La Sanidad catalana, en quiebra técnica

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19 Oct 2007
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El Instituto Catalán de la Salud (ICS) se encuentra en una situación de quiebra técnica, que empeorará a consecuencia de una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. La resolución obliga a la Generalitat a pagar una cantidad estimada entre setenta y cien millones de euros.

La sentencia, del pasado julio, anula la jubilación anticipada obligatoria impuesta por la Generalitat a unos setecientos médicos, de entre 65 y 70 años no cumplidos. Como la ejecución puede durar años, muchos de los afectados pueden fallecer sin percibir lo que les corresponde, a pesar de la sentencia judicial firme. Fuentes jurídicas informaron a El Confidencial del coste económico indicado, dato hasta ahora desconocido, a pagar por un ICS sin dinero y una Generalitat económicamente disfuncional.

"La sala de los Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña siempre nos había dado la razón", señala Lluis Bertrán, jefe los servicios jurídicos del ICS, "pero en enero hubo una sentencia en la sala contencioso administrativa que nos fue desfavorable y que achacaba defectos de forma al plan de jubilación. En julio hubo otra sentencia que anulaba todo el plan por idénticas razones. Hemos interpuesto un recurso de casación contra dicha sentencia ante el Tribunal Supremo. Será el TS ahora quien tenga la última palabra".

El ICS es el organismo de seguridad social de la Generalitat. También es la mayor empresa pública de Cataluña y la que da trabajo a un mayor número de empleados, unos 38.000. Atiende anualmente a 5,5 millones de personas. Ello representa el 83% de los servicios sanitarios catalanes.

El fallo judicial invalida una decisión política que paradójicamente fue acordada para reducir gastos. En efecto, se jubiló de manera forzosa a médicos con complementos de antigüedad que les permitían tener unos sueldos promedio de unos 3.800 euros. Al ser jubilados, pasaban a percibir una pensión de unos 2.300 euros.

Esta diferencia entre salario y jubilación fue la única razón real de la medida tomada por la Generalitat. Esperaba poder contratar facultativos noveles y ahorrarse pagar la antigüedad. Hoy en Cataluña están por cubrir muchas plazas de médico de la sanidad pública, por falta de facultativos. Por tanto, habría setecientas plazas vacantes más, acentuándose el ya brutal empeoramiento de los servicios. En Cataluña no sólo hay listas de espera, sino también listas en las que se espera para que llegue el día de poder entrar en la lista de espera oficial. De esta manera se puede falsear la realidad, al olvidar la lista de espera inicial y oficiosa, declarando lo que no es cierto.

Emigración de médicos a Valencia y Zaragoza

Hay varias razones por las cuales las plazas vacantes no son solicitadas por médicos del resto de España. En Cataluña, los sueldos base de los facultativos son los más bajos de todo el Estado. Ello produce una continua emigración de médicos. En casos es muy notable, como la de Tarragona a Valencia y la de Lérida a Zaragoza. Otra razón consiste en que la Generalidad exige el nivel C, es decir el superior, de conocimiento –escrito y hablado– del catalán. Obliga a pasar un examen que no es nada fácil.

Esta exigencia también es requerida a los médicos de lengua catalana, que pueden haber hablado catalán desde la infancia, pero sin haberlo tener ningún título, como era la norma bajo el franquismo. Un director de un servicio de un hospital público de Barcelona, que toda su vida ha usado preferentemente y muy correctamente esta lengua, manifestó a El Confidencial que “ni tan sólo estoy atento a si se produce una baja de mi nivel en otro hospital público catalán, porque si así fuese debería presentarme a un examen de nivel C de lengua catalana.

Me daría vergüenza tener que examinarme de mi lengua materna, que domino desde niño y que uso todos los días”. La fuente es mayor de 60 años y con una gran trayectoria profesional. Habla un catalán impecable.

Curiosamente, la Generalitat acaba de acordar la contratación de médicos extranjeros – básicamente de la antigua Europa comunista, de Latinoamérica y del Norte de África – a los cuales no se les requerirá ningún conocimiento formal del catalán ni (increíble, pero cierto) del castellano. Ya existen, en la sanidad pública catalana, médicos extranjeros que siempre van acompañados de una persona que les sirve de traductor.

La razón real y determinante de esta última barbaridad consiste en que estos médicos extranjeros, contratados por la seguridad social de la Generalidad, percibirán salarios muy inferiores a los facultativos que gozan de la condición de funcionario o de interino.
 
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