Las lecciones de 1914

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Madmaxista
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Pocas veces un libro de historia consigue un éxito global tan contundente como el que ha logrado el catedrático de Cambridge Christopher Clark (Sidney, 1960) con Sonámbulos, un ensayo de 800 páginas (más de 100 son notas) sobre el principio de la I Guerra Mundial. Harold Evans lo calificó en The New York Times de “brillante” y “fascinante”, mientras que el historiador R.J.W. Evans escribió en The New York Review of Books que era el “más consistente, sutil, perspicaz y provocador” de todos los libros publicados con motivo del centenario del principio del conflicto, que se conmemora este verano. El volumen, publicado en castellano por Galaxia Gutenberg, ha sido un best seller en el Reino Unido, Alemania y acaba de ganar en Francia el premio Aujourd’hui a la mejor investigación histórica. “Los protagonistas de 1914 eran como sonámbulos, vigilantes pero ciegos, angustiados por los sueños, pero inconscientes ante la realidad del horror que estaban a punto de traer al mundo”, escribe en este ensayo, en el que trata de cambiar la pregunta para entender el comienzo de la catástrofe de las catástrofes: no responder al porqué sino responder al cómo.

Clark, que confiesa que tiene el mail saturado de peticiones tras el éxito de su libro, visitó Madrid este lunes, invitado por la Fundación Ramón Areces, donde dio una conferencia dentro de un ciclo dedicado al aniversario de la I Guerra Mundial. “Más que intentar cambiar la respuesta mi objetivo era tratar de cambiar la pregunta”, explica en una entrevista. “Responder al porqué plantea muchos problemas ya que nos lleva a respuestas muy abstractas: imperialismo, chovinismo, nacionalismo y se van añadiendo causas hasta que se crea la ilusión óptica de que Europa era un volcán a punto de estallar, como si hubiese algo inevitable, como si las personas que tomaron las decisiones que llevaron a la guerra fuesen víctimas de otras fuerzas. Me parece una visión equivocada. Esta guerra fue elegida por los hombres de Estado que la desencadenaron. Pensar en cómo explica mucho mejor como ocurrieron las cosas”.

Cristopher Clark, historiador que firma 'Sonámbulos'. / Claudio Álvarez

Este historiador, profesor en Cambridge desde 1987 y autor un famoso libro sobre Prusia, Iron Kingdom. The Rise and Downfall of Prusia (1600-1947), lanza un puñado de ideas polémicas sobre aquellos días de verano que pasaron entre el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, el 28 de junio, y el inicio de las hostilidades, el 3 de agosto. La primera de ellas es que no hay un culpable claro, la segunda es que la guerra era perfectamente evitable, incluso, escribe en Sonámbulos, “improbable”. La idea de que con decisiones diferentes de un puñado de actores se hubiesen evitado cuatro años de destrucción total y 20 millones de muertos, entre militares y civiles, no está claro si resulta inquietante o reconfortante.

“Imagine que el complot para asesinar al archiduque hubiese fracasado. Sabemos que hubiese regresado a Viena y hubiese despedido a su muy belicoso jefe del Estado Mayor, Franz Conrad von Hötzendorf. Las voces a favor de la paz hubiesen prevalecido. El peligro de guerra entre Austria y Serbia hubiese estado mucho más lejano. Imagine también otro posible camino: los británicos estaban barajando en el verano de 1914 abandonar su relación con Rusia y buscar una alianza con Berlín, lo que hubiese ocurrido en julio, pero no pasó a causa de la crisis. Se abre una constelación totalmente diferente. Las causas que explican cómo pasamos de Sarajevo a una guerra Europa, 37 días después, son decisiones a muy corto plazo, muy rápidas”.

“Todos son responsables aunque alguno es más responsable que otros. Creo que las mayores responsabilidades se reparten entre Viena, Berlín y París. Quería huir de la noción de que la culpabilidad debe ser el concepto que lo organiza todo”, prosigue. “Hay que reconocer que con pequeños cambios, las cosas hubiesen sido diferentes”, dice. Clark ha escrito bastantes artículos sobre los paralelismos entre 1914 y 2014 porque terminó de escribir su libro cuando el euro estaba al borde del pricipicio. Cree que la comparación con la crisis de Ucrania es “superficial” pero que sí se puede establecer un paralelismo más profundo con la actuación de los Gobiernos europeos durante la crisis. “Todos los actores eran conscientes en 1914 de que existía el peligro de un desastre total, pero no era suficiente para superar su egoísmo. Los dirigentes de 1914 me recuerdan a los jugadores en un casino: existe una desconexión total entre las ganancias que los jugadores creen que van a conseguir y el mismo hecho de que el casino exista, y es un negocio precisamente porque al final siempre pierden”.

Portada de la edición española de 'Sonámbulos', de Christopher Clark.

Sonámbulos es una mina de información sobre la Europa de principios de siglo, sobre los actores que empujaron el mundo hacia el guerra –todos hombres, destaca Clark, que “hacen referencias constantes a su masculinidad en su lenguaje”, otra idea del libro que ha provocado muchos comentarios–, sobre la diplomacia Europa, sobre guerras poco conocidas anteriores a la Gran Guerra –Libia, 1911, por ejemplo–. Pero también es una obra que enseña a leer el pasado con la mirada puesta en el futuro. “La gran lección de 1914 es que nos enseña hasta qué punto las cosas pueden ir mal cuando la gente deja de hablar, cuando el compromiso es imposible. 1914 también nos recuerda que las guerras pueden llegar como consecuencia de decisiones rápidas y de cambios súbitos e imprevisibles en el sistema”.
Las lecciones de 1914 | Actualidad | EL PAÃS
 
Gran novedad. Que si no hubiera sido por las decisiones de cuatro notas en los círculos de poder nos hubiéramos evitado la fin de Occidente ya lo sabe cualquiera que no tenga el seso seco de tanta trabajo manual marxista historiográfica.
 
