La última cena de los paganos

Rob1984

Madmaxista
Desde
22 Mar 2014
Mensajes
4.818
Reputación
14.023
noticia_20959.jpg


La fecha es objeto de discusión, porque Macrobio, testigo del encuentro, publica su libro en torno al 410: una larga carta a su hijo en la que le relata los tres días que pasaron juntos, celebrando las Saturnales, las figuras más destacadas del último paganismo romano.

384 o tal vez el 385. El año es importante, porque el emperador Teodosio había promulgado en 380 el edicto de Tesalónica por el que se prohibía toda creencia religiosa en el Imperio Romano que no fuera el cristianismo niceno y en 383 el ancestral Dies Solis, consagrado a la celebración del sol, pasó a denominarse Dies Dominicus, Día del Señor. El Señor, no hace falta aclararlo, es el Dios hebreo. Único Dios. Dies Dominicus, con el tiempo, “domingo”; aunque los anglosajones aún conservan en su denominación la referencia al astro solar: Sunday.

Pudiera parecer increíble que cinco años después de la prohibición del paganismo, 12 afectos al politeísmo grecorromano tuvieran el atrevimiento de reunirse para conmemorar una fiesta igualmente pagana, las Saturnales, pero los edictos entonces tardaban en llegar, difundirse e implantarse; Roma ya no era la capital del Imperio, desplazada por un poblado en Bizancio que tomó el nombre del emperador que trasladó allí su corte, Constantinopla (la ciudad de Constantino); y los reductos de la vieja religión, sus creencias, sus mitos, sus costumbres, sus hábitos, tardarán en ser erradicados.

Las mismas Saturnales, una semana de celebraciones entre el 17 y el 23 de diciembre, dedicadas al dios protector de la agricultura Saturno, y el Dies Solis Invictus, conmemorado todos los 25 de diciembre, estaban tan arraigadas entre el pueblo, que la Iglesia triunfante tuvo que trasladar a esas jornadas el nacimiento del hijo de su dios, Jesús, para así poder ir sustituyendo Saturnalia por la Navidad.

Porque Jesús, al calor de lo consignado en el Nuevo Testamento, si nació, sería en torno a septiembre u octubre; con toda seguridad, nunca en el frío 25 de diciembre.

El 21 de diciembre es el día más corto del año y durante tres días el sol parece detenerse en el firmamento, comenzando, a partir del 25 de diciembre, poco a poco, a ganar fuerza. En una sociedad donde la agricultura era la clave de la supervivencia y la observación de los cielos el único método para establecer un calendario fiable que pudiera indicarles cuándo iniciar la siembra, cuándo recolectar, cuándo acumular víveres para el frío invierno, no es extraño que casi todas las culturas de la antigüedad conmemoraran determinadas fechas “astronómicas”, trasladando a ellas el origen de sus mitos o de sus dioses: los solsticios de invierno y verano y los equinoccios de primavera y otoño darán mucho juego.

Entre el 20 y el 25 de diciembre – contaban las historias – venían al mundo deidades como Apolo, Helios, Mitra, Amaterasu, Frey o Huitzilipoch entre otros, y prácticamente todas las grandes civilizaciones organizaban alguna festividad: la de Cápac Raymi entre los Incas; año nuevo en Japón; el DōnzgZhi en China; las dionisíacas en Atenas; el Shab-e Chelleh zoroastriano entre los persas... Y Saturnalia en Roma.

Durante las Saturnales los romanos repartían regalos, los esclavos domésticos vivían días de asueto, un ambiente de carnaval se apoderaba de la ciudad, había banquetes colectivos en el foro, y en el Templo de Saturno, en la cima del Capitolio, se pedía al padre de los dioses Olímpicos que mirase por su pueblo. El poeta Catulo nos dice que las Saturnales eran los mejores días del año.

Tan arraigada estaba la celebración que los cristianos tuvieron que reemplazarla por una Natividad donde no pocos de aquellos gestos se repetían. No obstante, aquel 384 o tal vez 384, los nostálgicos resistían:

Durante tres días en las casas de los senadores Vetio Pretextato, Viro Nicómaco Flaviano y Quinto Aurelio Símaco, el llamado círculo pagano de Símaco se reunió para comer, cenar, beber y sobre todo hablar sobre la Roma antigua, que desaparecía lentamente, ya angostada pero aún imponente.

