Una cuerda azul de 85 metros de longitud extendida en la playa es la frontera entre España y jovenlandia, entre el continente europeo y el africano, y está custodiada por una guarnición de militares regulares de Melilla que ocupan el día como pueden, tras las maniobras diarias ante la solitaria bandera de España, algunos ejercicios físicos y un partido de fútbol o voleibol playa. El peñón de Vélez de la Gomera, de 260 metros de largo, un centenar de metros de ancho y una altura máxima de 90 metros, está situado a menos de un kilómetro de la costa mediterránea de jovenlandia, a medio camino entre Ceuta y Melilla y en frente de la costa malagueña de Nerja. Un enclave que el ministerio de Defensa español declaró en 2012 como una de las "áreas sensibles de defensa nacional", porque se trata de una línea de posiciones preparada históricamente para el asedio.
Pero a ambos lados de la cuerda la vida es bastante aburrida y sin amenazas para la soberanía española. En el lado jovenlandés, una pequeña aldea de pescadores de Badis que, como mucho, toman el sol en su parte de arena, y en la otra, esta pequeña fortaleza está bajo dominio de España desde 1564, en el que grupos de jóvenes militantes que son relevados cada mes tienen la misión de proteger frontera casera.
Regulares en Vélez de la Gomera - YouTube
El peñón de Vélez de la Gomera, así como los otros dos islotes cercanos a la zona y también bajo soberanía española, la roca de Alhucemas y Chafarinas, tuvieron una función militar, de presidio para los desterrados y también de puntos de intercambio comercial con las zonas marroquíes adyacentes, por lo que durante mucho tiempo tuvieron población civil. Ahora, sin embargo, es un desierto.
Como explica el historiador y escritor Ireneo Castillo, "este enclave no tiene ni agua, ni árboles ni ningún otro suministro de víveres, de manera que todo tiene que venir desde fuera, teniendo en cuenta la hostilidad del vecino jovenlandés, que no reconoce la soberanía española, y por tanto, tampoco se produce ningún tipo de actividad comercial con las aldeas cercanas".
Un terremoto, causa de la frontera.
¿Pero desde cuándo hay una frontera entre los dos países en este punto?. A principios del siglo XX, una lengua de mar separaba España y jovenlandia en este punto, pero la naturaleza no entiende de soberanía, y un buen día, el 9 de agosto de 1930, un fuerte terremoto con epicentro en Fez sacudió el norte de jovenlandia. "El norte de África y la zona del Estrecho es una zona sísmica de primer orden debido al choque entre la placa del sur muy sur y la subplaca ibérica. Y en este episodio, si bien no produjo grandes desastres, si que provocó una ligera variación de la línea de costa, que hizo que las corrientes marinas que circulaban delante del peñasco de Vélez empezaran a depositar arena entre el peñasco y el continente, dando lugar a una lengua de tierra que en 1934 se convirtió en una nueva frontera terrestre", explica Castillo.
Hasta el terremoto, "el reparto de la zona era claro, reivindicaciones a parte, el agua de jovenlandia y la tierra de España", añade Castillo. Pero cuando se produce comunicación terrestre a causa de este capricho de la naturaleza, "es cuando se plantea el verdadero conflicto entre soberanías, que termina con el establecimiento de esta frontera ridícula", sentencia.
Justamente por esta situación, este peñasco se encuentra en una situación jurídicamente peculiar. Así lo explica Ireneo Castillo: "Estas zonas de soberanía española quedan en el limbo jurídico, porque sólo sabemos que es competencia exclusiva del Gobierno, quien manda exclusivamente es Rajoy, no hay jurisdicción propia, y como os imaginaréis, el interés es nulo". Esto impide, apunta el historiador, que "se puedan proteger maravillas naturales mediterráneas que se encuentran en este peñasco, porque el hecho de no tener jurisdicción propia también impide que puedan aplicarse determinados tratados internacionales de protección del medio ambiente, cuando estos peñascos no sirven absolutamente para nada desde el punto de vista militar".
Un día de trabajo para los militares.
Pocas veces se ha roto la monotonía en el Peñón. Pero en 2012, pasó. Eran las 7:15h de la mañana cuando siete activistas marroquíes, el Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla, pasaron por encima de la cuerda azul, abandonando el reino de Mohamed VI y adentrándose en el reino de España. Se hicieron fotos con la bandera de jovenlandia, hasta que una quincena de soldados españoles que dormían plácidamente se despertaron y los detuvieron. El día escogido por los activistas fue el 29 de agosto, un día importante porque hacía 448 años que una flota cristiana había salido de Málaga con la misión de conquistar el Peñón de Vélez de la Gomera, a manos marroquíes, para entregarlo al rey Felipe II. Desde aquel verano de 1564, este pequeño islote está bajo soberanía española. Eso sí, una soberanía tan frágil como una cuerda de pescadores.