paconan
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Partido Podrido: si el juicio va mal en vez de cambiar de abogado se cambia de juez.
En este caso se crea una nueva sala para tener una última línea de defensa, para parar todos los casos de corrupción que hayan conseguido atravesar todos los cortafuegos que el gobierno ha ido poniendo por el camino para librar a sus corrupptos.
Enrique López, el magistrado que fue recusado en Gürtel por su proximidad al PP, ahora toma posesión de la sala que revisará todas las sentencias que preocupan al Partido Popular
Ya está aquí la Sala de Salvaciones. Tal y cómo avancé el pasado domingo en La Señora de las Salas, el CGPJ aprobó el miércoles conceder las dos plazas vacantes en la nueva Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional a los magistrados números 1036 y 1038 del escalafón de la carrera judicial: Eloy Velasco y Enrique López.
La presidencia la va a ostentar, de forma interina y sin saberse hasta cuándo, el propio presidente de la Audiencia Nacional, Jose Ramón Navarro, haciendo uso de una reforma que se realizó también en 2003 y que nunca se había utilizado. Dos de tres son mayoría, ya saben. Será decisivo saber a quién se pone discrecionalmente a presidirla después.
Tenemos pues una nueva Sala facultada para revisar en apelación todas las sentencias dictadas por la Audiencia Nacional. Sí, en todos esos casos, en Gürtel, en Púnica, en Lezo y en los demás que se les ocurran. Una Sala que se creó virtualmente en 2003 con un añadido de "especialización", pensado para un magistrado concreto, y presidida por el presidente de la Audiencia Nacional utilizando una prerrogativa nunca usada hasta ahora y que se introdujo también en esa fecha.
Todo legal. Todo excepcional. Ingeniería jurídica que ya parece labor de tosca albañilería.
Ayer el interés informativo se centraba en el hecho de que el juez Eloy Velasco fuera a dejar la instrucción de la Operación Lezo para ocupar ese puesto. Siento anunciarles que eso es mirar el dedo. En este asunto la pieza clave siempre ha sido Enrique López, aunque Velasco sabía que si el CGPJ se empeñaba en llevarlo a esta sala clave, él tendría que llegar al rebufo.
Velasco es de la misma promoción que Enrique López y, por tanto, también tuvo la oportunidad de realizar el "cursito" por correspondencia que se convocó en una sola ocasión y sólo para jueces recién salidos. Así que si el CGPJ hacía valer esa especialización para colocar a Enrique López –como el propio López me contó hace 15 años– Velasco sabía que su candidatura iba detrás. Así ha sido.
Somos muy amigos de crear relatos épicos para los jueces. Basta que tomen decisiones que nos parecen de justicia para que los ensalcemos y creemos en torno a ellos una leyenda. Queda muy bonito, pero en pocos casos tiene que ver con la realidad. Velasco ha hecho su trabajo pero en su brújula ha estado desde el principio mejorar su situación profesional. Es muy lícito, pero para realizar los análisis pertinentes no podemos errar el tiro.
El juez Velasco lleva meses intentando abandonar su juzgado. Es sabido que pretendió dos puestos de libre designación del Gobierno, muy bien dotados económicamente, y que mientras era aspirante a ellos acudía muy interesado a los desayunos informativos del ministro Catalá.
Correlativamente, cuando se desvanece esa posibilidad, Velasco desarrolla una gran actividad instructora: solicita al Tribunal Superior de Justicia de Murcia la imputación del presidente autonómico desencadenando su caída, impulsa y desempolva Púnica y lanza Lezo. Las fechas son correlativas y pueden consultarse en las hemerotecas. Así pues todo análisis que pase por decir que la salida de Eloy Velasco del Juzgado Central es una maniobra para manipular la instrucción de estas causas es simplemente erróneo. Aquí Velasco ha ido a lo suyo.
