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Un estudio sugiere que las recomendaciones actuales de ingesta de calcio en adultos podrían estar sobrevaloradas
El organismo humano contiene algo más de 1 kilo de calcio acumulado en los huesos y en los dientes, y en mucha menos cantidad distribuido por la sangre y los distintos tejidos. El calcio del organismo aumenta hasta el final de la época de crecimiento (hacia los 30 años). Posteriormente, el intercambio con el exterior sigue siendo intenso, y se produce una constante eliminación del mismo que debe ser repuesto a partir del calcio procedente de los alimentos (leche y lácteos, sardinas en aceite y algunas verduras, frutos secos, plan blando enriquecido, si bien el de los vegetales tiene menos biodisponiblidad para el organismo).
Su presencia es esencial para la formación de la masa ósea y sin una cantidad adecuada aumenta el riesgo de fracturas y enfermedades como la osteoporosis. Es bien conocida la frase que asegura que las personas que desean huesos sanos deben tomar mucho calcio. Este contexto es el que ha llevado a un intenso debate sobre los requerimientos diarios de calcio en personas adultas para intentar maximizar el estado de salud de los huesos de cara a la tercera edad. La recomendación de calcio actual es de 1.000 mg por día de 19 a 50 años, y 1.200 mg por día a partir de los 51 (Food and Nutrition Board, octubre de 2007). Un nuevo estudio llevado a cabo por el Agricultural Research Service (ARS), la agencia científica del Departamento de Agricultura de EE.UU., marca ahora el máximo diario en 741 mg. El estudio sugiere, por tanto, que las recomendaciones actuales de ingesta de calcio en adultos mayores de 19 años podrían estar sobrevaloradas.
Equilibrio innato
El cuerpo compensa la falta de calcio extrayéndolo de los huesos y depositándolo en el torrente sanguíneo, asegura la investigación. Publicado recientemente en la revista 'American Journal of Clinical Nutrition', el estudio ha sido liderado por el biólogo del ARS Curtiss Hun. Según Hun, no hay suficiente evidencia científica como para recomendar con exactitud la cantidad de calcio que debería ingerirse de forma diaria y que compensara el perdido a través de la orina, las heces y el sudor. Por este motivo, y para intentar establecer ellos mismos y esclarecer esta laguna, Hun y su grupo examinaron la información extraída de 19 estudios previos sobre alimentación con adultos, 73 mujeres y 81 hombres, de entre 19 y 64 años de edad.
Durante los 19 años que duraron los experimentos, los científicos midieron todo el calcio que cada participante consumía y lo compararon con el excretado a través de la orina y las heces. La cantidad del mineral que se perdía a través del sudor era casi inapreciable. Después de examinar la información, fijaron en 741 mg diarios la cantidad de calcio necesario para mantener un equilibrio de ingesta y pérdida.
Pero lo más curioso fue que ni la edad ni el sesso de los voluntarios cambiaban la cantidad de calcio necesaria para mantener el equilibrio. Cuando se alimentó a los participantes, se detectó que el organismo trata de mantener, por sí solo, una relativa estabilidad en el cuerpo en un margen que abarca de 415 mg como mínimo hasta 1.740 como máximo. Cuando se alimentaba al grupo con cantidades pequeñas de calcio, el cuerpo era más eficiente a la hora de mantenerlo, mientras que cuando se alimentaban con mayores cantidades, el calcio extra, sencillamente, se eliminaba.
El cuerpo compensa la falta de calcio extrayendo el mismo de los huesos y depositándolo en el torrente sanguíneo
La vitamina D, la gran ausente
El estudio no nombra en ningún momento la relación estrecha entre vitamina D y calcio. La combinación de los dos se viene recomendando desde hace muchos años para reducir las fracturas óseas y la osteoporosis, ya que dicha vitamina permite la absorción del mineral. Quizás elaborar cualquier investigación acerca del calcio sin tener en cuenta la cantidad de la vitamina en el organismo no tiene sentido. Es lo que constatan investigadores de la Harvard School of Public Health. Tras la revisión de 21 estudios sobre calcio que implicaron a más de 130.000 personas, aseguran que el mineral por sí solo no aporta beneficios significativos para la masa ósea.
En el editorial de la revista que ha publicado este estudio, 'American Journal of Clinical Nutrition', Jeri Nieves y Robert Lindsay, de la Universidad New York's Columbia, escriben a propósito de él que la única manera de obtener efectos favorables con el calcio pasa por su combinación con vitamina D. «Estudios sobre el calcio que no se paran a observar los niveles en el organismo de vitamina D podrían llevar a conclusiones erróneas», aseguran los científicos.
