M. Priede
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Que las revistas académicas anglosajonas permitan el agit-prop catalanista es culpa del Kremlin, de Feijoo, Rajoy y el CNI; de los anglosajones, jamás. Si acaso de los anglosajones gente de izquierdas; ay, si estuviera Trump esto no pasaría, a pesar de que le exigió a Felipe VI que los catalanes tenían que votar. (21) Borrell exige a Rusia que respete el Derecho Internacional, pero no dijo nada cuando Trump exigió a Felipe VI un referéndum en Cataluña | Burbuja.info
¿Qué dijo pilinguin al respecto? Que era un asunto interno de España, pero aquí dale que te pego con unos frikis que ofrecieron diez mil soldados para defender Cataluña y que lo único que buscaban es que les entregaran dinero. Se creen que Rusia se reduce a los delirios de Alexander Dugin y RT en español.
Y hace falta valor para decir que el Real Instituto Elcano se encarga de divulgar lo español cuando lo preside un inglés y todos sus miembros son más anglófilos que los propios ingleses.
Pongo en negrita lo más reseñable
La telaraña académica del secesionismo catalán
Viernes, 19/Ago/2022 Carlos Conde Solares El Mundo
Allá por el año 2020, Juan Pablo Cardenal publicaba su imprescindible libro La telaraña: la trama exterior del 'procés'. Se trata de un extraordinario ejercicio de documentación, enmarcado en la mejor tradición internacional del periodismo de investigación. En él, Cardenal desentraña las redes desinformativas tejidas por el independentismo catalán en otros países. Estas atrapan con facilidad a incautos comentaristas, corresponsales e incluso diplomáticos, sobre todo en el mundo anglosajón. Ávidos muchos de ellos de dejarse engatusar por el relato romántico del nacionalismo, la maquinaria de la acción exterior de la Generalitat hace el resto, a través de sus bien engrasadas terminales. En los últimos años, se desenvuelve además sin que el cuerpo diplomático dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación le presente mayor impedimento.
En este impasse de tregua-trampa, que durará lo que dure el trampantojo que sustenta el tinglado gubernamental, la Generalitat ha seguido reforzando sus posiciones en el exterior. Ha logrado, por ejemplo, que se pase de puntillas sobre las flagrantes conexiones entre el entorno de Carles Puigdemont y el Kremlin, documentadas en su día por The New York Times, The Washington Post y por un puñado de europarlamentarios encabezados por la impagable Maite Pagazaurtundúa. También ha conseguido que un informe por encargo carente del mínimo rigor científico, el perpetrado por el CitizenLab de la Universidad de Toronto bajo el título de CatalanGate, apuntale su relato victimista, amplificado por un conglomerado de orates útiles. [Hay que ser orate creerse que son orates útiles] La pulsión anglocondescendiente de corresponsales como los de The Guardian, imbuidos de lecturas superficiales de solapas de Hemingway, y redacciones escolares como la firmada por el hijo de Woody Allen y Mia Farrow en The New Yorker, sirvieron para embarrar la imagen de España ante un público bien predispuesto por el estereotipo neցrolegendario, del orientalismo a Francoland.
Desde el Foro de Profesores hemos tratado de evaluar el "estado de la cuestión" independentista en el marco que nos es más familiar: el universitario internacional. En los últimos meses hemos confirmado algo que ya intuíamos: que, también en el ámbito del relato académico en lengua inglesa, el independentismo coloca sus mensajes sin dificultades reseñables, y ello a pesar de incurrir en prácticas propias del activismo que deberían, en teoría, ser filtradas por las revistas científicas. Varios de los autores que se ocupan del procés en las páginas de los journals de ciencias políticas tienen una llamativa coincidencia en sus respectivos currículos: forman parte del Institut d'Estudis de l'Autogovern (IEA) -una entidad pública integrada en el departamento de Presidencia de la Generalitat de Cataluña-, que fomenta y financia estudios que apuntalan, justifican y promueven las políticas del Govern.
