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Madmaxista
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POR BENJAMIN F. DEYURRE
10 DE DICIEMBRE DE 2021 7:00 AM
El 56% de los usuarios de criptomonedas tienen entre 26 y 45 años y un nivel educativo alto (aunque no necesariamente en temas financieros). DAN KITWOOD TNS
Recientemente la economía y los mercados financieros en Estados Unidos se han visto afectados por un escaso movimiento. ¿Acaso los inversionistas están negociando más activamente en criptomonedas que en los mercados más tradicionales?
En efecto, tal como señala el economista en jefe de las encuestas a consumidores de la Universidad de Michigan, Richard Curtin, las expectativas de los consumidores se han visto influenciadas negativamente por la creciente inflación actual de un 5.8%.
Evidentemente, surge la interrogante si los inversionistas están dedicando más capital a sus compras de criptomonedas y están dejando de invertir en actividades que realmente crean riqueza macroeconómica como la manufactura o bienes raíces, por ejemplo.
Realmente todos somos libres en nuestro sistema de elegir aquellas actividades económicas de nuestra preferencia, siempre que estén dentro de un marco legal. Y desde luego, muchos podemos enriquecernos personalmente, algo que no es cuestionable. Sin embargo, es importante destacar que este negocio personal no hace crecer el Producto Interno Bruto (PIB). Si nuestro déficit fiscal sigue aumentando debido a la creciente disparidad entre gastos e ingresos nacionales, inevitablemente nos acercamos cada vez más a una crisis económica.
Desde que el presidente Richard Nixon el 15 de agosto de 1971 adoptó la decisión de terminar con la convertibilidad del dólar eliminando así la figura del patrón oro a nivel mundial, el dinero dejó de ser “fiduciario” y pasó a convertirse en dinero “fiat”. O sea, pasó de ser respaldado en oro por el gobierno que lo imprime, a ser un dinero sin respaldo tangible, cuyo valor es solo asignado por un convenio.
Es así como muchos países, incluyendo a EEUU, cada vez que enfrentan alguna dificultad económica, simplemente eligen imprimir más papel moneda, lo que sin duda es el origen primario de la inflación.
En la práctica ocurre que el dinero “fiduciario” tal como lo conocemos hoy, va perdiendo su poder adquisitivo, ya que al haber un exceso de oferta monetaria y una escasez en muchos renglones de bienes y servicios, simplemente estos se encarecen y hacen que el dinero en nuestras manos tenga menos valor. O sea, enfrentamos un proceso inflacionario.
Lógicamente, la inflación también posee varias aristas. Para un asalariado significa una reducción de su ingreso real, toda vez que ahora gastará más por los altos precios. Pero para un inversionista en bienes raíces , la inflación hace que sus propiedades suban de precio y por lo tanto obtendrá más ganancia a la hora de su venta. Otra arista consiste en que los ahorros en dólares , bajo un proceso inflacionario, tiene diferente poder adquisitivo dependiendo del lugar de residencia. Por ejemplo, en Argentina el poder adquisitivo del dólar es mayor que en EEUU.
Precisamente, para combatir la inflación, existen algunas teorías que propician la compra de bitcoins. Alegan que debido a que la oferta está limitada a 21 millones de bitcoins, eso significa que en determinado momento la demanda deberá superar a la oferta y en consecuencia su precio aumentará.
En otras palabras, esta teoría afirma que conservando bitcoins en nuestra cartera electrónica se combate la inflación porque esta criptomoneda sigue ganando valor. Sin embargo esto enfrenta un grave problema que es la volatilidad de la criptomoneda. Es decir, un bitcoin puede costar hoy $35,000 y mañana $20,000, por ejemplo. Y esto convierte su ahorro en algo controversial, máxime cuando entre en vigor el “dólar virtual”, que a diferencia de las criptomonedas, si estará regulado por el Fondo de la Reserva Federal.
Tradicionalmente, los inversionistas que combaten la inflación, han mantenido sus reservas principalmente en oro ya que este nunca pierde valor, por el contrario suele ganar.
Desde luego, negocio es negocio y grandes firmas como Morgan Stanley han confirmado que tienen fondos disponibles en criptomonedas para que sus clientes inviertan con ellos.
Aún así, las más de 10,000 criptomonedas que existen, pudieran convertir el comercio mundial en un caos. Hasta ahora el dólar americano es el patrón en el comercio internacional. Si llegan a intervenir miles de ofertas en una tras*acción de importación, el dólar perderá su hegemonía y caerá, y junto con él, el sistema que tanto valoramos.
Por eso es que debemos adoptar medidas en el corto plazo para controlar el auge de las criptomonedas. Una de esas medidas es disminuir la liquidez en manos del público, emitiendo bonos tan atractivos que logren despertar el interés de los inversionistas actuales en bitcoins.
Lo cierto es que muchos negocios no se han creado y muchos empleos no se han generado porque los recursos que hubieran sido destinados para ellos, fueron utilizados en una promesa a más corto plazo llamada criptomoneda.
Benjamín F. DeYurre es un economista y periodista. Twitter: @DeYURRE.
