Dokaman
Madmaxista
SU TRABAJO: Sargento del área de escoltas de los mossos d' esquadra.
SU 'INFRACCIÓN': ser escolta en bélgica, tomándose para ello días de vacaciones, del fugado Puigdemont.
SU EXPEDIENTE: Tras detectarse que hacía labores de protección al ex 'president', asuntos internos de los 'mossos' le ha abierto un expediente. Podría ser expulsado hasta 6 años.
Una cicatriz zigzaguea irregularmente por su mejilla derecha. Lleva una corbata de rombos azules a juego con sus ojos y traje entallado. En la solapa de la chaqueta luce una insignia que le identifica como mosso. Son las cinco de la tarde del martes de la pasada semana y el policía de 50 años encabeza una nutrida comitiva que se dirige hacia el museo Bozar de Bruselas. Le acompañan dos fornidos guardaespaldas belgas. El hombre entra en una sala donde 200 alcaldes, bastón de mando en mano, esperan a su líder. Hay numerosos medios y supervisa todo el dispositivo de seguridad, cada puerta, cada rostro... Si el empresario Jami Matamala es el que le paga las facturas a la estrella del acto, él es el responsable de su integridad. De la protección de un prófugo de la Justicia española y al que en suelo nacional debería detener...
Nada más aparecer Carles Puigdemont al grito de «president», el guardaespaldas barcelonés se convierte en su sombra y se encarga de que los reporteros no se acerquen a él. Hay tensión y un periodista español de un programa de televisión se percata de que este escolta es un mosso d'Esquadra vestido de paisano. Su pin le delata. Su cámara le graba el rostro y el policía se quita la insignia e hinca sus dedos en la cintura del reportero. Le conduce junto a su compañero a un pasillo alejado de los otros periodistas. «Estoy de vacaciones. No me saquéis la cara que me metéis en un ***ón. Pixeládmela», le espetó a los dos profesionales.
Les amenazó con no dejarles volver a entrar en los actos del ex jefe de la Generalitat y cumplieron su petición. Difundieron sus imágenes con el rostro tapado, aunque éstas no tardaron en llegar a la División de Asuntos Internos del cuerpo autonómico donde se le identificó para tomar medidas. Sin embargo, su identidad se mantuvo como si fuese un secreto de Estado. Ahora Crónica ha podido confirmar que se trata del sargento del área de escoltas de los Mossos, Lluis Escola Miquel al que «se le ha abierto una información previa al procedimiento disciplinario» por haber desempeñado trabajos de seguridad para Puigdemont cuando tenía incompatibilidad y no gozaba de autorización, según fuentes de la policía autonómica.
Después del encontronazo con los periodistas españoles, y desconocedor de que Asuntos Internos le tenía en el punto de mira, el mosso no renunció a su papel de jefe de seguridad de Puigdemont, a quien le une una amistad pues desde que fuese su escolta. Aquella tarde le acompañó desde el interior del museo hasta su vehículo y le abrió la puerta. El pasado lunes volvió a cubrirle en Bruselas durante la presentación de un libro sobre Cataluña en la Guerra Civil donde el ex president apareció por sorpresa. Ya no se le volvió a ver más. Al agente ya le habían avisado de que estaba bajo investigación. Ahora le protegen cuatro escoltas, dos de ellos facilitados por el Ejecutivo belga.
Asuntos Internos trata de averiguar si este agente, que trabajó durante sus vacaciones, cobró por sus servicios y ayudó en su huida a Bélgica a Puigdemont el 29 de octubre tras declarar dos días antes la independencia en el Parlament. El comisario Ferrán López, que fue colocado al frente de los Mossos en virtud de la aplicación del 155 por decisión del Gobierno, ordenó una información reservada para concretar si alguno de los escoltas al servicio de Puigdemont colaboraron en su huida. Fuentes del cuerpo aseguran que Lluis no tardó en llegar a la capital belga, aunque no aclaran si fue el conductor del vehículo particular que le llevó desde Girona a Marsella donde el ex president tomaría un vuelo hacia Bruselas. Sí pueden confirmar que ningún agente usó medios públicos para prepararle su escapada.
En los Mossos algunas fuentes explican que Lluis también escoltó a jugadores del Barcelona. Este agente había protegido a Xavier Martorell, ex director general de los Mossos que trató de crear el CNI catalán, y labró una relación de confianza con él. Hasta el punto de que cuando Martorell fichó por el Barça como responsable de seguridad decidió contar con Lluis para blindar a las estrellas del club. Pidió una excedencia y trabajó en Can Barça hasta que Martorell dejó el Barcelona cuando acabó el mandato de Joan Laporta. Artur Mas repescó a Martorell como alto cargo de la Generalitat y fue cuando Lluis volvió a los Mossos como escolta.
Ahora el mosso está «muy preocupado» por las consecuencias que podrían acarrearle sus servicios a Puigdemont. Podría ser expulsado del cuerpo hasta seis años o ser suspendido de empleo y sueldo. En la Policía Nacional ven con perplejidad el papel que ha desempeñado. «Es una incongruencia y una irregularidad que vaya a proteger a una persona que está en busca y captura con orden de detención internacional», comenta Alfredo Perdiguero, secretario general del Sindicato Independiente de Policía que ya espera que a Lluis le «suspendan de empleo y sueldo mientras se judicializa su causa».
Lluis Escola Miquel, el 'mosso' de la cicatriz que se fue a Bruselas a escoltar a Puigdemont | Cronica Home | EL MUNDO
Salud.