El ejemplo más llamativo se encuentra en el número 9.4 de la revista Politics and Governance, publicado en 2021 bajo la coordinación de los profesores Ferran Requejo y Marc Sanjaume-Calvet, y que lleva por título Secessionism in Liberal Democracies: What Do We Really Know About the Explanations of Secessionism? A pesar del carácter general de la pregunta, ocho de los nueve artículos que componen el volumen se refieren a Cataluña. El noveno, sobre el caso escocés, lo firma otro experto en secesionismo catalán. Desde 2018, Requejo era director del IEA, cuyo consejo gestor preside el mismo Pere Aragonès, y del que Sanjaume-Calvet es consejero. El propio IEA financió el estreno del volumen. Nada de esto merece siquiera una declaración de conflicto de intereses, a pesar de que es obligatorio en revistas científicas. Contribuyen a este número autores como Jordi Muñoz, director del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), nombramiento también dependiente de la Generalitat presidida por ERC, y miembro de Òmnium Cultural (al que pertenece otro de los autores, Francesc Amat); el predecesor de Muñoz en el CEO, Jordi Argelaguet, nombrado en su caso por CiU; Lluís Pérez Lozano, miembro de ERC; o Laia Balcells, que se cita a sí misma, y a los propios Requejo y Sanjaume-Calvet, en la mayor parte de las 28 referencias que contiene su artículo.
Nuestra sospecha es que estos autores están construyendo un canon académico artificial y autorreferencial para justificar el secesionismo, desprestigiar la democracia española y construir un relato en el entorno universitario anglosajón que se alinee con los postulados procesistas. Algunos editores de Politics and Governance respondieron a nuestras cartas, dándonos la razón en lo referido al conflicto de intereses de los autores. Sin embargo, el especial sigue presente en su plataforma y no se acompaña ninguna aclaración acerca de la actividad política, a veces bien remunerada, de varios de los autores del volumen. En este sentido, las respuestas de los comités editoriales han tendido siempre al corporativismo: se escudan muchos en que los artículos han superado un riguroso proceso de doble peritaje ciego. Sucede, claro está, que un peritaje ciego (blind peer review, en inglés) nunca podrá identificar conflictos de intereses, pues el perito desconoce, por definición, la identidad del autor. En el mundo académico, por otra parte, es habitual que sean precisamente los editores de un número monográfico quienes coordinen la selección de expertos.
El especial de Politics and Governance no es, por supuesto, un caso aislado. El propio Sanjaume-Calvet publica un artículo en el número 56.4 de la revista Representations sobre el referéndum del 1 de octubre de 2017. Lo firma junto con Jaume López Hernández, presidente de Reinicia Catalunya y miembro del Grup Promotor de la Convenció Constituent, paraguas que incluye a Òmnium y a otras entidades cuyo fin declarado es alcanzar una "Cataluña soberana". Ambos participaron, según las actas del Parlament, en las jornadas que derivaron en la DUI de 2017. La revista Regional and Federal Studies correspondiente a 2021 incluye un artículo de Carles Ferreira sobre la "crisis territorial de 2017" en Cataluña. Ferreira había sido consejero de Carles Puigdemont entre 2013 y 2016, cuando éste ocupaba la alcaldía de Gerona. El volumen 10.3 de Political Science Research and Methods incorpora un estudio de Marc Guinjoan y Toni Rodon sobre el 1-O titulado Beaten Ballots (papeletas golpeadas). Los dos son colaboradores habituales del IEA y basan su trabajo en "datos" obtenidos de fuentes tan objetivas como www.catmemoria.cat, una web creada ad hoc por activistas nacionalistas para ilustrar la "violencia policial" en torno al 1-O, o de un artículo inédito de Carmina Altesa, profesora de secundaria cuya cuenta de Twitter (@niOblitNiPerdo3) distribuye propaganda independentista y, últimamente, también prorrusa.
Los palmarios, y nunca declarados, conflictos de intereses de varios autores alcanzan cotas pocas veces vistas en el ámbito académico. [Pero no ocurre en Cataluña sino en las publicaciones anglosajonas, dirigidas por el Kremlin, claro] Sin ir más lejos, la consejera de Igualdad y Feminismo de la Generalitat, Tània Verge, firma un estudio en Political Studies sobre la "sensibilidad de género" del Parlamento catalán. Es decir, la propia responsable de un departamento gubernamental escribe un artículo, investido de la presunción de veracidad de lo académico, sobre las políticas de las que ella misma es responsable. Lo hace, de paso, afeando que varias estancias del Parlamento español lleven los nombres de padres de la Constitución, y ocultando, por ejemplo, que el español es precisamente el parlamento con mayor porcentaje de diputadas de Europa occidental (solo superado por Suecia y Finlandia).
