La Revolución Francesa también fue una revolución de tonalidad

M. Priede

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Mathew Ehret:

Entonces, ¿cómo salió tan mal?

La primera pista aquí se encuentra en el hecho de que los mismos banqueros anglo-suizos que financiaron las guerras de Napoleón fueron los mismos banqueros que provocaron la decapitación económica de Francia que la tras*formó en un terror sangriento.


Al igual que el arte de los ajustes estructurales del FMI y el Banco Mundial y los préstamos basados en condiciones, el ministro de Finanzas, Jacques Necker, no solo contrajo una gran cantidad de deudas impagables entre 1786 y 1789, sino que también impuso una austeridad que paralizó la capacidad de recuperación de la nación. El profesor Beaudry escribió:
“Francia, en el Tratado de París de 1783 que reconoce la independencia estadounidense, acordó las disposiciones de libre comercio exigidas por Gran Bretaña para su control del comercio atlántico. Luego, en un tratado franco-británico separado de 1786, Francia aceptó acuerdos de libre comercio completos y suicidas que arruinaron la economía francesa de la noche a la mañana. Del 2% de crecimiento físico real anual a fines de la década de 1770 y principios de la de 1780, los sectores textil, marítimo y minero de Francia, y su agricultura, cayeron en depresión, lo que provocó hambrunas absolutas. Los presupuestos reales colapsaron y entró el agente suizo de Lord Shelburne de Gran Bretaña, el banquero Jacques Necker, como Ministro de Finanzas y Primer Ministro de Francia”.
El acuerdo de libre comercio de Gran Bretaña hizo que Francia guardara su grano en reservas “económicamente ilegales”, por lo que Gran Bretaña compró todo el grano francés que su población podía comer y mucho más. Cuando una devastadora tormenta de granizo azotó Francia en junio de 1788 y destruyó la mayoría de las cosechas, se aseguró una hambruna continua y el rey de Francia rogó a Gran Bretaña la oportunidad de volver a comprar algo de grano para alimentar a las masas hambrientas, a lo que Gran Bretaña celebró una reunión y simplemente respondió negativamente.

Cuando las tropas francesas abrieron fuego contra las masas armadas hambrientas que habían rodeado la fortaleza de la Bastilla el 14 de julio de 1789, se desató el infierno y se liberó por completo un genio que nadie podría volver a meter en la botella. La fortaleza fue asaltada, sus soldados y gobernadores decapitados, y la gente comenzó a gritar para que Necker y Orleans se convirtieran en los salvadores de Francia. La prensa jacobina había estado difundiendo la idea a las masas durante algún tiempo.

El duque masónico que había estado operando en un plan para convertirse en un "Rey jacobino" tenía la intención de traer el "Sistema Británico" a Francia modelado en el equilibrio de poder de Gran Bretaña de una Cámara de los Comunes, Cámara de los Lores y Monarca. Sin embargo, todavía estaba tres lugares por debajo del título de Rey de Francia (el Rey tenía un hijo), y por lo tanto se realizó el intento de asesinato del Rey el 17 de julio de 1789, en el que un francotirador con un arma de alto calibre apuntó al carruaje del Rey. sobre el puente Luis XV, esquivando al rey y matando a una mujer junto al carruaje.

El 23 de junio de 1789, un Necker desesperado le dio un mensaje al rey diciendo: "Señor, lo que debe hacer ahora es acceder a los deseos razonables de Francia y resignarse a adoptar la constitución británica". La hija de Necker, Madame de Stael, quien grabó este mensaje , señaló que la oferta de Necker era la misma que se adoptó cuando Francia volvió a convertirse en una monarquía en 1814, lo que coincidió con la restauración de las Monarquías y el Congreso de Viena tan querido por Henry Kissinger .

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Los años restantes de la revolución se caracterizaron por guerras en el extranjero y caos en el interior. Las plumas incendiarias de cientos de escritores radicales anglo-suizos mantenidas por Jeremy Bentham se convirtieron en las voces de la ira que dirigirían el terror jacobino.

Pronto, las oleadas de decapitaciones se convirtieron en una parte normal de la vida bajo la autoridad tiránica de Maximillian Robespierre, cuya contribución filosófica "profunda" a la revolución fue que todos los ciudadanos revolucionarios deben tener virtud, pero esa virtud debe ser dirigida por el terror.

Su sed de sangre solo aumentó, lo que lo llevó a la conclusión de que la verdadera causa de las injusticias de Francia era el cristianismo mismo, lo que lo llevó a crear una nueva religión de razón pervertida llamada "El Culto del Ser Supremo" y la revisión completa del sistema de calendario usando un sistema decimal. El “Calendario Revolucionario Francés” usaba 10 días a la semana y se basaba en las estaciones. La esperanza era que la población pronto perdería todo sentido de la existencia del domingo y se limpiaría del parásito de la superstición. Incluso los partidarios más cercanos de Robespierre pensaron que había ido demasiado lejos con este, y pronto se encontró en una guillotina.

Al final del día, ni el plan de Shelburne-Orleans para un rey jacobino ni el plan de Bailly-Lafayette para una monarquía constitucional dieron resultado.
Una pobre sombra de república nació momentáneamente poniendo fin a la era de los monarcas, pero a través del trauma del derramamiento de sangre purgante que mató a todos los líderes posibles. Gaspard Monge, que entonces construía la importante École Polytechnique, que desempeñó un papel clave en la producción de capas de cuadros científicos y soldados tan necesarios para mantener viva a Francia en medio de los años de guerra que siguieron, comentó sobre la situación diciendo "es mejor tener republicanos sin república". que una república sin republicanos.”

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Entonces, ¿cuál es la lección que se debe aprender?
Una revolución no es ni buena ni mala. Se le otorga su valor en función del efecto que tiene sobre las personas y el principio causal del que se origina. Contrariamente a la opinión popular, las revoluciones nunca son espontáneas y siempre ocurren con catalizadores que se basan en los principios básicos de la naturaleza humana y las fuerzas históricas.

La FORMA que toma un gobierno después de una revolución tiene menos importancia de lo que muchos creen hoy. Si ocurre una revolución por la democracia en cualquier parte del mundo, ¿qué importa si hay una élite hereditaria que maneja el sistema desde arriba? ¿Eso hace que una revolución por el socialismo sea mejor? No si a la dirección de la revolución socialista realmente no le importa el bien del pueblo. Cualquiera que sea la forma de gobierno, la calificación para la idoneidad jovenlandesal se basa en su compromiso con 1) el Bienestar General de todo su pueblo y sus vecinos y 2) Su compromiso con la defensa de los derechos inalienables de cada individuo.

¿Está comprometido con un programa político-económico-cultural basado en la mejora constante de las mentes, los espíritus y las vidas de todos, o está diseñado para saquear a las masas en beneficio de unos pocos?

Teniendo estas preguntas en mente, la única revolución REAL que está ocurriendo en la tierra hoy refleja el mismo espíritu republicano de 1789 que animó a Jean-Sylvain Bailly, Benjamin Franklin y Marquis Lafayette es la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y la Asociación Euroasiática más amplia que ahora desafía a un sistema tras*humanista de gobernanza global.

Cualquier cosa que intente hacerse pasar por una revolución en oposición a esta nueva dinámica, es solo una falsificación sociópata.

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