david53
Madmaxista
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El meteorito de Chicxulub tuvo muchos efectos destructivos, pero hubo uno que fue mucho más definitivo de lo que se creía, y provocó dos años de oscuridad.
Si crees que un meteorito es malo, imagina estar dos años sin sol, y por tanto sin fotosíntesis en las plantas. Eso es más o menos lo que tuvieron que enfrentar los dinosaurios que sobrevivieron al meteorito de Chicxulub a lo largo y ancho de todo el planeta.
El problema con el meteorito de Chicxulub es que es bastante complicado valorar con precisión la magnitud de la devastación que causó cuando han pasado 66 millones de años de su impacto. Los investigadores van averiguando cosas poco a poco a base de examinar los estratos geológicos de roca y hielo correspondientes a aquella época. Eso es precisamente lo que ha hecho un equipo de investigadores de la Universidad de Bruselas, en Bélgica. Sus resultados acaban de publicarse en Nature Geoscience.
Cem Berk Senel y sus colegas han examinado a fondo los sedimentos de polvo hallados en Tanis. Bajo ese nombre tan semiélfico se oculta un importante yacimiento paleontológico en el suroeste de Dakota del Sur, en Estados Unidos. Tanis es rico en estratos correspondientes al Cretácico Superior y el Paleoceno temprano. Entre ambos periodos geológicos es precisamente cuando tuvo lugar la gran extinción del Cretácico-Paleoceno, o sea, Chixulub.
Tras examinar los estratos, los investigadores han hecho simulaciones computarizadas para tratar de calcular cuánto polvo de silicatos puso el meteorito en la atmósfera. El resultado de sus cálculos ha sido que el impactador de Chicxulub (me encanta que lo llamen impactador. Es como llamar oprimidor de pescuezos a un estrangulador) puso en la atmósfera nada menos que 2000 gigatoneladas de fino polvo de silicatos.
¿Cuánto es una gigatonelada? Pues mil millones de toneladas. Los investigadores, siempre dispuestos a dar datos muy pintorescos pero que no sirven para nada, dicen que equivale aproximadamente a 11 montes Everest. Si quieres una referencia más atmosférica, todos los países de la Tierra emitieron 36 gigatoneladas de CO2 a la atmósfera. El meteorito de Chixulub puso 56 veces esa cantidad de mugre en cosa de 120 horas.
El primer efecto de todo ese polvo es que el sol se oscureció y la fotosíntesis sufrió una pausa que los científicos estiman en dos años. Mala noticia para cualquier cosa de varias toneladas que se alimente de vegetación y peor noticia aún para las cosas de varias toneladas que se alimentan de otras cosas de varias toneladas.
Por si eso fuera poco, la temperatura media bajó alrededor de 15 grados en todo el planeta. Si ahora mismo andamos cagados por variaciones de uno o dos grados (legítimamente cagados, por cierto), imagínate lo que debe ser 15 grados menos de golpe. Sí, tú te puedes poner una Rebequita, pero buena suerte tratando de encontrar algo que comer en un ecosistema devastado a nivel mundial.
Pues eso, que es malo recibir el impacto de una roca del tamaño del Everest, pero peor es estar dos años sin luz y pelado de frío. El estudio dice que los cálculos sobre la cantidad de polvo en el aire son consistentes con los efectos de una extinción que acabó con tres cuartas partes de plantas y animales en el planeta.
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Si crees que un meteorito es malo, imagina estar dos años sin sol, y por tanto sin fotosíntesis en las plantas. Eso es más o menos lo que tuvieron que enfrentar los dinosaurios que sobrevivieron al meteorito de Chicxulub a lo largo y ancho de todo el planeta.
El problema con el meteorito de Chicxulub es que es bastante complicado valorar con precisión la magnitud de la devastación que causó cuando han pasado 66 millones de años de su impacto. Los investigadores van averiguando cosas poco a poco a base de examinar los estratos geológicos de roca y hielo correspondientes a aquella época. Eso es precisamente lo que ha hecho un equipo de investigadores de la Universidad de Bruselas, en Bélgica. Sus resultados acaban de publicarse en Nature Geoscience.
Cem Berk Senel y sus colegas han examinado a fondo los sedimentos de polvo hallados en Tanis. Bajo ese nombre tan semiélfico se oculta un importante yacimiento paleontológico en el suroeste de Dakota del Sur, en Estados Unidos. Tanis es rico en estratos correspondientes al Cretácico Superior y el Paleoceno temprano. Entre ambos periodos geológicos es precisamente cuando tuvo lugar la gran extinción del Cretácico-Paleoceno, o sea, Chixulub.
Tras examinar los estratos, los investigadores han hecho simulaciones computarizadas para tratar de calcular cuánto polvo de silicatos puso el meteorito en la atmósfera. El resultado de sus cálculos ha sido que el impactador de Chicxulub (me encanta que lo llamen impactador. Es como llamar oprimidor de pescuezos a un estrangulador) puso en la atmósfera nada menos que 2000 gigatoneladas de fino polvo de silicatos.
¿Cuánto es una gigatonelada? Pues mil millones de toneladas. Los investigadores, siempre dispuestos a dar datos muy pintorescos pero que no sirven para nada, dicen que equivale aproximadamente a 11 montes Everest. Si quieres una referencia más atmosférica, todos los países de la Tierra emitieron 36 gigatoneladas de CO2 a la atmósfera. El meteorito de Chixulub puso 56 veces esa cantidad de mugre en cosa de 120 horas.
El primer efecto de todo ese polvo es que el sol se oscureció y la fotosíntesis sufrió una pausa que los científicos estiman en dos años. Mala noticia para cualquier cosa de varias toneladas que se alimente de vegetación y peor noticia aún para las cosas de varias toneladas que se alimentan de otras cosas de varias toneladas.
Por si eso fuera poco, la temperatura media bajó alrededor de 15 grados en todo el planeta. Si ahora mismo andamos cagados por variaciones de uno o dos grados (legítimamente cagados, por cierto), imagínate lo que debe ser 15 grados menos de golpe. Sí, tú te puedes poner una Rebequita, pero buena suerte tratando de encontrar algo que comer en un ecosistema devastado a nivel mundial.
Pues eso, que es malo recibir el impacto de una roca del tamaño del Everest, pero peor es estar dos años sin luz y pelado de frío. El estudio dice que los cálculos sobre la cantidad de polvo en el aire son consistentes con los efectos de una extinción que acabó con tres cuartas partes de plantas y animales en el planeta.
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