UNA TRIBUNA EN CARTAGENA
Madmaxista
- Desde
- 24 May 2018
- Mensajes
- 430
- Reputación
- 1.284
El nefasto Régimen del 78, donde un grupo de canallas y traidores ávidos de poder, riqueza y relevancia social (encabezados por Adolfo Suárez, un ignorante, cortoplacista, sin el menor sentido del Estado), sentaron las bases de la destrucción económica y política de España, podría haber sido contrapesado por una Monarquía digna y defensora de la nación más antigua de Europa junto con Francia.
Sin embargo nada más lejos: don Juan Carlos se dedicó a lo único que le importa, el enriquecimiento ilícito -empezando por las ingentes comisiones en los abastecimiento de petróleo a España ¡de lo cual he sido testigo presencial- y las mujeres.
Y lo que aún está siendo peor: su hijo Felipe, un calzonazos en su casa y un fistro e indigno Jefe de Gobierno en sus funciones.
Nada diría el rey Emérito cuando el indigente mental y guerracivilista Rodríguez Zapatero salvara a ETA de su destrucción total.
Ni cuando el citado perversos expresidente del Gobierno reabrió las trincheras de la Guerra Civil, imponiendo una Ley de Memoria Histórica, anticonstitucional y totalitaria, que tergiversa absolutamente la verdad de lo ocurrido en España en el periodo 1.936/1.939, en defensa de los asesinos del Frente Popular.
Ni cuando ZP pidió al PSC un Estatut de Cataluña que nadie pedía y que acabó siendo el comienzo del maldito “procés”.
Don Juan Carlos I tampoco presentó ni una sola objeción cuando el fistro y felón de Mariano Rajoy inició su política de mirar hacia otro lado, mientras se preparaba un golpe de Estado en Cataluña, ni cuando abandonó a su suerte a millones de catalanes en manos de una banda de nazis y sus camisas pardas; y, lo que ya es el colmo, tampoco abrió la boca Su Majestad cuando Rajoy permitió que su ministro Montoro financiara, con fondos públicos, a la organización criminal.
El Rey estaba demasiado entretenido con sus cacerías, sus viajes y sus amantes, como para preocuparse lo más mínimo por España ni por los españoles.
Y de golpe abdica y le sucede su hijo, un fistro patológico que incumple clamorosamente desde el principio su única obligación constitucional: mediar en los conflictos entre instituciones y velar por el cumplimiento de la Constitución y la Ley.
Al total abandono de sus obligaciones constitucionales, se une su silencio culpable ante la mayor ola de corrupción institucional y personal de la historia -no ya de España sino de Europa- algo de lo que su padre había sido abanderado y gran beneficiario (pero se supone que Felipe VI no lo es) y aunque acabamos de conocer la primera y devastadora sentencia judicial de la Audiencia Nacional sobre la misma, no ha sido ninguna novedad, porque eso lo sabían hasta los niños de primaria, es decir que lo conocía de sobra y no movió un solo dedo para evitarlo.
Pero donde Felipe VI ha dado el golpe de gracia que le inhabilita a él y a su dinastía -para seguir siendo Jefe de Estado de esta gran nación- es en su inhibición total, excepto un discursito muy campanudo “exigiendo” que se restableciera la legalidad en España (que el propio Rajoy y el resto de la clase política se pasaron directamente por el forro) y que este monarca, fistro patológico, se tragó sin rechistar.
Y ha sido ya el colmo de la cobardía, la inacción y la indignidad, su nula reacción cuando, el 7 de Septiembre del pasado año, pasado se aprobaron dos decretos delictivos para celebrar un referéndum de independencia para el 1 de Octubre, su menos que nula reacción al golpe de Estado consumado; su cobardía y dejación de funciones inenarrable a instalarse en Barcelona (como conde que es de esta ciudad y convocar uno por una por una a cien importantes familias catalanas que sufragan el “procés”, y alentar, desde allí, a los millones de catalanes que quieren seguir siendo españoles hy que diariamente son perseguidos y vejados por los nazis de la Generalitat y sus camisas pardas.