La maniobra más importante pasaba por llevar a Enrique López a la sala de máquinas. López, el juez que ha hecho toda su carrera impulsado por el Partido Popular y dentro de la excepcionalidad. El magistrado que llegó a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional sin haber puesto una sentencia por delito y lo hizo usando el truco de su "especialidad" porque no tenía antigüedad. Ya ven, un especialista en penal que no había puesto jamás sentencias más que por faltas. El magistrado al que el PP se empeñó en llevar al Tribunal Constitucional sin cumplir tampoco los requisitos de antigüedad y que precisó del voto de calidad de Pascual Sala para permitir su nombramiento. Ya lo habían situado en lo más alto. Lástima que delinquiera conduciendo su moto borracho como una cuba por la Castellana y que tuviera que dimitir y, eso sí, volver a la Audiencia Nacional. El magistrado que fue recusado en Gürtel por su proximidad al PP y que ahora toma posesión –con una trampa que hicieron para él en 2003– de la sala que revisará todas las sentencias que preocupan al Partido Popular.
Velasco sabía que el empeño por nombrar a López le arrastraría. Y lo ha hecho. Ahora mandará más, cobrará más y su intervención será muy relevante para algunos. Su horizonte es el Tribunal Supremo. Al Olimpo judicial se puede llegar también mediante la patada hacia arriba. Ejemplos hay.
La interpretación sobre la forma de cubrir los puestos de la nonata Sala de Apelaciones que realizó el gobierno de Aznar tampoco era pacífica, habida cuenta de que tenían pensado a quien querían en ella. Ahora para cubrirse las espaldas, un exdirector general con Aznar (Carlos Lesmes) le encargó al marido de la consejera de Cospedal (Gerardo Martínez-Tristán) que estudiara si la especialidad que alegaban el magistrado que se ha hecho a expensas del PP (Enrique López) y el que fue director general con Zaplana y a cuya mujer colocó Ignacio González (Eloy Velasco) debía primar sobre la antigüedad de todos los demás solicitantes. Perdonen por la traducción, pero estoy segura de que así se entiende mejor. Han decidido que sí.
El día 1 de junio tendremos formada una nueva instancia de apelación con esa composición. Falta por cubrir la plaza de presidente que es de libre designación y depende del CGPJ. Aún ignoro si se la reservan a alguien, pero no es muy aventurado avanzar que ese nombre unido al de López será hacedor de mayorías. Al tiempo.
Tampoco quiero terminar sin advertirles de que la Sala de lo Penal, hasta ahora todopoderosa y a partir de ahora subordinada, también está a la espera de nuevo presidente o presidenta. Aunque hay informaciones que hablan de que el enconamiento entre vocales conservadores y progresistas podría beneficiar a magistrados de consenso (Fermín Echarri o Carmen Lamela) lo cierto es que estas cortinas de humo suelen preceder a los nombramientos y que nada nos dice que no vayan a tener la osadía de nombrar a Concepción Espejel (Querida Concha) para presidir esa sala enjuiciadora.
Respecto al futuro de las investigaciones que ahora lleva Velasco, no veo demasiada preocupación puesto que el juzgado saldrá a concurso por antigüedad. Estaremos alerta.
En este tablero inmundo, cada sala y cada puesto es una posición que conquistar. Sin ningún rebozo. No hay cuartel. No importa quién lo denuncie, aunque sea el Consejo de Europa que ha reprobado la falta de garantías de independencia judicial del sistema español y que consideró contaminados todos los nombramientos de libre designación.
Todo seguirá funcionando mientras no se limpie el modelo que ha sido magreado durante décadas y mientras haya magistrados y fiscales cuyos intereses personales y profesionales les hagan aceptar el amaño de las normas. También mientras los que saben lo que sucede callen.
Están destruyendo las raíces de nuestra democracia. Sin esa base, todo se derrumba. Y el Partido Popular no va a aceptar cambiarlo. No mientras las riendas y los recovecos del control estén en sus manos. Poco importa que las grabaciones de Lezo hayan dejado pronográficamente a la vista la realidad o que su ministro de Justicia y su fiscal general hayan sido reprobados por todos los partidos. Mientras esto sucede, el resto de la carrera judicial sobrevive como puede en locales infectos, con un volumen de trabajo inhumano y sin ninguna esperanza de que el poder político llamado a solucionarlo haga algo. En estas circunstancias apenas pueden levantar la cabeza para ver y denunciar lo que tienen encima.
Sin limpiar esto, de poco sirven las promesas de regeneración. Sin limpiar esto, apenas queda esperanza.
