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Madmaxista
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Tan solo representan el 3,9% de las clínicas dentales en España, pero acumulan la mitad de todas las reclamaciones de pacientes. Son iDental, Dentix, Vitaldent o Unidental, franquicias odontológicas que surgieron como setas a comienzos de siglo y cuyos efectos empiezan a sufrirse como una mala resaca. Entre 2013 y 2015, según los últimos datos disponibles en el Consejo de Dentistas, se recibieron 2.258 quejas de estas franquicias, siete de cada 10 por motivos clínicos. "Nos llega un gran número de pacientes insatisfechos con su tratamiento. En torno a un tercio está relacionado con el fracaso de los implantes, la demanda más común, seguido por los problemas con las prótesis y las ortodoncias", detalla Óscar Castro, presidente del colegio profesional.
Castro, como otras fuentes del sector, tiene el análisis muy claro: "Estas franquicias marquistas contratan a profesionales recién salidos de la universidad y les ponen a trabajar muchísimas horas como autónomos. No solo están mal pagados, sino que ni siquiera tienen derecho a vacaciones. Algunos solo cobran 300 euros porque, según la empresa, les están ofreciendo un máster en implantología. Y las prácticas, claro, se hacen sobre las bocas de pacientes", :: :: lamenta.
En esta línea se expresaba también la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), con más de 50.000 miembros, en un comunicado emitido en febrero: "Aprovechándose de la crisis y del gran número de dentistas que salen de las universidades, muchos empresarios con intereses en el sector dental están contratando a jóvenes en condiciones precarias para abaratar costes y conseguir mayor rentabilidad, abocando al profesional a unas situaciones muy parecidas a las de una relación laboral, pero siendo, en realidad, autónomo", reza el texto, que concluye con una advertencia para el paciente: "La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos asegura que en muchas ocasiones estos profesionales son obligados a realizar tratamientos que no son adecuados, vulnerando su autonomía y poniendo en peligro la salud del paciente".
Estas franquicias, explican desde el Consejo de Dentistas, también recortan en materiales para abaratar la factura final: "Compran lo más barato, que es lo que más a menudo fracasa, solo así se puede comprender que te presupuesten 1.500 euros por un tratamiento que en cualquier otra clínica te cobraría 20.000, funcionan con descuentos de hasta el 80%. A ellos les da igual porque no son dentistas, sino empresarios, y si el negocio no sale rentable, cierran las clínicas y se van a comprar oro".
La madrileña Salobral Mateos sufrió esta situación hace pocos meses. Acudió a una de estas franquicias en busca de presupuesto para ella y su hijo Rubén. "Nos pedían 11.000 euros por nuestros tratamientos —tres implantes y unas fundas para ella, una ortodoncia para Rubén— en otras clínicas, y aquí nos lo hacían todo por 155 euros al mes; aunque estoy parada y no tengo mucho dinero, no podía negarme", dice Mateos. Las cosas se torcieron pronto: en una semana, la franquicia despidió a la mayor parte de su plantilla y la reemplazó por recién licenciados. "A Rubén le atendió una chica de 18 años, no aparentaba más, y le apretó los 'brackets' demasiado. A las tres horas tuvimos que volver de urgencia porque se le estaban inflamando las encías, pero nos mandaron de vuelta a casa diciéndole que era muy guarro, que se lavase más los dientes", relata Salobral.
Dos días después, Salobral llevó a Rubén al médico de la aseguradora, donde decidieron operarle de urgencia: "Le diagnosticaron una hiperplasia gingival y le ingresaron en quirófano al día siguiente. Tres horas de intervención quirúrgica con anestesia general a un niño de 12 años por unos 'brackets' mal puestos", denuncia la madrileña, cuyo tratamiento también está detenido porque se le rompió una prótesis y desde la empresa se niegan a cambiársela sin coste.
Algo similar a lo que le sucede a Pedro (nombre ficticio), paciente de otra franquicia dental, a quien no le quieren reponer las muelas implantadas que se le han partido. "Como se negaban a reponerme unas piezas que ellos mismos habían implantado cuatro meses antes, no quise seguir con el tratamiento, que incluía tres implantes más". Pedro rompió lazos con la clínica, pero no la financiera, que le exige los más de 10.000 euros con los que le financió el tratamiento. "Me fié y firmé contratos sin leerlos. Yo no sabía que se me estaba financiando todo el tratamiento a través de otra empresa, solo los implantes que me iban realizando. Por supuesto que no voy a pagar, porque ni puedo ni quiero".