Más recientemente, en el número 28.1 de Party Politics, correspondiente a este mismo año 2022, el prolífico Sanjaume-Calvet rubrica un estudio sobre política lingüística junto a Elvira Riera Gil, que ha trabajado en los departamentos de Educación y Política Lingüística de la Generalitat, en varias etapas, desde 1991. También sobre la política de exclusión del castellano escriben, en términos laudatorios, Daniel Cetrá y Sergi jovenlandesales Gálvez en la revista Ethnicities. jovenlandesales Gálvez es presidente de ERC en El Prat de Llobregat, y evalúa en este artículo las políticas de su propio partido sin declarar su afiliación.
Todos estos casos ilustran una victoria silenciosa del secesionismo catalán: son ellos los que están escribiendo el canon académico en torno al procés. Cualquier estudioso extranjero que quiera aproximarse al asunto con ambición de objetividad se va a encontrar con una bibliografía sesgada a favor del independentismo. No existe un contrapunto a esta realidad: los nacionalistas se sirven de los instrumentos del autogobierno para construir una bibliografía en inglés que va a marcar la percepción del procés durante décadas, acaso para siempre. Para ello cuentan con estructuras bien financiadas que dependen de la misma Presidencia de la Generalitat, y que facilitan la captación de nuevos profesores -activistas en las universidades públicas de Cataluña-. La acción exterior del Govern, potenciada por una telaraña de asociaciones secesionistas con implantación internacional, consigue así, también en el ámbito académico, modular la imagen exterior de España conforme a los postulados independentistas. Mientras España renuncia a su legítima defensa, diluyendo la labor pedagógica y diplomática de España Global, el Real Instituto Elcano o el Instituto Cervantes, el nacionalismo va poniendo los cimientos sobre los que espera construir, algún día, el edificio de su reconocimiento internacional.
Carlos Conde Solares es profesor de Historia de España en la Universidad de Northumbria (Reino Unido) y coordinador de la Asociación Foro de Profesores.
¿Qué dijo pilinguin al respecto? Que era un asunto interno de España, pero aquí dale que te pego con unos frikis que ofrecieron diez mil soldados para defender Cataluña y que lo único que buscaban es que les entregaran dinero. Se creen que Rusia se reduce a los delirios de Alexander Dugin y RT en español.
Y hace falta valor para decir que el Real Instituto Elcano se encarga de divulgar lo español cuando lo preside un inglés y todos sus miembros son más anglófilos que los propios ingleses.
Pongo en negrita lo más reseñable
La telaraña académica del secesionismo catalán
Viernes, 19/Ago/2022 Carlos Conde Solares El Mundo
Allá por el año 2020, Juan Pablo Cardenal publicaba su imprescindible libro La telaraña: la trama exterior del 'procés'. Se trata de un extraordinario ejercicio de documentación, enmarcado en la mejor tradición internacional del periodismo de investigación. En él, Cardenal desentraña las redes desinformativas tejidas por el independentismo catalán en otros países. Estas atrapan con facilidad a incautos comentaristas, corresponsales e incluso diplomáticos, sobre todo en el mundo anglosajón. Ávidos muchos de ellos de dejarse engatusar por el relato romántico del nacionalismo, la maquinaria de la acción exterior de la Generalitat hace el resto, a través de sus bien engrasadas terminales. En los últimos años, se desenvuelve además sin que el cuerpo diplomático dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación le presente mayor impedimento.
