Espeluznao
Himbersor
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Estoy alucinando con la tras*formación de las ciudades españoles, cuyo proyecto evidentemente era conocidos por los "himbersores" foráneos (y ni aún así están ganando suficiente pasta, sólo tratan de ROBARLA mientras puedan ser designados adjudicatarios de los contratos más absurdos).
Todos los cambios que voy a referir se han realizado con fondos "para la tras*formación", para la resiliencia, para la next generation de no-sé-qué, pero como veréis no son más que parches estéticos que intentan paliar el feísmo del centro ciudad de toda la vida, hoy día arrasado por la lumpenización que nos trae la jovenlandésnegrada de las pateras.
Resulta que ahora todos los centros ciudad tienen que ser peatonales por huevones. El dinero hay que fundírselo en cambiar las marquesinas del bus porque eso debe aportar un valor añadido que todos desconocemos (ya están todas pintadas por cierto, o con los cristales destrozados).
Los carriles bici, consistentes en pintar 2 rayas en el suelo que normalmente no llevan a ninguna parte ni están conectados lo suficientemente bien como para circular correctamente por la ciudad... supuestamente han costado un porrón de millones de euros de los contribuyentes... insisto: pintar 2 rayas en el suelo.
Las ciudades han sido invadidas por grafittis clónicos y obras de arte de dudoso gusto que se esturrean por el centro ciudad, se dejan caer sobre ella como si fueran los toppings que echan los americanos al helado industrial. Así, tienes los mismos grafittis en Oporto y Lisboa que en Madrid, tienes el Plensa de la Plaza de Colón igual que Chicago tiene su Plensa. Tienes las paredes "recuperadas para el barrio" que tienen todos los barrios de todas las grandes ciudades lumpenizadas.
Las ciudades también han sido invadidas por los chuchos o, como les gusta decir de forma odiosa a los amantes del chucho, los "perretes" que lo llenan todo de cosa, convirtiendo el tras*itar en una carrera de obstáculos. El siguiente deporte olímpico será "la ruta de las cacas". A la asquerosidad que supone esta nueva moda hay que sumar el encontrarte al chucho en bares y restaurantes, y hasta en el Corte Inglés, una enseña que va menguando con el tiempo, cerrando centros comerciales, cerrando el Supercor... todo cambia, ameeeegos.
Un nuevo protagonista es el supermercado de conveniencia, vamos, una versión cutre del konbini japonés de toda la vida, plasmado en la piel de toro (perdón, Sr Urtasun... algunos no compartimos su sectarismo) en el ubicuo Carrefour Express. Los turistas ya comen de supermercado.
Igual que Baltimore tiene a sus jovenlandeses vendiendo droja, nosotros los tenemos en la Plaza de Lavapiés.
Como todo lo anterior supone una antiestéticaldad extrema y un derroche absurdo de dinero público... cómo lo arreglamos? Hacemos algo bueno por los ciudadanos, algo que NO se vea como mantener adecuadamente los trenes de cercanías para que no se estropeen??? ............................. NO, ameeegos. La solución es gastar MÁS dinero, más derroche: plantaremos rosas en todos los parterres de la ciudad y, con el tiempo, cuando las dejemos morir, pondremos pastar para plantar otras nuevas. ES LA SOLUCIÓN.
Todos los cambios que voy a referir se han realizado con fondos "para la tras*formación", para la resiliencia, para la next generation de no-sé-qué, pero como veréis no son más que parches estéticos que intentan paliar el feísmo del centro ciudad de toda la vida, hoy día arrasado por la lumpenización que nos trae la jovenlandésnegrada de las pateras.
Resulta que ahora todos los centros ciudad tienen que ser peatonales por huevones. El dinero hay que fundírselo en cambiar las marquesinas del bus porque eso debe aportar un valor añadido que todos desconocemos (ya están todas pintadas por cierto, o con los cristales destrozados).
Los carriles bici, consistentes en pintar 2 rayas en el suelo que normalmente no llevan a ninguna parte ni están conectados lo suficientemente bien como para circular correctamente por la ciudad... supuestamente han costado un porrón de millones de euros de los contribuyentes... insisto: pintar 2 rayas en el suelo.
Las ciudades han sido invadidas por grafittis clónicos y obras de arte de dudoso gusto que se esturrean por el centro ciudad, se dejan caer sobre ella como si fueran los toppings que echan los americanos al helado industrial. Así, tienes los mismos grafittis en Oporto y Lisboa que en Madrid, tienes el Plensa de la Plaza de Colón igual que Chicago tiene su Plensa. Tienes las paredes "recuperadas para el barrio" que tienen todos los barrios de todas las grandes ciudades lumpenizadas.
Las ciudades también han sido invadidas por los chuchos o, como les gusta decir de forma odiosa a los amantes del chucho, los "perretes" que lo llenan todo de cosa, convirtiendo el tras*itar en una carrera de obstáculos. El siguiente deporte olímpico será "la ruta de las cacas". A la asquerosidad que supone esta nueva moda hay que sumar el encontrarte al chucho en bares y restaurantes, y hasta en el Corte Inglés, una enseña que va menguando con el tiempo, cerrando centros comerciales, cerrando el Supercor... todo cambia, ameeeegos.
Un nuevo protagonista es el supermercado de conveniencia, vamos, una versión cutre del konbini japonés de toda la vida, plasmado en la piel de toro (perdón, Sr Urtasun... algunos no compartimos su sectarismo) en el ubicuo Carrefour Express. Los turistas ya comen de supermercado.
Igual que Baltimore tiene a sus jovenlandeses vendiendo droja, nosotros los tenemos en la Plaza de Lavapiés.
Como todo lo anterior supone una antiestéticaldad extrema y un derroche absurdo de dinero público... cómo lo arreglamos? Hacemos algo bueno por los ciudadanos, algo que NO se vea como mantener adecuadamente los trenes de cercanías para que no se estropeen??? ............................. NO, ameeegos. La solución es gastar MÁS dinero, más derroche: plantaremos rosas en todos los parterres de la ciudad y, con el tiempo, cuando las dejemos morir, pondremos pastar para plantar otras nuevas. ES LA SOLUCIÓN.
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