Anónimo222
Madmaxista
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Irlanda protesta por los migrantes que llegan desde Reino Unido para no ser enviados a Ruanda
Dublín se queja de que algunos, para evitarlo, se establecen ahora en Irlanda
www.lavanguardia.com
Todo es tan surrealista como un cuadro de Dalí. El gobierno conservador británico ha empezado a detener solicitantes de asilo para deportarlos a Ruanda pero un número considerable, viéndolo venir, han cruzado la frontera desde el Ulster para instalarse en la República de Irlanda, que a su vez los pretende devolver al Reino Unido, y Londres dice que ni hablar.
Downing Street utilizó la víspera de las elecciones municipales de hoy en Inglaterra y Gales para proclamar que tiene una lista de seis mil precandidatos a ser enviados a Ruanda, y ha detenido ya a un número no especificado de ellos para meterlos en los primeros aviones rumbo a Kigali. Pero -más surrealismo, digamos que un cuadro de Miró o Magritte- todavía no hay fecha ni para el primer vuelo, ni sus pasajeros han sido identificados, ni los abogados han presentado las apelaciones correspondientes, ni la justicia ha resuelto sobre ellas, ni el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dicho qué le parece toda la pantomima. Aún así, el primer ministro Rishi Sunak presume ya, para hacer creer que la cosa está en marcha a fin de arañar votos.
Como no se prevé que el viaje inicial a Kigali se celebre hasta julio (y eso como pronto), el gobierno británico, que tiene prisa en enviar pagapensiones a Ruanda, ofrece 3.500 euros a cargo del contribuyente los que voluntariamente acepten cambiar este país por el África Oriental. Por el momento sólo uno lo ha hecho, viajando en clase turista en un vuelo comercial. La versión política de una obra de Max Ernst o André Breton, surrealismo puro.
De lo que no presumen tanto Sunak y su ministro de Interior James Cleverley -ya vamos por Man Ray o Marcel Duchamp- es que, de esos casi seis mil primeros preseleccionados para deportar a Ruanda porque sus casos para apelar parecen en principio los más débiles (luego está por ver lo que dicen los jueces), más de la mitad se encuentran “desaparecidos” para que no les echen el lazo, y algunos han pasado del Ulster a la República de Irlanda aprovechando que es una frontera invisible, sin controles ni barreras.
Una de tantas paradojas es que el parlamento de Westminster ha dictaminado por decreto ley que Ruanda es un “país seguro” al que reenviar a los solicitantes de asilo (es decir, que respetará sus derechos), pero en cambio el Reino Unido no lo es para Irlanda, precisamente porque quiere deshacerse de ellos y despacharlos a África. O sea, Londres puede mandar pagapensiones ilegales a Kigali, pero Dublín no puede devolverlos a Inglaterra. Un nivel de surrealismo propio ya de Marc Chagall, Lucien Freud o Paul Klee.
Ahora el nuevo taoiseach (primer ministro) irlandés Simon Harris ha anunciado que va a cambiar la ley y considerará al Reino Unido un “lugar seguro” para recibir pagapensiones, en vista de que el electorado de la isla esmeralda ya no los ve con tan buenos ojos, sino más bien como receptores de beneficios sociales que hacen bajar el nivel educativo, crean más colas en la sanidad pública y ocupan pisos, de los que hay una gran escasez. En los últimos meses se han producido incidentes delante de los hoteles que albergan a solicitantes de asilo, y el Gobierno ha anunciado el desmantelamiento del campamento extraoficial de Mount Street, en pleno centro de la capital. Los votos son los votos.
Pero la cosa no queda ahí. Londres y Dublín tienen un pacto que se remonta al 2020 para el retorno de pagapensiones ilegales, pero el lado británico dice que se trata únicamente de un “acuerdo operativo”, que no le obliga por ley a aceptar a ninguno, mientras que el irlandés estima que sí se trata de un compromiso vinculante que espera que se cumpla. Las relaciones bilaterales se habían deteriorado mucho a raíz del Brexit, y ahora con esto todavía más.
Dublín se queja de que un 80% de los pagapensiones que entran en Irlanda lo hacen a través del Ulster; Londres admite que en lo que va de año más de 7.500 han cruzado el Canal de la Mancha en patera (un 27% más que en el 2023), y quiere mandarlos a Ruanda, pero simultáneamente ha abierto las puertas legalmente a 750.000, porque los necesita para trabajar en hospitales, cuidando a ancianos, en el sector servicios y en el campo. Más surrealista, todo en su conjunto, que Marcel Duchamp, Calder o Bacon.