En este impasse de tregua-trampa, que durará lo que dure el trampantojo que sustenta el tinglado gubernamental, la Generalitat ha seguido reforzando sus posiciones en el exterior. Ha logrado, por ejemplo, que se pase de puntillas sobre las flagrantes conexiones entre el entorno de Carles Puigdemont y el Kremlin, documentadas en su día por The New York Times, The Washington Post y por un puñado de europarlamentarios encabezados por la impagable Maite Pagazaurtundúa. También ha conseguido que un informe por encargo carente del mínimo rigor científico, el perpetrado por el CitizenLab de la Universidad de Toronto bajo el título de CatalanGate, apuntale su relato victimista, amplificado por un conglomerado de orates útiles. [Hay que ser orate creerse que son orates útiles] La pulsión anglocondescendiente de corresponsales como los de The Guardian, imbuidos de lecturas superficiales de solapas de Hemingway, y redacciones escolares como la firmada por el hijo de Woody Allen y Mia Farrow en The New Yorker, sirvieron para embarrar la imagen de España ante un público bien predispuesto por el estereotipo neցrolegendario, del orientalismo a Francoland.
Desde el Foro de Profesores hemos tratado de evaluar el "estado de la cuestión" independentista en el marco que nos es más familiar: el universitario internacional. En los últimos meses hemos confirmado algo que ya intuíamos: que, también en el ámbito del relato académico en lengua inglesa, el independentismo coloca sus mensajes sin dificultades reseñables, y ello a pesar de incurrir en prácticas propias del activismo que deberían, en teoría, ser filtradas por las revistas científicas. Varios de los autores que se ocupan del procés en las páginas de los journals de ciencias políticas tienen una llamativa coincidencia en sus respectivos currículos: forman parte del Institut d'Estudis de l'Autogovern (IEA) -una entidad pública integrada en el departamento de Presidencia de la Generalitat de Cataluña-, que fomenta y financia estudios que apuntalan, justifican y promueven las políticas del Govern.
El ejemplo más llamativo se encuentra en el número 9.4 de la revista Politics and Governance, publicado en 2021 bajo la coordinación de los profesores Ferran Requejo y Marc Sanjaume-Calvet, y que lleva por título Secessionism in Liberal Democracies: What Do We Really Know About the Explanations of Secessionism? A pesar del carácter general de la pregunta, ocho de los nueve artículos que componen el volumen se refieren a Cataluña. El noveno, sobre el caso escocés, lo firma otro experto en secesionismo catalán. Desde 2018, Requejo era director del IEA, cuyo consejo gestor preside el mismo Pere Aragonès, y del que Sanjaume-Calvet es consejero. El propio IEA financió el estreno del volumen. Nada de esto merece siquiera una declaración de conflicto de intereses, a pesar de que es obligatorio en revistas científicas. Contribuyen a este número autores como Jordi Muñoz, director del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), nombramiento también dependiente de la Generalitat presidida por ERC, y miembro de Òmnium Cultural (al que pertenece otro de los autores, Francesc Amat); el predecesor de Muñoz en el CEO, Jordi Argelaguet, nombrado en su caso por CiU; Lluís Pérez Lozano, miembro de ERC; o Laia Balcells, que se cita a sí misma, y a los propios Requejo y Sanjaume-Calvet, en la mayor parte de las 28 referencias que contiene su artículo.
Nuestra sospecha es que estos autores están construyendo un canon académico artificial y autorreferencial para justificar el secesionismo, desprestigiar la democracia española y construir un relato en el entorno universitario anglosajón que se alinee con los postulados procesistas. Algunos editores de Politics and Governance respondieron a nuestras cartas, dándonos la razón en lo referido al conflicto de intereses de los autores. Sin embargo, el especial sigue presente en su plataforma y no se acompaña ninguna aclaración acerca de la actividad política, a veces bien remunerada, de varios de los autores del volumen. En este sentido, las respuestas de los comités editoriales han tendido siempre al corporativismo: se escudan muchos en que los artículos han superado un riguroso proceso de doble peritaje ciego. Sucede, claro está, que un peritaje ciego (blind peer review, en inglés) nunca podrá identificar conflictos de intereses, pues el perito desconoce, por definición, la identidad del autor. En el mundo académico, por otra parte, es habitual que sean precisamente los editores de un número monográfico quienes coordinen la selección de expertos.