La Sala de Salvaciones
---------- Post added 18-may-2017 at 09:22 ----------
Veremos cómo acaba este aPpaño judicial...
Cinco magistrados de la Audiencia Nacional recurren el concurso que permite a Velasco dejar su juzgado
El juez de Púnica y Enrique López obtuvieron la especialidad en penal exigida ahora por el Gobierno para la nueva Sala de Apelaciones en una oposición menor hace más de veinte años
Los recurrentes alegan que ellos superaron una prueba más exigente en 2011, anulada en parte por el Supremo, y que el CGPJ no ha convocado una nueva como prevé la ley
La Sala que revisará todas las sentencias de la Audiencia Nacional estará integrado por Eloy Velasco, con apenas experiencia en poner sentencias, y Enrique López, recusado por su proximidad al PP
Cinco magistrados de la Audiencia Nacional presentaron el mes pasado un recurso ante el Consejo General del Poder Judicial contra la convocatoria que han ganado este miércoles Eloy Velasco y Enrique López y que les convierte en miembros de la nueva Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional. La elección de Velasco aparta al magistrado de los dos casos más graves de corrupción entorno al Partido Popular de cuantos se encuentran en fase de Instrucción, Púnica y Lezo, y le ubica en la instancia que tendrá capacidad para revisar todas las sentencias que dicten sus compañeros de la Sala de lo Penal.
La Sala de Apelaciones es un proyecto aprobado por el Gobierno de José María Aznar al final de su mandato. Responde a los reiterados llamamientos de las instancias europeas acerca de la inexistencia de una segunda instancia real para las condenas de la Audiencia Nacional. Los fallos del Tribunal Supremo ante recursos de casación están limitados de tal forma que no pueden entrar a revisar, por ejemplo, los hechos que la Audiencia Nacional ha considerado probados en una sentencia.
El pasado 10 de marzo, el Gobierno retomó el proyecto de la Sala de Apelaciones, en un cajón desde 2003. El Consejo de Ministros de ese viernes aprobó la creación de 16 plazas de magistrado, tres de ellas para la Sala de Apelaciones. El acuerdo posterior del Consejo General del Poder Judicial, de 11 de abril de 2017, especificaba que, a igualdad de méritos de antigüedad, el concurso se resolvería a favor de quién ostentase esa especialidad. Y es aquí donde radica la polémica.
Desde ese momento, Enrique López y Eloy Velasco entraron en la quiniela por ser magistrados de la Audiencia Nacional con una especialización en derecho penal que pocos detentan. Velasco instruía desde hacía meses la pieza secreta del caso Púnica que investiga la financiación irregular del PP de Madrid y, bajo secreto en ese momento pero víctima de varios chivatazos, el caso Lezo, que mantiene a día de hoy a Ignacio González en prisión provisional.
El Gobierno ya había puesto un puente de plata a Velasco para incorporarse a un puesto de cooperación internacional al que el propio magistrado dejó de aspirar cuando se rebajó su dotación económica. Con el nombramiento de este miércoles, Velasco obtiene una plaza muy deseada, gana más dinero y abandona el intenso trabajo de un Juzgado de Instrucción para ceñirse a revisar sentencias. En una entrevista a El Mundo, Velasco aseguró recientemente que con los medios que tiene en su juzgado no puede enfrentarse a la corrupción.
Los magistrados recurrentes alegan en su escrito del pasado 21 de abril que superaron unas pruebas de especialización convocadas por el CGPJ en 2011 que luego anuló el Tribunal Supremo. En su fallo, el Alto Tribunal especificaba que, en cualquier caso, la superación de esas pruebas, muy exigentes y a las que se concurría de forma anónima, serían tenidas en cuenta como mérito para la promoción futura en la carrera judicial. Después, la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 2015 aprobó que el CGPJ convocara nuevas pruebas de especialización. Pero el actual Poder Judicial nunca ha llegado a hacerlo.
Una oposición sencilla hace veinte años
La consecuencia es que a aquellos magistrados que superaron unas pruebas tan exigentes han quedado descartados para la Sala de Apelaciones por no detentar una especialización que López y Velasco obtuvieron hace más de veinte años. Ambos figuran entre los que completaron entonces un curso que les permitía pasar de juez a magistrado entre uno y dos años antes que sus compañeros de promoción. La oposición se ceñía unos setenta temas, un temario considerado menor en la carrera judicial, e incluía convertirse en especialista de penal y civil.
