El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Si California se está convirtiendo en un infierno de indigentes que viven en la calle, delincuencia rampante, presión fiscal inasumible y desbandada de empresas que huyen a estados más normales, Chicago, que eligió recientemente un alcalde radical, no está en absoluto mucho mejor.
El robo es una ocupación en auge en Chicago, y se entiende: las probabilidad de que te detengan y, si te detienen, de que te condenen, roza ya el nivel cero con el nuevo alcalde demócrata, Brandon Johnson.
En un sólo año, los delitos graves han crecido en casi un tercio. Y no hay indicios de que la situación vaya a mejorar, al contrario, porque Johnson ha declarado en múltiples ocasiones, incluso en su campaña electoral, que no es partidario de castigar los delitos. Para arreglarlo, la fiscal estatal del condado de Cook, al que pertenece la ciudad, Kim Foxx, y el juez principal del condado de Cook, Tim Evans, comulgan con la actitud antipunitiva del alcalde.
Las consecuencias son las esperables: una Policía desmoralizada y acosada, una tasa de arrestos de uno de veinte, una tasa altísima de delitos no denunciados (¿para qué?) y un coeficiente penoso de atención del servicio de emergencia policial. La probabilidad de ser arrestado en Chicago por un delito grave pasó del 10% hace cuatro años a sólo el 5%. El año pasado se denunciaron más de 68.000 delitos graves en Chicago. Sólo 3.228 de ellos resultaron en arrestos, según datos del propio Ayuntamiento.
Pero la remota posibilidad de ser arrestado en Chicago no suele ser problema para el delincuente, que cuenta con que las posibilidad de ser declarado culpable y cumplir una condena muy baja. Y las fianzas son bajísimas o inexistentes.
Otra parte más del cálculo es el hecho de que la Policía de Chicago no responde a más de la mitad de las llamadas urgentes que recibe al número de emergencias 911. El año pasado, poco más de la mitad de todas las llamadas prioritarias al 911 no fueron atendidas de inmediato.
Los habitantes de Chicago han sido víctimas de delitos graves más de 51.000 veces durante los primeros ocho meses de este año, ya más de lo que fueron durante todo 2019, 2020 o 2021. Sólo los homicidios han disminuido en comparación con el año pasado, un 8%. Si la tendencia se mantiene, en 2023 los delitos graves sumarán 78.000, aproximadamente un 17% más que en 2022.
El robo es una ocupación en auge en Chicago, y se entiende: las probabilidad de que te detengan y, si te detienen, de que te condenen, roza ya el nivel cero con el nuevo alcalde demócrata, Brandon Johnson.
En un sólo año, los delitos graves han crecido en casi un tercio. Y no hay indicios de que la situación vaya a mejorar, al contrario, porque Johnson ha declarado en múltiples ocasiones, incluso en su campaña electoral, que no es partidario de castigar los delitos. Para arreglarlo, la fiscal estatal del condado de Cook, al que pertenece la ciudad, Kim Foxx, y el juez principal del condado de Cook, Tim Evans, comulgan con la actitud antipunitiva del alcalde.
Las consecuencias son las esperables: una Policía desmoralizada y acosada, una tasa de arrestos de uno de veinte, una tasa altísima de delitos no denunciados (¿para qué?) y un coeficiente penoso de atención del servicio de emergencia policial. La probabilidad de ser arrestado en Chicago por un delito grave pasó del 10% hace cuatro años a sólo el 5%. El año pasado se denunciaron más de 68.000 delitos graves en Chicago. Sólo 3.228 de ellos resultaron en arrestos, según datos del propio Ayuntamiento.
Pero la remota posibilidad de ser arrestado en Chicago no suele ser problema para el delincuente, que cuenta con que las posibilidad de ser declarado culpable y cumplir una condena muy baja. Y las fianzas son bajísimas o inexistentes.
Otra parte más del cálculo es el hecho de que la Policía de Chicago no responde a más de la mitad de las llamadas urgentes que recibe al número de emergencias 911. El año pasado, poco más de la mitad de todas las llamadas prioritarias al 911 no fueron atendidas de inmediato.
Los habitantes de Chicago han sido víctimas de delitos graves más de 51.000 veces durante los primeros ocho meses de este año, ya más de lo que fueron durante todo 2019, 2020 o 2021. Sólo los homicidios han disminuido en comparación con el año pasado, un 8%. Si la tendencia se mantiene, en 2023 los delitos graves sumarán 78.000, aproximadamente un 17% más que en 2022.