El especial de Politics and Governance no es, por supuesto, un caso aislado. El propio Sanjaume-Calvet publica un artículo en el número 56.4 de la revista Representations sobre el referéndum del 1 de octubre de 2017. Lo firma junto con Jaume López Hernández, presidente de Reinicia Catalunya y miembro del Grup Promotor de la Convenció Constituent, paraguas que incluye a Òmnium y a otras entidades cuyo fin declarado es alcanzar una "Cataluña soberana". Ambos participaron, según las actas del Parlament, en las jornadas que derivaron en la DUI de 2017. La revista Regional and Federal Studies correspondiente a 2021 incluye un artículo de Carles Ferreira sobre la "crisis territorial de 2017" en Cataluña. Ferreira había sido consejero de Carles Puigdemont entre 2013 y 2016, cuando éste ocupaba la alcaldía de Gerona. El volumen 10.3 de Political Science Research and Methods incorpora un estudio de Marc Guinjoan y Toni Rodon sobre el 1-O titulado Beaten Ballots (papeletas golpeadas). Los dos son colaboradores habituales del IEA y basan su trabajo en "datos" obtenidos de fuentes tan objetivas como www.catmemoria.cat, una web creada ad hoc por activistas nacionalistas para ilustrar la "violencia policial" en torno al 1-O, o de un artículo inédito de Carmina Altesa, profesora de secundaria cuya cuenta de Twitter (@niOblitNiPerdo3) distribuye propaganda independentista y, últimamente, también prorrusa.
Los palmarios, y nunca declarados, conflictos de intereses de varios autores alcanzan cotas pocas veces vistas en el ámbito académico. [Pero no ocurre en Cataluña sino en las publicaciones anglosajonas, dirigidas por el Kremlin, claro] Sin ir más lejos, la consejera de Igualdad y Feminismo de la Generalitat, Tània Verge, firma un estudio en Political Studies sobre la "sensibilidad de género" del Parlamento catalán. Es decir, la propia responsable de un departamento gubernamental escribe un artículo, investido de la presunción de veracidad de lo académico, sobre las políticas de las que ella misma es responsable. Lo hace, de paso, afeando que varias estancias del Parlamento español lleven los nombres de padres de la Constitución, y ocultando, por ejemplo, que el español es precisamente el parlamento con mayor porcentaje de diputadas de Europa occidental (solo superado por Suecia y Finlandia).
Más recientemente, en el número 28.1 de Party Politics, correspondiente a este mismo año 2022, el prolífico Sanjaume-Calvet rubrica un estudio sobre política lingüística junto a Elvira Riera Gil, que ha trabajado en los departamentos de Educación y Política Lingüística de la Generalitat, en varias etapas, desde 1991. También sobre la política de exclusión del castellano escriben, en términos laudatorios, Daniel Cetrá y Sergi jovenlandesales Gálvez en la revista Ethnicities. jovenlandesales Gálvez es presidente de ERC en El Prat de Llobregat, y evalúa en este artículo las políticas de su propio partido sin declarar su afiliación.
Todos estos casos ilustran una victoria silenciosa del secesionismo catalán: son ellos los que están escribiendo el canon académico en torno al procés. Cualquier estudioso extranjero que quiera aproximarse al asunto con ambición de objetividad se va a encontrar con una bibliografía sesgada a favor del independentismo. No existe un contrapunto a esta realidad: los nacionalistas se sirven de los instrumentos del autogobierno para construir una bibliografía en inglés que va a marcar la percepción del procés durante décadas, acaso para siempre. Para ello cuentan con estructuras bien financiadas que dependen de la misma Presidencia de la Generalitat, y que facilitan la captación de nuevos profesores -activistas en las universidades públicas de Cataluña-. La acción exterior del Govern, potenciada por una telaraña de asociaciones secesionistas con implantación internacional, consigue así, también en el ámbito académico, modular la imagen exterior de España conforme a los postulados independentistas. Mientras España renuncia a su legítima defensa, diluyendo la labor pedagógica y diplomática de España Global, el Real Instituto Elcano o el Instituto Cervantes, el nacionalismo va poniendo los cimientos sobre los que espera construir, algún día, el edificio de su reconocimiento internacional.
Carlos Conde Solares es profesor de Historia de España en la Universidad de Northumbria (Reino Unido) y coordinador de la Asociación Foro de Profesores.
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