Lo que une a las parejas: la ideología y el nivel educativo más que el físico
La afinidad ideológica y el nivel educativo importan más que compartir rasgos psicológicos o físicos a la hora de convivir con una pareja, según una investigación de la Universidad de Colorado en Boulder (EE.UU.) que analizó datos de más de tres millones de relaciones.
La investigación estudió el nivel de similitud entre las dos personas de una pareja teniendo en cuenta más de 130 variables. Según los resultados presentados en Nature Human Behaviour , la mayor afinidad se registró para los valores políticos y para la religiosidad. También se observó una correlación elevada entre los miembros de las parejas para el nivel educativo y el cociente intelectual.
Para rasgos físicos como la altura o el índice de masa corporal, la correlación es menor, aunque sigue siendo positiva. Por lo tanto, las variables físicas están relacionadas con la formación y/o el mantenimiento de muchas parejas, pero menos que las variables culturales.
Todavía menos influyen las variables de personalidad. Ni la amabilidad ni la extraversión ni la estabilidad emocional de una persona son un buen indicador de que su pareja vaya a compartir estos rasgos.
“La gente tiene todo tipo de teorías sobre si a los extravertidos les gustan las personas introvertidas, o si les gustan otras personas extravertidas, pero la realidad es que es como echar una moneda al aire. Tienen la misma probabilidad de formar pareja con unas que con otras”, declara la psicóloga Tanya Horwitz, primera autora de la investigación, en un comunicado de la Universidad de Colorado.
Para casi todas las variables analizadas se destacó una correlación positiva entre los miembros de la pareja, aunque en algunos casos la correlación sea baja. “Nuestros resultados demuestran que las personas que se parecen entre ellas tienen más probabilidades de estar juntas”, declara Horwitz.
Este parecido tiene varias causas posibles, apuntan los investigadores. Puede ser consecuencia de las preferencias individuales a la hora de elegir pareja. O bien de la estratificación social que lleva a formar parejas entre personas del mismo origen. O también de la propia dinámica de la vida en pareja, que lleva a que las personas adquieran comportamientos y opiniones más parecidos cuando conviven.
Así, la elevada correlación observada para el consumo de alcohol puede deberse en parte a que las personas que beben tienen más tendencia a formar pareja entre ellas.
Y en parte a que las personas que son pareja tienen más tendencia a beber juntas.
De todas las variables analizadas, solo hay una en que las parejas tienden a ser diferentes. La mayor discrepancia se ha registrado con los horarios de sueño. Por causas que la investigación no aclara, las personas que se acuestan y se despiertan tarde tienden a ser pareja de personas que se acuestan y se despiertan pronto.
La afinidad ideológica y el nivel educativo importan más que compartir rasgos psicológicos o físicos a la hora de convivir con una pareja, según una investigación de la Universidad de Colorado en Boulder (EE.UU.) que analizó datos de más de tres millones de relaciones.
La investigación estudió el nivel de similitud entre las dos personas de una pareja teniendo en cuenta más de 130 variables. Según los resultados presentados en Nature Human Behaviour , la mayor afinidad se registró para los valores políticos y para la religiosidad. También se observó una correlación elevada entre los miembros de las parejas para el nivel educativo y el cociente intelectual.
Para rasgos físicos como la altura o el índice de masa corporal, la correlación es menor, aunque sigue siendo positiva. Por lo tanto, las variables físicas están relacionadas con la formación y/o el mantenimiento de muchas parejas, pero menos que las variables culturales.
Todavía menos influyen las variables de personalidad. Ni la amabilidad ni la extraversión ni la estabilidad emocional de una persona son un buen indicador de que su pareja vaya a compartir estos rasgos.
“La gente tiene todo tipo de teorías sobre si a los extravertidos les gustan las personas introvertidas, o si les gustan otras personas extravertidas, pero la realidad es que es como echar una moneda al aire. Tienen la misma probabilidad de formar pareja con unas que con otras”, declara la psicóloga Tanya Horwitz, primera autora de la investigación, en un comunicado de la Universidad de Colorado.
Para casi todas las variables analizadas se destacó una correlación positiva entre los miembros de la pareja, aunque en algunos casos la correlación sea baja. “Nuestros resultados demuestran que las personas que se parecen entre ellas tienen más probabilidades de estar juntas”, declara Horwitz.
Este parecido tiene varias causas posibles, apuntan los investigadores. Puede ser consecuencia de las preferencias individuales a la hora de elegir pareja. O bien de la estratificación social que lleva a formar parejas entre personas del mismo origen. O también de la propia dinámica de la vida en pareja, que lleva a que las personas adquieran comportamientos y opiniones más parecidos cuando conviven.
Así, la elevada correlación observada para el consumo de alcohol puede deberse en parte a que las personas que beben tienen más tendencia a formar pareja entre ellas.
Y en parte a que las personas que son pareja tienen más tendencia a beber juntas.
De todas las variables analizadas, solo hay una en que las parejas tienden a ser diferentes. La mayor discrepancia se ha registrado con los horarios de sueño. Por causas que la investigación no aclara, las personas que se acuestan y se despiertan tarde tienden a ser pareja de personas que se acuestan y se despiertan pronto.