SU 'INFRACCIÓN': ser escolta en bélgica, tomándose para ello días de vacaciones, del fugado Puigdemont.
SU EXPEDIENTE: Tras detectarse que hacía labores de protección al ex 'president', asuntos internos de los 'mossos' le ha abierto un expediente. Podría ser expulsado hasta 6 años.
Una cicatriz zigzaguea irregularmente por su mejilla derecha. Lleva una corbata de rombos azules a juego con sus ojos y traje entallado. En la solapa de la chaqueta luce una insignia que le identifica como mosso. Son las cinco de la tarde del martes de la pasada semana y el policía de 50 años encabeza una nutrida comitiva que se dirige hacia el museo Bozar de Bruselas. Le acompañan dos fornidos guardaespaldas belgas. El hombre entra en una sala donde 200 alcaldes, bastón de mando en mano, esperan a su líder. Hay numerosos medios y supervisa todo el dispositivo de seguridad, cada puerta, cada rostro... Si el empresario Jami Matamala es el que le paga las facturas a la estrella del acto, él es el responsable de su integridad. De la protección de un prófugo de la Justicia española y al que en suelo nacional debería detener...
Nada más aparecer Carles Puigdemont al grito de «president», el guardaespaldas barcelonés se convierte en su sombra y se encarga de que los reporteros no se acerquen a él. Hay tensión y un periodista español de un programa de televisión se percata de que este escolta es un mosso d'Esquadra vestido de paisano. Su pin le delata. Su cámara le graba el rostro y el policía se quita la insignia e hinca sus dedos en la cintura del reportero. Le conduce junto a su compañero a un pasillo alejado de los otros periodistas. «Estoy de vacaciones. No me saquéis la cara que me metéis en un ***ón. Pixeládmela», le espetó a los dos profesionales.
Les amenazó con no dejarles volver a entrar en los actos del ex jefe de la Generalitat y cumplieron su petición. Difundieron sus imágenes con el rostro tapado, aunque éstas no tardaron en llegar a la División de Asuntos Internos del cuerpo autonómico donde se le identificó para tomar medidas. Sin embargo, su identidad se mantuvo como si fuese un secreto de Estado. Ahora Crónica ha podido confirmar que se trata del sargento del área de escoltas de los Mossos, Lluis Escola Miquel al que «se le ha abierto una información previa al procedimiento disciplinario» por haber desempeñado trabajos de seguridad para Puigdemont cuando tenía incompatibilidad y no gozaba de autorización, según fuentes de la policía autonómica.
Después del encontronazo con los periodistas españoles, y desconocedor de que Asuntos Internos le tenía en el punto de mira, el mosso no renunció a su papel de jefe de seguridad de Puigdemont, a quien le une una amistad pues desde que fuese su escolta. Aquella tarde le acompañó desde el interior del museo hasta su vehículo y le abrió la puerta. El pasado lunes volvió a cubrirle en Bruselas durante la presentación de un libro sobre Cataluña en la Guerra Civil donde el ex president apareció por sorpresa. Ya no se le volvió a ver más. Al agente ya le habían avisado de que estaba bajo investigación. Ahora le protegen cuatro escoltas, dos de ellos facilitados por el Ejecutivo belga.
Asuntos Internos trata de averiguar si este agente, que trabajó durante sus vacaciones, cobró por sus servicios y ayudó en su huida a Bélgica a Puigdemont el 29 de octubre tras declarar dos días antes la independencia en el Parlament. El comisario Ferrán López, que fue colocado al frente de los Mossos en virtud de la aplicación del 155 por decisión del Gobierno, ordenó una información reservada para concretar si alguno de los escoltas al servicio de Puigdemont colaboraron en su huida. Fuentes del cuerpo aseguran que Lluis no tardó en llegar a la capital belga, aunque no aclaran si fue el conductor del vehículo particular que le llevó desde Girona a Marsella donde el ex president tomaría un vuelo hacia Bruselas. Sí pueden confirmar que ningún agente usó medios públicos para prepararle su escapada.
En los Mossos algunas fuentes explican que Lluis también escoltó a jugadores del Barcelona. Este agente había protegido a Xavier Martorell, ex director general de los Mossos que trató de crear el CNI catalán, y labró una relación de confianza con él. Hasta el punto de que cuando Martorell fichó por el Barça como responsable de seguridad decidió contar con Lluis para blindar a las estrellas del club. Pidió una excedencia y trabajó en Can Barça hasta que Martorell dejó el Barcelona cuando acabó el mandato de Joan Laporta. Artur Mas repescó a Martorell como alto cargo de la Generalitat y fue cuando Lluis volvió a los Mossos como escolta.
Ahora el mosso está «muy preocupado» por las consecuencias que podrían acarrearle sus servicios a Puigdemont. Podría ser expulsado del cuerpo hasta seis años o ser suspendido de empleo y sueldo. En la Policía Nacional ven con perplejidad el papel que ha desempeñado. «Es una incongruencia y una irregularidad que vaya a proteger a una persona que está en busca y captura con orden de detención internacional», comenta Alfredo Perdiguero, secretario general del Sindicato Independiente de Policía que ya espera que a Lluis le «suspendan de empleo y sueldo mientras se judicializa su causa».
Lluis Escola Miquel, el 'mosso' de la cicatriz que se fue a Bruselas a escoltar a Puigdemont | Cronica Home | EL MUNDO
Salud.