Los navazos de Sanlúcar
Mucho de lo que hoy conocemos sobre los navazos, al menos sobre lo que se ha plasmado en papel, se lo debemos al investigador sanluqueño e Ingeniero Técnico Agrícola Rubén Sánchez Cáceres. Investigaciones como la de Rubén nos ha ayudado a conocer aún mejor este tipo de cultivo y a tomar conciencia de que se trata de un patrimonio de todos, de un patrimonio cultural, paisajístico y etnográfico. (Véase:
Los navazos sanluqueños, patrimonio paradigmático, publicado en la Revista Gárgoris nº4 de diciembre, 2013.) También queremos dejar referencia de los interesantes apuntes que sobre los navazos hiciera en 1799 Juan Sánchez. (Véase: Sánchez Cisneros, J.
Observaciones sobre los navazos de la Ciudad de S. Lucar de Barrameda. Seminario de agricultura y artes dirigido a los párrocos Nº 146, 1799, pp. 241-244.
Los navazos, por definición de la Real Academia Española de la Lengua son:
Huertos que se forman en los arenales inmediatos a las playas, aunque esta definición se podría ampliar para tener una visión más completa del funcionamiento y fisionomía de los navazos. Siguiendo las palabras del investigador Rubén Sánchez, el navazo es:
un sistema tradicional, y casi exclusivo de Sanlúcar, de huertas organizado en forma de cubetas… la etimología proviene del vocablo árabe “nevaa” o “nevat” que significa manar agua, dado que el aporte hídrico no se realiza con el riego sino aprovechando una propiedad física del agua: su ascenso por capilaridad. Hace un riego cada 12 horas aprovechando las marea (navazos mareales).
El cultivo mediante la creación de un navazo ha provocado la aparición en la zona de un rico léxico alusivo a la actividad. Así, términos como los siguientes han quedado recogidos en la memoria de todos los sanluqueños, baste una pequeña muestra de ello al que deberíamos incluir el propio término de
navazo:
Bardo: Talud que rodea a la planicie de cultivo donde se acumulan las arenas retiradas para alcanzar el nivel freático.
Navaceros: personas que trabajaban en los navazos.
Tollo: Ensanchamiento de la gavia en forma de cono donde aflora el agua de la capa freática a modo de balsa.
Del origen de este tipo de cultivo en la zona tenemos conocimiento a través de referencias escritas que datan del s. XVI, aunque su uso no se generalizó hasta finales del s. XVIII. En estas fechas, según el Informe de Campomanes (1772), se propagó la instalación de navazos a lo largo de toda la costa sanluqueña que iban desde el Espíritu Santo hasta Bonanza. Durante el s. XIX y la primera mitad del s. XX, el paisaje navacero se mantuvo casi inalterado y no fue esta la expansión urbanística de la segunda mitad de siglo, y principios del s. XXI, cuando han desaparecido en casi su totalidad. A pesar de que los navazos presentan una exclusividad tipológica y geográfica (son prácticamente exclusivos de Sanlúcar), y a pesar de que poseen una fuerte carga tradicional y cultural, han ido cediendo ante la presión urbanística de los últimos tiempos. Es esa exclusividad, y esa herencia cultural, la que nos responsabiliza de su conservación y preservación para generaciones futuras.