Los magistrados Ángel Hurtado, Manuela Fernández de Prada, José Ricardo de Prada, Ramón Sáez y Clara Bayarrri firman el recurso ante el CGPJ que, de ser rechazado, será analizado en última instancia por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.
Hasta que haya fallo del Alto Tribunal, Velasco y López se incorporarán a la Sala de Apelaciones. Al primero fuentes jurídicas le critican llegar a tan selecto puesto sin apenas haber puesto sentencias; y al segundo ser uno de los dos magistrados recusados por sus compañeros de la Sala de lo Penal en el caso Gürtel por su proximidad al Partido Popular. Junto al presidente del tribunal, que será designado proximamente por el CGPJ, revisarán los fallos más relevantes en España en materia de corrupción, entre otras.
En el caso de que el Tribunal Supremo de la razón a los cinco jueces que han recurrido, Velasco y López dejarían la Sala de Apelaciones y quedarían adscritos a la Audiencia Nacional, pero nunca recuperarían sus antiguos puestos. El CGPJ también ha convocado este miércoles la plaza que Velasco ocupaba de forma interina en el Juzgado de Instrucción número 6. El elegido será el más antiguo de cuantos magistrados se presenten. Según fuentes jurídicas, el sustituto de Velasco no tardará más de un mes y medio en ser elegido. Eloy Velasco puede solicitar permanecer en el juzgado hasta ese momento.
Otros magistrados que han quedado fuera y que aspiraban a la Sala de Apelaciones son el exministro socialista Juan Alberto Belloch y el conservador Carlos Valle, ambos mucho más antiguos en la carrera que López y Velasco pero sin la especialización en penal. También se presentaron Fernando Grande Marlaska, Fernando Andreu, Carmen Lamela y el portavoz de Justicia del PSOE, Juan Carlos Campo.
Cinco magistrados de la Audiencia Nacional recurren el concurso que permite a Velasco dejar su juzgado
En este caso se crea una nueva sala para tener una última línea de defensa, para parar todos los casos de corrupción que hayan conseguido atravesar todos los cortafuegos que el gobierno ha ido poniendo por el camino para librar a sus corrupptos.
Enrique López, el magistrado que fue recusado en Gürtel por su proximidad al PP, ahora toma posesión de la sala que revisará todas las sentencias que preocupan al Partido Popular
Ya está aquí la Sala de Salvaciones. Tal y cómo avancé el pasado domingo en La Señora de las Salas, el CGPJ aprobó el miércoles conceder las dos plazas vacantes en la nueva Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional a los magistrados números 1036 y 1038 del escalafón de la carrera judicial: Eloy Velasco y Enrique López.
La presidencia la va a ostentar, de forma interina y sin saberse hasta cuándo, el propio presidente de la Audiencia Nacional, Jose Ramón Navarro, haciendo uso de una reforma que se realizó también en 2003 y que nunca se había utilizado. Dos de tres son mayoría, ya saben. Será decisivo saber a quién se pone discrecionalmente a presidirla después.
Tenemos pues una nueva Sala facultada para revisar en apelación todas las sentencias dictadas por la Audiencia Nacional. Sí, en todos esos casos, en Gürtel, en Púnica, en Lezo y en los demás que se les ocurran. Una Sala que se creó virtualmente en 2003 con un añadido de "especialización", pensado para un magistrado concreto, y presidida por el presidente de la Audiencia Nacional utilizando una prerrogativa nunca usada hasta ahora y que se introdujo también en esa fecha.
Todo legal. Todo excepcional. Ingeniería jurídica que ya parece labor de tosca albañilería.
Ayer el interés informativo se centraba en el hecho de que el juez Eloy Velasco fuera a dejar la instrucción de la Operación Lezo para ocupar ese puesto. Siento anunciarles que eso es mirar el dedo. En este asunto la pieza clave siempre ha sido Enrique López, aunque Velasco sabía que si el CGPJ se empeñaba en llevarlo a esta sala clave, él tendría que llegar al rebufo.
