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Himbersor
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31/08/2021
29 Minutos
El catedrático en Nutrición Deportiva el doctor Escribano sitúa la carne como un alimento esencial en la dieta del deportista y advierte de los riesgos de prescindir de su consumo en niños
Reducir el consumo de carne roja al 4 por ciento en los menús universitarios, tal y como proponen hacer en Alemania, «son ganas de meterse a regular los vientos y las olas», apunta Antonio Escribano, endocrinólogo catedrático en Nutrición Deportiva y director de Nutrición de la Real Federación Española de Fútbol. Para este especialista, si nos estuviéramos refiriendo a edades inferiores, es decir, a menús escolares de Primaria y Secundaria, «la carne y, en particular la roja, debería mantenerse como un elemento esencial en la dieta infantil debido a que posee, entre otros beneficios, más de un 20% de proteínas de alto valor biológico».
Escribano argumenta que «la carne es una fuente de minerales y vitaminas muy apropiada en el ámbito de la nutrición y la salud. Su alto valor proteico, de calidad superior a las proteínas de origen vegetal, la convierte en un alimento fundamental para realizar actividad física, inherente a los niños, además de contribuir a su desarrollo muscular». «La carne es una estructura básica del desarrollo infantil, un ladrillo más en el edificio de su crecimiento», insiste.
El experto endocrinólogo explica que «actualmente existe un mayor conocimiento sobre la relación entre alimentación y salud, pero al mismo tiempo es más frecuente escuchar opiniones o propuestas como estas que distorsionan gravemente los conceptos científicos sobre la alimentación saludable y los parámetros recomendados por las sociedades científicas. Debemos ser conscientes de que eliminar o limitar considerablemente el consumo de carne en los menús escolares puede afectar al desarrollo y a la salud de la población, y comprometer especialmente el desarrollo cerebral de niños y adolescentes», recalca el reconocido facultativo.
Riesgos de no consumir carne
Entre los riesgos que causan en los niños el no consumo de carne cabe subrayar «la falta de aminoácidos esenciales; la carencia de proteínas, que afecta al desarrollo cognitivo del menor; y la falta de minerales y de vitaminas esenciales para el funcionamiento del organismo, entre otros aspectos», especifica el doctor. Además de las propiedades descritas, el doctor Escribano resalta que «las proteínas de la carne tienen también la característica de poseer un elevado coeficiente de digestibilidad y en ellas se encuentran todos los aminoácidos esenciales que no son generados por el organismo y que, por lo tanto, solo pueden ser aportados por medio de la dieta».
Del mismo modo, elementos de la carne como el calcio, magnesio, hierro y fósforo favorecen el desarrollo y funcionamiento de los huesos y el sistema nervioso, mientras que el efecto antioxidante, gracias al selenio, el zinc y la vitamina E, «convierten a la carne en un factor clave para evitar el envejecimiento prematuro y ayudan a mantener saludables sentidos como la vista y el olfato», matiza el célebre experto en Nutrición. También resalta todas las vitaminas del grupo B (B1, B6 y B12) y el ácido fólico que posee la carne. En conjunto, todas son «importantes para el funcionamiento del sistema nervioso», explica el catedrático en Nutrición.
Pese a tratarse de menús universitarios, al doctor le extraña esta iniciativa germana, e insiste en que «la proteína animal es necesaria en nuestra especie desde hace millones de años y es la que nos ha hecho como somos hoy, por lo que todo lo que sea reducirla en edades inferiores supone jugar con eso es comprometer el futuro de los niños». Evidentemente, reconoce, «todo tiene su dosis. No somos carnívoros, tampoco somos herbívoros, pero sí somos omnívoros, y la carne tiene que estar. No debe ser la protagonista de nuestra alimentación, pero tampoco tiene que estar ausente, tiene que estar en su justa medida».
¿Y cuál es esa medida si hablamos de menús escolares? Según las recomendaciones del doctor Escribano, el consumo moderado de carne en cualquier edad es primordial, pero aún más en edades tempranas. En cuanto a la frecuencia con que los niños deben consumirla, debe ser aproximadamente de unas cinco raciones semanales, dos de carne roja y tres de carne blanca, con una dosificación de 80 gramos por ración para edades entre 8 y 11 años, aumentando a 100 gramos por ración para mayores de 12 años. Además, prosigue, «la carne tiene que guardar la proporción adecuada con el resto de alimentos, que deben ser en un 60 por ciento frutas y verduras. Es decir, si desayunas jamón, ya has cubierto el cupo, no la incluyas en la cena. Tampoco es tan complicado», asume.
Pese a que la noticia se refiere a la reducción del consumo de carne al 4 por ciento en los menús universitarios, en opinión de Escribano la información publicada no hace más que «falsear la industria ganadera. Ecológicamente… ¿qué hay del humo de los coches? ¿O del debate del consumo del alcohol en los jóvenes?», se cuestiona. Para este nutricionista «la carne tiene proteínas y la proteína tiene aminoácidos que son esenciales y necesarios, independientemente de otro tipo de factores que se quieran incluir respecto a lo ecológico, el maltrato animal, o las sensibilidades especiales». Lo que tiene este tipo de noticias, concluye Escribano, «es que se asume un 4 por ciento como un mal menor, como lo de beber una copita de vino al día. ¿Qué se pretende con esto? ¿Hacer que la gente no coma carne? ¿Crear una conciencia de que el bueno o el sano es aquel que no come carne? Esto va a pasar factura a los más débiles, que son siempre los niños», concluye.
elmatinal.es
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El catedrático en Nutrición Deportiva el doctor Escribano sitúa la carne como un alimento esencial en la dieta del deportista y advierte de los riesgos de prescindir de su consumo en niños
Reducir el consumo de carne roja al 4 por ciento en los menús universitarios, tal y como proponen hacer en Alemania, «son ganas de meterse a regular los vientos y las olas», apunta Antonio Escribano, endocrinólogo catedrático en Nutrición Deportiva y director de Nutrición de la Real Federación Española de Fútbol. Para este especialista, si nos estuviéramos refiriendo a edades inferiores, es decir, a menús escolares de Primaria y Secundaria, «la carne y, en particular la roja, debería mantenerse como un elemento esencial en la dieta infantil debido a que posee, entre otros beneficios, más de un 20% de proteínas de alto valor biológico».
