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Nutriéndome con lágrimas de de derechas....
Sicav: 8.000 millones de beneficios en cinco años, sólo 56 de impuestos.
Los millonarios españoles han gozado de ventajas fiscales desde 1985, cuando Felipe González diseñó este vehículo de inversión para evitar la fuga de dinero.
FRANCISCO NÚÑEZ | JAVIER GALLEGO
La tributación de los ricos, los de verdad, y no las rentas altas con las que se confunde el ministro de Fomento, José Blanco, siempre ha gozado de cierta laxitud fiscal. Y los partidos políticos han colaborado.
En los últimos cinco años, las 3.369 Sociedades de Inversión Mobiliaria de Capital Variable (Sicav), que gozan hasta ahora de una ventajosa tributación del 1%, pagaron 56,6 millones de euros por el Impuesto de Sociedades después de haber obtenido 8.068,6 millones de beneficios y de acumular un patrimonio medio por encima de los 26.000 millones.
Sólo en 2008, en plena crisis, obtuvieron unas ganancias de 190 millones (datos del tercer trimestre), por los que pagaron 1,7 millones.
Mientras tanto, también en este año, las rentas de trabajo, que aglutinan el 80% del IRPF y que soportan un tipo de hasta el 43%, aportaron a las arcas públicas 71.341 millones. Las sociedades, por su parte, con una tributación entre el 25% y el 30%, abonaron 27.301 millones, mientras que los impuestos sobre el consumo -IVA y especiales- alcanzaron los 67.591 millones.
Las Sicav fueron un invento del primer Gobierno de Felipe González (la primera, Consulbic, data de 1985 y sigue domiciliada en Bilbao). Su autor fue el ministro de Economía y Hacienda de entonces, Miguel Boyer, con la pretensión de que los ricos contribuyeran a las arcas públicas al menos con alguna aportación, por exigua que fuera, ante la posibilidad de que buscaran otros refugios en el exterior. Es decir, lo mismo que dijo hace unas semanas la vicepresidenta económica, Elena Salgado.
De Boyer fue también la idea de crear unos pagarés opacos al portador (se les llamó afros) para que las clases más acomodadas, y ante la necesidad del Estado de mayores ingresos, pudieran blanquear con toda impunidad. Después, fue Solchaga quien regularizó este dinero neցro en 1992 con otra amnistía fiscal a cambio de un leve peaje económico.
El PP quiso reformar la tributación de las Sicav en 2003. Pretendió establecer un tributo del 35% (el de Sociedades) para las compañías en las que un mismo accionista concentrara un 25% del capital (en aquel momento sucedía en 2.500 de las 3.000 Sicav existentes). Pero dio marcha atrás.
En 2004, después de que Hacienda incluyera a estas sociedades por primera vez en 20 años en un plan contra el fraude, los inspectores fiscales levantaron más de 200 actas, por un valor de casi 70 millones de euros. Entonces, los grupos políticos arbitraron una amnistía fiscal y quitaron las competencia a Hacienda.
La inspección de Hacienda descubrió que la mayoría de las Sicav no cumplía los requisitos para ser considerada sociedad colectiva, en especial el de tener al menos 100 socios, y de esta forma tributar al 1%. En muchos casos, un accionista controlaba la sociedad y aparecían 99 mariachis (testaferros) que eran empleados de la gestora.
Sin embargo, el PP, PSOE y CiU se pusieron de acuerdo y aprovecharon la primera Ley que se tramitaba en el Congreso, relativa a Reformas Fiscales para Incentivar la Productividad, y le quitaron las competencias a la inspección de Hacienda para dárselas a la CNMV.
Muchas de las Sicav implicadas, que inicialmente habían firmado actas de acuerdo con Hacienda y que habían provisionado la deuda tributaria en sus balances, deshicieron esta posición cuando los principales partidos políticos se pusieron de acuerdo en que Hacienda no metiera las narices en las empresas de los ricos. Zapatero ya estaba en La Moncloa. Fue el primer pacto parlamentario entre el PSOE y el PP.
