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Madmaxista
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Traduzco del inglés este artículo del 14 de marzo de 2020: The EU Is Abandoning Italy in Its Hour of Need
En una vergonzosa dejación de sus responsabilidades, los países compañeros en la Unión Europea no han dado ayuda ni suministros médicos a Italia durante un brote. China ocupa el vacío.
Italia está en cierre. Las escuelas y universidades cerradas, partidos de fútbol suspendidos, y las visitas a restaurantes prohibidas en medio de una rápida propagación del nuevo cobi19 en el país. Tan sólo a supermercados y farmacias se les permite abrir, y sólo los viajes absolutamente necesarios están permitidos. Uno podría pensar que sus países compañeros en la Unión Europea apreciarían su propia suerte y enviarían a sus amigos italianos unos pocos suministros vitales, especialmente ya que los italianos los han pedido. No les han enviado nada.
La vergonzosa falta de solidaridad de los países de la EU para con los italianos indica un problema mayor ¿que harían los países europeos si uno de ellos se enfrentara a una crisis aún más grande?
El Mecanismo de Protección Civil de la Unión [EU Civil Protection Mechanism] es el aburrido nombre con el que opera el nodo de crisis de la UE (el Centro de Coordinación de Repuesta a Emergecias). Vigila desastres naturales y provocados día y noche, y cuando un estado miembro de la UE no puede más con una crisis por sí mismo, puede apelar al nodo de crisis. El nodo reenvía la petición a otros estados miembros, que pueden entonces ofrecer asistencia voluntariamente. (La ayuda será después reembolsada por el país que la recibió.)
Hace dos años, por ejemplo, con devastadores fuegos extendiéndose por el país, Suecia apeló al Centro de Coordinación de Respuesta a Emergecias, y la llamada de Estocolmo rindió una respuesta conmovedora. Portugal envió dos aviones apagafuegos; Alemania contribuyó cinco helicópteros y 53 bomberos; Lituania envió un helicóptero y Noruega ocho. Francia envió 60 bomberos y dos aviones; Dinamarca envió 60 bomberos; Polonia envió más de 130 bomberos y más de 40 coches de bomberos. Italia, ella misma en una peligrosa estación de incendios forestales, envió dos aviones.
Cuando los ayudantes europeos llegaron a Suecia, la gente los saludó con aplausos. Era una ilustración poderosa de una realidad a menudo olvidada: la Unión Europea trata de algo más que tediosas tras*acciones financieras; se trata también de ayudar a países compañeros europeos con necesidades.
El mes pasado, cuando el el bichito-19 empezó a extenderse rápidamente en Italia, el país pidió ayuda mediante el Centro de Coordinación de Respuesta a Emergencias. «Pedimos suministros de material médico, y la Comisión Europea reenvió la petición a los estados miembros», me contó el representante permanente en la EU de Italia, Maurizio Massari. «Pero no funcionó.»
Hasta ahora, ni un sólo estado miembro de la UE ha enviado a Italia los suministros necesarios. Es trágico para un páis con 27.157 infecciones por cobi19 y 1.441 muertes hasta el 14 de Marzo, y con personal médico trabajando bajo graves carencias de suministros.
Claro, todos los gobiernos tienen que asegurarse de tener suficientes suministros para sus propios hospitales, pacientes, y personal médico. Pero ningún país europeo está sufriendo ni de lejos tanto como Italia. España y Francia tienen una gran carga de casos, pero el 14 de Marzo, Finlandia tiene sólo 225 casos, y el vecino de Italia Austria tan sólo 655. Portugal tiene 169 casos; Irlanda 90; Rumanía, 109; Polonia, 93; Bulgaria, 37; y Hungría tiene 25 casos. Muchos de esos países se han beneficiado sobremanera de la solidaridad europea en el pasado; unos cuantos de ellos son beneficiarios netos de la UE, lo que significa que obtienen más dinero por su pertenencia de lo que pagan por ella. El Reino Unido, ya no más miembro de la Unión Europea, tiene 1.140 casos de cobi19 — y él, también, ha omitido el socorro a los italianos.
