“Las personas más parecidas fuman la misma cantidad”: las llamativas conclusiones de un estudio sobre genética y parecido físico

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Un estudio sobre genética y parecido físico determina también que las personas más parecidas físicamente fuman la misma cantidad

Por Jesús Espinosa
Reportajes
11 septiembre 2022 | 3 min lectura
Un grupo de investigadores del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras han descubierto en un reciente estudio que las personas extremadamente parecidas, pero sin relación de parentesco, comparten características genéticas y también ciertos rasgos del carácter, comportamiento y hábitos de vida, como por ejemplo la adicción al tabaco.

Estas conclusiones, que han tenido una enorme repercusión mediática, explican desde un punto de vista biológico que las personas puedan tener “dobles” en lugares remotos del planeta, y además abre la puerta a futuras investigaciones en el ámbito de la salud, con la posibilidad de identificar futuras enfermedades genéticas a partir del análisis de la imagen y la forma de la cara.
Pareas dpersonas parecidas que han participado en el estudio. Fuente: Look-alike humans identified en Cell Reports
“Lo hemos hecho ha sido recopilar el mismo material biológico de estos individuos para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud”, asegura el doctor Manel Esteller, que ha liderado al grupo de investigadores desde que comenzaran el estudio sobre genética y parecido en 2016.
Esteller ha jugado un papel importante en el proceso de creación del estudio. Como explica a Newtral.es Carlos García Prieto, miembro del equipo de investigación, “todo surgió gracias a que Esteller coincidió con un fotógrafo canadiense llamado François Brunelle, que lleva 20 años fotografiando a personas parecidas y se le encendió la bombilla”.

En ese momento, la obsesión del equipo de trabajo fue responder a la pregunta: ¿por qué existen personas tan parecidas entre sí?

Estas personas comparten variantes genéticas
Lo primero que hicieron los investigadores fue “reclutar” a los clones para participar en el estudio. Algo complejo que hicieron con relativa rapidez gracias al trabajo del fotográfico canadiense François Brunelle que se ha dedicado a fotografiar a personas parecidas desde el año 1999 y ha ido publicando en su página web.
En total, se analizó a una treintena de parejas extremadamente parecidas. Todos los participantes se prestaron a realizar un exhaustivo estudio biométrico, pero también de estilo de vida con un cuestionario que tuvieron que rellenar en su lengua materna (inglés, español y francés).

Es decir, la investigación comprendía el estudio de la secuencia de ADN (genoma), su perfil epigenético (mecanismos de regulación del genoma) y su composición de microbios (microbioma).
Los resultados de este estudio sobre genética y parecido permitieron descubrir que estos dobles humanos compartían variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con los genes involucrados en la formación de la boca, la nariz, los ojos, la barbilla y la frente.
“A nivel del genoma, de los genes, identificamo aproximadamente unas 20.000 letras del genoma en las que, efectivamente, compartían variantes genéticas”, asegura Carlos García Prieto.
El estudio también hace hincapié en que, dado que actualmente la población humana es de 7. 900 millones y está mucho más interconectada, cada vez es más probable que se produzcan y se conozcan estas repeticiones.
Similitudes en el estilo de vida, sobre todo con el tabaco
Las similitudes entre las dos personas de una misma pareja van mucho más allá del rostro, según ha concluido este estudio. El parecido de estas parejas de dobles también se extendía a ciertos rasgos del carácter y el comportamiento, que se ha podido conocer gracias al cuestionario que tuvieron que rellenar.
Parte de los aspectos a investigar dentro del estudio. Fuente: Look-alike humans identified en Cell Reports
“Hemos visto que las personas que son más parecidas entre sí tienen estilos de vida parecidos, y más concretamente en el hábito tabáquico y nivel educativo”, asegura Carlos García Prieto.
“A la hora de estudiar su hábito tabáquico, hemos visto que si una de las dos personas de la pareja fumaba, la otra también. O si una no fumaba, la otra tampoco lo hacía. Y eso lo hemos visto para prácticamente todas las parejas”, insiste.
La explicación “más plausible” que le encuentran a esto los investigadores es que “las adicciones sí que están demostradas que tienen un componente genético”. “Por lo que, es posible que dentro de esas 20.000 variantes genéticas que hemos identicificado, puede ser que alguno de estos genes, que no sabemos muy bien qué función tienen, puedan jugar un papel importanteen el circuito de las adicciones”, dice.
Por último, este estudio puede abrir nuevas líneas de investigación en el futuro en varios campos. Por ejemplo, puede llegar a ser posible diagnosticar enfermedades genéticas a partir del análisis de la imagen y la forma de la cara. Y después, permitiría reconstruir la cara de una persona desconocida a partir únicamente de una muestra de ADN.
 
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