió bien, pero los problemas ruso-ucranianos siguen, a día de hoy, en boca de las filas trumpistas. "No armamos a Ucrania para ayudar a los ucranianos. Solo son unos peones desafortunados en todo esto", dijo Tucker Carlson en otro de sus monólogos. "Armamos a Ucrania para castigar a Rusia. ¿Por qué? Por robarle la coronación a Hillary Clinton".
A pesar de que, incluso ganando la mayoría de una o de las dos cámaras del Congreso, es improbable que los republicanos bloqueen totalmente las ayudas a Ucrania, es posible que las ralenticen o que tiendan un velo de incertidumbre lo suficientemente denso como para afectar al curso de la guerra. Por eso, la Administración Biden, ante los nubarrones políticos, está tratando de comprar algo más de tiempo para los ucranianos.
La Casa Blanca prepara una enorme inyección de ayuda al Gobierno de Kiev, que puede rondar, según NBC News, los 50.000 millones de dólares. Una cantidad cercana a los 65.000 millones que Estados Unidos ha aprobado, en total, desde la oleada turística del 24 de febrero. "Dicen que, si ganan [las parlamentarias], probablemente no continúen financiando a Ucrania", declaró el presidente de EEUU, Joe Biden, en referencia a los republicanos trumpistas. "Estos tipos no lo pillan. Esto es mucho más importante que Ucrania. Se trata de Europa del Este. Se trata de la OTAN. Se trata de consecuencias realmente, realmente serias".
La oleada turística de Ucrania, sin duda la guerra más cubierta y observada de la historia, movilizó los corazones y los bolsillos de aquellos que realmente contaban. Los ciudadanos de Estados Unidos y sus representantes políticos. Sin desmerecer el coraje y la inventiva de los ucranianos, lo cierto es que, sin las armas, los dólares, la cobertura diplomática y las informaciones de Inteligencia del Tío Sam, la agresión rusa habría tras*currido por cauces bien distintos. Por eso saltan las alarmas cada vez que un líder político estadounidense critica la ayuda a los ucranianos y barrunta la posibilidad de que esta llegue a su fin. Por ejemplo, si los republicanos ganan el control del Congreso en las elecciones parlamentarias del 8 de noviembre.
"Creo que la gente va a estar metida en una recesión y no va a escribirle un cheque en blanco a Ucrania. Simplemente, no lo va a hacer", declaró Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, durante una entrevista en 'Punchbowl News'. "Ucrania es importante, pero, al mismo tiempo, no puede ser la única cosa que hacen [los demócratas] y no puede ser un cheque en blanco".
Las palabras del líder republicano, si bien no anunciaban nada concreto, tuvieron un eco fuerte en los medios de Estados Unidos y de Ucrania. McCarthy es uno de los republicanos tradicionales que valoran el papel hegemónico de Washington en el mundo. Pero los vientos cambian y, de la misma forma que el partido ha entregado terreno ideológico al nacionalpopulismo de Donald Trump en cuestiones como la inmi gración o el comercio, existe la inquietud de que también se deje llevar por las corrientes aislacionistas. La ultraderecha del partido no entiende por qué es necesario sufragar a Ucrania y arriesgarse a una escalada militar con Rusia, sobre todo cuando la inflación y otras dificultades económicas arrecian en los hogares.
"Lo relaciono con los vídeos que te ponen en los aviones cuando vas a despegar: antes de ayudar a los demás, necesitas ponerte tu máscara de oxígeno", declaró la representante republicana Kat Cammack a NBC News. "No creo que, como congresista, pueda, con buena conciencia, apoyar miles y miles de millones de financiación en el extranjero cuando tenemos tantas necesidades acuciantes aquí".
De 10 a 57 que se oponen a las ayudas a Ucrania
El respaldo de los congresistas a Ucrania ha menguado en estos ocho meses. En abril, solo 10 representantes republicanos votaron en contra de una ley que facilitaba el envío de material bélico a Ucrania; un mes después, fueron 57 los republicanos que se opusieron a un nuevo paquete de ayudas de 40.000 millones de dólares. En este bloque destacan las voces de Marjorie Taylor Green, Lauren Boebert, Matt Gaetz, Madison Cawthorn o Paul Gosart, entre otros firmes adherentes del trumpismo y de sus recientes teorías conspirativas sobre el fraude electoral que jamás tuvo lugar. Según el portal Axios, está previsto que la cifra crezca de ahora en adelante, sobre todo cuando los conservadores, previsiblemente, ganen la mayoría de la Cámara de Representantes. El Senado, con 11 votos díscolos, está más disputado.