Dos años después, el Tribunal Económico Administrativo Central del Estado consideró que esta modificación tenía efectos retroactivos. Y fue partícipe de otra nueva amnistía fiscal a las sociedades de las grandes fortunas. Las actas levantadas quedaron condonadas. Varias grandes fortunas tenían actas de Hacienda de varias de sus sociedades. A título individual, South Hill, de los Lladró, tenía por ejemplo una deuda tributaria de casi 4,8 millones.
Fuentes de la Agencia Tributaria reconocen que descubrieron casos «verdaderamente escandalosos». Por ejemplo, el de una Sicav de Canarias en la que 45 de los 102 accionistas eran mariachis. Y de esos 45, al menos una treintena desconocían su presencia en la sociedad. Alguien había utilizado sus carnés de identidad, ya que desde 2000 (hasta entonces una sola persona podía crear su Sicav) bastaba (como sucede ahora) presentar un certificado con nombres y apellidos de personas ante la CNMV sin que éstas confirmen su presencia real.
Después de este cambio normativo, la CNMV quedó de agente custodio para determinar si las sociedades de los ricos cumplen o no los requisitos de entidad de inversión colectiva y beneficiarse del 1% actual de tributación. Es decir, la inspección de Hacienda puede investigar al Rey, a cualquier empresa o ciudadano, pero no puede meter la nariz en estas sociedades si la CNMV no lo autoriza. Es como si Hacienda no pudiera realizar comprobaciones a las entidades financieras sin el consentimiento del Banco de España.
Lo curioso es que desde 2004 la CNMV nunca ha detectado un incumplimiento de estos requisitos cuando aquella inspección sólo tardó unos meses. Al parecer, el órgano supervisor sitúa en una especie de limbo a las sociedades ya creadas que no cumplen las normas y les da un año de plazo para que se pongan al día. Hasta ahora no se conoce caso alguno de que este organismo haya suspendido a alguna Sicav de su condición de sociedad colectiva, si bien fuentes del regulador confirman que sí se han echado atrás solicitudes de creación de nuevas por no tener más de 100 accionistas.
Además, sobre la identidad de los socios en este tipo de sociedades, ricos de verdad o mariachis, existe un cierto hermetismo. Por ejemplo, en el registro mercantil figuran los accionistas de las compañías anónimas o con responsabilidad limitada. Pero no existe información de las Sicav. Los datos sólo los tiene la CNMV, lejos del olfato de Hacienda.
Según los últimos datos públicos del supervisor, el número de accionistas que forman parte de alguna de las 3.347 sociedades registradas alcanzaba los 439.395 en 2008. Este dato refleja un aumento respecto al ejercicio precedente, aunque a un ritmo mucho menor debido, en parte, «a la disminución de la riqueza de los grandes patrimonios, que ha limitado el acceso a las Sicav», según explican en una entidad cotizada.
Con el actual número de accionistas, la proporción sale a 131 socios por cada Sicav, por encima del límite establecido por la Ley. Aun así, hay grandes diferencias entre ellas. Por ejemplo, hay una sociedad con más de 5.000 accionistas, frente a las 2.650 que cuentan con entre 100 y 150 socios. La cuestión clave, no obstante, es si realmente todos ellos son inversores o sólo figurantes.
En este club de elite, con un patrimonio de 25.000 millones, figuran los nombres de los consejeros de las principales empresas del país, sagas familiares, profesionales o deportistas de primera línea. Sólo las 25 mayores Sicav ganaron en 2007 de 308 millones.
Así, entre estos afortunados se encuentran nombres tan conocidos como Esther Koplowitz, Amancio Ortega, Rafael Del Pino o Emilio Botín. Pero no sólo hay que buscar en el espectro financiero para encontrar protagonistas. También estas sociedades han sido el vehículo de muchos famosos que quieren invertir su patrimonio con un tratamiento fiscal ventajoso. Entre otros, los futbolistas Fernando Morientes e Iván de la Peña; el director de cine Pedro Almodovar; el arquitecto Ricardo Bofill, el productor Narciso Ibáñez Serrador, e incluso la Iglesia católica.
