castguer
Madmaxista
Los objetivos de Estados Unidos en el reciente G20 de Londres eran consagrar la supremacía de la finanza anglosajona y establecer las premisas de un gobierno económico mundial bajo el liderazgo anglosajón. La tercera cumbre será en Nueva York, y se desarrollará al margen de la Asamblea General de la ONU; lo cual es una forma clara de humillar a esa asamblea y confirmar la existencia de una voluntad aparte: el directorio del Consejo de Seguridad, al margen de las instituciones de la ONU.
Sin embargo, en el G-20 no hubo ningún acuerdo político. Las declaraciones finales se limitan a lo de siempre, a enumer una serie de principios generales que no comprometen a nadie y las acciones adoptadas lo han sido al margen de la cumbre y en ningún caso conciernen tampoco a todos los participantes a la vez. Por lo tanto, la cumbre de Londres ha resultado una farsa más.
Hay que tener en cuenta que la política financiera y económica de la administración Obama la elabora una serie de organismos y además sin solución de continuidad con la anterior administración Bush. Nadie debe olvidar que los planes Bush-Paulson fueron presentados en su día al candidato Obama y aprobados por éste antes de ser sometidos a la aprobación del Congreso. El secretario del Tesoro, Tim Geithner, sucesor de Henry Paulson, ya venía trabajando con Paulson desde hacía meses. Geithner empezó su carrera escribiendo los textos económicos de Henry Kissinger. En pocas palabras, el cambio no existe más que en la propaganda electoral de Barack Obama. Lo que muy posiblemente a lo largo del tiempo pagará. El presidente del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos es Lawrence Summers, el mismo economista que organizó, en 1999, el desmantelamiento de las legislaciones implantadas durante la crisis de 1929 para tratar impedir nuevas crisis. En aquel entonces, su objetivo era favorecer una especulación sin límites para absorber las riquezas del mundo hacia Wall Street. Y actualmente sigue persiguiendo ese mismo objetivo a través de los diferentes planes de salvamento, de estabilización, etc. que se le van ocurriendo.
Demos
Sin embargo, en el G-20 no hubo ningún acuerdo político. Las declaraciones finales se limitan a lo de siempre, a enumer una serie de principios generales que no comprometen a nadie y las acciones adoptadas lo han sido al margen de la cumbre y en ningún caso conciernen tampoco a todos los participantes a la vez. Por lo tanto, la cumbre de Londres ha resultado una farsa más.
Hay que tener en cuenta que la política financiera y económica de la administración Obama la elabora una serie de organismos y además sin solución de continuidad con la anterior administración Bush. Nadie debe olvidar que los planes Bush-Paulson fueron presentados en su día al candidato Obama y aprobados por éste antes de ser sometidos a la aprobación del Congreso. El secretario del Tesoro, Tim Geithner, sucesor de Henry Paulson, ya venía trabajando con Paulson desde hacía meses. Geithner empezó su carrera escribiendo los textos económicos de Henry Kissinger. En pocas palabras, el cambio no existe más que en la propaganda electoral de Barack Obama. Lo que muy posiblemente a lo largo del tiempo pagará. El presidente del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos es Lawrence Summers, el mismo economista que organizó, en 1999, el desmantelamiento de las legislaciones implantadas durante la crisis de 1929 para tratar impedir nuevas crisis. En aquel entonces, su objetivo era favorecer una especulación sin límites para absorber las riquezas del mundo hacia Wall Street. Y actualmente sigue persiguiendo ese mismo objetivo a través de los diferentes planes de salvamento, de estabilización, etc. que se le van ocurriendo.
Demos