El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
En un momento en que Ceuta estaba al borde del abismo por la avalancha migratoria que provocó la entrada irregular en la ciudad de aproximadamente 8.000 personas, había quien se frotaba las manos y comenzaba a hacer cuentas de la tajada que podría sacar con la crisis social. A.M. era una de ellas. Líder de una 'banda policriminal' que se extendía por El Príncipe, Benzú y Los Rosales, confeccionó un entramado de tráfico de personas para cruzar a la Península a menores no acompañados (menas) cuyos pasajes pagaban sus familias. 3.000 euros por una plaza en una goma; 6.000 por la media hora de viaje que duraba el trayecto en moto acuática, más difícil de ser detectada. Se han confirmado 16 tras*portes con aproximadamente 160 personas, aunque fuentes cercanas al caso explicaron a El Confidencial que hay indicios de que “han sido muchísimas más”: “Sabemos que en una semana del mes de agosto partieron embarcaciones todos los días”. La Policía Nacional ha detenido a 11 de sus componentes, 10 de los cuales están en prisión.
A.M. es un tipo de poco más de 30 años que acumula importantes delitos en su historial y que fue condenado a 10 años de prisión por narcotráfico. Se apoyaba en tres lugartenientes encargados de la logística y que se desplazaban con cierta asiduidad a Algeciras (Cádiz) para conseguir material náutico. También lo hacían en un negocio autóctono que fue investigado. En el tercer escalafón de la organización estaban los que realizaban labores de contravigilancia, desplazaban a los migrantes y los mantenían ocultos. Algunos de los arrestados no habían alcanzado ni la veintena.
La principal característica de esta banda era su capacidad de adaptación ante cualquier coyuntura delictiva. Igual participaban en una operativa de tráfico de drojas que utilizaban sus medios para cruzar el Estrecho con pagapensiones irregulares. La avalancha migratoria azuzada por jovenlandia fue una oportunidad de negocio para sus miembros. Los menores que deambulaban por las calles y esperaban pasar a la Península como paso previo de un viaje a Francia o Bélgica se convirtieron en una “fuente de ingreso continua”.
El coste del pasaje hasta algún punto de la costa gaditana variaba según el método de tras*porte. La moto de agua era el tras*porte más caro —6.000 euros—, porque es más difícil de ser detectada y contaba con un ‘camuflaje’ indirecto: la entrada en funcionamiento de un servicio de alquiler de motos acuáticas en la ciudad autónoma. Las embarcaciones salían al mar cuando había otras navegando y pasaban desapercibidas.
La organización dirigida por A.M. adoptaba muchas medidas de seguridad para no ser detectada y una de ellas era no emplear a ‘profesionales’ para pilotar las gomas con las que hacían traslados más multitudinarios. No querían que los vinculasen con el entramado y en su lugar empleaban a algún mena al que a cambio le hacían una rebaja en el pago de un billete que rondaba los 3.000 euros. Esto suponía un gran peligro, porque era dejar en unas manos inexpertas la gobernanza de una embarcación expuesta a los vaivenes del mar. En uno de esos traslados se produjo un “grave riesgo para la vida” de unos menores que “casi mueren” cuando “se abrió una vía de agua en el casco”. Fueron rescatados por Salvamento Marítimo.
¿Pero de dónde sacaban estas personas el dinero para sufragar su puesto en la embarcación? Habitualmente, lo financiaban sus familiares que permanecían en jovenlandia, por eso la red contaba con algunos cobradores en la zona de Castillejos que se encargaban de recoger los pagos y después los enviaban a suelo ceutí a través de ‘correos’, explicaron las fuentes consultadas. Como eran cantidades elevadas, solían abonarse cuotas prefijadas. También se sospecha que en algún caso se quedaron con el dinero sin cumplir su parte del acuerdo.
Uno de los túneles por los que conducían a los pagapensiones. (EC)
Los investigadores, pertenecientes a la Unidad Central de Redes de inmi gración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif), así como de las unidades homólogas de Ceuta, Algeciras y Granada, pudieron averiguar que el grupo criminal operaba desde una antigua colonia militar en la zona de Benzú, donde utilizaban antiguas cuevas y túneles abandonados que tenían salida directa al mar para sacar a los migrantes. En estos lugares tenían habilitados espacios en los que esperaban el mejor momento para partir a la Península. Esta acción la llevaban a cabo con distintos vigilantes apostados en el perímetro que daban la voz de alarma si observaban presencia policial.
A la organización se le han podido demostrar 16 ciclos migratorios, en que se estima que han tras*portado a unas 160 personas, 60 de ellas menores de edad, aunque las informaciones que manejan los agentes elevan estas cifras notablemente.
permitido estimar que los beneficios obtenidos por la organización se cifran en más de 500.000 euros solo por los cruces migratorios, ya que también aprovechaban los trayectos para introducir hachís.
La operación Maya, bautizada así por el logo de una abeja que adornaba las embarcaciones, en la que participaron 150 policías, finalizó con la detención de 11 personas por pertenencia a organización criminal, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y contra la salud pública. Tras pasar a disposición judicial, 10 de los arrestados han ingresado en prisión.