Velasco es de la misma promoción que Enrique López y, por tanto, también tuvo la oportunidad de realizar el "cursito" por correspondencia que se convocó en una sola ocasión y sólo para jueces recién salidos. Así que si el CGPJ hacía valer esa especialización para colocar a Enrique López –como el propio López me contó hace 15 años– Velasco sabía que su candidatura iba detrás. Así ha sido.
Somos muy amigos de crear relatos épicos para los jueces. Basta que tomen decisiones que nos parecen de justicia para que los ensalcemos y creemos en torno a ellos una leyenda. Queda muy bonito, pero en pocos casos tiene que ver con la realidad. Velasco ha hecho su trabajo pero en su brújula ha estado desde el principio mejorar su situación profesional. Es muy lícito, pero para realizar los análisis pertinentes no podemos errar el tiro.
El juez Velasco lleva meses intentando abandonar su juzgado. Es sabido que pretendió dos puestos de libre designación del Gobierno, muy bien dotados económicamente, y que mientras era aspirante a ellos acudía muy interesado a los desayunos informativos del ministro Catalá.
Correlativamente, cuando se desvanece esa posibilidad, Velasco desarrolla una gran actividad instructora: solicita al Tribunal Superior de Justicia de Murcia la imputación del presidente autonómico desencadenando su caída, impulsa y desempolva Púnica y lanza Lezo. Las fechas son correlativas y pueden consultarse en las hemerotecas. Así pues todo análisis que pase por decir que la salida de Eloy Velasco del Juzgado Central es una maniobra para manipular la instrucción de estas causas es simplemente erróneo. Aquí Velasco ha ido a lo suyo.
La maniobra más importante pasaba por llevar a Enrique López a la sala de máquinas. López, el juez que ha hecho toda su carrera impulsado por el Partido Popular y dentro de la excepcionalidad. El magistrado que llegó a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional sin haber puesto una sentencia por delito y lo hizo usando el truco de su "especialidad" porque no tenía antigüedad. Ya ven, un especialista en penal que no había puesto jamás sentencias más que por faltas. El magistrado al que el PP se empeñó en llevar al Tribunal Constitucional sin cumplir tampoco los requisitos de antigüedad y que precisó del voto de calidad de Pascual Sala para permitir su nombramiento. Ya lo habían situado en lo más alto. Lástima que delinquiera conduciendo su moto borracho como una cuba por la Castellana y que tuviera que dimitir y, eso sí, volver a la Audiencia Nacional. El magistrado que fue recusado en Gürtel por su proximidad al PP y que ahora toma posesión –con una trampa que hicieron para él en 2003– de la sala que revisará todas las sentencias que preocupan al Partido Popular.
Velasco sabía que el empeño por nombrar a López le arrastraría. Y lo ha hecho. Ahora mandará más, cobrará más y su intervención será muy relevante para algunos. Su horizonte es el Tribunal Supremo. Al Olimpo judicial se puede llegar también mediante la patada hacia arriba. Ejemplos hay.
La interpretación sobre la forma de cubrir los puestos de la nonata Sala de Apelaciones que realizó el gobierno de Aznar tampoco era pacífica, habida cuenta de que tenían pensado a quien querían en ella. Ahora para cubrirse las espaldas, un exdirector general con Aznar (Carlos Lesmes) le encargó al marido de la consejera de Cospedal (Gerardo Martínez-Tristán) que estudiara si la especialidad que alegaban el magistrado que se ha hecho a expensas del PP (Enrique López) y el que fue director general con Zaplana y a cuya mujer colocó Ignacio González (Eloy Velasco) debía primar sobre la antigüedad de todos los demás solicitantes. Perdonen por la traducción, pero estoy segura de que así se entiende mejor. Han decidido que sí.
El día 1 de junio tendremos formada una nueva instancia de apelación con esa composición. Falta por cubrir la plaza de presidente que es de libre designación y depende del CGPJ. Aún ignoro si se la reservan a alguien, pero no es muy aventurado avanzar que ese nombre unido al de López será hacedor de mayorías. Al tiempo.