Según estas declaraciones, de nada sirve fijar cantidades adecuadas de calcio sin tener en cuenta las necesidades de vitamina D o sin combinar los requerimientos conjuntos. Como concluyen Nieves and Lindsay, una dieta equilibrada es importante, y la evaluación de un elemento no aporta todas las soluciones. «El hueso no es sólo calcio, y el calcio no trabaja de forma aislada».
Ingesta insuficiente
(Imagen: Adrián Becerra)
Datos de principios de 2007, extraídos de la 'Mesa Redonda sobre Deficiencias de Calcio y Vitamina D en la población infantil y juvenil española' (Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud), constatan que la ingesta recomendada de calcio y vitamina D necesaria para evitar complicaciones en la vejez no llega a los mínimos entre la población española.
Según Manuel Díaz Curiel, jefe del Servicio de Medicina Interna de la Fundación Jiménez Díaz, para que un joven cumpla con el requerimiento de calcio debería tomar un vaso de leche al desayuno, un batido a mitad de la mañana, un yogur al almuerzo, un bocadillo de queso en la tarde y un vaso de leche de nuevo en la noche. La también presente en la mesa redonda Pilar Riobó, del servicio de Endocrinología de la Fundación Jiménez Díaz, sugirió la posibilidad de reemplazar con suplementos de calcio los faltantes naturales en la dieta, y señaló que «es más fácil controlar que el niño tome una pastilla a que esté tomando leche». No obstante, es mucho más efectiva la absorción del calcio en el cuerpo cuando se trata de alimentos en lugar de suplementos, reconoció.
Los especialistas coincidieron en resaltar la importancia de la vitamina D. «Podemos tener todo el calcio, pero si nos falta la vitamina D no tendremos como dejarlo en el cuerpo», advertía Díaz Curiel. Sin embargo, la vitamina D se encuentra poco en la dieta. La exposición al sol es fundamental para aumentar los niveles de vitamina D, algo difícil en épocas de invierno. La mejor fuente alimentaria de vitamina D es el aceite de hígado de pescado, y en menor cantidad en el pescado azul, la yema de huevo, el hígado, los lácteos enteros o enriquecidos, la mantequilla y la nata.
http://www.consumer.es/web/es/alime...mer_bien/adulto_y_vejez/2008/01/22/173967.php
El organismo humano contiene algo más de 1 kilo de calcio acumulado en los huesos y en los dientes, y en mucha menos cantidad distribuido por la sangre y los distintos tejidos. El calcio del organismo aumenta hasta el final de la época de crecimiento (hacia los 30 años). Posteriormente, el intercambio con el exterior sigue siendo intenso, y se produce una constante eliminación del mismo que debe ser repuesto a partir del calcio procedente de los alimentos (leche y lácteos, sardinas en aceite y algunas verduras, frutos secos, plan blando enriquecido, si bien el de los vegetales tiene menos biodisponiblidad para el organismo).
Su presencia es esencial para la formación de la masa ósea y sin una cantidad adecuada aumenta el riesgo de fracturas y enfermedades como la osteoporosis. Es bien conocida la frase que asegura que las personas que desean huesos sanos deben tomar mucho calcio. Este contexto es el que ha llevado a un intenso debate sobre los requerimientos diarios de calcio en personas adultas para intentar maximizar el estado de salud de los huesos de cara a la tercera edad. La recomendación de calcio actual es de 1.000 mg por día de 19 a 50 años, y 1.200 mg por día a partir de los 51 (Food and Nutrition Board, octubre de 2007). Un nuevo estudio llevado a cabo por el Agricultural Research Service (ARS), la agencia científica del Departamento de Agricultura de EE.UU., marca ahora el máximo diario en 741 mg. El estudio sugiere, por tanto, que las recomendaciones actuales de ingesta de calcio en adultos mayores de 19 años podrían estar sobrevaloradas.
Equilibrio innato
El cuerpo compensa la falta de calcio extrayéndolo de los huesos y depositándolo en el torrente sanguíneo, asegura la investigación. Publicado recientemente en la revista 'American Journal of Clinical Nutrition', el estudio ha sido liderado por el biólogo del ARS Curtiss Hun. Según Hun, no hay suficiente evidencia científica como para recomendar con exactitud la cantidad de calcio que debería ingerirse de forma diaria y que compensara el perdido a través de la orina, las heces y el sudor. Por este motivo, y para intentar establecer ellos mismos y esclarecer esta laguna, Hun y su grupo examinaron la información extraída de 19 estudios previos sobre alimentación con adultos, 73 mujeres y 81 hombres, de entre 19 y 64 años de edad.