Mientras tanto, un salvador parcial y viciado ha llegado. Cerca de la medianoche del 12 de Marzo, un avión chino aterrizó en Roma con nueve expertos médicos y 31 toneladas de suminstros médicos incluídos equipamientos de unidades de cuidados intensivos, equipos protectores médicos, y medicinas antivirales. Más o menos al mismo tiempo, un camión chino llegó a Italia con más de 240 cajas de equipamientos médicos. Era menos de lo que el Consejero de Estado chino Wang Yi había prometido al ministro de exteriores italiano Luigi Di Maio durante una llamada telefónica el martes, pero dos días después de la llamada los suministros estaban en camino.
Italia ya ha sentido en sus carnes la falta de solidaridad europea.
Durante la crisis de los refugiados del 2015, unos 1,7 millones de personas llegaron al territorio de la UE, sobre todo Italia y Grecia (con Alemania y Suecia como los destinos más comunes), pero en 2017 los estados miembros de la UE aún se negaban a aceptarlos bajo el régimen de solidaridad. «La crisis del cobi19 es similar a la crisis de los refugiados: los países que no se ven directamente afectados mayormente no están dispuestos a ayudar», dijo Massari. «Los diferentes países tienen obviamente diferentes percepciones de amenazas. Nosotros [Italia] sentimos que el cobi19 es una amenaza global y europea que necesita una respuesta europea, pero otros países no lo ven así.»
El egoísmo europeo es jovenlandesalmente lamentable, y es insensato, porque las desgracias nunca vienen solas. Una Italia en dificultades arrastrará a sus amigos europeos con ella, también, empezando por sus economías. Pero la fría respuesta a la petición de Italia indica un problema mayor: ¿cómo responderían los aliados europeos en caso de una crisis incluso más devastadora que el cobi19 — digamos, un cirberataque masivo que corte el suministro eléctrico durante un periodo de tiempo prolongado? Sin suministro eléctrico, otras funciones críticas pronto dejan también de funcionar. El hospital universitario de Brno — sede de uno de los mayores laboratorios de pruebas del el bichito-19 de la República Checa — ya se ha visto golpeado por un ciberataque grave.
El hecho de que ningún país — con la posible excepción de China — puede sobrevivir sin aliados cercanos es la razón por la que la OTAN se fundó hace 71 años y la Comunidad Europea del Carbón y el Acero tres años después. Se espera de los países miembros de la OTAN que hagan lo posible por defender sus países, pero todos saben que se necesitan mutuamente: la defensa colectiva es la razón de ser de la OTAN. Sólo los Estados Unidos tiene suministros considerables de munición; todos los demás países miembros saben que pueden acudir a los EEUU militarmente si se les acaba, como ocurrión durante la intervención de la OTAN en Libia en 2011.
Y sin embargo en un momento de tremenda dificultad para un miembro clave de la UE (y la OTAN), los aliados de Italia están mostrando que no se puede contar con ellos en una crisis grave — y eso significa que Italia podría orientarse hace China más y más.
Seguirá siendo un miembro fiel de la UE y la OTAN, pero ¿por qué debería apoyar a sus varios aliados europeos la próxima vez que se encuentren en apuros? ¿Y por qué debería atender las llamadas de los aliados europeos para que retracten su participación en la iniciativa de la Franja y Ruta, a la que se sumó el año pasado?
La Franja y Ruta, el vasto programa global de infraestructuras chino, supone inversiones y construcciones en una gama de países, principalmente países en desarrollo. Italia y China han, sin embargo, profundizado su cooperación a través de la Franja y Ruta y más allá; el año pasado, un programa de cooperacion policial llevó a tener oficiales de policía chinos patrullando las calles de Roma y Milán.