“Imagine que el complot para asesinar al archiduque hubiese fracasado. Sabemos que hubiese regresado a Viena y hubiese despedido a su muy belicoso jefe del Estado Mayor, Franz Conrad von Hötzendorf. Las voces a favor de la paz hubiesen prevalecido. El peligro de guerra entre Austria y Serbia hubiese estado mucho más lejano. Imagine también otro posible camino: los británicos estaban barajando en el verano de 1914 abandonar su relación con Rusia y buscar una alianza con Berlín, lo que hubiese ocurrido en julio, pero no pasó a causa de la crisis. Se abre una constelación totalmente diferente. Las causas que explican cómo pasamos de Sarajevo a una guerra Europa, 37 días después, son decisiones a muy corto plazo, muy rápidas”.

Lo bueno de esas hipótesis es que al ser indemostrables, también son irrebatibles.

¿Y si Francia hubiera contratado a Superman en su Ejército? ¿Se habría atrevido Alemania a declarar la guerra? Pues no lo sabemos, porque como es indemostrable, tampoco lo podemos negar.

La única verdad es que las naciones europeas llevaban ya años en rumbo de colisión. Y poco faltó varias veces para que la Primera Guerra Mundial empezara en 1913, en 1911 o en 1909.
 
"...la paz no podrá ser una certeza hasta que Serbia desaparezca de los Balcanes como factor de poder; la política de paz perseguida por todos los monarcas de Europa estará comprometida en tanto que este núcleo de agitación criminal siga impune".

Carta del emperador Francisco José al Káiser el 5 de Julio de 1914.

El Káiser con chulería le respondió al día siguiente por telegrama que apoyaría a Austria incluso con la intervención rusa, la cual menosprecia por considerarlos poco preparados.
Se estaban metiendo en la trampa ellos solos, entiendo la furia del emperador austriaco contra Serbia pero la tontería suprema del Káiser, dando carta blanca a Austria, que sin el apoyo de Alemania no habría ido a la guerra, es algo incomprensible.
Dos años antes, durante una crisis entre las dos naciones por causa de un acceso al Adriático solicitado por Serbia y que provocó amenazas de movilización y de guerra, el Káiser se había mostrado pacifista por lo que, al parecer, le tildaron de blandengue y pusilánime. Ahora tenía la ocasión de acallar esos rumores liándola bien parda...menudo pedazo de inútil.

En fin, no fue la ineptitud del Kaiser el único motivo que llevó a Europa a aquel desastre, pero creo que ayudó bastante.
 
La guerra era inevitable. Nadie se fiaba de nadie y todos temian a Rusia. Alemania forzo la guerra para impedir que se hiciera mas fuerte.
 
todos hombres, destaca Clark, que “hacen referencias constantes a su masculinidad en su lenguaje”, otra idea del libro que ha provocado muchos comentarios–

Es decir, historia pertinentemente adobada/adulterada para el pensamiento débil pseudo-progre de "laj guerraj son malah, y la culpa es del patriarcado".
 
Si no hubiera sido en 1914 por la fin del Archiduque Francisco-Fernando hubieran encontrado otro motivo para pelearse en otro momento y por otro motivo. Y de la misma forma que la primera era inevitable lo que si es incuestionable es que la Segunda Guerra Mundial fue culpa del pésimo cierre de la primera y que si no fuera por esta monumental chapuza fruto del revanchismo y las pocas luces de los aliados nos habría ahorrado a todos repetir la fiesta 21 años después con los monstruos que ellos mismos habían creado ahorrándonos millones de muertos y la destrucción material de Europa.
 
sobre los actores que empujaron el mundo hacia el guerra –todos hombres, destaca Clark, que “hacen referencias constantes a su masculinidad en su lenguaje”

Como no, ya tenía que salir la clásica consigna feminista radical (y pensar que eso lo ha escrito un hombre:ouch::ouch:). Ya puestos, podríamos hablar del nefasto papel que tuvo la embajadora americana en Iraq en el desencadenamiento de la Guerra del Golfo, ya saben, aquella charo que fue a entrevistarse con Saddam sin traductor para demostrar que era una "mujer modelna i independiente que no necesita a los hombres para triunfar en la vida".
 
pregunta para conocer la psique de algunos foreros con ciertas ideologías, ¿entonces las guerras son intrínsecamente buenas? ¿lo dices en tu calidad de carne de cañón más que probable?

¿tú irías con una sonrisa al frente donde otros que sí se llevan los beneficios relativos de la guerra han decidio por tí y por muchos que debéis morir?

Que en periodos prebélicos se caldean los ánimos no es ningún secreto, ¿no se puede decir en un libro? Yo es lo que entiendo de la frase, o se puede entender también eso, la violencia es un atributo preferentemente masculino, no malo por sí mismo (existe la defensa), pero la guerra es algo más que violencia.

No son intrínsecamente buenas, son intrínsecamente humanas. Mientras entre los miembros de la especie humana se sigan dando especímenes macho cabríoes, enfermos mentales e me gusta la fruta, habrá guerras y serán necesarias.
 
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