Durante los 19 años que duraron los experimentos, los científicos midieron todo el calcio que cada participante consumía y lo compararon con el excretado a través de la orina y las heces. La cantidad del mineral que se perdía a través del sudor era casi inapreciable. Después de examinar la información, fijaron en 741 mg diarios la cantidad de calcio necesario para mantener un equilibrio de ingesta y pérdida.
Pero lo más curioso fue que ni la edad ni el sesso de los voluntarios cambiaban la cantidad de calcio necesaria para mantener el equilibrio. Cuando se alimentó a los participantes, se detectó que el organismo trata de mantener, por sí solo, una relativa estabilidad en el cuerpo en un margen que abarca de 415 mg como mínimo hasta 1.740 como máximo. Cuando se alimentaba al grupo con cantidades pequeñas de calcio, el cuerpo era más eficiente a la hora de mantenerlo, mientras que cuando se alimentaban con mayores cantidades, el calcio extra, sencillamente, se eliminaba.
El cuerpo compensa la falta de calcio extrayendo el mismo de los huesos y depositándolo en el torrente sanguíneo
La vitamina D, la gran ausente
El estudio no nombra en ningún momento la relación estrecha entre vitamina D y calcio. La combinación de los dos se viene recomendando desde hace muchos años para reducir las fracturas óseas y la osteoporosis, ya que dicha vitamina permite la absorción del mineral. Quizás elaborar cualquier investigación acerca del calcio sin tener en cuenta la cantidad de la vitamina en el organismo no tiene sentido. Es lo que constatan investigadores de la Harvard School of Public Health. Tras la revisión de 21 estudios sobre calcio que implicaron a más de 130.000 personas, aseguran que el mineral por sí solo no aporta beneficios significativos para la masa ósea.
En el editorial de la revista que ha publicado este estudio, 'American Journal of Clinical Nutrition', Jeri Nieves y Robert Lindsay, de la Universidad New York's Columbia, escriben a propósito de él que la única manera de obtener efectos favorables con el calcio pasa por su combinación con vitamina D. «Estudios sobre el calcio que no se paran a observar los niveles en el organismo de vitamina D podrían llevar a conclusiones erróneas», aseguran los científicos.
Según estas declaraciones, de nada sirve fijar cantidades adecuadas de calcio sin tener en cuenta las necesidades de vitamina D o sin combinar los requerimientos conjuntos. Como concluyen Nieves and Lindsay, una dieta equilibrada es importante, y la evaluación de un elemento no aporta todas las soluciones. «El hueso no es sólo calcio, y el calcio no trabaja de forma aislada».
Ingesta insuficiente
(Imagen: Adrián Becerra)
Datos de principios de 2007, extraídos de la 'Mesa Redonda sobre Deficiencias de Calcio y Vitamina D en la población infantil y juvenil española' (Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud), constatan que la ingesta recomendada de calcio y vitamina D necesaria para evitar complicaciones en la vejez no llega a los mínimos entre la población española.
Según Manuel Díaz Curiel, jefe del Servicio de Medicina Interna de la Fundación Jiménez Díaz, para que un joven cumpla con el requerimiento de calcio debería tomar un vaso de leche al desayuno, un batido a mitad de la mañana, un yogur al almuerzo, un bocadillo de queso en la tarde y un vaso de leche de nuevo en la noche. La también presente en la mesa redonda Pilar Riobó, del servicio de Endocrinología de la Fundación Jiménez Díaz, sugirió la posibilidad de reemplazar con suplementos de calcio los faltantes naturales en la dieta, y señaló que «es más fácil controlar que el niño tome una pastilla a que esté tomando leche». No obstante, es mucho más efectiva la absorción del calcio en el cuerpo cuando se trata de alimentos en lugar de suplementos, reconoció.
Los especialistas coincidieron en resaltar la importancia de la vitamina D. «Podemos tener todo el calcio, pero si nos falta la vitamina D no tendremos como dejarlo en el cuerpo», advertía Díaz Curiel. Sin embargo, la vitamina D se encuentra poco en la dieta. La exposición al sol es fundamental para aumentar los niveles de vitamina D, algo difícil en épocas de invierno. La mejor fuente alimentaria de vitamina D es el aceite de hígado de pescado, y en menor cantidad en el pescado azul, la yema de huevo, el hígado, los lácteos enteros o enriquecidos, la mantequilla y la nata.
http://www.consumer.es/web/es/alime...mer_bien/adulto_y_vejez/2008/01/22/173967.php