Se realizaron dos entradas y registros, incautándose un motor de embarcación, dos dispositivos GPS, 170 gramos de hachís, dos básculas de precisión y material para su corte y distribución a pequeña escala. Además, dos tras*misores de largo alcance, siete teléfonos móviles y diversa documentación pendiente de analizar por los investigadores.
A.M. es un tipo de poco más de 30 años que acumula importantes delitos en su historial y que fue condenado a 10 años de prisión por narcotráfico. Se apoyaba en tres lugartenientes encargados de la logística y que se desplazaban con cierta asiduidad a Algeciras (Cádiz) para conseguir material náutico. También lo hacían en un negocio autóctono que fue investigado. En el tercer escalafón de la organización estaban los que realizaban labores de contravigilancia, desplazaban a los migrantes y los mantenían ocultos. Algunos de los arrestados no habían alcanzado ni la veintena.
La principal característica de esta banda era su capacidad de adaptación ante cualquier coyuntura delictiva. Igual participaban en una operativa de tráfico de drojas que utilizaban sus medios para cruzar el Estrecho con pagapensiones irregulares. La avalancha migratoria azuzada por jovenlandia fue una oportunidad de negocio para sus miembros. Los menores que deambulaban por las calles y esperaban pasar a la Península como paso previo de un viaje a Francia o Bélgica se convirtieron en una “fuente de ingreso continua”.
El coste del pasaje hasta algún punto de la costa gaditana variaba según el método de tras*porte. La moto de agua era el tras*porte más caro —6.000 euros—, porque es más difícil de ser detectada y contaba con un ‘camuflaje’ indirecto: la entrada en funcionamiento de un servicio de alquiler de motos acuáticas en la ciudad autónoma. Las embarcaciones salían al mar cuando había otras navegando y pasaban desapercibidas.
La organización dirigida por A.M. adoptaba muchas medidas de seguridad para no ser detectada y una de ellas era no emplear a ‘profesionales’ para pilotar las gomas con las que hacían traslados más multitudinarios. No querían que los vinculasen con el entramado y en su lugar empleaban a algún mena al que a cambio le hacían una rebaja en el pago de un billete que rondaba los 3.000 euros. Esto suponía un gran peligro, porque era dejar en unas manos inexpertas la gobernanza de una embarcación expuesta a los vaivenes del mar. En uno de esos traslados se produjo un “grave riesgo para la vida” de unos menores que “casi mueren” cuando “se abrió una vía de agua en el casco”. Fueron rescatados por Salvamento Marítimo.
¿Pero de dónde sacaban estas personas el dinero para sufragar su puesto en la embarcación? Habitualmente, lo financiaban sus familiares que permanecían en jovenlandia, por eso la red contaba con algunos cobradores en la zona de Castillejos que se encargaban de recoger los pagos y después los enviaban a suelo ceutí a través de ‘correos’, explicaron las fuentes consultadas. Como eran cantidades elevadas, solían abonarse cuotas prefijadas. También se sospecha que en algún caso se quedaron con el dinero sin cumplir su parte del acuerdo.
Uno de los túneles por los que conducían a los pagapensiones. (EC)
Los investigadores, pertenecientes a la Unidad Central de Redes de inmi gración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif), así como de las unidades homólogas de Ceuta, Algeciras y Granada, pudieron averiguar que el grupo criminal operaba desde una antigua colonia militar en la zona de Benzú, donde utilizaban antiguas cuevas y túneles abandonados que tenían salida directa al mar para sacar a los migrantes. En estos lugares tenían habilitados espacios en los que esperaban el mejor momento para partir a la Península. Esta acción la llevaban a cabo con distintos vigilantes apostados en el perímetro que daban la voz de alarma si observaban presencia policial.
A la organización se le han podido demostrar 16 ciclos migratorios, en que se estima que han tras*portado a unas 160 personas, 60 de ellas menores de edad, aunque las informaciones que manejan los agentes elevan estas cifras notablemente.
permitido estimar que los beneficios obtenidos por la organización se cifran en más de 500.000 euros solo por los cruces migratorios, ya que también aprovechaban los trayectos para introducir hachís.
La operación Maya, bautizada así por el logo de una abeja que adornaba las embarcaciones, en la que participaron 150 policías, finalizó con la detención de 11 personas por pertenencia a organización criminal, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y contra la salud pública. Tras pasar a disposición judicial, 10 de los arrestados han ingresado en prisión.
Se realizaron dos entradas y registros, incautándose un motor de embarcación, dos dispositivos GPS, 170 gramos de hachís, dos básculas de precisión y material para su corte y distribución a pequeña escala. Además, dos tras*misores de largo alcance, siete teléfonos móviles y diversa documentación pendiente de analizar por los investigadores.
La 'red policriminal' que monetizó la avalancha migratoria de Ceuta introduciendo menas
Liderados por A.M., un tipo de poco más de 30 años que fue condenado a 10 de prisión por tráfico de drojas, trasportaban a los pagapensiones en motos acuáticas y otras embarcaciones. Cruzaban a Cádiz en media hora
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