Kalipso_borrado
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Suicidio ampliado sano
Jennifer y Sarah, con sus seis hijos adoptivos, en una manifestación de apoyo al líder izquierdista demócrata Bernie Sanders. /AFP
Jennifer y Sarah, con sus seis hijos adoptivos, en una manifestación de apoyo al líder izquierdista demócrata Bernie Sanders. / AFP
Las Hart, una pareja de lesbianas blancas, y sus seis hijos neցros adoptados mueren al precipitarse por un acantilado después de tres días y 900 kilómetros de viaje por el Oeste de EE UU
ANTONIO CORBILLÓN
Miércoles, 4 abril 2018, 07:56
Les llamaban la ‘Hart Tribe’ (la tribu de los Hart) y se habían hecho populares en Estados Unidos porque todo en esta familia era excepcional. La crearon Jennifer y Sarah Hart, un matrimonio de lesbianas blancas (38 años ambas) que eran madres adoptivas de seis jóvenes neցros. En los últimos años se habían hecho muy populares por su implicación en todo tipo de manifestaciones y actos de denuncia de abusos raciales. También en el activismo de izquierdas, lo que convirtió al clan en habitual de los mítines de Bernie Sanders, que disputó hasta el final el liderazgo demócrata a Hillary Clinton.
Progresismo, gaysismo y familia interracial conforman un cóctel todavía demasiado explosivo para pasar desapercibido en Estados Unidos. Entre su militancia y su fuga vital, los Hart al completo eran ‘carne de carretera’. Paraban poco en ningún lugar o residencia. Y esa ‘road movie’ familiar acabó el lunes de la pasada semana de la forma más trágica. A primera hora de la tarde, un conductor que circulaba por la autopista Pacific Coast en el condado de Mendocino, 180 kilómetros al norte de San Francisco (California), localizó su furgoneta con el techo incrustado en el fondo de un acantilado, treinta metros más abajo.
Las asistencias encontraron en su interior los cadáveres de Jennifer y Sarah. Y, entre las rocas de los alrededores, los de sus hijos Markis (19), Jeremiah y Abigail (14 los dos). Ni rastro del resto: Devonte (15), Hannah (16) y Sierra (12). La Policía del condado no tiene dudas de que viajaban todos en el vehículo. «Las mareas son fuertes e impredecibles. La oscuridad del agua hace que sea difícil ver algo. Ni siquiera podemos conseguir buceadores», lamentó el capitán Greg Van Patten, en una comparecencia pública.
«Los condujeron hasta la fin en un acantilado como ‘Thelma&Luise’»
La fuga final de las Hart había comenzado tres días antes. El 23 de marzo, viernes, las madres subieron a sus hijos al vehículo y cerraron las puertas de su casa de Woodland (Washington). No hicieron maletas, se olvidaron de su perro, sus gallinas y su huerto y se pusieron, un día más, en ruta. El viaje finalizó 900 kilómetros después. No muy lejos de la capital del séptimo arte, Hollywood, y de la forma más cinematográfica. «Los condujeron hasta la fin en un acantilado como ‘Thelma&Luise’», se lee estos días en muchos de los miles de referencias que la tragedia ha despertado en las redes sociales. En la película de ese mismo nombre que Ridley Scott rodó en 1991, sus dos protagonistas también finalizan su huida ‘volando’ con su descapotable hacia el abismo.
Fama y presión social
En los días posteriores han escudriñado sus cuentas corrientes y registrado a fondo su última casa de Woodland sin encontrar señal alguna que explique el giro de los acontecimientos. No está confirmado el suicidio, pero los investigadores albergan pocas dudas. Después de izar la furgoneta GMC Yukon (el modelo básico supera los 45.000 euros) y realizar los primeros análisis, Greg Baarts, subjefe de la Patrulla de Caminos de California, confirmó que el vehículo se detuvo en la grava a 25 metros del borde del acantilado. Después arrancó, sin dejar huellas de frenazos ni cambios bruscos, y mantuvo una velocidad de 90 millas (150 km/h). Así quedó reflejado en el velocímetro incluso durante la caída del vehículo por el cortado de treinta metros de altura.
Los investigadores reconstruyen hacia atrás la historia para entender qué pasó. En los días previos al viaje final, el Departamento de Servicios Sociales y de Salud del Estado de Washington había tratado infructuosamente por tres veces de contactar con las madres. Tenían una denuncia de Bruce Dekalb, su vecino en Woodland, al que los hijos Hart acudían de forma insistente para pedirle ayuda o para quejarse de malos tratos.
El último en hacerlo fue Devonte, ahora desaparecido. Su foto de chiquillo neցro abrazado a un policía blanco durante los disturbios de Ferguson (Missouri) por la fin a tiros de un joven afroamericano en 2014 se hizo viral. Pero, tras la imagen progre y contestataria de las mamás Hart había al menos una condena por malos tratos a su hija Hannah. Su tragedia ha dividido a los americanos entre los que critican que se permitan familias tan abiertas y los que luchan por defender el gesto de integración social y racial de una pareja de mujeres comprometidas.