Por la mañana abordaban temas serios, como la teología solar, la retórica o la poesía de Virgilio. Pero al anochecer, los temas livianos y jocosos hacían acto de presencia: se contaban anécdotas, casi diríamos chistes, sobre Cicerón, Augusto, Julia y otras figuras del pasado; se disertaba sobre las normas de cortesía en el banquete; sobre los mimos y las pantomimas; sobre qué postres eran los mejores y cómo estimular los placeres de los sentidos. La noche del tercer día se dedicó a polemizar sobre el huevo y la gallina: ¿qué fue antes?.

La última cena de los paganos. La última celebración de las Saturnales. Una mirada nostálgica a una Roma que desaparecía en la bruma de los recuerdos y a unos mitos que eran sustituidos por otros nuevos. Aquel mundo se vendría abajo en un siglo y la inmortal Roma, la Ciudad Eterna, sería pasto de las llamas.

Pero eso no podía saberlo Macrobio, comensal en el evento, que dejó escrito sus impresiones y los diálogos que sostuvieron, permitiéndonos así, 1600 años después, conocer como cenaron y de qué hablaron durante tres días los últimos paganos de Roma.

La última cena de los paganos | Opinión
 
Por curiosidad... ¿cuál era el menú?
 
Por curiosidad... ¿cuál era el menú?
No me negarás que el texto tiene semejanzas con la actualidad y es incluso profético, de la misma forma que los paganos romanos recordaban viejos logros y épocas doradas pasadas ante la llegada de la nueva religión, en un futuro no muy lejano cuando Europa colapse nosotros haremos lo mismo y recordaremos los logros de la civilización cristiana Occidental ante el avance imparable del Islam.
 
Había un cocinero en el hogar gallego de Madrid que organizaba cenas privadas con recetas romanas tomadas de el Satiricón. Asistí a una y me sorprendió lo retorcidas que eran. Creo recordar un lechón relleno con un cordero, relleno con un pato, relleno con una perdiz. Era como una muñeca rusa de carnes. A medida que ibas "entrando" en el asado, ibas deleitándote con un animal diferente. Pero para colmo, cada uno de los animales se cocía aparte, algunos con días previos, y se iban introduciendo en el asado final.
 
Creo recordar un lechón relleno con un cordero, relleno con un pato, relleno con una perdiz. Era como una muñeca rusa de carnes.

Eso me recuerda al "relleno imperial aovado", que describe el Estebanillo y cuya ridícula receta yo siempre consideré chiste:

[youtube]9el9a2PeLqU[/youtube]
 
Eso me recuerda al "relleno imperial aovado", que describe el Estebanillo y cuya ridícula receta yo siempre consideré chiste:

[youtube]9el9a2PeLqU[/youtube]

Pues se parece mucho, sólo que en el caso romano, cada pieza llevaba un proceso, un marinado en vino, miel y especies diversas. Vamos, que tardaba una semana en preparar el dichoso plato.
 
Porque Jesús, al calor de lo consignado en el Nuevo Testamento, si nació, sería en torno a septiembre u octubre; con toda seguridad, nunca en el frío 25 de diciembre.


La Iglesia, Mater et Magistra, nunca dijo que Jesús naciese el 25 de diciembre.
 
La Iglesia, Mater et Magistra, nunca dijo que Jesús naciese el 25 de diciembre.

Claro, y eso se lo explican a los niños en los colegios religiosos, ¿verdad?

Como me dijo una niña educada en tales colegios: "El 25 de Diciembre es el cumple de Dios".
 
El 21 de diciembre es el día más corto del año y durante tres días el sol parece detenerse en el firmamento, comenzando, a partir del 25 de diciembre, poco a poco, a ganar fuerza. [/url]

Por favor si por aquí hay un astrónomo (o buen aficionado) me gustaría que me explicara esto de los tres días que el Sol "parece" que se detiene.

En mis cortas entendederas sobre el mundo celeste creo que en los solsticios el Sol llega a un punto extremo en el horizonte y el día siguiente vuelve sobre sus pasos. Digamos que vuelve donde se puso o levantó dos días antes.

Dicho de otra manera, el día anterior y posterior al solsticio (Ej. 20 y 22 de diciembre) el día dura los mismo y es un poco mayor que el solsticio invernal (Ej. 21 de diciembre).

Creo que este asunto de que el Sol "parece se detiene" es un intento moderno de forzar los datos astronómicos de tal forma que "parezcan" coincidir dos festividades romanas muy diferentes, tanto en su simbolismo como en su origen en el tiempo (siglo II AC para las saturnales y el sobre el 271 DC para el sol invictus ) de tal forma que resuene sospecho lo de Sol inmovil (=muerto) vuelva a su ser normal (=resurreción) exactamente en tres días[/B].

Gracias por las respuestas.
 
Volver