¿Y por qué debería Italia mantener sus aproximadamente 6.000 soldados en misiones extranjeras, tropas que lideran y constituyen gran parte de la misión pacificadora de las Naciones Unidas en Líbano y las fuerzas de la OTAN en Kosovo, soldados que ayudan a defender a Letonia como parte de la Presencia Avanzada Mejorada de la OTAN, y marineros que participan en la misón de la UE combatiendo la piratería somalí y que patrullan el Mediterráneo occidental en beneficio de no sólo Italia sino el resto de Europa, además?
«La maledizione!» grita Rigoletto, el carácter titular en la famosa ópera de Giuseppe Verdi. La maledizione — la maldición — a veces parece ser el destino de Italia. La pertenencia a la UE ha sido mayormente buena para Italia. Su economía se ha visto impulsada hacia arriba por el mercado único y el euro, y sus ciudadanos se han beneficiado enormemente de la libre circulación — unos 2,7 millones de italianos viven en la actualidad en otros estados miembros de la UE.
Y los italianos aprecian la alianza: una encuesta de 2018 del Pew Research Center mostró que el 58 por ciento de los italianos tienen una visión favorable de la UE, algo más baja que la media en la UE del 62 por ciento pero mucho mayor que el 37 por ciento de Grecia. El 13 de marzo, la Comisión Europea intervino para al menos ayudar a la economía de Italia, pero hasta ahora ninguna asistencia médica de ningún estado miembro se ha materializado.
Efectivamente, con la falta de solidaridad actual, la UE podría perder el cariño de Italia — y China continuará felizmente sacando ventaja de la situación. Esto no debe ocurrir.
Por el contrario, los beneficiarios netos de la UE (y naciones con bajas cantidades de cobi19) tales como Eslovaquia, Bulgaria, la República Checa, Hungría, Rumanía, y Polonia deberían enviar a Italia máscaras y lo demás que necesite el país. De hecho, ¿sería mucho pedir a esos países que cumplan con sus obligaciones bajo el régimen de solidaridad de la UE?
De otra forma, no esperen que los soldados italianos acudan a ayudar a sus aliados europeos cuando Rusia monte una sorpresa en un país europeo de su elección, o cuando un estado hostil o sus peones se carguen la red de suministro eléctrico de Polonia.
En una vergonzosa dejación de sus responsabilidades, los países compañeros en la Unión Europea no han dado ayuda ni suministros médicos a Italia durante un brote. China ocupa el vacío.
Italia está en cierre. Las escuelas y universidades cerradas, partidos de fútbol suspendidos, y las visitas a restaurantes prohibidas en medio de una rápida propagación del nuevo cobi19 en el país. Tan sólo a supermercados y farmacias se les permite abrir, y sólo los viajes absolutamente necesarios están permitidos. Uno podría pensar que sus países compañeros en la Unión Europea apreciarían su propia suerte y enviarían a sus amigos italianos unos pocos suministros vitales, especialmente ya que los italianos los han pedido. No les han enviado nada.
La vergonzosa falta de solidaridad de los países de la EU para con los italianos indica un problema mayor ¿que harían los países europeos si uno de ellos se enfrentara a una crisis aún más grande?
El Mecanismo de Protección Civil de la Unión [EU Civil Protection Mechanism] es el aburrido nombre con el que opera el nodo de crisis de la UE (el Centro de Coordinación de Repuesta a Emergecias). Vigila desastres naturales y provocados día y noche, y cuando un estado miembro de la UE no puede más con una crisis por sí mismo, puede apelar al nodo de crisis. El nodo reenvía la petición a otros estados miembros, que pueden entonces ofrecer asistencia voluntariamente. (La ayuda será después reembolsada por el país que la recibió.)
Hace dos años, por ejemplo, con devastadores fuegos extendiéndose por el país, Suecia apeló al Centro de Coordinación de Respuesta a Emergecias, y la llamada de Estocolmo rindió una respuesta conmovedora. Portugal envió dos aviones apagafuegos; Alemania contribuyó cinco helicópteros y 53 bomberos; Lituania envió un helicóptero y Noruega ocho. Francia envió 60 bomberos y dos aviones; Dinamarca envió 60 bomberos; Polonia envió más de 130 bomberos y más de 40 coches de bomberos. Italia, ella misma en una peligrosa estación de incendios forestales, envió dos aviones.
