Cormac
Redactor Jefe de Necrológicas de Burbuja.Info
Los cuatro chavales, de entre 14 y 17 años, se colaron en la residencia de vacaciones de un notario de Zaragoza, que quedó arrasada por completo.
La 'travesura' de unos menores incendia un chalé en el Pirineo y le cuesta medio millón a sus padres
Los cuatro chavales, de entre 14 y 17 años, se colaron en la residencia de vacaciones de un notario de Zaragoza, que quedó arrasada por completo.
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La ‘travesura’ de cuatro menores le va a salir cara a sus padres, a los que una juez acaba de condenar a pagar 557.563 euros por el incendio provocado por sus hijos en el chalé de un notario de Zaragoza. Los chavales, que cuando se produjeron los hechos tenían entre 14 y 17 años, aprovecharon que el dueño no estaba en la vivienda para colarse por la puerta trasera. Y una vez en el salón, no se les ocurrió otra cosa que echar gasolina en un vaso de cristal y prenderle fuego.
La violenta llamarada que se produjo cogió por sorpresa al grupo de amigos, que intentó sofocarla utilizando agua del grifo. No fue una buena idea, ya que el combustible se derramó entonces por la mesa, lo que hizo que esta prendiera de inmediato. Pero aún fue peor lo que hicieron después, usar el edredón de una cama para intentar extinguir el fuego. Aquello avivó de tal forma el incendio que los menores, asustados, decidieron ponerse a salvo y abandonar la casa, que acabó siendo pasto de las llamas
Como recuerda el magistrado en su sentencia, el chalé se ubicaba en el número 13 de la calle del Arco de Castiello de Jaca y la fatídica incursión en el chalet se produjo sobre las diez de la noche del 17 de abril de 2022. El propietario, que reside en la capital aragonesa, se había construido esta casa como segunda residencia, por lo que acudía allí algunos fines de semana y en periodos vacacionales. Sin embargo, aquella Semana Santa no subió al Pirineo, lo que aprovecharon los menores para celebrar allí su fiesta.
La noche del incendio, la pandilla se valió de que la puerta trasera estaba rota y podía abrirse desde fuera para allanar el chalé. Una vez en el interior, usaron una piedra para romper la puerta de la bodega, donde permanecieron un rato fumando y abriendo varias botellas de vino. De hecho, llegaron a inmortalizar el momento grabando un vídeo en el que aparecían los cuatro brindando, imágenes que luego rescató la Guardia Civil del teléfono móvil de uno de los investigados y que han servido de prueba.
Los chavales reconocieron ante el juez que estuvieron en el inmueble, pero alegaron que les pareció que se trataba de un edificio abandonado. El argumento resulta inadmisible para el magistrado, que recuerda que el dueño compró la casa en 2019 y estaba en perfecto estado, como quedó acreditado mediante fotos.
Los cuatro incendiarios han sido condenados por un delito de allanamiento de jovenlandesada y otro de daños por imprudencia grave, pero su condición de menores hará que el verdadero castigo tengan que afrontarlo sus padres. Dos de los chavales pasarán doce meses bajo libertad vigilada, mientras que a otro se le impone la obligación de asistir durante el mismo periodo a un centro de día supervisado. El cuarto, que acaba de cumplir la mayoría de edad, tendrá que hacer tareas socioeducativas durante seis meses para que «reflexione» sobre lo sucedido. Los padres, como responsables civiles, van a recurrir la condena. Pero de no lograr su anulación, tendrán que responder con sus bienes y de forma solidaria de los daños causados por sus hijos.