Escribano argumenta que «la carne es una fuente de minerales y vitaminas muy apropiada en el ámbito de la nutrición y la salud. Su alto valor proteico, de calidad superior a las proteínas de origen vegetal, la convierte en un alimento fundamental para realizar actividad física, inherente a los niños, además de contribuir a su desarrollo muscular». «La carne es una estructura básica del desarrollo infantil, un ladrillo más en el edificio de su crecimiento», insiste.
El experto endocrinólogo explica que «actualmente existe un mayor conocimiento sobre la relación entre alimentación y salud, pero al mismo tiempo es más frecuente escuchar opiniones o propuestas como estas que distorsionan gravemente los conceptos científicos sobre la alimentación saludable y los parámetros recomendados por las sociedades científicas. Debemos ser conscientes de que eliminar o limitar considerablemente el consumo de carne en los menús escolares puede afectar al desarrollo y a la salud de la población, y comprometer especialmente el desarrollo cerebral de niños y adolescentes», recalca el reconocido facultativo.
Riesgos de no consumir carne
Entre los riesgos que causan en los niños el no consumo de carne cabe subrayar «la falta de aminoácidos esenciales; la carencia de proteínas, que afecta al desarrollo cognitivo del menor; y la falta de minerales y de vitaminas esenciales para el funcionamiento del organismo, entre otros aspectos», especifica el doctor. Además de las propiedades descritas, el doctor Escribano resalta que «las proteínas de la carne tienen también la característica de poseer un elevado coeficiente de digestibilidad y en ellas se encuentran todos los aminoácidos esenciales que no son generados por el organismo y que, por lo tanto, solo pueden ser aportados por medio de la dieta».
Del mismo modo, elementos de la carne como el calcio, magnesio, hierro y fósforo favorecen el desarrollo y funcionamiento de los huesos y el sistema nervioso, mientras que el efecto antioxidante, gracias al selenio, el zinc y la vitamina E, «convierten a la carne en un factor clave para evitar el envejecimiento prematuro y ayudan a mantener saludables sentidos como la vista y el olfato», matiza el célebre experto en Nutrición. También resalta todas las vitaminas del grupo B (B1, B6 y B12) y el ácido fólico que posee la carne. En conjunto, todas son «importantes para el funcionamiento del sistema nervioso», explica el catedrático en Nutrición.
Pese a tratarse de menús universitarios, al doctor le extraña esta iniciativa germana, e insiste en que «la proteína animal es necesaria en nuestra especie desde hace millones de años y es la que nos ha hecho como somos hoy, por lo que todo lo que sea reducirla en edades inferiores supone jugar con eso es comprometer el futuro de los niños». Evidentemente, reconoce, «todo tiene su dosis. No somos carnívoros, tampoco somos herbívoros, pero sí somos omnívoros, y la carne tiene que estar. No debe ser la protagonista de nuestra alimentación, pero tampoco tiene que estar ausente, tiene que estar en su justa medida».
¿Y cuál es esa medida si hablamos de menús escolares? Según las recomendaciones del doctor Escribano, el consumo moderado de carne en cualquier edad es primordial, pero aún más en edades tempranas. En cuanto a la frecuencia con que los niños deben consumirla, debe ser aproximadamente de unas cinco raciones semanales, dos de carne roja y tres de carne blanca, con una dosificación de 80 gramos por ración para edades entre 8 y 11 años, aumentando a 100 gramos por ración para mayores de 12 años. Además, prosigue, «la carne tiene que guardar la proporción adecuada con el resto de alimentos, que deben ser en un 60 por ciento frutas y verduras. Es decir, si desayunas jamón, ya has cubierto el cupo, no la incluyas en la cena. Tampoco es tan complicado», asume.
Pese a que la noticia se refiere a la reducción del consumo de carne al 4 por ciento en los menús universitarios, en opinión de Escribano la información publicada no hace más que «falsear la industria ganadera. Ecológicamente… ¿qué hay del humo de los coches? ¿O del debate del consumo del alcohol en los jóvenes?», se cuestiona. Para este nutricionista «la carne tiene proteínas y la proteína tiene aminoácidos que son esenciales y necesarios, independientemente de otro tipo de factores que se quieran incluir respecto a lo ecológico, el maltrato animal, o las sensibilidades especiales». Lo que tiene este tipo de noticias, concluye Escribano, «es que se asume un 4 por ciento como un mal menor, como lo de beber una copita de vino al día. ¿Qué se pretende con esto? ¿Hacer que la gente no coma carne? ¿Crear una conciencia de que el bueno o el sano es aquel que no come carne? Esto va a pasar factura a los más débiles, que son siempre los niños», concluye.
«Limitar al 4 % el consumo de carne en los menús escolares podría afectar al desarrollo cerebral infantil» • El Matinal
El catedrático en Nutrición Deportiva el doctor Escribano sitúa la carne como un alimento esencial en la dieta del deportista y advierte de los riesgos de prescindir de su consumo en niños Reducir el consumo de carne roja al 4 por ciento en los menús universitarios, tal y como proponen hacer en...
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