En realidad muchas de estas sociedades no están vetadas a ningún tipo de cliente, pero tienen que cumplir unos requisitos imprescindibles. La normativa vigente establece unos mínimos de inversión que en la mayoría de los casos resultan inaccesibles para un pequeño ahorrador. La inversión mínima exigida es de 2,4 millones de euros para aquéllas que están abiertas a todo el mundo. No obstante, de las más de 3.300 sociedades que hay actualmente, la mayoría son de carácter exclusivo, es decir, que no admiten la entrada de nuevos accionistas sin el beneplácito del creador, según explican desde un banco.
Gestión
También hay diferencias entre las formas de gestionar esas compañías. Algunos constituyen el vehículo como medio para mover sus participaciones mobiliarias (renta fija y renta variable, básicamente) a su gusto y criterio. Otros, sin embargo, dejan todas las decisiones de inversión en manos de la sociedad gestora. «Y eso puede ser muy peligroso», dice el encargado de tomar las decisiones de inversión de un conocido actor de televisión.
La Sicav que él gestionaba (dicha sociedad se ha extinguido) llegó a tener un patrimonio de casi 8 millones de euros y unos beneficios en 2007 de 260.000 euros. Según su experiencia, el gestor debe intentar convencer en muchas ocasiones a su cliente de que lo que él le pide no es la mejor opción. Sobre todo si el cliente no tiene grandes conocimientos sobre mercados financieros e instrumentos de inversión.
«Cuando eso sucede», añade, «lo normal es que la gestora tenga poderes para tomar las decisiones que considere más apropiadas en cada momento, aunque teniendo en cuenta siempre el objetivo de rentabilidades que persigue dicha sociedad».
En cualquier caso, según explican desde la industria de gestión de grandes patrimonios, estas sociedades han dejado de tener el atractivo que tenían a comienzos de la década de 2000. La supresión del impuesto de patrimonios y la liberalización de las Instituciones de Inversión Colectiva (IIC) restaron parte del atractivo de estos vehículos que, no obstante, hasta ahora han seguido gozando de esa ventajosa tributación en el 1% en el Impuesto de Sociedades.
Incluso los bancos han aprovechado estos vehículos para cautivar a su clientela, ya que los cambios de una entidad a otra en la administración, depósito y gestión de una Sicav es muy costoso y engorroso para los propios accionistas. «Las Sicav a veces son un instrumento más ventajoso para el banco para fidelizar a un cliente que para el propio inversor», reconocen en una entidad.
Por eso el boom de estas sociedades hoy ya no es lo que fue. «Estas empresas ya sólo tienen sentido si, además de tener un gran patrimonio, buscas una gestión muy activa y especulativa, intentando moverte en contra de la tendencia y sacándole partido a la capacidad de hacer y deshacer posiciones al instante», comenta una fuente del sector. «Si el cliente no busca esto, es mejor que se decante por una gestión de su patrimonio más tradicional», añade.
En los últimos meses, la industria ha vuelto paulatinamente a invertir en Bolsa después del varapalo de 2008, que hasta el tercer trimestre lastró un 88% el beneficio de estas sociedades, hasta los 189 millones de euros. De hecho, gran parte de las Sicav se han recuperado ya de las caídas y han vuelto a las rentabilidades positivas. Entre las más rentables destaca la de la familia Entrecanales (Acciona), Bestinver Bestvalue, que hasta junio obtuvo unas plusvalías del 26,10% gracias a su mayor exposición a la renta variable.
En cualquier caso, los grandes patrimonios todavía siguen guardando la mayor parte de su dinero en renta fija y liquidez (depósitos). Será que no se fían de que el mercado ya se ha recuperado.
EL VEHÍCULO DE INVERSIÓN DE LOS RICOS Y FAMOSOS
AMANCIO ORTEGA
485 millones. El dueño de Inditex controla la terecera mayor Sicav de España, Keblar de Inversiones, con un patrimonio de 307,2 millones. Hasta junio, Keblar ha ganado un 5% tras reducir su exposición a activos de mayor riesgo, como la cartera de inversiones en España. También ha duplicado su posición en liquidez (depósitos, básicamente). Aun así, el patrimonio se ha reducido en más de 150 millones en dos años. Ortega tiene además otras dos Sicavs, Alazan y Gramela. Entre las tres suman 485 millones.
