El Imperio español estaba sentenciado mucho antes, al menos desde la fin de Carlos III que deja a España en manos de intereses extranjeros y con un Borbón pusilánime y cornudo al frente, amén de unas clases dirigentes en gran parte corruptas.
Y desde luego, Cuba fue parte de España un siglo adicional gracias a que Inglaterra, Francia y Estados Unidos no se ponían de acuerdo sobre el destino de la isla. Cuando los Estados Unidos se vieron libres de lanzarse a por ella, ya era imposible mantenerla.