Ruta al abismo | Diario Sur
Jennifer y Sarah, con sus seis hijos adoptivos, en una manifestación de apoyo al líder izquierdista demócrata Bernie Sanders. /AFP
Jennifer y Sarah, con sus seis hijos adoptivos, en una manifestación de apoyo al líder izquierdista demócrata Bernie Sanders. / AFP
Las Hart, una pareja de lesbianas blancas, y sus seis hijos neցros adoptados mueren al precipitarse por un acantilado después de tres días y 900 kilómetros de viaje por el Oeste de EE UU
ANTONIO CORBILLÓN
Miércoles, 4 abril 2018, 07:56
Les llamaban la ‘Hart Tribe’ (la tribu de los Hart) y se habían hecho populares en Estados Unidos porque todo en esta familia era excepcional. La crearon Jennifer y Sarah Hart, un matrimonio de lesbianas blancas (38 años ambas) que eran madres adoptivas de seis jóvenes neցros. En los últimos años se habían hecho muy populares por su implicación en todo tipo de manifestaciones y actos de denuncia de abusos raciales. También en el activismo de izquierdas, lo que convirtió al clan en habitual de los mítines de Bernie Sanders, que disputó hasta el final el liderazgo demócrata a Hillary Clinton.
Progresismo, gaysismo y familia interracial conforman un cóctel todavía demasiado explosivo para pasar desapercibido en Estados Unidos. Entre su militancia y su fuga vital, los Hart al completo eran ‘carne de carretera’. Paraban poco en ningún lugar o residencia. Y esa ‘road movie’ familiar acabó el lunes de la pasada semana de la forma más trágica. A primera hora de la tarde, un conductor que circulaba por la autopista Pacific Coast en el condado de Mendocino, 180 kilómetros al norte de San Francisco (California), localizó su furgoneta con el techo incrustado en el fondo de un acantilado, treinta metros más abajo.
Las asistencias encontraron en su interior los cadáveres de Jennifer y Sarah. Y, entre las rocas de los alrededores, los de sus hijos Markis (19), Jeremiah y Abigail (14 los dos). Ni rastro del resto: Devonte (15), Hannah (16) y Sierra (12). La Policía del condado no tiene dudas de que viajaban todos en el vehículo. «Las mareas son fuertes e impredecibles. La oscuridad del agua hace que sea difícil ver algo. Ni siquiera podemos conseguir buceadores», lamentó el capitán Greg Van Patten, en una comparecencia pública.
«Los condujeron hasta la fin en un acantilado como ‘Thelma&Luise’»
La fuga final de las Hart había comenzado tres días antes. El 23 de marzo, viernes, las madres subieron a sus hijos al vehículo y cerraron las puertas de su casa de Woodland (Washington). No hicieron maletas, se olvidaron de su perro, sus gallinas y su huerto y se pusieron, un día más, en ruta. El viaje finalizó 900 kilómetros después. No muy lejos de la capital del séptimo arte, Hollywood, y de la forma más cinematográfica. «Los condujeron hasta la fin en un acantilado como ‘Thelma&Luise’», se lee estos días en muchos de los miles de referencias que la tragedia ha despertado en las redes sociales. En la película de ese mismo nombre que Ridley Scott rodó en 1991, sus dos protagonistas también finalizan su huida ‘volando’ con su descapotable hacia el abismo.
Fama y presión social
En los días posteriores han escudriñado sus cuentas corrientes y registrado a fondo su última casa de Woodland sin encontrar señal alguna que explique el giro de los acontecimientos. No está confirmado el suicidio, pero los investigadores albergan pocas dudas. Después de izar la furgoneta GMC Yukon (el modelo básico supera los 45.000 euros) y realizar los primeros análisis, Greg Baarts, subjefe de la Patrulla de Caminos de California, confirmó que el vehículo se detuvo en la grava a 25 metros del borde del acantilado. Después arrancó, sin dejar huellas de frenazos ni cambios bruscos, y mantuvo una velocidad de 90 millas (150 km/h). Así quedó reflejado en el velocímetro incluso durante la caída del vehículo por el cortado de treinta metros de altura.
Los investigadores reconstruyen hacia atrás la historia para entender qué pasó. En los días previos al viaje final, el Departamento de Servicios Sociales y de Salud del Estado de Washington había tratado infructuosamente por tres veces de contactar con las madres. Tenían una denuncia de Bruce Dekalb, su vecino en Woodland, al que los hijos Hart acudían de forma insistente para pedirle ayuda o para quejarse de malos tratos.
El último en hacerlo fue Devonte, ahora desaparecido. Su foto de chiquillo neցro abrazado a un policía blanco durante los disturbios de Ferguson (Missouri) por la fin a tiros de un joven afroamericano en 2014 se hizo viral. Pero, tras la imagen progre y contestataria de las mamás Hart había al menos una condena por malos tratos a su hija Hannah. Su tragedia ha dividido a los americanos entre los que critican que se permitan familias tan abiertas y los que luchan por defender el gesto de integración social y racial de una pareja de mujeres comprometidas.
Ruta al abismo | Diario Sur