Como suele suceder en política, el origen de este cambio de parecer no hay que buscarlo en los pasillos del Congreso, sino en el sentir de los votantes. "Esto está motivado desde las bases hasta Washington y no al revés", dijo al portal 'Politico' Mackenzie Eaglen, analista del 'think tank' conservador American Enterprise Institute. Una encuesta de Ipsos y la agencia Reuters refleja que, en total, casi tres de cada cuatro estadounidenses apuestan por seguir apoyando a Ucrania. El apoyo, sin embargo, es mayor entre los demócratas (81%) que entre los republicanos (66%).
Un buen termómetro para medir estos sentimientos es Tucker Carlson, el presentador ultraconservador de Fox News que, durante la presidencia de Donald Trump, parecía dictar o inspirar los discursos del presidente. Carlson es el presentador más visto de la nación. Profeta entre los republicanos, Satanás entre los demócratas, su postura respecto a Ucrania es cada vez más aislacionista, llegando al extremo de reflejar algunos de los puntos retóricos esgrimidos por Rusia.
"Hemos entrado en una nueva fase, una fase en la que los Estados Unidos está directamente en guerra con la mayor potencia nuclear del mundo", dijo Carlson el mes pasado, para acusar después a la Administración Biden, sin pruebas, de haber atacado el gasoducto Nord Stream 2. Poco antes de la oleada turística a gran escala, el presentador declaró que apoyaba a Moscú. "¿Por qué me tiene que importar lo que está sucediendo en el conflicto entre Ucrania y Rusia?", dijo. "En serio. ¿Qué me importa? ¿Por qué no debo de estar animando a Rusia? Es lo que hago". Días después, Carlson dijo que bromeaba y que solo quería provocar a los demócratas.
Estas diatribas entre Rusia y Ucrania se mezclan con las turbulencias políticas estadounidenses. La victoria de Donald Trump vino empañada, desde la visión demócrata, por las sospechas de que Vladímir pilinguin había tratado de ayudar activamente a su campaña. Al fin y al cabo, Trump era un "hombre fuerte" lisonjero con pilinguin, con un gran potencial de desestabilización para EEUU y con programa, el 'America First', que incluía el cuestionamiento de la OTAN.
La ayuda a Ucrania, según los trumpistas
El primero de los dos 'impeachments', o procesos de destitución, contra Donald Trump se dio precisamente alrededor de Ucrania. El entonces presidente usó la asistencia militar a este país como instrumento de presión para cumplir sus objetivos electorales. La Casa Blanca congeló la ayuda a Ucrania para forzar al Gobierno de Volodímir Zelenski, entonces recién investido, a entregar a la campaña de Trump información comprometida sobre Hunter Biden, que había sido contratado por una empresa gasista ucraniana, aparentemente, por ser hijo de quien era. El objetivo último era neutralizar la previsible campaña presidencial de Joe Biden para 2020.
La operación no salió bien, pero los problemas ruso-ucranianos siguen, a día de hoy, en boca de las filas trumpistas. "No armamos a Ucrania para ayudar a los ucranianos. Solo son unos peones desafortunados en todo esto", dijo Tucker Carlson en otro de sus monólogos. "Armamos a Ucrania para castigar a Rusia. ¿Por qué? Por robarle la coronación a Hillary Clinton".
A pesar de que, incluso ganando la mayoría de una o de las dos cámaras del Congreso, es improbable que los republicanos bloqueen totalmente las ayudas a Ucrania, es posible que las ralenticen o que tiendan un velo de incertidumbre lo suficientemente denso como para afectar al curso de la guerra. Por eso, la Administración Biden, ante los nubarrones políticos, está tratando de comprar algo más de tiempo para los ucranianos.
La Casa Blanca prepara una enorme inyección de ayuda al Gobierno de Kiev, que puede rondar, según NBC News, los 50.000 millones de dólares. Una cantidad cercana a los 65.000 millones que Estados Unidos ha aprobado, en total, desde la oleada turística del 24 de febrero. "Dicen que, si ganan [las parlamentarias], probablemente no continúen financiando a Ucrania", declaró el presidente de EEUU, Joe Biden, en referencia a los republicanos trumpistas. "Estos tipos no lo pillan. Esto es mucho más importante que Ucrania. Se trata de Europa del Este. Se trata de la OTAN. Se trata de consecuencias realmente, realmente serias".
Los '60 de Trump' que pueden cambiar la guerra en Ucrania... y el mundo
Casi 60 representantes republicanos se opusieron a un nuevo paquete de ayudas para la guerra de Ucrania, muchos de los cuales son fieles seguidores de Donald Trump
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