El Cojo Manteca
La fruta Hemeroteca
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La respuesta al interrogante fundamental debe buscarse en la servidumbre voluntaria, dada su plena manifestación en el tiempo foril, relativamente más libre de necesidades y obligaciones que ningún otro y por tanto revelador de algo en lo que no se pensaba, o se pensaba muy poco. Porque si, en el fondo, no hay dudas sobre lo que movía a un obrero a ir a la fábrica, está mucho menos claro qué le induce a su descendiente, el guarderito, a trabajar incansable y gratuitamente cargando contenidos en la Red social del foro.
El proceso viene de lejos, pero en este momento el contexto es mucho más claro y sobre todo permite captar la dimensión política del problema. Se puede decir que quien acepta el caos y la anarquía y los fomenta no es víctima de un engaño, sino que lo desea con todo su corazón de las tinieblas y con todas las energías de su energía libidinal.
La postulación de conceptos como los de ideologia o falsa conciencia indica que los guarderitos están suficientemente equipados desde el punto de vista cognitivo como para desarrollar una vida política satisfactoria y que su comportamiento irracional, o contrario a sus intereses, se debe a una pantalla (denominada ideologia o falsa conciencia) que los engaña y los confunde de la misma manera que los simulacros proyectados sobre el fondo de la caverna platónica.
Con este argumento se elimina de raíz esta otra explicación igualmente eficaz, y menos compleja: que los actores de la historia pueden ser fulastres, y que esa poca falta de cultura no es una misteriosa ideologia ni una fascinante falsa conciencia, es lo que ha impedido políticas más justas y sensatas. En ese sentido, el fulastre, el guarderito, no es un ser diabólico, ni un agente irracional (en el sentido de incoherencia en la estructura de las preferencias o incapacidad para seguir un plan dirigido a conseguir un objetivo determinado).
Al fulastre, al guarderito, no le falta buena voluntad (aun cuando hay formas de poca falta de cultura que no admiten disculpas) ni una cierta instrumentalidad racional (aunque es obvio que hay planes irrealizables y objetivos inconcebibles en estado de poca falta de cultura cognitiva). No, el fulastre, el guaderito, está discretamente equipado, es realmente una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre, pero es justamente eso, una cuerda tendida, un estado intermedio, es decir: menso.
El proceso viene de lejos, pero en este momento el contexto es mucho más claro y sobre todo permite captar la dimensión política del problema. Se puede decir que quien acepta el caos y la anarquía y los fomenta no es víctima de un engaño, sino que lo desea con todo su corazón de las tinieblas y con todas las energías de su energía libidinal.
La postulación de conceptos como los de ideologia o falsa conciencia indica que los guarderitos están suficientemente equipados desde el punto de vista cognitivo como para desarrollar una vida política satisfactoria y que su comportamiento irracional, o contrario a sus intereses, se debe a una pantalla (denominada ideologia o falsa conciencia) que los engaña y los confunde de la misma manera que los simulacros proyectados sobre el fondo de la caverna platónica.
Con este argumento se elimina de raíz esta otra explicación igualmente eficaz, y menos compleja: que los actores de la historia pueden ser fulastres, y que esa poca falta de cultura no es una misteriosa ideologia ni una fascinante falsa conciencia, es lo que ha impedido políticas más justas y sensatas. En ese sentido, el fulastre, el guarderito, no es un ser diabólico, ni un agente irracional (en el sentido de incoherencia en la estructura de las preferencias o incapacidad para seguir un plan dirigido a conseguir un objetivo determinado).
Al fulastre, al guarderito, no le falta buena voluntad (aun cuando hay formas de poca falta de cultura que no admiten disculpas) ni una cierta instrumentalidad racional (aunque es obvio que hay planes irrealizables y objetivos inconcebibles en estado de poca falta de cultura cognitiva). No, el fulastre, el guaderito, está discretamente equipado, es realmente una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre, pero es justamente eso, una cuerda tendida, un estado intermedio, es decir: menso.