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10 DE DICIEMBRE DE 2021 7:00 AM
El 56% de los usuarios de criptomonedas tienen entre 26 y 45 años y un nivel educativo alto (aunque no necesariamente en temas financieros). DAN KITWOOD TNS
Recientemente la economía y los mercados financieros en Estados Unidos se han visto afectados por un escaso movimiento. ¿Acaso los inversionistas están negociando más activamente en criptomonedas que en los mercados más tradicionales?
En efecto, tal como señala el economista en jefe de las encuestas a consumidores de la Universidad de Michigan, Richard Curtin, las expectativas de los consumidores se han visto influenciadas negativamente por la creciente inflación actual de un 5.8%.
Evidentemente, surge la interrogante si los inversionistas están dedicando más capital a sus compras de criptomonedas y están dejando de invertir en actividades que realmente crean riqueza macroeconómica como la manufactura o bienes raíces, por ejemplo.
Realmente todos somos libres en nuestro sistema de elegir aquellas actividades económicas de nuestra preferencia, siempre que estén dentro de un marco legal. Y desde luego, muchos podemos enriquecernos personalmente, algo que no es cuestionable. Sin embargo, es importante destacar que este negocio personal no hace crecer el Producto Interno Bruto (PIB). Si nuestro déficit fiscal sigue aumentando debido a la creciente disparidad entre gastos e ingresos nacionales, inevitablemente nos acercamos cada vez más a una crisis económica.
Desde que el presidente Richard Nixon el 15 de agosto de 1971 adoptó la decisión de terminar con la convertibilidad del dólar eliminando así la figura del patrón oro a nivel mundial, el dinero dejó de ser “fiduciario” y pasó a convertirse en dinero “fiat”. O sea, pasó de ser respaldado en oro por el gobierno que lo imprime, a ser un dinero sin respaldo tangible, cuyo valor es solo asignado por un convenio.
Es así como muchos países, incluyendo a EEUU, cada vez que enfrentan alguna dificultad económica, simplemente eligen imprimir más papel moneda, lo que sin duda es el origen primario de la inflación.
En la práctica ocurre que el dinero “fiduciario” tal como lo conocemos hoy, va perdiendo su poder adquisitivo, ya que al haber un exceso de oferta monetaria y una escasez en muchos renglones de bienes y servicios, simplemente estos se encarecen y hacen que el dinero en nuestras manos tenga menos valor. O sea, enfrentamos un proceso inflacionario.
Lógicamente, la inflación también posee varias aristas. Para un asalariado significa una reducción de su ingreso real, toda vez que ahora gastará más por los altos precios. Pero para un inversionista en bienes raíces , la inflación hace que sus propiedades suban de precio y por lo tanto obtendrá más ganancia a la hora de su venta. Otra arista consiste en que los ahorros en dólares , bajo un proceso inflacionario, tiene diferente poder adquisitivo dependiendo del lugar de residencia. Por ejemplo, en Argentina el poder adquisitivo del dólar es mayor que en EEUU.
Precisamente, para combatir la inflación, existen algunas teorías que propician la compra de bitcoins. Alegan que debido a que la oferta está limitada a 21 millones de bitcoins, eso significa que en determinado momento la demanda deberá superar a la oferta y en consecuencia su precio aumentará.
En otras palabras, esta teoría afirma que conservando bitcoins en nuestra cartera electrónica se combate la inflación porque esta criptomoneda sigue ganando valor. Sin embargo esto enfrenta un grave problema que es la volatilidad de la criptomoneda. Es decir, un bitcoin puede costar hoy $35,000 y mañana $20,000, por ejemplo. Y esto convierte su ahorro en algo controversial, máxime cuando entre en vigor el “dólar virtual”, que a diferencia de las criptomonedas, si estará regulado por el Fondo de la Reserva Federal.
Tradicionalmente, los inversionistas que combaten la inflación, han mantenido sus reservas principalmente en oro ya que este nunca pierde valor, por el contrario suele ganar.
Desde luego, negocio es negocio y grandes firmas como Morgan Stanley han confirmado que tienen fondos disponibles en criptomonedas para que sus clientes inviertan con ellos.
Aún así, las más de 10,000 criptomonedas que existen, pudieran convertir el comercio mundial en un caos. Hasta ahora el dólar americano es el patrón en el comercio internacional. Si llegan a intervenir miles de ofertas en una tras*acción de importación, el dólar perderá su hegemonía y caerá, y junto con él, el sistema que tanto valoramos.
Por eso es que debemos adoptar medidas en el corto plazo para controlar el auge de las criptomonedas. Una de esas medidas es disminuir la liquidez en manos del público, emitiendo bonos tan atractivos que logren despertar el interés de los inversionistas actuales en bitcoins.
Lo cierto es que muchos negocios no se han creado y muchos empleos no se han generado porque los recursos que hubieran sido destinados para ellos, fueron utilizados en una promesa a más corto plazo llamada criptomoneda.
Benjamín F. DeYurre es un economista y periodista. Twitter: @DeYURRE.
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