Abogados: El modelo Arriaga se expande a los dentistas por los excesos de las franquicias. Noticias de Empresas
QUE SE PASEN TODOS LOS PARTIDARIOS DE LA PRIVATIZACIÓN DE LA SANIDAD POR AQUÍ, POR FAVOR
Castro, como otras fuentes del sector, tiene el análisis muy claro: "Estas franquicias marquistas contratan a profesionales recién salidos de la universidad y les ponen a trabajar muchísimas horas como autónomos. No solo están mal pagados, sino que ni siquiera tienen derecho a vacaciones. Algunos solo cobran 300 euros porque, según la empresa, les están ofreciendo un máster en implantología. Y las prácticas, claro, se hacen sobre las bocas de pacientes", :: :: lamenta.
En esta línea se expresaba también la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), con más de 50.000 miembros, en un comunicado emitido en febrero: "Aprovechándose de la crisis y del gran número de dentistas que salen de las universidades, muchos empresarios con intereses en el sector dental están contratando a jóvenes en condiciones precarias para abaratar costes y conseguir mayor rentabilidad, abocando al profesional a unas situaciones muy parecidas a las de una relación laboral, pero siendo, en realidad, autónomo", reza el texto, que concluye con una advertencia para el paciente: "La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos asegura que en muchas ocasiones estos profesionales son obligados a realizar tratamientos que no son adecuados, vulnerando su autonomía y poniendo en peligro la salud del paciente".
Estas franquicias, explican desde el Consejo de Dentistas, también recortan en materiales para abaratar la factura final: "Compran lo más barato, que es lo que más a menudo fracasa, solo así se puede comprender que te presupuesten 1.500 euros por un tratamiento que en cualquier otra clínica te cobraría 20.000, funcionan con descuentos de hasta el 80%. A ellos les da igual porque no son dentistas, sino empresarios, y si el negocio no sale rentable, cierran las clínicas y se van a comprar oro".
La madrileña Salobral Mateos sufrió esta situación hace pocos meses. Acudió a una de estas franquicias en busca de presupuesto para ella y su hijo Rubén. "Nos pedían 11.000 euros por nuestros tratamientos —tres implantes y unas fundas para ella, una ortodoncia para Rubén— en otras clínicas, y aquí nos lo hacían todo por 155 euros al mes; aunque estoy parada y no tengo mucho dinero, no podía negarme", dice Mateos. Las cosas se torcieron pronto: en una semana, la franquicia despidió a la mayor parte de su plantilla y la reemplazó por recién licenciados. "A Rubén le atendió una chica de 18 años, no aparentaba más, y le apretó los 'brackets' demasiado. A las tres horas tuvimos que volver de urgencia porque se le estaban inflamando las encías, pero nos mandaron de vuelta a casa diciéndole que era muy guarro, que se lavase más los dientes", relata Salobral.
Dos días después, Salobral llevó a Rubén al médico de la aseguradora, donde decidieron operarle de urgencia: "Le diagnosticaron una hiperplasia gingival y le ingresaron en quirófano al día siguiente. Tres horas de intervención quirúrgica con anestesia general a un niño de 12 años por unos 'brackets' mal puestos", denuncia la madrileña, cuyo tratamiento también está detenido porque se le rompió una prótesis y desde la empresa se niegan a cambiársela sin coste.
Algo similar a lo que le sucede a Pedro (nombre ficticio), paciente de otra franquicia dental, a quien no le quieren reponer las muelas implantadas que se le han partido. "Como se negaban a reponerme unas piezas que ellos mismos habían implantado cuatro meses antes, no quise seguir con el tratamiento, que incluía tres implantes más". Pedro rompió lazos con la clínica, pero no la financiera, que le exige los más de 10.000 euros con los que le financió el tratamiento. "Me fié y firmé contratos sin leerlos. Yo no sabía que se me estaba financiando todo el tratamiento a través de otra empresa, solo los implantes que me iban realizando. Por supuesto que no voy a pagar, porque ni puedo ni quiero".
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