Tampoco quiero terminar sin advertirles de que la Sala de lo Penal, hasta ahora todopoderosa y a partir de ahora subordinada, también está a la espera de nuevo presidente o presidenta. Aunque hay informaciones que hablan de que el enconamiento entre vocales conservadores y progresistas podría beneficiar a magistrados de consenso (Fermín Echarri o Carmen Lamela) lo cierto es que estas cortinas de humo suelen preceder a los nombramientos y que nada nos dice que no vayan a tener la osadía de nombrar a Concepción Espejel (Querida Concha) para presidir esa sala enjuiciadora.
Respecto al futuro de las investigaciones que ahora lleva Velasco, no veo demasiada preocupación puesto que el juzgado saldrá a concurso por antigüedad. Estaremos alerta.
En este tablero inmundo, cada sala y cada puesto es una posición que conquistar. Sin ningún rebozo. No hay cuartel. No importa quién lo denuncie, aunque sea el Consejo de Europa que ha reprobado la falta de garantías de independencia judicial del sistema español y que consideró contaminados todos los nombramientos de libre designación.
Todo seguirá funcionando mientras no se limpie el modelo que ha sido magreado durante décadas y mientras haya magistrados y fiscales cuyos intereses personales y profesionales les hagan aceptar el amaño de las normas. También mientras los que saben lo que sucede callen.
Están destruyendo las raíces de nuestra democracia. Sin esa base, todo se derrumba. Y el Partido Popular no va a aceptar cambiarlo. No mientras las riendas y los recovecos del control estén en sus manos. Poco importa que las grabaciones de Lezo hayan dejado pronográficamente a la vista la realidad o que su ministro de Justicia y su fiscal general hayan sido reprobados por todos los partidos. Mientras esto sucede, el resto de la carrera judicial sobrevive como puede en locales infectos, con un volumen de trabajo inhumano y sin ninguna esperanza de que el poder político llamado a solucionarlo haga algo. En estas circunstancias apenas pueden levantar la cabeza para ver y denunciar lo que tienen encima.
Sin limpiar esto, de poco sirven las promesas de regeneración. Sin limpiar esto, apenas queda esperanza.
La Sala de Salvaciones
---------- Post added 18-may-2017 at 09:22 ----------
Veremos cómo acaba este aPpaño judicial...
Cinco magistrados de la Audiencia Nacional recurren el concurso que permite a Velasco dejar su juzgado
El juez de Púnica y Enrique López obtuvieron la especialidad en penal exigida ahora por el Gobierno para la nueva Sala de Apelaciones en una oposición menor hace más de veinte años
Los recurrentes alegan que ellos superaron una prueba más exigente en 2011, anulada en parte por el Supremo, y que el CGPJ no ha convocado una nueva como prevé la ley
La Sala que revisará todas las sentencias de la Audiencia Nacional estará integrado por Eloy Velasco, con apenas experiencia en poner sentencias, y Enrique López, recusado por su proximidad al PP
Cinco magistrados de la Audiencia Nacional presentaron el mes pasado un recurso ante el Consejo General del Poder Judicial contra la convocatoria que han ganado este miércoles Eloy Velasco y Enrique López y que les convierte en miembros de la nueva Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional. La elección de Velasco aparta al magistrado de los dos casos más graves de corrupción entorno al Partido Popular de cuantos se encuentran en fase de Instrucción, Púnica y Lezo, y le ubica en la instancia que tendrá capacidad para revisar todas las sentencias que dicten sus compañeros de la Sala de lo Penal.
La Sala de Apelaciones es un proyecto aprobado por el Gobierno de José María Aznar al final de su mandato. Responde a los reiterados llamamientos de las instancias europeas acerca de la inexistencia de una segunda instancia real para las condenas de la Audiencia Nacional. Los fallos del Tribunal Supremo ante recursos de casación están limitados de tal forma que no pueden entrar a revisar, por ejemplo, los hechos que la Audiencia Nacional ha considerado probados en una sentencia.
El pasado 10 de marzo, el Gobierno retomó el proyecto de la Sala de Apelaciones, en un cajón desde 2003. El Consejo de Ministros de ese viernes aprobó la creación de 16 plazas de magistrado, tres de ellas para la Sala de Apelaciones. El acuerdo posterior del Consejo General del Poder Judicial, de 11 de abril de 2017, especificaba que, a igualdad de méritos de antigüedad, el concurso se resolvería a favor de quién ostentase esa especialidad. Y es aquí donde radica la polémica.