Ante todo lo expuesto, nada ha hecho este indigno monarca.
Pero lo que le descalifica definitivamente a él ¡y a toda la Monarquía borbónica!, ha sido el firmar un infamante decreto nombrando a un nancy xenófobo y enemigo declarado de España, como presidente da la Generalitat, cuando el Art. 155 y sus propias funciones constitucionales le obligaban a hacer lo contrario. Argumentar que “Rajoy le obligó”, un perversos y un traidor, que no duda en romper a España a girones para pagar al PNV su apoyo en los Presupuestos, o favoreciendo a los golpistas negándose a prohibir -como era su obligación- los votos, delegados desde el extranjero por los fugitivos Comín y Puigdemont, significa que el rey Felipe VI no pinta absolutamente nada y que es incapaz de defender la unidad de la Patria.
Pero esto que es tan claro y tras*parente que hasta un niño puede entenderlo, estalla como una auténtica bomba ante el ejemplo magnífico y grandioso que acaba de protagonizar el presidente de la República italiana, Sergio Matarella, que en cumplimiento estricto de sus deberes constitucionales, se ha negado a nombrar ministro de Economía a Paolo Savona, un euroescéptico cuyo objetivo es sacar a Italia del euro, lo que supone la descalificación del recién nombrado primer ministro Comte y la obligación de convocar nuevas elecciones.
Y sin embargo, en un tema infinitamente más importante como es la unidad de España, un monarca fistro y traidor n o duda en nombrar presidente de Cataluña a un canalla nancy enemigo de España, a un totalitario y a un forzador de toda la legalidad, y cuyo único objetivo es la destrucción de nuestra nación.
¿Pero es que Felipe VI se ha vuelto loco?
¡Váyase majestad váyase!, tome el honorable ejemplo del presidente italiano Sergio Matarella, un Jefe de Gobierno digno que ¡con mucho menos poder constitucional que usted! ha frenado en seco algo que entendía perjudicaba a los intereses de su país.
Don Felipe de Bórbon, con este acto indigno, con esta felonía, usted ha dejado ser usted, rey de España y de los españoles.
Sin embargo nada más lejos: don Juan Carlos se dedicó a lo único que le importa, el enriquecimiento ilícito -empezando por las ingentes comisiones en los abastecimiento de petróleo a España ¡de lo cual he sido testigo presencial- y las mujeres.
Y lo que aún está siendo peor: su hijo Felipe, un calzonazos en su casa y un fistro e indigno Jefe de Gobierno en sus funciones.
Nada diría el rey Emérito cuando el indigente mental y guerracivilista Rodríguez Zapatero salvara a ETA de su destrucción total.
Ni cuando el citado perversos expresidente del Gobierno reabrió las trincheras de la Guerra Civil, imponiendo una Ley de Memoria Histórica, anticonstitucional y totalitaria, que tergiversa absolutamente la verdad de lo ocurrido en España en el periodo 1.936/1.939, en defensa de los asesinos del Frente Popular.
Ni cuando ZP pidió al PSC un Estatut de Cataluña que nadie pedía y que acabó siendo el comienzo del maldito “procés”.
Don Juan Carlos I tampoco presentó ni una sola objeción cuando el fistro y felón de Mariano Rajoy inició su política de mirar hacia otro lado, mientras se preparaba un golpe de Estado en Cataluña, ni cuando abandonó a su suerte a millones de catalanes en manos de una banda de nazis y sus camisas pardas; y, lo que ya es el colmo, tampoco abrió la boca Su Majestad cuando Rajoy permitió que su ministro Montoro financiara, con fondos públicos, a la organización criminal.
El Rey estaba demasiado entretenido con sus cacerías, sus viajes y sus amantes, como para preocuparse lo más mínimo por España ni por los españoles.