Cuando los ayudantes europeos llegaron a Suecia, la gente los saludó con aplausos. Era una ilustración poderosa de una realidad a menudo olvidada: la Unión Europea trata de algo más que tediosas tras*acciones financieras; se trata también de ayudar a países compañeros europeos con necesidades.
El mes pasado, cuando el el bichito-19 empezó a extenderse rápidamente en Italia, el país pidió ayuda mediante el Centro de Coordinación de Respuesta a Emergencias. «Pedimos suministros de material médico, y la Comisión Europea reenvió la petición a los estados miembros», me contó el representante permanente en la EU de Italia, Maurizio Massari. «Pero no funcionó.»
Hasta ahora, ni un sólo estado miembro de la UE ha enviado a Italia los suministros necesarios. Es trágico para un páis con 27.157 infecciones por cobi19 y 1.441 muertes hasta el 14 de Marzo, y con personal médico trabajando bajo graves carencias de suministros.
Claro, todos los gobiernos tienen que asegurarse de tener suficientes suministros para sus propios hospitales, pacientes, y personal médico. Pero ningún país europeo está sufriendo ni de lejos tanto como Italia. España y Francia tienen una gran carga de casos, pero el 14 de Marzo, Finlandia tiene sólo 225 casos, y el vecino de Italia Austria tan sólo 655. Portugal tiene 169 casos; Irlanda 90; Rumanía, 109; Polonia, 93; Bulgaria, 37; y Hungría tiene 25 casos. Muchos de esos países se han beneficiado sobremanera de la solidaridad europea en el pasado; unos cuantos de ellos son beneficiarios netos de la UE, lo que significa que obtienen más dinero por su pertenencia de lo que pagan por ella. El Reino Unido, ya no más miembro de la Unión Europea, tiene 1.140 casos de cobi19 — y él, también, ha omitido el socorro a los italianos.
Mientras tanto, un salvador parcial y viciado ha llegado. Cerca de la medianoche del 12 de Marzo, un avión chino aterrizó en Roma con nueve expertos médicos y 31 toneladas de suminstros médicos incluídos equipamientos de unidades de cuidados intensivos, equipos protectores médicos, y medicinas antivirales. Más o menos al mismo tiempo, un camión chino llegó a Italia con más de 240 cajas de equipamientos médicos. Era menos de lo que el Consejero de Estado chino Wang Yi había prometido al ministro de exteriores italiano Luigi Di Maio durante una llamada telefónica el martes, pero dos días después de la llamada los suministros estaban en camino.
Italia ya ha sentido en sus carnes la falta de solidaridad europea.
Durante la crisis de los refugiados del 2015, unos 1,7 millones de personas llegaron al territorio de la UE, sobre todo Italia y Grecia (con Alemania y Suecia como los destinos más comunes), pero en 2017 los estados miembros de la UE aún se negaban a aceptarlos bajo el régimen de solidaridad. «La crisis del cobi19 es similar a la crisis de los refugiados: los países que no se ven directamente afectados mayormente no están dispuestos a ayudar», dijo Massari. «Los diferentes países tienen obviamente diferentes percepciones de amenazas. Nosotros [Italia] sentimos que el cobi19 es una amenaza global y europea que necesita una respuesta europea, pero otros países no lo ven así.»
El egoísmo europeo es jovenlandesalmente lamentable, y es insensato, porque las desgracias nunca vienen solas. Una Italia en dificultades arrastrará a sus amigos europeos con ella, también, empezando por sus economías. Pero la fría respuesta a la petición de Italia indica un problema mayor: ¿cómo responderían los aliados europeos en caso de una crisis incluso más devastadora que el cobi19 — digamos, un cirberataque masivo que corte el suministro eléctrico durante un periodo de tiempo prolongado? Sin suministro eléctrico, otras funciones críticas pronto dejan también de funcionar. El hospital universitario de Brno — sede de uno de los mayores laboratorios de pruebas del el bichito-19 de la República Checa — ya se ha visto golpeado por un ciberataque grave.