ROSALÍA MERA
455 millones. La ex mujer de Amancio Ortega y fundadora del imperio textil es otra de las grandes fortunas españolas que canaliza parte de su patrimonio a través de estas sociedades. Soandres de Activos gestiona actualmente 285 millones, mientras que Breixo Inversiones tiene un patrimonio de 169 millones. Gestionada por JP Morgan, Soandres obtuvo una rentabilidad del 5,36% en el primer semestre con la mayoría de sus inversiones distribuidas en fondos de inversión.
JOSÉ M. ENTRECANALES
9,5 millones netos. Las siete Sicav de la familia Entrecanales se han fusionado en una sola, gestionada por Bestinver, la agencia de inversión propiedad de Acciona. La Sicav se llama Bestinver Bestvalue y tiene un patrimonio de 117,2 millones de euros. Puede presumir de ser una de las más rentables en 2009, con unas plusvalías acumuladas del 26,10%. En los últimos dos años, la Sicav de esta familia madrileña ha multiplicado por cinco su patrimonio gracias a las nuevas aportaciones.
RAFAEL DEL PINO
492 millones. La familia Del Pino, máximo accionista de la constructora Ferrovial, es otra de las megafortunas españolas que cuenta con varias Sicavs. Allocation es la segunda más grande registrada en la CNMV, con un patrimonio de 361,7 millones de euros. En 2007 obtuvo un beneficio bruto de 11,7 millones de euros. Por su parte, Keeper Inversiones gestiona 131 millones de euros y en lo que va de año ha obtenido una rentabilidad del 9%.
ANTONIO M. ROUCO VARELA
6,9 millones. La conferencia episcopal utiliza las Sicav para gestionar parte de su patrimonio. Umasges era hasta hace poco la sociedad más grande de las tres que tiene la Iglesia, con un patrimonio superior a los 6 millones de euros antes de su liquidación. Actualmente existen otras dos sociedades vinculadas a la Iglesia: Vayomer, participada por el Arzobispado de Astorga y con un patrimonio de 6,9 millones, y B.I. Gran Premiere, del Arzobispado de Oviedo y (1,3 millones).
PEDRO ALMODÓVAR
4,5 millones. Gestionada por Fortis, Oyster es la Sicav de Pedro Almodóvar, que cuenta actualmente con un patrimonio de 4,5 millones de euros. Según la composición de la cartera de esta sociedad, se puede concluir que el director es un inversor poco arriesgado. El 25% de sus inversiones están refugiadas en activos de renta fija, mientras que la renta variable sólo ocupa un 1%. Además de invertir en España, destaca la importancia de activos procedentes de Francia y Holanda.
CHICHO IBÁÑEZ SERRADOR
10,5 millones. Gestionada por BBVA, la Sicav del director español de cine Narciso Ibáñez Serrador (Peñafiel de Inversiones) cuenta con un patrimonio de 10,5 millones y 106 accionistas. En el año 2007 (último ejercicio disponible), esta sociedad obtuvo unos rendimientos brutos de 358.000 euros, por los que sólo pagó 3.000 en concepto de impuestos. La rentabilidad de esta sociedad en lo que va de año es de sólo el 0,5% como consecuencia de su mayor expsoción a la renta fija (85%).
FERNANDO HIERRO
2,7 millones. El ex jugador del Real Madrid y director deportivo de la selección española, Fernando Hierro, tiene en su Sicav Ferrosor invertidos 2,75 millones de euros, en su mayoría en renta fija privada nacional. Esta sociedad cuenta con 103 accionistas y en 2007 obtuvo unos resultados de 188.000 euros. Hierro no es el único deportista con una sociedad de este tipo: Fernando Morientes o Iván de la Peña también gestionan su patrimonio a través de una Sicav.
#Sicav: 8.000 millones de beneficios en cinco años, sólo 56 de impuestos / EL MUNDO