Desde ese momento, Enrique López y Eloy Velasco entraron en la quiniela por ser magistrados de la Audiencia Nacional con una especialización en derecho penal que pocos detentan. Velasco instruía desde hacía meses la pieza secreta del caso Púnica que investiga la financiación irregular del PP de Madrid y, bajo secreto en ese momento pero víctima de varios chivatazos, el caso Lezo, que mantiene a día de hoy a Ignacio González en prisión provisional.
El Gobierno ya había puesto un puente de plata a Velasco para incorporarse a un puesto de cooperación internacional al que el propio magistrado dejó de aspirar cuando se rebajó su dotación económica. Con el nombramiento de este miércoles, Velasco obtiene una plaza muy deseada, gana más dinero y abandona el intenso trabajo de un Juzgado de Instrucción para ceñirse a revisar sentencias. En una entrevista a El Mundo, Velasco aseguró recientemente que con los medios que tiene en su juzgado no puede enfrentarse a la corrupción.
Los magistrados recurrentes alegan en su escrito del pasado 21 de abril que superaron unas pruebas de especialización convocadas por el CGPJ en 2011 que luego anuló el Tribunal Supremo. En su fallo, el Alto Tribunal especificaba que, en cualquier caso, la superación de esas pruebas, muy exigentes y a las que se concurría de forma anónima, serían tenidas en cuenta como mérito para la promoción futura en la carrera judicial. Después, la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 2015 aprobó que el CGPJ convocara nuevas pruebas de especialización. Pero el actual Poder Judicial nunca ha llegado a hacerlo.
Una oposición sencilla hace veinte años
La consecuencia es que a aquellos magistrados que superaron unas pruebas tan exigentes han quedado descartados para la Sala de Apelaciones por no detentar una especialización que López y Velasco obtuvieron hace más de veinte años. Ambos figuran entre los que completaron entonces un curso que les permitía pasar de juez a magistrado entre uno y dos años antes que sus compañeros de promoción. La oposición se ceñía unos setenta temas, un temario considerado menor en la carrera judicial, e incluía convertirse en especialista de penal y civil.
Los magistrados Ángel Hurtado, Manuela Fernández de Prada, José Ricardo de Prada, Ramón Sáez y Clara Bayarrri firman el recurso ante el CGPJ que, de ser rechazado, será analizado en última instancia por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.
Hasta que haya fallo del Alto Tribunal, Velasco y López se incorporarán a la Sala de Apelaciones. Al primero fuentes jurídicas le critican llegar a tan selecto puesto sin apenas haber puesto sentencias; y al segundo ser uno de los dos magistrados recusados por sus compañeros de la Sala de lo Penal en el caso Gürtel por su proximidad al Partido Popular. Junto al presidente del tribunal, que será designado proximamente por el CGPJ, revisarán los fallos más relevantes en España en materia de corrupción, entre otras.
En el caso de que el Tribunal Supremo de la razón a los cinco jueces que han recurrido, Velasco y López dejarían la Sala de Apelaciones y quedarían adscritos a la Audiencia Nacional, pero nunca recuperarían sus antiguos puestos. El CGPJ también ha convocado este miércoles la plaza que Velasco ocupaba de forma interina en el Juzgado de Instrucción número 6. El elegido será el más antiguo de cuantos magistrados se presenten. Según fuentes jurídicas, el sustituto de Velasco no tardará más de un mes y medio en ser elegido. Eloy Velasco puede solicitar permanecer en el juzgado hasta ese momento.
Otros magistrados que han quedado fuera y que aspiraban a la Sala de Apelaciones son el exministro socialista Juan Alberto Belloch y el conservador Carlos Valle, ambos mucho más antiguos en la carrera que López y Velasco pero sin la especialización en penal. También se presentaron Fernando Grande Marlaska, Fernando Andreu, Carmen Lamela y el portavoz de Justicia del PSOE, Juan Carlos Campo.
Cinco magistrados de la Audiencia Nacional recurren el concurso que permite a Velasco dejar su juzgado