El hecho de que ningún país — con la posible excepción de China — puede sobrevivir sin aliados cercanos es la razón por la que la OTAN se fundó hace 71 años y la Comunidad Europea del Carbón y el Acero tres años después. Se espera de los países miembros de la OTAN que hagan lo posible por defender sus países, pero todos saben que se necesitan mutuamente: la defensa colectiva es la razón de ser de la OTAN. Sólo los Estados Unidos tiene suministros considerables de munición; todos los demás países miembros saben que pueden acudir a los EEUU militarmente si se les acaba, como ocurrión durante la intervención de la OTAN en Libia en 2011.
Y sin embargo en un momento de tremenda dificultad para un miembro clave de la UE (y la OTAN), los aliados de Italia están mostrando que no se puede contar con ellos en una crisis grave — y eso significa que Italia podría orientarse hace China más y más.
Seguirá siendo un miembro fiel de la UE y la OTAN, pero ¿por qué debería apoyar a sus varios aliados europeos la próxima vez que se encuentren en apuros? ¿Y por qué debería atender las llamadas de los aliados europeos para que retracten su participación en la iniciativa de la Franja y Ruta, a la que se sumó el año pasado?
La Franja y Ruta, el vasto programa global de infraestructuras chino, supone inversiones y construcciones en una gama de países, principalmente países en desarrollo. Italia y China han, sin embargo, profundizado su cooperación a través de la Franja y Ruta y más allá; el año pasado, un programa de cooperacion policial llevó a tener oficiales de policía chinos patrullando las calles de Roma y Milán.
¿Y por qué debería Italia mantener sus aproximadamente 6.000 soldados en misiones extranjeras, tropas que lideran y constituyen gran parte de la misión pacificadora de las Naciones Unidas en Líbano y las fuerzas de la OTAN en Kosovo, soldados que ayudan a defender a Letonia como parte de la Presencia Avanzada Mejorada de la OTAN, y marineros que participan en la misón de la UE combatiendo la piratería somalí y que patrullan el Mediterráneo occidental en beneficio de no sólo Italia sino el resto de Europa, además?
«La maledizione!» grita Rigoletto, el carácter titular en la famosa ópera de Giuseppe Verdi. La maledizione — la maldición — a veces parece ser el destino de Italia. La pertenencia a la UE ha sido mayormente buena para Italia. Su economía se ha visto impulsada hacia arriba por el mercado único y el euro, y sus ciudadanos se han beneficiado enormemente de la libre circulación — unos 2,7 millones de italianos viven en la actualidad en otros estados miembros de la UE.
Y los italianos aprecian la alianza: una encuesta de 2018 del Pew Research Center mostró que el 58 por ciento de los italianos tienen una visión favorable de la UE, algo más baja que la media en la UE del 62 por ciento pero mucho mayor que el 37 por ciento de Grecia. El 13 de marzo, la Comisión Europea intervino para al menos ayudar a la economía de Italia, pero hasta ahora ninguna asistencia médica de ningún estado miembro se ha materializado.
Efectivamente, con la falta de solidaridad actual, la UE podría perder el cariño de Italia — y China continuará felizmente sacando ventaja de la situación. Esto no debe ocurrir.
Por el contrario, los beneficiarios netos de la UE (y naciones con bajas cantidades de cobi19) tales como Eslovaquia, Bulgaria, la República Checa, Hungría, Rumanía, y Polonia deberían enviar a Italia máscaras y lo demás que necesite el país. De hecho, ¿sería mucho pedir a esos países que cumplan con sus obligaciones bajo el régimen de solidaridad de la UE?
De otra forma, no esperen que los soldados italianos acudan a ayudar a sus aliados europeos cuando Rusia monte una sorpresa en un país europeo de su elección, o cuando un estado hostil o sus peones se carguen la red de suministro eléctrico de Polonia.
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