Y de golpe abdica y le sucede su hijo, un fistro patológico que incumple clamorosamente desde el principio su única obligación constitucional: mediar en los conflictos entre instituciones y velar por el cumplimiento de la Constitución y la Ley.
Al total abandono de sus obligaciones constitucionales, se une su silencio culpable ante la mayor ola de corrupción institucional y personal de la historia -no ya de España sino de Europa- algo de lo que su padre había sido abanderado y gran beneficiario (pero se supone que Felipe VI no lo es) y aunque acabamos de conocer la primera y devastadora sentencia judicial de la Audiencia Nacional sobre la misma, no ha sido ninguna novedad, porque eso lo sabían hasta los niños de primaria, es decir que lo conocía de sobra y no movió un solo dedo para evitarlo.
Pero donde Felipe VI ha dado el golpe de gracia que le inhabilita a él y a su dinastía -para seguir siendo Jefe de Estado de esta gran nación- es en su inhibición total, excepto un discursito muy campanudo “exigiendo” que se restableciera la legalidad en España (que el propio Rajoy y el resto de la clase política se pasaron directamente por el forro) y que este monarca, fistro patológico, se tragó sin rechistar.
Y ha sido ya el colmo de la cobardía, la inacción y la indignidad, su nula reacción cuando, el 7 de Septiembre del pasado año, pasado se aprobaron dos decretos delictivos para celebrar un referéndum de independencia para el 1 de Octubre, su menos que nula reacción al golpe de Estado consumado; su cobardía y dejación de funciones inenarrable a instalarse en Barcelona (como conde que es de esta ciudad y convocar uno por una por una a cien importantes familias catalanas que sufragan el “procés”, y alentar, desde allí, a los millones de catalanes que quieren seguir siendo españoles hy que diariamente son perseguidos y vejados por los nazis de la Generalitat y sus camisas pardas.
Ante todo lo expuesto, nada ha hecho este indigno monarca.
Pero lo que le descalifica definitivamente a él ¡y a toda la Monarquía borbónica!, ha sido el firmar un infamante decreto nombrando a un nancy xenófobo y enemigo declarado de España, como presidente da la Generalitat, cuando el Art. 155 y sus propias funciones constitucionales le obligaban a hacer lo contrario. Argumentar que “Rajoy le obligó”, un perversos y un traidor, que no duda en romper a España a girones para pagar al PNV su apoyo en los Presupuestos, o favoreciendo a los golpistas negándose a prohibir -como era su obligación- los votos, delegados desde el extranjero por los fugitivos Comín y Puigdemont, significa que el rey Felipe VI no pinta absolutamente nada y que es incapaz de defender la unidad de la Patria.
Pero esto que es tan claro y tras*parente que hasta un niño puede entenderlo, estalla como una auténtica bomba ante el ejemplo magnífico y grandioso que acaba de protagonizar el presidente de la República italiana, Sergio Matarella, que en cumplimiento estricto de sus deberes constitucionales, se ha negado a nombrar ministro de Economía a Paolo Savona, un euroescéptico cuyo objetivo es sacar a Italia del euro, lo que supone la descalificación del recién nombrado primer ministro Comte y la obligación de convocar nuevas elecciones.
Y sin embargo, en un tema infinitamente más importante como es la unidad de España, un monarca fistro y traidor n o duda en nombrar presidente de Cataluña a un canalla nancy enemigo de España, a un totalitario y a un forzador de toda la legalidad, y cuyo único objetivo es la destrucción de nuestra nación.
¿Pero es que Felipe VI se ha vuelto loco?
¡Váyase majestad váyase!, tome el honorable ejemplo del presidente italiano Sergio Matarella, un Jefe de Gobierno digno que ¡con mucho menos poder constitucional que usted! ha frenado en seco algo que entendía perjudicaba a los intereses de su país.
Don Felipe de Bórbon, con este acto indigno, con esta felonía, usted ha dejado ser usted, rey de España y de los españoles.