¡Malditos piratas! Dominaron el discurso y eran unos ases con la propaganda. Por algo llegaron a lo que llegaron. Lástima para ellos que todo cambiase después de la Segunda Guerra Mundial.
En parte les envidio, porque nuestros gobernantes deberían haber sido más pragmáticos en algunas cuestiones de política internacional, además de por el largo recorrido de sus instituciones.